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DISTRIBUCIÓN DE LAS ESPECIES ENDÉMICAS - NatureServe

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<strong>DISTRIBUCIÓN</strong> <strong>DE</strong> <strong>LAS</strong><br />

<strong>ESPECIES</strong> <strong>ENDÉMICAS</strong><br />

en la vertiente oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />

Publicado por


Distribución de las especies endémicas<br />

en la vertiente oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />

Editado por Bruce E. Young<br />

Colección<br />

Boliviana de Fauna<br />

<br />

Museo<br />

de Historia Natural<br />

Universidad Mayor<br />

de San Marcos<br />

Museo Nacional<br />

de Historia Natural<br />

Bolivia


Coordinación Editorial<br />

Cristiane Nascimento<br />

Fotografía de portada<br />

VIREO<br />

Producción editorial<br />

Wust Ediciones / www.walterwust.com<br />

Impresión<br />

Gráfica Biblos<br />

© <strong>NatureServe</strong> 2007<br />

ISBN: 0-97-11053-5-9<br />

Los textos pueden ser utilizados total o parcialmente citando la fuente.<br />

Cítese la publicación como:<br />

Young, B. 2007. Distribucion de las especies endemicas en la vertiente oriental de los<br />

Andes en Peru y Bolivia. <strong>NatureServe</strong>, Arlington, Virginia, EE UU.<br />

Cítese un capítulo como:<br />

Beck, S. G., P. A. Hernandez, P. M. Jørgensen, L. Paniagua, M. E. Timaná<br />

y B. E. Young. 2007. Plantas vasculares. Pp. 18-34 en B. E. Young (editor),<br />

Distribución de las especies endémicas en la vertiente oriental de los Andes en Perú y<br />

Bolivia. <strong>NatureServe</strong>, Arlington, Virginia, EE UU.<br />

Esta publicación ha sido financiada por


Contenido<br />

I. Resumen<br />

II. Introducción (Bruce E. Young)<br />

III. Área de estudio (Bruce E. Young)<br />

IV. Métodos para crear los modelos de distribución (Pilar A. Hernandez)<br />

V. Plantas vasculares (Stephan G. Beck, Pilar A. Hernandez, Peter M.<br />

Jørgensen, Lily Paniagua, Martín E. Timaná, y Bruce E. Young)<br />

VI. Anfibios (César Aguilar, Lourdes Arangüena, Jesús H. Córdova, Dirk<br />

Embert, Pilar A. Hernandez, Lily Paniagua, Carolina Tovar, y<br />

Bruce E. Young)<br />

VII. Mamíferos (Víctor Pacheco, Heidi L. Quintana, Pilar A. Hernandez,<br />

Lily Paniagua, Julieta Vargas, y Bruce E. Young)<br />

VIII. Aves (Irma Franke, Pilar A. Hernandez, Sebastian K. Herzog, Lily<br />

Paniagua, Aldo Soto, Carolina Tovar, Thomas Valqui, y Bruce E. Young)<br />

IX. Síntesis (Pilar A. Hernandez y Bruce E. Young)<br />

X. Utilización de los datos<br />

XI. Agradecimientos<br />

XII. Direcciones de los Autores<br />

XIII. Bibliografía citada<br />

Apéndice 1. Fuentes de datos acerca de las localidades<br />

Apéndice 2. Lista de especies focales incluidas en el estudio<br />

Apéndice 3. Revisores de los datos de localización y de los borradores de<br />

mapas de distribución<br />

1<br />

4<br />

8<br />

12<br />

25<br />

36<br />

48<br />

58<br />

70<br />

89<br />

96<br />

98<br />

100<br />

106<br />

110<br />

112


Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />

I. Resumen<br />

Para proporcionar una amplia contribución para la<br />

conservación, hemos mapeado la distribución de plantas y<br />

animales endémicos en un área de estudio que comprende, a<br />

grandes rasgos, las laderas de los Andes que están por debajo<br />

de la línea de bosque en Perú y Bolivia. Utilizamos Maxent<br />

como método inductivo para hacer los modelos predictivos<br />

de la distribución en los casos en los que fue posible y<br />

métodos deductivos para las demás especies. Estos modelos<br />

de distribución facilitaron la predicción de las distribuciones<br />

incluso en áreas en las que no se han realizado estudios<br />

de campo, evitando así, hasta cierto punto, el prejuicio<br />

causado por una distribución despareja de los esfuerzos<br />

de recolección. Los datos ambientales que formaron la<br />

base de los modelos incluyeron variables climáticas, datos<br />

topográficos y de elevación, e índices de vegetación derivados<br />

de imágenes satelitales MODIS (Moderate Resolution Imaging<br />

Spectroradiometer). Los datos de más de 7.150 localidades<br />

únicas contribuyeron a producir mapas de distribución de<br />

782 especies endémicas en el área de estudio. Las especies<br />

abarcan todos los miembros de 15 familias o géneros de<br />

plantas vasculares y todos los anfibios, mamíferos y aves<br />

endémicos en el área de estudio. Seleccionamos los grupos<br />

de plantas en función de la uniformidad y la aceptación<br />

general del conocimiento taxonómico y de la diversidad de<br />

formas de vida y hábitat representados.<br />

Los resultados muestran áreas claras de endemismo de cada<br />

uno de los 18 grupos taxonómicos estudiados. Tres grupos de<br />

plantas (Chrysobalanaceae, Inga, y Malpighiaceae) resultaron<br />

ser endémicas en las tierras bajas; los anfibios y Acanthaceae<br />

alcanzaron su punto más alto de endemismo en elevaciones<br />

medias; las aves, los mamíferos y nueve grupos de plantas<br />

mostraron su punto más alto de endemismo en elevaciones<br />

por encima de los 2.000 metros. Dos familias de plantas,<br />

Anacardiaceae y Cyatheaceae, no tuvieron una coexistencia<br />

significativa de especies endémicas. Los grupos de plantas<br />

variaron significativamente en la localización geográfica de<br />

centros de alto endemismo a lo largo de los límites norte<br />

y sur del área de estudio. Los anfibios mostraron un pico<br />

de mayor diversidad en el centro del Departamento de<br />

Cochabamba, Bolivia. Sin embargo, el análisis total de la<br />

irreemplazabilidad de las especies (irreplaceability analysis)<br />

hizo evidente la existencia de áreas de igual importancia<br />

en los departamentos de Amazonas y San Martín en el<br />

norte del Perú, donde existe una gran cantidad de especies<br />

microendémicas. La abundancia de las especies endémicas<br />

de mamíferos fue más alta en una larga franja de elevación<br />

alta en los Andes desde Cusco, Peru hasta Cochabamba, en<br />

Bolivia. El análisis total de irreemplazabilidad de las especies<br />

también destacó la importancia de la región de la frontera<br />

departamental entre La Libertad-San Martín, en la Cordillera<br />

Central, para las especies endémicas de distribución acotada.<br />

El endemismo de las aves alcanzó su punto más alto en<br />

seis áreas de que van desde la región de la cordillera de<br />

Carpish en el Departamento de Huánuco, en Perú, hasta<br />

la Cordillera de Cocapata-Tiraque en Cochabamba, Bolivia.<br />

Aunque las aves han sido el tema de numerosos análisis<br />

previos de endemismo en los Andes, nuestros métodos para<br />

hacer modelos predictivos de distribución identificaron dos<br />

áreas previamente no reconocidas –el oeste de la Cordillera<br />

de Vilcabamba y la región a lo largo del Río Mapacho-<br />

Yavero, al este del Cusco, ambas ubicadas en Perú-. Aunque<br />

estas dos localidades han sido pobremente exploradas<br />

ornitológicamente, los modelos predijeron que existen<br />

muchas especies endémicas en ambos lugares.<br />

Tomados en conjunto, los grupos taxonómicos focales<br />

presentaron doce áreas de endemismo en las que al menos<br />

un grupo mostró su punto más alto. Las cordilleras cercanas<br />

a La Paz, Bolivia, tuvieron el mayor endemismo de diversos<br />

grupos taxonómicos. Ocho grupos de plantas así como<br />

las aves y los mamíferos presentan allí concentraciones<br />

de especies endémicas. Las áreas protegidas nacionales<br />

cubren al menos porciones de nueve de las doce áreas de<br />

endemismo. Sin embargo, grandes segmentos de las áreas de<br />

endemismo identificadas en nuestro análisis, en la actualidad,<br />

están desprotegidas a nivel nacional.


II. Introducción<br />

Por Bruce E. Young<br />

Importancia de las especies endémicas<br />

para la conservación<br />

Más que nunca, los conservacionistas utilizan datos de la<br />

geografía de la biodiversidad para establecer prioridades para<br />

localizar áreas protegidas (Brooks et al. 2006). Los datos acerca<br />

de las especies endémicas y en peligro son una contribución<br />

clave para estos análisis. Por definición, las especies en<br />

peligro exigen acciones concretas o desaparecerán para<br />

siempre. Las especies endémicas también requieren atención<br />

debido a sus distribuciones frecuentemente limitadas y a que<br />

en consecuencia, pueden estar en riesgo de extinción. Si sus<br />

necesidades de hábitat no son satisfechas en las regiones en<br />

las que se localizan, irán disminuyendo y desaparecerán. Para<br />

ayudar a prevenir la pérdida de la biodiversidad, por lo tanto,<br />

debemos proteger el hábitat tanto de las especies en peligro<br />

como de las endémicas.<br />

La existencia del endemismo en muchas partes del mundo,<br />

especialmente en los trópicos montanos, es un factor de<br />

confusión para los conservacionistas. En estas regiones,<br />

incluso la estrategia de crear grandes reservas para proteger<br />

ecosistemas completos no siempre es suficiente para proteger<br />

a todas las especies endémicas ya que algunas de éstas pueden<br />

restringirse a las cimas de las montañas o a los valles localizados<br />

entre grandes reservas. Los anfibios endémicos de México<br />

son un buen ejemplo. Aunque México tiene abundantes<br />

reservas de la biosfera de gran tamaño, tal como ha mostrado<br />

un análisis reciente solo el 33% de las especies amenazadas de<br />

anfibios del país se localizan en al menos un área protegida<br />

(Young et al. 2004). Es muy importante concentrarse en<br />

las grandes reservas para mantener el funcionamiento de<br />

los ecosistemas, pero en las áreas con muchas especies<br />

endémicas, es necesario que los conservacionistas consideren<br />

medidas adicionales para asegurar la protección de todos los<br />

elementos de la biodiversidad.<br />

Al reconocer la importancia del endemismo para la<br />

conservación, un número de conservacionistas ha analizado<br />

la distribución de especies endémicas para proporcionar<br />

lineamientos acerca de los lugares donde una pequeña<br />

inversión en conservación puede llevar a grandes resultados,<br />

en términos de cantidad de especies salvadas de la extinción.<br />

Por ejemplo, Myers (1988, 1990) examinó especies de plantas<br />

endémicas en todo el mundo y mostró que proteger 746.400<br />

km 2 , un área que representa el 0.5% de la superficie terrestre<br />

del planeta Tierra, en 18 sitios en todo el mundo, conservaría<br />

50.000 especies de plantas endémicas (el 20% de todas las<br />

especies de plantas conocidas). Este estudio introdujo el<br />

concepto de “sitios de alta biodiversidad” (hotspots) que aún se<br />

utiliza como principio guía para la conservación (Mittermeier<br />

et al. 2000, Mittermeier et al. 2005, pero ver también Ceballos<br />

y Ehrlich 2006). Un análisis similar sobre las aves ha centrado<br />

su atención en los lugares en los que las aves endémicas<br />

del mundo necesitan protección (Stattersfield et al. 1998).<br />

Una estrategia abarcadora de conservación para una región<br />

requiere de este tipo de análisis acerca de un amplio espectro<br />

de entidades taxonómicas, que incluya idealmente grupos<br />

con diferentes afinidades de hábitat (Young et al. 2002). Este<br />

informe describe precisamente este tipo de estudios.<br />

Definiciones de endemismo<br />

Aunque mucha gente considera que conoce intuitivamente la<br />

definición del término endémico, la confusión histórica acerca<br />

de sus aplicaciones en la conservación biológica hace pensar<br />

que es útil una breve reflexión acerca de este término (Young<br />

et al. 2002). Una especie endémica es la que se limita a un<br />

área geográfica particular. El área geográfica puede definirse<br />

por los límites políticos, tales como países o departamentos<br />

o por límites ecológicos tales como una especie endémica a<br />

los bosques de Polylepis. Los aspectos geográficos también<br />

pueden servir como puntos de referencia, así una especie<br />

puede ser endémica en América del Sur o en la Isla Isabella,<br />

en las Islas Galápagos. El contexto es importante cuando<br />

se considera a las especies endémicas debido a la habilidad<br />

que tienen los conceptos de contraerse y expandirse. Por lo<br />

tanto, llamar “endémica” a una especie puede no resultar<br />

verdaderamente iluminador: ¿endémica en dónde?<br />

Un concepto relacionado es el de especies de distribución<br />

restringida, o con una distribución acotada. El autor debe<br />

definir un tamaño de umbral de distribución debajo del<br />

cual una especie es considerada como de distribución<br />

restringida. Por ejemplo, BirdLife establece un corte de<br />

50.000 km 2 para definir las aves de distribución restringida<br />

(Stattersfeld et al. 1998). Las especies endémicas, por lo<br />

tanto, no son necesariamente las mismas que las especies de<br />

distribución restringida, aunque puede haber superposiciones<br />

considerables. Por ejemplo, el trompetero de ala oscura<br />

(Psophia viridis) es endémico en Brasil, al sur del tronco<br />

principal del río Amazonas. Pero con una distribución<br />

estimada en 1.4 millones de km 2 (calculados a partir de<br />

Ridgely et al. 2005), esta ave, en general, no calificaría como<br />

especie de distribución restringida. Un ejemplo contrario<br />

es la rana arborícola Duellmanohyla lythrodes, una especie que


Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />

no es endémica en ningún país pero cuya distribución es de<br />

solo 1.340 km 2 en América Central (IUCN et al. 2006). Por<br />

supuesto que muchas especies son endémicas en un país o<br />

en una ecorregión y tienen distribuciones restringidas. Lo<br />

importante es que los términos no son sinónimos.<br />

En este informe, consideramos a las especies de distribución<br />

restringida a nuestra área de estudio, en la ladera oriental de<br />

los Andes de Perú y Bolivia, como especies endémicas (ver<br />

capitulo III: Área de estudio, para una descripción completa).<br />

Aunque muchas especies tienen distribuciones restringidas<br />

según aproximadamente cualquier umbral realista, otras se<br />

distribuyen ampliamente a lo largo de los 1.500 km de la<br />

Cordillera de los Andes en esta área.<br />

Combinando información acerca de la distribución de<br />

muchas especies endémicas de un grupo taxonómico,<br />

podemos identificar áreas de endemismo. Tradicionalmente,<br />

los ecólogos han superpuesto mapas de especies endémicas<br />

y han denominado áreas de endemismo a las áreas en las que<br />

se superponen varias distribuciones (p. ej., Cracraft 1985,<br />

Ridgely y Tudor 1989). Ésta es esencialmente la definición<br />

que utilizamos aquí, aunque exploramos diferentes modos<br />

de superponer las distribuciones y de ponderar de distintas<br />

maneras las especies con distribuciones más grandes o<br />

más pequeñas. Investigaciones recientes en biogeografía<br />

han aprovechado la cada vez mayor disponibilidad de<br />

árboles filogenéticos para combinar análisis geográficos de<br />

distribución con relaciones evolutivas entre las especies para<br />

desarrollar hipótesis acerca de los centros de origen de los<br />

grupos de especies (p. ej. Barker et al. 2004). Debido a la falta<br />

de información filogenética acerca de muchas de las especies<br />

de nuestro estudio, no abordamos el origen de grupos de<br />

especies más que para comentar algunas hipótesis existentes<br />

en la literatura.<br />

Modelos de distribución<br />

Conservar las especies exige primero saber dónde viven.<br />

Durante cientos de años los biólogos han realizado inventarios<br />

de campo para mapear la distribución de plantas y animales.<br />

A pesar de esto nuestro conocimiento de la distribución de<br />

la mayoría de las especies, especialmente en regiones lejanas,<br />

es aún incompleto. El trabajo de campo puede demandar<br />

mucho tiempo, ser costoso e incluso arriesgado. Los buenos<br />

inventarios nos dicen dónde han sido encontradas especies<br />

particulares, pero no dónde más es probable que existan.<br />

Combinando datos confiables de localización con<br />

herramientas tecnológicas y analíticas, podemos<br />

aprender más acerca de la distribución de las especies. El<br />

desarrollo de computadoras veloces y de programas para<br />

cartografía geográfica ahora nos permite hacer modelos<br />

de la distribución de una especie particular analizando las<br />

características ambientales de sus localidades conocidas<br />

(Guisan y Zimmermann 2000, Elith y Burgman 2003, Guisan<br />

y Thuiller 2005). Estos modelos definidos matemáticamente<br />

luego pueden combinarse con restricciones conocidas en<br />

función de la historia de vida de la especie para predecir<br />

en qué otros paisajes podría localizarse. Para estos modelos<br />

matemáticos, se utiliza como base una variedad de datos<br />

medioambientales, algunos de los cuales están disponibles<br />

desde hace muy poco tiempo. Estos incluyen modelos<br />

digitales de elevación (y otras descripciones topográficas<br />

tales como terreno, pendientes y aspectos pueden derivarse<br />

de estos datos), la cubierta de vegetación actual en función<br />

del análisis de imágenes satelitales, y capas digitales de<br />

datos que proporcionan estimaciones de condiciones de<br />

precipitaciones, temperatura y otros factores climáticos.<br />

Los modelos de distribución de especies generados de esta<br />

manera cuantitativa son mucho más detallados que las tan<br />

familiares representaciones poligonales de las distribuciones<br />

de las especies que se encontraban en las guías de campo. Otro<br />

beneficio es que permiten controlar los sesgos causados por<br />

el efecto de recolectores que trabajan principalmente cerca<br />

de las ciudades o a lo largo de carreteras o ríos (c.f. Nelson<br />

et al. 1990). Si uno simplemente examinara las localidades<br />

en donde ha sido recolectada una planta en particular,<br />

podría creer que ésta se restringe a los lados de los caminos<br />

(donde los recolectores acceden fácilmente). Los modelos de<br />

distribución de las especies identifican las áreas naturales más<br />

alejadas en las cuales es probable que se localice una especie,<br />

debido a las características que comparte con los sitios en<br />

donde han trabajado los recolectores. Con la utilización de<br />

estos modelos esperamos mejorar nuestro conocimiento de<br />

la distribución de especies de plantas y animales endémicos<br />

en nuestra área de estudio. Los análisis de estos datos ayudan<br />

a señalar las áreas de endemismo de diferentes tipos de<br />

organismos así como a identificar las concentraciones de<br />

especies endémicas que se localizan fuera del sistema de<br />

áreas protegidas existente.<br />

Objetivos e importancia del estudio<br />

Hemos llevado adelante este estudio como parte de un proyecto<br />

más grande, cuyo objetivo es llenar los vacíos de conocimiento,<br />

para apoyar la planificación para la conservación en la ladera<br />

este de los Andes en Perú y Bolivia. Aunque durante un tiempo<br />

se han realizado ejercicios de establecimiento de prioridades<br />

para la región, la falta de información amplia y detallada<br />

acerca de la distribución de las especies ha llevado a confiar<br />

en datos de mapas de vegetación y en la opinión de expertos<br />

más que en el análisis cuantitativo de patrones de distribución<br />

de grupos taxonómicos diversos (Rodríguez y Young 2000,<br />

Ibisch y Mérida. 2004, Müller et al. 2004). Gracias a los datos<br />

incorporados que proporcionamos aquí, futuros estudios<br />

acerca de las prioridades para la conservación estarán mejor<br />

informados y proporcionarán detalles aún más útiles acerca de<br />

dónde son más necesarias las acciones para la conservación.<br />

Los objetivos de este estudio son tres:


• Producir mapas en formato digital de la distribución de<br />

aves, mamíferos, anfibios y plantas endémicos en la ladera<br />

oriental de los Andes centrales, para que sean utilizados en<br />

la planificación para la conservación;<br />

• Identificar los focos de especies endémicas en el área de<br />

estudio, y<br />

• Hacer que la información acerca de las distribuciones<br />

esté ampliamente disponible para científicos académicos,<br />

conservacionistas y planificadores gubernamentales.<br />

Elegimos las tres clases de vertebrados porque éstas eran las<br />

únicas con información taxonómica amplia, e información<br />

digital acerca de su distribución disponible para permitir una<br />

selección eficaz de las especies endémicas (Patterson et al.<br />

2005, Ridgely et al. 2005, IUCN et al. 2006). Aun limitando<br />

el análisis a estas tres clases podemos cubrir hábitat terrestres<br />

(aves y mamíferos) y acuáticos (anfibios). Dado que la<br />

diversidad de las plantas vasculares es alta en esta área de<br />

estudio, limitamos nuestro análisis a doce familias y tres<br />

géneros de plantas representativas. Para los grupos focales de<br />

vertebrados, examinamos todas las especies de estas familias<br />

que son endémicas en el área de estudio.<br />

Este estudio es uno de los primeros en utilizar de modo<br />

extensivo las técnicas para confeccionar modelos de distribución<br />

con el objetivo de planificar la conservación en América<br />

del Sur. Aunque muchos estudios han realizado modelos<br />

de distribución de especies para ayudar a su conservación<br />

en varias partes del mundo (Chen y Peterson 2002, Engler<br />

et al. 2004, Loiselle et al. 2003, Raxworthy et al. 2003), la<br />

mayoría no ha producido mapas en escala fina, de múltiples<br />

especies, que puedan utilizarse individual y/o colectivamente<br />

para la conservación regional. Partiendo de estudios previos,<br />

refinando los algoritmos para los modelos y comparando sus<br />

rendimientos bajo diferentes condiciones (Elith et al. 2006,<br />

Hernandez et al. 2006, Phillips et al. 2006), pudimos hacer<br />

modelos de distribución de más de 600 especies.<br />

Ejecutar estos procesos exigió la compilación de un<br />

conjunto de datos de más de 6.400 registros de museo y de<br />

observaciones de las especies focales. Adquirimos estos datos<br />

contactándonos con curadores de 61 herbarios y 19 museos<br />

de historia natural (Apéndice 1). Luego georreferenciamos los<br />

registros que no tenían coordenadas geográficas y sometimos<br />

los datos a una detallada revisión para asegurar el alto nivel<br />

de exactitud de los datos ingresados en los modelos. Este<br />

esfuerzo, por lo tanto, implica una colaboración sustancial<br />

entre las comunidades conservacionista y de los museos que<br />

se benefician con los datos de los resultados y los análisis.<br />

Además de utilizar datos estándar acerca de la elevación y<br />

el clima, incorporamos datos de MODIS (Moderate Resolution<br />

Imaging Spectroradiometer) en los modelos. Estos datos<br />

representan la cubierta de vegetación actual y, por lo tanto,<br />

nos ayudan a asegurar que las predicciones muestran lugares<br />

donde es probable que una especie se localice en la actualidad,<br />

teniendo en cuenta deforestaciones recientes. También<br />

utilizamos técnicas nuevas para adaptar los modelos que<br />

combinan imágenes satelitales de alta precisión con datos<br />

de localidades de baja precisión, algunos de los cuales son<br />

derivados de recolecciones hechas hace entre 50 y 100 años.<br />

Los mapas de distribución obtenidos proporcionan<br />

una resolución espacial mucho mejor que la de los<br />

disponibles previamente. Las compilaciones anteriores de<br />

la distribución de los vertebrados de América del Sur (p. ej.<br />

Ridgely et al. 2005, Patterson et al. 2005, IUCN et al. 2006)<br />

se basan en polígonos dibujados, a menudo a ojo, en mapas<br />

en escalas con frecuencia excesivas de 1:1,000,000. Si bien<br />

estos mapas de polígonos representan un avance enorme<br />

y proporcionan la base para importantes análisis globales<br />

y hemisféricos (Rodrigues et al. 2004, Stuart et al. 2004,<br />

Young et al. 2004, Orme et al. 2005, Brooks et al. 2006), no<br />

proporcionan la precisión necesaria para la conservación<br />

regional dentro de países extensos. Los mapas refinados<br />

de distribución proporcionados por este estudio, y los<br />

análisis basados en ellos, brindan un aporte a escala fina no<br />

disponible hasta este momento para la planificación de la<br />

conservación a este nivel.


Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />

III. Área de estudio<br />

Por Bruce E. Young<br />

Límites geográficos<br />

Este estudio se concentra en las Yungas y los ecosistemas<br />

asociados de las laderas que descienden hacia las tierras bajas<br />

del Amazonas, incluidas éstas mismas, en los Andes centrales<br />

del Perú y del norte de Bolivia (Figura 1). Las Yungas son un<br />

cinturón de bosque montano húmedo tropical que se localiza<br />

a lo largo de la mayoría de la ladera oriental de los Andes,<br />

desde Perú hasta Argentina. En Perú y Bolivia, las Yungas se<br />

extienden aproximadamente entre los 500 y 1.200 hasta los<br />

2.800 y 3.500 metros sobre el nivel del mar. Por encima de las<br />

Yungas existe un ecosistema de pastizales llamado puna, que<br />

varía desde húmedo en el norte (donde cambia al todavía más<br />

húmedo páramo en Ecuador y aún más al norte) hasta seco en<br />

el sur. El área de estudio comprende por completo las Yungas<br />

de Perú y Bolivia, los bosques húmedos de las tierras bajas en<br />

las laderas descendentes de las Yungas, y las sabanas del Beni<br />

del norte de Bolivia. Los límites norte y este del área de estudio<br />

están marcados por las fronteras nacionales de estos países.<br />

El límite sur está establecido por la división entre las Yungas<br />

del norte y las del sur. Las Yungas del sur están fuertemente<br />

influidas por los frentes fríos que las barren desde la Patagonia,<br />

mientras que las Yungas centrales lo están menos. La zona de<br />

transición entre estas dos regiones se corresponde a grandes<br />

rasgos con la zona donde la Cordillera de los Andes se tuerce<br />

de la orientación noroeste-sureste a la dirección norte-sur en<br />

Bolivia. Hemos excluido los bosques secos del norte del valle<br />

del Río Marañón, en Perú, porque representan el borde de un<br />

área fitogeográfica que se extiende al norte y al oeste por fuera<br />

de nuestra área de concentración en Ecuador. En general, el<br />

área de estudio se extiende desde los 5º 23’ hasta los 18º 15’ de<br />

latitud sur, y desde los 60º 23’ hasta los 79º 26’ longitud oeste,<br />

y cubre 1.249.282 km 2 .<br />

Ecorregiones y hábitat más importantes<br />

El área de estudio se extiende a través de siete ecorregiones<br />

completas, o de algunas porciones, según la definición de<br />

Olson et al. (2001): Yungas peruanas, Yungas bolivianas,<br />

Bosques húmedos de Napo, Bosques húmedos de Ucayali,<br />

Bosques húmedos del sureste del Amazonas, Sabana del<br />

Beni y Várzea de Iquitos (Figura 2). Las dos ecorregiones<br />

de Yungas tienen condiciones ambientales y estructuras<br />

boscosas similares pero difieren un poco en la composición<br />

de las especies. Las tres ecorregiones amazónicas de bosques<br />

húmedos también comparten características físicas pero se<br />

diferencian por los grupos de especies que le son exclusivos<br />

a cada una de ellas. La siguiente es una descripción de estos<br />

cuatro tipos de ecorregiones más importantes según la<br />

información proporcionada principalmente por Olson et al.<br />

(2001) y el sitio web de ecorregiones de WWF-US . Detalles<br />

acerca de otros sistemas ecológicos en escala más fina están<br />

disponibles en otro sitio (Josse et al. 2007).<br />

Las Yungas. Las dos ecorregiones de Yungas se extienden<br />

a lo largo de la ladera este de los Andes y comprenden los<br />

bosques montanos que se localizan por encima de los bosques<br />

de tierras bajas y por debajo de los hábitat de los páramos y la<br />

puna. El clima de este área compleja en su topografía va desde<br />

seco (500 mm de precipitación anual) en unos pocos valles a<br />

húmedo (hasta 6.000 mm) a través de la mayor parte del área<br />

(Killeen et al. 2007). Las ecorregiones de Yungas incluyen<br />

bosques nublados en los que una importante porción de las<br />

precipitaciones anuales llegan en forma de niebla arrastrada<br />

por el viento que se interseca con la vegetación y gotea hacia<br />

el suelo, causando condiciones constantes de humedad<br />

alta. Los bosques nublados se localizan en bandas de altura<br />

diferente en función de aspectos topográficos locales y de<br />

los vientos prevalentes. Las temperaturas en las Yungas van<br />

desde los 6º a 12º C en el norte hasta los 8º a 22º C en el sur.<br />

Salvo por valles secos ocasionales en los que muchos árboles<br />

son caducifolios, la mayoría de los árboles son perennifolios.<br />

La estatura de los bosques disminuye con el aumento de<br />

la elevación y, especialmente en los bosques nublados, los<br />

árboles están cubiertos característicamente con musgos y<br />

otras plantas epifitas. La diversidad de árboles es mayor en<br />

las elevaciones bajas y disminuye a medida que aumenta la<br />

altitud. El bambú (Chusquea spp.) y los helechos arbóreos<br />

(Cyathea spp.) son conspicuos en elevaciones más altas.<br />

El límite superior de las ecorregiones de Yungas a menudo<br />

consiste de un bosque dominado por árboles bajos del<br />

género Polylepis (Rosaceae). Los bosques de Polylepis también<br />

se encuentran en zonas rodeadas por la puna, mucho más<br />

alta que la actual línea de bosque. Este patrón puede ser el<br />

resultado de milenios de perturbaciones antropogénicas, tales<br />

como el fuego y el pastoreo excesivo, que han convertido<br />

la mayoría de la cubierta de Polylepis en pastizales de puna<br />

(Ellenberg 1979).<br />

Bosques húmedos amazónicos. Los bosques húmedos<br />

amazónicos se localizan por debajo de las Yungas, desde el


Figura 1. Mapa del área de estudio que muestra los aspectos políticos y geográficos más importantes.<br />

norte de Bolivia hasta el límite norte del área de estudio. La<br />

topografía es relativamente llana con una suave pendiente<br />

desde los límites más bajos de los bosques de Yungas hasta los<br />

100 m de elevación en el este. La precipitación anual es mayor<br />

en el norte, va desde los 2.500 a 3.000 mm en el este, hasta<br />

los 4.000 mm en la base de los piedemontes de los Andes, y<br />

es moderada en el sur (1.500 a 2.000 mm). Las temperaturas<br />

en general son altas excepto en las épocas más frescas del año<br />

en las secciones sureñas. Las temperaturas medias mensuales<br />

van de los 12º C a los 38º C. Los bosques son perennifolios<br />

y se caracterizan por una alta diversidad y doseles altos (los<br />

doseles alcanzan los 40 m de altura, con emergentes aún más<br />

altos). La región incluye bosques de terra firme por encima de<br />

los niveles de inundación, algunos bosques várzea sujetos a<br />

inundaciones estacionales o permanentes de los ríos de aguas<br />

blancas, y bosques igapó sujetos a inundaciones estacionales<br />

o permanentes por ríos de aguas negras. Pequeños segmentos<br />

de bosques várzea se localizan a lo largo de los ríos en toda<br />

esta ecorregión. Una gran extensión de várzea en la porción<br />

noreste del área de estudio es clasificada como una ecorregión


10<br />

Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />

Figura 2. Mapa del área de estudio que muestra la ubicación de<br />

las siete ecorregiones de WWF.<br />

diferente, la Várzea de Iquitos. Aunque la diversidad de los<br />

bosques húmedos amazónicos está generalmente entre<br />

las más altas de cualquier tipo de bosque en el mundo, se<br />

desarrollan zonas monodominantes en algunas áreas donde<br />

ya sea grandes bambúes (Gadua spp.) o palmeras (Mauritia<br />

flexuosa o Jessenia bataua) suprimen exitosamente el crecimiento<br />

de otras especies.<br />

Un rasgo distintivo de algunas secciones de la porción<br />

más baja del área de estudio es el bosque de arenas<br />

blancas que se localiza en suelos pobres. Estos bosques<br />

son característicos por sus árboles de alturas más bajas, la<br />

menor densidad de árboles y por su escaso sotobosque. Los<br />

bosques de arenas blancas de nuestra área de estudio son<br />

florística y faunísticamente similares al extenso bosque de<br />

arenas blancas del Escudo de Guyana (Stotz et al. 1996).<br />

Mientras que muchas partes de los bosques húmedos<br />

amazónicos albergan especies con distribuciones amplias<br />

en la cuenca del Amazonas, los bosques de arenas blancas<br />

contienen una cantidad de especies, algunas aún en proceso<br />

de descubrimiento, restringidas a estos hábitat (Alvarez y<br />

Whitney 2003, Whitney et al. 2004).<br />

Várzea de Iquitos. La Várzea de Iquitos comprende un<br />

área grande de bosques sujetos a inundaciones estacionales<br />

de los ríos de aguas blancas. La región está en el centro de la<br />

confluencia de los Ríos Ucayali y Marañón cerca de la ciudad<br />

peruana de Iquitos a una elevación entre los 75 y los 150 m. La<br />

deposición estacional de sedimentos hace que los suelos tengan<br />

un contenido de nutrientes más alto que lo típico en las tierras<br />

bajas del Amazonas. Las precipitaciones varían entre los 2.400<br />

y los 3.000 mm anualmente, y las temperaturas promedian<br />

los 26º C con pequeñas variaciones estacionales. Los bosques<br />

de Várzeas en general presentan una estatura similar a la de<br />

los bosques de terra firme pero tienen una diversidad menor<br />

de árboles. Los árboles maduros con frecuencia tienen fustes<br />

entablonados extensos y sostienen grandes comunidades<br />

epifitas (Prance 1989). Debido al continuo cambio del curso<br />

de los ríos que abundan en esta ecoregión, los bosques están<br />

frecuentemente en estado de sucesión.<br />

Sabana del Beni. En contraste con la mayoría del resto del<br />

área de estudio, la Sabana del Beni es un pastizal formado por<br />

sabanas y humedales estacionales. Los bosques se desarrollan<br />

solo a lo largo de los ríos y en áreas aisladas. La sabana del<br />

Beni se localiza en el norte de Bolivia y en la región de las<br />

Pampas del Heath del sur de Perú, en una gran planicie que va<br />

desde los 130 a los 235 m de altura. Las precipitaciones varían<br />

desde los 2.000 mm en el oeste hasta los 1.300 mm en el este.<br />

Las inundaciones estacionales de vastas áreas son producto<br />

más de la afluencia de los desbordes de las orillas de los ríos<br />

de los Andes que de la caída de lluvia local. La temperatura<br />

media anual es de alrededor de los 25º C, aunque las máximas<br />

diarias pueden llegar a más de 30º C. La vegetación dominante<br />

son las cortaderas (Cyperaceae) y los pastos. Pueden formarse<br />

islas de bosques en los sitios en los que el suelo se vuelve<br />

elevado por la actividad humana, la animal (p. ej.: las termitas),<br />

o por eventos naturales (p. ej.: formación de orillas de ríos). La<br />

dispersión de las especies de árboles realizada por vertebrados<br />

móviles explica cómo es que los bosques se establecen lejos<br />

de las fuentes de semillas.<br />

Importancia para la conservación<br />

Desde donde quiera que se la observe, el área de estudio<br />

aloja parte de la biodiversidad más importante de cualquier<br />

lugar de la Tierra. Ya sea que se la evalúe por la abundancia<br />

de las especies o por la densidad de las especies endémicas,<br />

el área de estudio justifica la importante atención de los<br />

conservacionistas. Por ejemplo, el área de estudio incluye tres<br />

de las ecorregiones de “Global 200”, de WWF, consideradas<br />

como las más importantes para preservar ejemplos<br />

representativos de la biodiversidad del planeta Tierra (Olson<br />

y Dinerstein 2002). La porción de Yungas del área de estudio<br />

está ubicada dentro del sitio de alta biodiversidad de los<br />

Andes Tropicales, una de las 34 regiones de más alta prioridad<br />

propuestas por Mittermeier et al. (2005) para la conservación<br />

de la biodiversidad. Esta misma área ha sido identificada como<br />

la que tiene el más alto nivel de endemismo de vertebrados<br />

terrestres en todo el mundo (Lamoreux et al. 2005).<br />

Examinar los datos de entidades taxonómicas individuales<br />

ayuda a explicar porqué esta región es de importancia global<br />

para la conservación. La mayor diversidad de anfibios se localiza


en los bosques del alto Amazonas, dentro del área de estudio<br />

(Young et al. 2004). Un análisis global de la distribución de las<br />

aves puso de manifiesto que el área de estudio está entre las más<br />

ricas del mundo por la diversidad y el endemismo (Orme et al.<br />

2005). La porción peruana de la distribución también se apunta<br />

entre las más altas del mundo por la diversidad de mamíferos<br />

(Ceballos y Ehrlich 2006). En cuanto a la diversidad de plantas<br />

vasculares, el patrón es el mismo. Los Andes tropicales, que<br />

incluyen la porción de Yungas del área de estudio, es una de<br />

las solo cinco áreas del mundo que alcanza una abundancia de<br />

más de 5.000 especies por 10.000 km 2 (Barthlott et al. 2005,<br />

Mutke y Barthlott 2005). Aún no se ha realizado un análisis<br />

amplio y detallado, a escala global, de grupos de invertebrados<br />

terrestres, pero los datos de las plantas y los vertebrados<br />

sugieren que el área de estudio también contiene importantes<br />

niveles de diversidad de invertebrados.<br />

Porciones significativas de la región permanecen relativamente<br />

inalteradas y algunas están legalmente protegidas por grandes<br />

parques nacionales. Sin embargo, grandes áreas ya han sido<br />

deforestadas y otras están amenazadas por una cantidad de<br />

factores. La expansión de las fronteras agrícolas para obtener<br />

dinero por las cosechas, tanto de cítricos como de café, así<br />

como la agricultura de subsistencia continúan degradando<br />

los hábitats. Las Yungas más bajas son devastadas para<br />

las plantaciones de coca (Erythroxylum coca y Erythroxylum<br />

novogranatense) tanto para consumo local como para el<br />

comercio internacional de drogas, y los bosques de mayores<br />

alturas son devastados cada vez más para la producción de<br />

marihuana (Cannabis sativa) y opio (Papaver somniferum) (Fjeldså et al.<br />

2005). Grandes proyectos internacionales de infraestructura,<br />

tales como gasoductos y redes de transporte, promovidos<br />

por la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura<br />

Regional Suramericana y otros, también dan como resultado<br />

la degradación del hábitat y proporcionan corredores para la<br />

expansión colonizadora.<br />

En Perú, el 38% de las Yungas de los departamentos<br />

de San Martín y Amazonas; el 25% de las Yungas de<br />

los departamentos de Pasco y Junín, y el 15% de las del<br />

Departamento de Cusco ya han sido deforestadas (CDC-<br />

UNALM y TNC 2006). El ritmo de la deforestación se ha<br />

acelerado en el este de Bolivia a ~2.900 km 2 año -1 , y continúa<br />

aumentando incluso dentro de áreas protegidas reconocidas<br />

(Killeen et al. 2007). Estas amenazas subrayan la urgencia<br />

de la planificación regional para la conservación, y de la<br />

implementación de estrategias efectivas para preservar esta<br />

enorme riqueza de biodiversidad para le futuro.<br />

Identificación de las especies que son endémicas en el<br />

área de estudio<br />

Para este proyecto definimos las especies focales como<br />

aquellas que son endémicas en nuestra área de estudio. Dado<br />

que los límites ecológicos son escasamente tan precisos<br />

como los representados en un mapa de ecorregiones, hemos<br />

mantenido cierta flexibilidad en nuestro criterio de inclusión.<br />

Por ejemplo, las especies asociadas a bosques montanos<br />

de dosel cerrado pueden localizarse en bosques ralos y<br />

aislados de Polylepis a distancias sustanciales de la línea de<br />

bosque actualmente reconocida, y por lo tanto fuera de una<br />

definición estricta de nuestra área de estudio. Por el contrario,<br />

muchas de estas especies están restringidas a nuestra área de<br />

estudio. De modo similar, quisimos evitar la exclusión de<br />

especies con distribución restringida en las tierras bajas del<br />

Amazonas dentro del área de estudio y que tuvieran uno o<br />

dos registros de áreas adyacentes (y ecológicamente idénticas)<br />

de Brasil o Ecuador. Debido a la afinidad ecológica que las<br />

especies tienen con las ecorregiones incluidas en el estudio,<br />

ideamos un conjunto de criterios que nos permitiera incluir<br />

estas especies.<br />

Los criterios fueron:<br />

1. Todas las especies de grupos focales (aves, mamíferos,<br />

anfibios, y doce familias más tres géneros de plantas) con<br />

distribuciones completas dentro de nuestra área de estudio,<br />

amortiguada por 100 km en todas las direcciones.<br />

2. De la lista de especies resultante, eliminamos todas las que<br />

se restringían al área de amortiguamiento y por lo tanto no<br />

existían en nuestra área de estudio.<br />

3. De las especies localizadas tanto en el área de<br />

amortiguamiento como en el área de estudio, eliminamos las<br />

que se restringían a tipos de hábitat tales como la puna, ya que<br />

éste no existe en cantidades sustanciales dentro de nuestra<br />

área de estudio. Además, de las especies de bosques húmedos<br />

de los límites norte y este del área de estudio, eliminamos las<br />

especies de las que la mayoría de las localidades conocidas se<br />

encuentra fuera del área de estudio.<br />

4. En el caso de las especies de plantas, no se incluyeron<br />

aquellas en las que los taxónomos han reconocido varias<br />

entidades infra-específicas (v.g. subespecies, variedades) y<br />

en la cual, alguna de estas entidades se distribuyen fuera del<br />

área de estudio definido para este proyecto. Por esta razón,<br />

algunas especies tales como Cavendishia noblis (Ericaceae)<br />

y Justicia kuntzei (Acanthaceae) entre muchas otras, no han<br />

sido incluidas en el estudio.<br />

También eliminamos las especies cuyo estatus taxonómico es<br />

incierto y para las cuales las localidades reportadas podrían<br />

referirse a más de una especie biológica (p. ej.: la comadrejita<br />

marsupial Marmosa quichua, familia Didelphidae). No tuvimos<br />

más alternativa que eliminar especies endémicas válidas para<br />

el área de estudio pero de las cuales no se conocen localidades<br />

claramente distinguibles cuya existencia esté confirmada.<br />

Por ejemplo, el picaflor Discosura letitiae (Trochilidae) es<br />

conocido en dos localidades en Bolivia, pero las recolecciones<br />

11


12<br />

Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />

fueron hechas mucho antes de que se acostumbrara a<br />

proporcionar información precisa acerca de la localización<br />

en las etiquetas de los especímenes. Si no conocemos detalles<br />

acerca de dónde fue encontrada esta especie, no podemos<br />

predecir cuál puede ser su distribución.<br />

En la práctica, para los tres grupos de vertebrados<br />

desarrollamos un algoritmo en SIG (Sistema de Información<br />

Geográfica) para seleccionar las especies cuya distribución<br />

satisficiera los criterios de inclusión. Los mapas de<br />

distribución en SIG de estos grupos están disponibles en<br />

el sitio web de <strong>NatureServe</strong> . El algoritmo comparó estos<br />

mapas con el área de estudio amortiguada para desarrollar<br />

una lista de especies candidatas. Nosotros refinamos la lista<br />

examinando las afinidades de hábitat de las especies en los<br />

casos límite y consultamos a especialistas en taxonomía para<br />

agregar especies descritas recientemente o para eliminar<br />

aquellas cuyo estatus taxonómico fuera dudoso.<br />

Seleccionar las especies de plantas endémicas fue mucho<br />

más dificultoso debido a la falta de datos de distribución<br />

geoespacialmente explícitos, amplios y detallados acerca<br />

de los grupos focales. Por lo tanto, confiamos en las listas<br />

borrador de especies endémicas nacionales y en los aportes<br />

de especialistas en taxonomía. En los casos en los cuales no<br />

estábamos seguros acerca de la distribución de una especie,<br />

compilamos localidades de registros de herbarios y los<br />

representamos en mapas del área de estudio. En cuanto a<br />

las especies localizadas tanto en el área de estudio como en<br />

la zona de amortiguamiento, nuevamente confiamos en la<br />

información acerca del hábitat para determinar si incluir las<br />

especies o no. La lista de especies focales resultante incluyó<br />

115 aves, 55 mamiferos, 177 anfibio y 435 plantas.


IV. Métodos para crear<br />

los modelos de distribución<br />

Por Pilar A. Hernandez<br />

En años recientes se vienen utilizando con mayor frecuencia<br />

los modelos de predicción de distribución (Predictive<br />

distribution modeling-PDM) en estudios de ecología,<br />

biogeografía, evolución y conservación para investigar<br />

los procesos vinculados con los patrones de distribución<br />

de las especies y para predecir en qué áreas no estudiadas<br />

previamente podrían localizarse éstas (Guisan y Thuiller<br />

2005). Estos modelos son herramientas valiosas para la<br />

conservación: pueden guiar las investigaciones de biología<br />

hacia los lugares donde es probable que se encuentren<br />

las especies, proporcionar líneas de base para predecir la<br />

respuesta de las especies a las alteraciones del paisaje y/o<br />

a los cambios climáticos, y a identificar los sitios de alta<br />

prioridad para la conservación.<br />

El PDM se sustenta en la relación de la especie con su medio<br />

ambiente para describir áreas dentro de una región de interés<br />

donde es probable que se localice dicha especie. La relación<br />

especie-medio ambiente puede ser definida tanto por un<br />

biólogo familiarizado con la especie, como en el PDM<br />

deductivo, como desarrollado inductivamente. Los métodos<br />

inductivos aplican un análisis estadístico a las condiciones<br />

ambientales de puntos en los que existe una localidad para<br />

construir una definición de la relación de la especie con su<br />

medio ambiente. Las capas SIG proporcionan la descripción<br />

de las condiciones ambientales en las localidades conocidas<br />

y son utilizadas por igual en los PDM deductivo e inductivo<br />

para predecir los patrones de distribución de las especies, a<br />

través de la región relevante. Los abordajes inductivos, con<br />

frecuencia, son más prácticos que los métodos deductivos<br />

porque pueden ser desarrollados en cualquier escala espacial<br />

y pueden utilizarse para hacer modelos sobre especies<br />

cuyos requisitos de hábitat son poco conocidos. Solo están<br />

limitados por la disponibilidad de datos ambientales y por<br />

los datos de localización de la especie. Por lo tanto, frente<br />

a la tarea de mapear la distribución de cientos de especies<br />

endémicas de plantas y animales de la ladera oriental de los<br />

Andes y de las tierras bajas de la cuenca del Amazonas en<br />

Perú y Bolivia, decidimos utilizar PDM inductivos tanto<br />

como fuera posible.<br />

Datos de localización de las especies<br />

Obtuvimos los datos de localización de las especies<br />

endémicas de museos de historia natural, herbarios,<br />

bibliografía publicada y datos confiables de observaciones<br />

(solo de aves y de mamíferos). Cuando las coordenadas<br />

geográficas específicas no fueron proporcionadas, utilizamos<br />

mapas digitales y diccionarios geográficos para asignar las<br />

coordenadas geográficas a estos registros. Continuando<br />

nuestro control de calidad inicial para resolver errores obvios,<br />

científicos familiarizados con las especies revisaron los datos<br />

de localización para identificar y corregir los errores en la<br />

georreferenciación, así como en corregir errores y omisiones<br />

en general. Para obtener más detalles acerca de los métodos<br />

utilizados para cada grupo, vea las secciones de taxonomía<br />

incluidas más adelante.<br />

Datos ambientales<br />

Utilizamos capas ambientales de SIG que describieran las<br />

condiciones climáticas, topográficas y de la cobertura vegetal<br />

dentro de nuestra área de estudio para desarrollar modelos de<br />

distribución de las especies. Estos datos ambientales fueron<br />

tomados de cuatro fuentes disponibles y luego desarrollados<br />

para que los utilizáramos en nuestros PDM. Cada capa fue<br />

convertida a la proyección geográfica de nuestro estudio (una<br />

versión personalizada de la Proyección azimutal de Lambert),<br />

vuelta a muestrear en una resolución de 1 km (si había sido<br />

proporcionada en una resolución más fina) y pegada al área<br />

de estudio amortiguada por 100 km, asegurándonos de que<br />

las coordenadas geográficas de los límites del pixel fueran<br />

idénticas entre las capas. Aun cuando una cantidad de datos<br />

ambientales estaban disponibles en una resolución más fina,<br />

se eligió un pixel de 1 km para los PDM porque la precisión<br />

espacial para los datos de localización de las especies, en la<br />

mayoría de los casos, es baja y por lo tanto mejor adaptada a<br />

los datos ambientales representados en un pixel de resolución<br />

más gruesa (es decir, 1 km). Las capas ambientales obtenidas<br />

y/o derivadas de las cuatro fuentes de datos se describen más<br />

adelante en el trabajo. Toda la preparación de estas capas de<br />

datos fue realizada utilizando ESRI ArcInfo (9.1) a menos<br />

que se indique de otro modo.<br />

Modelo de elevación digital de 0 m, versión 2, obtenido<br />

de SRTM (Shuttle Radar Topographic Mission) con<br />

corrección de llenado de vacíos de información.<br />

Derivamos tres capas topográficas del conjunto de datos de<br />

STRM. Los mosaicos de datos que cubren el área de estudio<br />

de los PDM fueron obtenidos de CGIAR , versión 3, actualmente disponible, combinado en<br />

13


1<br />

Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />

una sola capa raster y vuelto a muestrear en un pixel de 1<br />

km de resolución. Obtuvimos los datos para la pendiente de<br />

esta capa de elevación calculando el grado de pendiente (es<br />

decir, la máxima variación del cambio en la elevación de cada<br />

pixel con respecto a sus vecinos) utilizando la orden SLOPE<br />

de Arc Info GRID. La tercera capa topográfica, llamada<br />

exposición topográfica, expresa la posición relativa de cada<br />

pixel en una ladera de montaña (es decir, fondo del valle,<br />

pie de la pendiente, ladera y cima de la colina). Se calcula<br />

determinando la diferencia entre la elevación promedio<br />

dentro de un conjunto de pixeles vecinos y el pixel central.<br />

La diferencia es determinada sobre un número de ventanas<br />

vecinas y promediado en un modo jerárquico (se le da mayor<br />

peso a la ventana más pequeña) para producir una medida<br />

estandarizada de exposición topográfica. Calculamos la<br />

exposición topográfica utilizando la aplicación ArcInfo de<br />

Zimmerman (2000) en los datos digitales de elevaciones<br />

utilizando tres ventanas vecinas de 3x3, 6x6 y 9x9.<br />

Base de datos bioclimáticos “Worldclim” . Worldclim proporciona 19 síntesis de<br />

variables climáticas de precipitaciones y temperatura para<br />

el período 1950-2000 (Hijmans 2005). No es aconsejable<br />

utilizar todas estas variables porque la colinealidad en las<br />

capas de predicción de los PDM puede tener efectos adversos<br />

en el desempeño del modelo. En un esfuerzo por identificar<br />

y quitar la información redundante de la capa ambiental de<br />

nuestra base de datos, realizamos un análisis de correlación<br />

para identificar un subconjunto de variables climáticas que no<br />

estuvieran correlacionadas entre sí y tampoco correlacionadas<br />

con la elevación. Este análisis fue realizado por separado para<br />

la región montana (de una elevación mayor a los 800 metros)<br />

y para la región de tierras bajas de nuestra área de estudio,<br />

para derivar una lista de variables no correlacionadas para las<br />

dos regiones en los aportes de PDM (Tabla 1).<br />

Campos continuos de vegetación global de 00m<br />

obtenidos con MODIS (Moderate Resolution Imaging<br />

Spectroradiometer)(Hansen et al. 2003, http://glcf.<br />

umiacs.umd.edu/data/modis/vcf/data.shtml).<br />

Utilizamos las capas porcentuales de cobertura de árboles<br />

para América del Sur, en proyección geográfica.<br />

Índices de vegetación MODIS/Terra,1 Días, L3 Global<br />

de 1km (datos de NASA EOS: http://edcimswww.<br />

cr.usgs.gov/pub/imswelcome). Obtuvimos los mosaicos<br />

de datos que incluían nuestra área de estudio durante los años<br />

2001-2003. Elegimos el EVI (Enhanced Vegetation Index) en<br />

vez del tradicional NDVI (también disponible en este conjunto<br />

de datos) porque EVI ha resultado ser menos propenso a<br />

la saturación en las áreas boscosas húmedas (Huete et al.,<br />

2002) y por lo tanto más sensible a las variaciones de doseles<br />

que NDVI. Los mosaicos de datos EVI fueron proyectados,<br />

combinados y exportados a imágenes geotif utilizando la<br />

herramienta “Reprojection” de MODIS (3.2a, disponible en<br />

http://edcdaac.usgs.gov/landdaac/tools/modis/index.asp)<br />

para crear una imagen única para cada uno de los 16 días<br />

del período. Estas imágenes geotif de EVI fueron ingresadas<br />

a un análisis de componentes principales (PCA-Principle<br />

Components Analysis) estandarizado utilizando una matriz<br />

de correlación. Para este análisis utilizamos el programa de<br />

sensor remoto ENVI (4.2). PCA es una técnica de imágenes<br />

multitemporales tomadas remotamente, comúnmente<br />

utilizada para la reducción de datos. Utilizamos los dos<br />

primeros ejes de PCA para los PDM, dado que pueden ser<br />

interpretados para representar la estructura de la vegetación<br />

y la dinámica temporal respectivamente.<br />

Creamos seis capas ambientales de predicción adicionales<br />

sintetizando las tres capas de datos MODIS dentro de<br />

una ventana móvil de 2 km o 5 km utilizando el mandato<br />

FOCALMEAN de ArcInfo GRID. Un desajuste espacial<br />

entre la baja precisión de los datos de localización de las<br />

especies y la alta precisión de los datos satelitales de MODIS<br />

puede reducir la utilidad del producto de los datos de MODIS<br />

para predecir la distribución de nuestras especies endémicas.<br />

Sintetizar cada capa MODIS dentro de una ventana espacial<br />

móvil fue un intento de compensar este desajuste. Además,<br />

sintetizar los datos de la cobertura de vegetación de este modo<br />

puede ser ecológicamente más relevante ya que los factores<br />

que influyen la selección del hábitat no están restringidos<br />

al sitio de localización de una especie sino que incluyen las<br />

condiciones del paisaje circundante.<br />

PDM Inductivo<br />

Una cantidad de métodos inductivos de PDM están<br />

disponibles y otros más están en proceso de desarrollo (Guisan<br />

y Thuiller 2005; Elith et al. 2006). Nuestro estudio requirió<br />

mapear la distribución de todos los anfibios, mamíferos, aves<br />

y plantas (doce familias más tres géneros) endémicos en la<br />

cuenca del Amazonas por debajo de la línea del bosque en<br />

Perú y Bolivia. La gran cantidad de especies impidió que<br />

seleccionáramos más de un método para hacer modelos.<br />

Necesitábamos un modelo que funcionara consistentemente<br />

bien con una gran cantidad de especies y con datos de<br />

localización no siempre perfectos. Compilamos los datos de<br />

localización de estas especies en un modo ad hoc, a partir<br />

de numerosas fuentes diferentes. La mayoría de los registros<br />

fueron obtenidos antes del uso ampliamente conocido de<br />

los sistemas globales de posicionamiento (GPS) y por lo<br />

tanto no pueden ser georreferenciados con altos niveles<br />

de precisión espacial. Debido a que las especies a modelar<br />

son endémicas, en general tienen distribuciones espaciales<br />

relativamente limitadas. Sus distribuciones restringidas, la<br />

escasez de recolección de especímenes y de los procesos de<br />

observación a través del área de estudio dan como resultado<br />

la disponibilidad de pocos puntos de localización conocidos<br />

para los modelos de PDM.


Tabla 1. Variables climáticas y topográficas seleccionadas para las regiones montanas y de tierras bajas.<br />

Montanas Tierras bajas<br />

Rango diurno medio Temperatura media anual<br />

Isotermalidad Estacionalidad de las temperaturas<br />

Precipitación del mes más húmedo Temperatura máxima del mes más cálido<br />

Precipitación del mes más seco Precipitación del mes más húmedo<br />

Época de precipitaciones Época de precipitaciones<br />

Elevación Elevación<br />

Pendiente Pendiente<br />

Índice de posición topográfica Índice de posición topográfica<br />

La modalidad de mecánica estadística de Maxent fue una<br />

candidata obvia dado que estudios comparativos previos<br />

demostraron que se desempeña bien incluso con muestras de<br />

tamaños pequeños (Hernandez et al. 2006, Elith et al., 2006,<br />

Phillips et al. 2006). El que la aplicación estuviera disponible<br />

libremente también facilita que se puedan hacer modelos de<br />

muchas especies al mismo tiempo. Para asegurar que Maxent<br />

fuera el más apropiado para hacer modelos de distribución<br />

de las especies de los Andes, comparamos el éxito de Maxent<br />

con dos métodos prometedores: “Mahalanobis Typicalities”<br />

(un método adoptado del análisis de percepción remota), y<br />

“Random Forests” (un modelo de abordaje promedio para<br />

la clasificación y la regresión de árboles). Probamos cada<br />

método para predecir los rangos de distribución de ocho<br />

especies de aves y ocho especies de mamíferos utilizando<br />

los datos de localización y los ambientales reunidos para<br />

nuestro estudio. Llegamos a la conclusión de que Maxent<br />

se desempeñaba muy bien, y que producía resultados que<br />

eran más consistentes para las especies con condiciones que<br />

variaban ampliamente (Hernández et al., manuscrito inédito).<br />

Los resultados de este análisis comparativo sustentaron<br />

nuestra elección de Maxent como el método PDM inductivo<br />

para nuestro estudio.<br />

Los modelos PDM inductivos fueron desarrollados<br />

utilizando Maxent para todas las especies con dos o<br />

más localidades aisladas. Maxent se basa en un abordaje<br />

de mecánica estadística denominado entropía máxima<br />

(maximum entropy) cuyo propósito es hacer predicciones a<br />

partir de información incompleta. Estima las distribuciones<br />

más uniformes (entropía máxima) a través del área de estudio<br />

con la restricción de que el valor esperado de cada variable<br />

de predicción ambiental bajo esta distribución estimada<br />

concuerde con su promedio empírico (valores promedio<br />

para los datos de localización del grupo de “solo presentes”).<br />

En Phillips et al. (2004 y 2006) se pueden encontrar<br />

descripciones detalladas de los métodos Maxent. El algoritmo<br />

es implementado en una aplicación autónoma, disponible<br />

gratuitamente . Solo consideramos rasgos lineales y cuadráticos<br />

debido a la escasa cantidad de localidades de las especies<br />

de nuestro estudio. Si dos o más localidades se encuentran<br />

en el mismo pixel de análisis, Maxent las considera como<br />

un único registro. Las predicciones de Maxent son “valores<br />

acumulativos”, que representan como porcentaje los valores<br />

de probabilidad para el pixel de análisis actual y para todos los<br />

demás pixeles con valores de probabilidad iguales o menores.<br />

El pixel con un valor de 100 es el más apropiado, mientras<br />

que pixeles cercanos a 0 son los menos apropiados dentro<br />

del área de estudio.<br />

Se desarrollaron cuatro modelos Maxent para cada una de las<br />

especies, utilizando todos los datos de localidades disponibles<br />

pero variando las capas ambientales. Los productos de datos<br />

MODIS no han sido utilizados extensamente en PDM hasta<br />

la fecha. Por lo tanto, creamos cuatro modelos para cada<br />

especie para probar la utilidad de incorporar productos de<br />

datos MODIS como predictores PDM y para determinar<br />

la mejor manera de utilizar estos datos. El modelo 1<br />

estuvo formado por las variables climáticas o topográficas<br />

seleccionadas para las regiones montanas o de tierras bajas<br />

(Tabla 1) según donde se distribuyeran fundamentalmente<br />

las especies. El resto de los modelos incluyeron las mismas<br />

capas climáticas o topográficas que el modelo 1. El modelo 2<br />

además incluyó las capas MODIS no sintetizadas, el modelo<br />

3 incluyó las capas MODIS sintetizadas dentro de una<br />

ventana móvil de 2 km, y el modelo 4 incluyó capas MODIS<br />

sintetizadas dentro de una ventana móvil de 5 km.<br />

No intentamos dividir los datos en registros utilizados para<br />

entrenar el modelo ni los utilizados para una evaluación<br />

estadística del modelo debido a la escasez y a la baja<br />

precisión espacial de los datos de localización disponibles.<br />

En ausencia de un conjunto de datos independientes para<br />

la evaluación con una suficiente cantidad de registros de<br />

localización altamente precisos, consideramos que la revisión<br />

de los expertos es la única manera de determinar cuál de los<br />

procedimientos para hacer modelos produce los mapas de<br />

distribución predictivos más realistas. Buscamos la revisión<br />

externa de especialistas familiarizados con las especies<br />

endémicas para producir mapas de presencia-ausencia de<br />

las especies. Hicimos esto pidiéndole a cada revisor que (1)<br />

1


1<br />

Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />

seleccionara el mejor modelo de Maxent generado según los<br />

cuatro modos diferentes de incorporar los datos MODIS,<br />

(2) eligiera un umbral (valor de predicción por encima del<br />

cual los modelos de predicción serán considerados positivos)<br />

para el modelo seleccionado que mejor represente la<br />

distribución de la especie, y por último que (3) identificara<br />

las áreas predichas que deberían ser quitadas porque se sabe<br />

que la especie no se localiza allí. Esto se logró en la mayoría<br />

de los casos dibujando un polígono alrededor de las áreas<br />

predichas en las que los expertos consideraban que era<br />

probable que la especie se encontrara. Luego recortamos<br />

todas las demás áreas de la distribución predicha. En unos<br />

pocos casos utilizamos la capa de elevación para quitar áreas<br />

con elevaciones por encima o por debajo de lo que sería<br />

esperable para la especie.<br />

Durante la revisión de los mapas de predicción de la<br />

distribución se volvió evidente que Maxent en ocasiones<br />

no predijo presencia en algunas localidades de las cuales<br />

existían registros. Análisis posteriores revelaron que en<br />

la mayoría de los casos estos registros tenían errores en la<br />

georreferenciación o representaban identificaciones erróneas.<br />

Maxent destacó estos errores probables permitiéndonos<br />

corregirlos y volver a correr los modelos con los datos de<br />

ubicación actualizados.<br />

En ocasiones, ninguno de los cuatro modelos de Maxent<br />

produjo un mapa realista de distribución para la especies. Para<br />

algunas especies se seleccionó a mano un nuevo conjunto de<br />

datos medioambientales variables y esto dio como resultado<br />

un modelo mejorado para la especie. En otras instancias los<br />

revisores percibieron que Maxent había excluido erróneamente<br />

de sus predicciones una ubicación válida, así que convertimos<br />

la predicción ausente en presente en un área delineada por<br />

los expertos. Si todos los intentos por refinar el modelo de<br />

Maxent fallaron en producir un mapa de predicción adecuado<br />

de la distribución, optamos por un abordaje deductivo de<br />

PDM para determinar la distribución de la especie.<br />

PDM Deductivo<br />

Nos basamos en el enfoque deductivo del PDM cuando<br />

la especie es conocida en solo una ubicación o cuando el<br />

enfoque inductivo de Maxent no produjo un modelo de<br />

distribución realista. Con frecuencia, conocemos muy poco<br />

acerca de los requisitos de hábitat de estas especies fuera<br />

de la altura en la que fueron recolectados los especímenes.<br />

Para las especies que se localizan dentro de regiones de<br />

alta variación topográfica, bajo la dirección de especialistas,<br />

creamos mapas de presencia-ausencia definiendo la altura<br />

máxima y mínima en la que se supone que se localiza la<br />

especie. Luego los especialistas indicaron las áreas que<br />

debían removerse de las distribuciones predichas tal<br />

como se hizo en los modelos inductivos. Los rangos de<br />

elevación a menudo fueron definidos amortiguando de 100<br />

a 200 metros las elevaciones registradas en las localidades<br />

conocidas. Para las especies que se localizan en regiones<br />

con poca variación topográfica (fundamentalmente áreas de<br />

tierras bajas) o aquellas para las cuales no había información<br />

confiable acerca de la altura, los especialistas trazaron un<br />

polígono para delinear la distribución predicha. Esto se logró<br />

fundamentalmente amortiguando las ubicaciones conocidas<br />

de uno a diez kilómetros (en general 5 km), dependiendo de<br />

la habilidad para dispersarse del tipo de planta o animal cuyo<br />

modelo se estaba desarrollando, o dibujando un polígono<br />

que representara la región de distribución esperada (es decir,<br />

áreas ribereñas en un drenaje dado). Para dos especies de<br />

aves, utilizamos las capas de sistemas ecológicos desarrolladas<br />

para el proyecto como aportes a un modelo deductivo de<br />

distribución ya sea delineando polígonos para incluirlos en<br />

la predicción o identificando áreas para recortar y quitar del<br />

modelo en función del rango de altura.<br />

Modos para identificar las concentraciones<br />

de especies endémicas<br />

Se han propuesto una cantidad de índices para cuantificar y<br />

mapear patrones de endemismo (Crisp et al. 2001, Tribsch<br />

2004). Cada uno de ellos proporciona una nueva percepción<br />

de los patrones de endemismo, pero si la intensidad de las<br />

investigaciones varía a través del área en cuestión, puede<br />

estar sesgado por el tamaño del espacio. Los patrones de la<br />

abundancia total de especie y la abundancia de una especie de<br />

distribución restringida en general, aunque no siempre, están<br />

correlacionadas. Algunas regiones tienen mayor cantidad de<br />

endemismo de lo que se esperaría dada la abundancia total<br />

de especies (Crisp et al. 2001, Jetz y Rahbek 2002), y éstas<br />

son, a menudo, las áreas de mayor interés para los estudios<br />

biogeográficos y para la conservación. Estuvo más allá del<br />

alcance de nuestro estudio hacer una estimación total de la<br />

abundancia de las especies y, por lo tanto, no podemos calcular<br />

índices de diversidad que intenten expresar factorialmente<br />

su influencia en los patrones de endemismo. Aunque habrá<br />

quienes consideren esto como una debilidad en el diseño de<br />

nuestro trabajo, deseamos aclarar que es difícil obtener una<br />

estimación total de la abundancia de las especies en una escala<br />

espacial tan fina como la de nuestro estudio ya que las especies<br />

más comunes y más distribuidas, en general, no están tan<br />

bien documentadas como las especies de distribución escasa<br />

o las de distribución restringida. Un error en los cálculos<br />

de la abundancia total de las especies tendrá una influencia<br />

desconocida en los índices de endemismo corregidos por la<br />

abundancia de la especie. Sentimos que la perspectiva elegida,<br />

la de considerar solo los datos de las especies restringidas<br />

a nuestra área de estudio, es más transparente y facilita la<br />

interpretación de los patrones de endemismo resultantes.<br />

Calculamos los tres índices siguientes utilizando los datos<br />

de distribución predichos para identificar las áreas de<br />

endemismo:


1. Abundancia de las especies endémicas. Es la cantidad<br />

de especies consideradas endémicas en el área del proyecto<br />

que se predice que se localizarán en cada pixel de análisis.<br />

Esta técnica de superposición fue sugerida hace más de tres<br />

décadas por Müller (1973). Definimos las áreas de endemismo<br />

como aquellos pixeles en los cuales se localizaron al menos<br />

dos tercios de la máxima cantidad de especies endémicas<br />

coexistentes. Por ejemplo, la mayor cantidad de mamíferos<br />

endémicos coexistente fue de 24, por lo tanto las áreas de<br />

endemismo de mamíferos fueron las que tenían entre 17 y 24<br />

especies que coexistían.<br />

2. Irreemplazabilidad total (Summed Irreplaceability).<br />

Es la probabilidad de que un pixel de análisis deba<br />

ser protegido para lograr un objetivo de conservación<br />

especificado para el área de estudio (Ferrier et al. 2000).<br />

Utilizamos pixeles de análisis de 10 km 2 y fijamos como<br />

objetivo de conservación 25 de esos pixeles para cada una de<br />

las especies. Si una especie se localiza en menos de 25 de los<br />

pixeles de 10 km 2 , fijamos la cantidad de pixeles en los que<br />

la especie se localiza como el objetivo de conservación. Para<br />

cada especie, la irreemplazabilidad para cada pixel va de 0 a<br />

1. Los números más bajos indican que una especie se localiza<br />

en muchos pixeles, mientras que los valores cercanos a uno<br />

reflejan la existencia de especies con rangos de distribución<br />

muy restringidos. La irreemplazabilidad total suma los<br />

valores de irreemplazabilidad de todas las especies que se<br />

localizan en cada pixel, llamando la atención sobre los sitios<br />

(pixeles) con la mayor cantidad de especies singulares y de<br />

distribución reducida. La irremplazabilidad total incorpora el<br />

concepto de que la especie con la distribución más pequeña<br />

ofrece menos opciones para la conservación, tal como lo<br />

hace el endemismo ponderado [la suma de la inversa de<br />

la distribución de cada especie que coexiste en cada pixel,<br />

también conocida como rareza por el tamaño del área de<br />

distribución (range-size rarity); Knapp 2002], pero además<br />

incorpora la complementariedad de sitios para proteger<br />

conjuntos de especies.<br />

3. Abundancia de especies de distribución restringida.<br />

Debido al gran tamaño del área de estudio, algunas especies<br />

que tienen distribuciones relativamente grandes serán<br />

incluidas como si fueran endémicas. Para concentrarnos<br />

exclusivamente en las especies con distribuciones<br />

pequeñas, también calculamos la abundancia de especies<br />

con distribución restringida. Definimos como especies de<br />

distribución restringida a las que caen en el primer cuartil del<br />

tamaño de la distribución de especies residentes, no marinas<br />

de América del Sur, para cada grupo, calculadas de los mapas<br />

de distribución disponibles de <strong>NatureServe</strong> (Patterson et al.<br />

2005, Ridgely et al. 2005, IUCN et al. 2006). El corte del<br />

tamaño de las distribuciones calculado de este modo es de<br />

48.222 km 2 para los mamíferos, 76.096 km 2 para las aves,<br />

y de 280 km 2 para los anfibios. Los resultados obtenidos<br />

utilizando estos criterios son más comparables con los de<br />

otros estudios (p. ej.; Fjeldså et al. 1999) que si se utilizara<br />

simplemente la abundancia de todas las especies endémicas<br />

en el área de estudio. Dado que no hay datos exhaustivos de<br />

distribución de las plantas vasculares de América del Sur, no<br />

pudimos realizar este análisis acerca de las plantas.<br />

En un intento de identificar áreas importantes para futuros<br />

trabajos de campo acerca de especies endémicas, recalculamos<br />

la abundancia de las especies endémicas excluyendo las<br />

predicciones de distribución que estuvieran a menos de 50 km<br />

de las localidades conocidas. Este análisis identifica las áreas<br />

que se supone albergan muchas especies endémicas pero<br />

en las que, hasta ahora, no se han realizado investigaciones<br />

biológicas o no se han realizado en la temporada apropiada,<br />

o no se han utilizado los métodos apropiados para detectar<br />

las especies en cuestión.<br />

1


1<br />

Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />

V. Plantas vasculares<br />

Por Stephan G. Beck, Pilar A. Hernandez,<br />

Peter M. Jørgensen, Lily Paniagua, Martín E.<br />

Timaná, y Bruce E. Young<br />

Introducción<br />

Los Andes, con su enorme variedad de formaciones<br />

ecológicas a través de sus casi 8.000 km de paisaje terrestre,<br />

ofrecen un escenario geográfico fascinante para el estudio y<br />

análisis de los patrones de distribución de plantas vasculares.<br />

Los efectos combinados de los cambios climáticos, los<br />

acontecimientos geotectónicos del pasado y las interacciones<br />

ecológicas modernas han producido una flora con una historia<br />

evolutiva y afinidades biogeográficas complejas. Partiendo<br />

de los ensayos de Humboldt acerca de fitogeografía de los<br />

Andes (Barthlott et al. 2005), este sistema de montañas<br />

ha proporcionado a los biólogos un escenario singular<br />

para el estudio de la historia vegetal y de la naturaleza de<br />

los procesos biogeográficos (Gentry 1982, Simpson 1983,<br />

Young et al. 2002). Desde un punto de vista biogeográfico,<br />

la cordillera de los Andes puede servir ya sea como una vía<br />

o como una barrera para la migración de las plantas (Janzen<br />

1967, Ghalambor 2006). Por otro lado, los picos aislados y<br />

las masas de montañas separadas una de la otra por muchos<br />

kilómetros de tierras bajas, funcionan con frecuencia como<br />

islas continentales, y presentan muchas características<br />

biogeográficas de las islas oceánicas (Vuilleumier 1970,<br />

Carlquist 1974). En la actualidad reconocemos que la<br />

vegetación de los Andes fue dramáticamente afectada por los<br />

procesos orogénicos y climáticos, como los levantamientos<br />

y las glaciaciones del Plio-Pleistoceno (Simpson 1983, van<br />

der Hammen y Cleef 1983, Markgraf 1993). La evidencia<br />

sugiere que la fragmentación de los hábitats a lo largo del<br />

tiempo geológico puede haber conducido a una especiación<br />

alopátrica (Gentry 1982, Young 1995, Young et al. 2002).<br />

Además, la altura, humedad y posición topográfica también<br />

pueden haber promovido el desarrollo de gradientes<br />

fenotípicos y de la subsiguiente especiación parapátrica<br />

(Young 1995).<br />

Esta combinación de los procesos pasados y de la<br />

heterogeneidad del hábitat actual ha llevado a la formación<br />

de un bioma rico en especies de plantas. Los Andes tropicales<br />

han sido reconocidos entre los sitios de biodiversidad<br />

más importantes del planeta (Myers et al. 2000; Barthlott<br />

et al. 2005). Los Andes centrales también tienen una gran<br />

cantidad de especies que no se encuentran en ninguna otra<br />

parte del mundo (Gentry 1986, Knapp 2002, Young et al.<br />

2002), y se estiman que hay unas 20.000 especies de plantas<br />

endémicas (Myers et al. 2000). En las últimas tres décadas, el<br />

alto grado de endemismo ha sido interpretado y analizado<br />

desde perspectivas que incluyen los procesos del Pleistoceno<br />

(Prance 1973, Prance 1982, Knapp y Mallet 2003; Bonaccorso<br />

2006) y la evolución edáfica (Gentry 1986, Tuomisto et al.<br />

1995, Clarke y Funk 2005).<br />

La teoría de los refugios del Pleistoceno propone que los<br />

cambios climáticos ocurridos durante el Pleistoceno y el<br />

Holoceno causaron grandes modificaciones en la cobertura<br />

boscosa y en la distribución de las especies (Prance 1982).<br />

Los cambios climáticos fluctuantes hicieron que las áreas de<br />

bosque tropical lluvioso alternaran entre refugios dispersos<br />

durante los períodos secos y vastas expansiones durante los<br />

períodos húmedos, promoviendo la especiación alopátrica<br />

de plantas y animales (Simpson y Haffer 1978). El sustento<br />

de esta teoría dependió de la identificación de centros de<br />

endemismo. En el caso de las plantas, los investigadores<br />

examinaron el modelo en grupos tales como Polylepis<br />

(Vuilleumier 1971, Simpson 1975), Rubiaceae (Simpson<br />

1972), helechos (Tyron 1972), Hymenaea (Fabaceae,<br />

Langenheim et al. 1973), y palmeras (Arecaceae, Moore<br />

1973). G. T. Prance examinó los patrones de distribución<br />

de las familias arbóreas Caryocaraceae, Chrysobalanaceae,<br />

Dichapetalaceae, y Lecythidaceae, lo que le llevó a proponer<br />

finalmente 26 refugios del Pleistoceno (Prance 1973, 1981a,<br />

1981b, 1982).<br />

El modelo de los refugios del Pleistoceno ha sido retado<br />

continuamente (revisado por Bush 1994; ver también<br />

Knapp y Mallet 2003, Bush y De Oliveira, 2006). Una de<br />

las críticas más convincentes provino de un estudio de los<br />

datos de un herbario brasileño que mostró que muchos de<br />

los centros de endemismo propuestos podrían ser artefactos<br />

que reflejarían más la intensidad de la recolección cerca de<br />

las ciudades que los patrones biológicos sugeridos (Nelson<br />

et al. 1990). A pesar de todo, la búsqueda de evidencia para<br />

probar el modelo de los refugios contribuyó a la compilación<br />

de grandes cantidades de datos acerca de la distribución de<br />

plantas e inspiró más evaluaciones de patrones de endemismo<br />

en la cuenca del Amazonas.<br />

Un modelo alternativo de especiación y de endemismo en<br />

la cuenca del Amazonas se relaciona con la especialización<br />

edáfica (Gentry 1986). Un estudio sobre las Bignoniaceae


sugirió que hasta el 65 por ciento de las especies localmente<br />

endémicas en América Latina eran especialistas según el<br />

hábitat y se restringían a bosques de tierra firme, a sabanas<br />

de arena blanca y a bosques ribereños, entre otros (Gentry<br />

1986). Una especialización similar fue reportada para especies<br />

de Passiflora en el área de Iquitos (Gentry 1986). Basados en<br />

amplios estudios de campo, en análisis de imágenes satelitales<br />

y de la distribución de pteridophytas y Melastomataceae,<br />

Tuomiso et al. (1995) sugirieron que la heterogeneidad del<br />

paisaje terrestre de los bosques tropicales lluviosos pareciera<br />

estar relacionada con la variación de los tipos de suelo.<br />

Gentry (1992) indicó que la mayor concentración de especies<br />

endémicas locales puede encontrarse en cuatro situaciones:<br />

1) parcelas aisladas de hábitat azonales, especialmente en la<br />

Amazonia; 2) colinas de bosques nublados, especialmente a<br />

lo largo de las pendientes más bajas, de los Andes y en la<br />

zona adyacente de América Central; 3) valles inter-andinos<br />

secos y aislados, y valles del centro de México similarmente<br />

divididos; 4) las dos islas más grandes de las Antillas<br />

Mayores, Cuba y Jamaica. Más recientemente, Clark y Funk<br />

(2005) emplearon un listado estandarizado de plantas y<br />

datos de colección del escudo de las Guyanas y del área de<br />

Manaos para sostener el argumento de que los patrones de<br />

distribución son determinados en parte por la presencia de<br />

sustratos de arenisca o de arena blanca.<br />

Recientemente, estudios de biogeografía de las plantas han<br />

vuelto a enfatizar la importancia de los factores intrínsecos,<br />

tales como la forma de vida, la habilidad para dispersarse, y<br />

las limitaciones fisiológicas; y de los factores extrínsecos tales<br />

como los gradientes de elevación y el grado de perturbación<br />

humana (Kessler 2000a, 2000b, 2001a, 2001b, 2001c, 2002a,<br />

2002b; Kessler et al. 2001; Krömer et al. 2005; Krömer et al.<br />

2006). Kessler (2000a) analizó la distribución de seis familias<br />

de plantas (Acanthaceae, Araceae, Bromeliaceae, Cactaceae,<br />

Melastomataceae, y Pteridophyta) en 62 parcelas de estudio<br />

en la zona biogeográfica Tucumano-Boliviana de los Andes<br />

y llegó a la conclusión de que el endemismo aumentaba<br />

con la elevación, alcanzando un punto máximo a los 1.700<br />

m para la Pteridophyta terrestre y para las especies epifitas<br />

de Bromeliaceae y Cactaceae. Basándose en un análisis de<br />

la flora ecuatoriana, Kessler (2002a) llegó a la conclusión de<br />

que los patrones de endemismo parecían estar influenciados<br />

por rasgos intrínsecos específicos de cada taxón, tales como<br />

forma de vida, reproducción, dispersión, demografía y<br />

estructura de la población, así como también por factores<br />

ambientales tales como la fragmentación topográfica, y<br />

advirtió que no siempre un conjunto similar de condiciones<br />

ecológicas y biogeográficas conduce a patrones similares de<br />

endemismo entre entidades taxonómicas diferentes. Van der<br />

Werff y Consiglio (2004) también recomendaron no utilizar<br />

una única forma de vida (p. ej.; árboles) para determinar<br />

patrones de endemismo. En cambio, los inventarios<br />

biológicos deberían incluir todas las formas de vida para<br />

proporcionar una evaluación más precisa de endemismo.<br />

Por último, Kessler (2001b) examinó cuatro familias de<br />

plantas a lo largo de un gradiente de bosques con creciente<br />

perturbación antropogénica y descubrió que el endemismo<br />

era más alto en los bosques perturbados que en los maduros,<br />

pero declinaba en los hábitats más fuertemente perturbados.<br />

Propuso que las especies endémicas son competitivamente<br />

inferiores a otras especies que se encuentran en el mismo<br />

sitio y dependen de colonizar hábitats perturbados.<br />

Los estudios sobre endemismo se han beneficiado con<br />

los avances de la tecnología SIG y con el desarrollo de<br />

los métodos PDM (Guisan y Zimmermann 2000). Un<br />

estudio que aprovechó estas tecnologías para analizar la<br />

Araceae ecuatoriana mostró que la humedad y la altura<br />

están fuertemente correlacionadas con la diversidad, pero<br />

débilmente correlacionadas con el endemismo (Leimbeck<br />

et al. 2004). Los autores sugieren que factores históricos<br />

pueden ser más importantes para explicar patrones de<br />

endemismo. Otro estudio utilizó modelos para predecir la<br />

distribución de 83 especies de Anthurium, para identificar<br />

tres potenciales sitios de alta biodiversidad de endemismo<br />

en Ecuador (Vargas et al. 2004).<br />

Estudios anteriores que abarcaron nuestra área de estudio<br />

han identificado varios picos de diversidad y endemismo<br />

en los Andes orientales. Los niveles más altos de rareza<br />

por el tamaño del área de distribución (range-size rarity)<br />

(una medida de distribución o endemismo restringido) de<br />

especies de Solanum (Solanaceae) en nuestra área de estudio<br />

alcanzaron su punto más alto en los Andes del norte y cerca<br />

de La Paz (Knapp 2002). Las especies de Loasaceae tienen una<br />

diversidad excepcional de especies de distribución restringida<br />

en la región de Amotape-Huancabamba, en el rincón<br />

noroeste del área de estudio, y que se extiende hasta el sur<br />

del Ecuador (Weigend 2002). Gran parte de esta diversidad,<br />

sin embargo, está restringida a ambientes secos no incluidos<br />

en nuestra área de estudio. La evaluación de la distribución<br />

de Ericaceae neotropicales reveló una unidad florística de<br />

la región biogeográfica de los Andes tropicales en nuestra<br />

área de estudio, que se extiende desde el sur-centro de Perú<br />

hasta el norte de Bolivia (Luteyn 2002). Esta unidad incluye<br />

cinco géneros endémicos, Demosthenesia, Siphonandra,<br />

Pellegrinni, Rusbya, y Polyclita, y numerosas especies. En<br />

Perú, los helechos (Pteridophytas) son más diversos y tienen<br />

una cantidad mayor de especies endémicas en elevaciones<br />

de 500 a 1.500 m en la ladera oriental de los Andes (León y<br />

Young 1996). Una evaluación extensa de las angiospermas de<br />

Perú encontró la densidad más alta de las especies endémicas<br />

nacionales, expresada tanto como cantidad de especies o como<br />

densidad de especies por unidad de área, entre los 2.500 a<br />

3.000 m de elevación (van der Werff y Consiglio 2004). La<br />

forma de vida correspondiente tiene una gran influencia en la<br />

elevación en la que las especies endémicas son más comunes.<br />

1


20<br />

Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />

El endemismo de los árboles y las lianas es más alto por debajo<br />

de los 500 m; el endemismo de las hierbas, los arbustos y las<br />

enredaderas llega a su punto más alto entre los 2.000 y los<br />

3.000 m; y el endemismo de las epifitas alcanza su máximo<br />

entre los 1.500 y los 3.000 m (van der Werff y Consiglio 2004).<br />

Estos análisis no distinguen entre las laderas este y oeste de<br />

los Andes, pero debido a la diversidad mucho más grande de<br />

la vertiente oriental, el resultado probablemente no difiere<br />

significativamente para la ladera este. Estos estudios examinan<br />

el endemismo de diferentes niveles taxonómicos y en diferentes<br />

escalas, pero proporcionan puntos de referencia útiles con los<br />

cuales comparar nuestros resultados. Aquí describimos cómo<br />

utilizamos las técnicas de modelado explicadas previamente<br />

para ayudar a identificar áreas específicas donde se encuentran<br />

las concentraciones de especies de plantas endémicas en la<br />

ladera este de los Andes centrales.<br />

Métodos<br />

Criterios para la selección de los grupos de plantas<br />

focales. La diversidad abrumadoramente alta de plantas<br />

vasculares a lo largo de la parte superior de la cuenca<br />

amazónica imposibilitó que incluyéramos todas las especies<br />

en este análisis. En cambio, seleccionamos una gran cantidad<br />

de muestras de grupos de plantas para representar la flora del<br />

área de estudio. Con el término grupo nos referimos a una<br />

familia taxonómica o a un género rico en especies. Utilizamos<br />

los siguientes criterios para seleccionar los grupos de plantas<br />

a considerar en este estudio:<br />

1. Conocimiento taxonómico. Los grupos de plantas<br />

seleccionados debían ser muy bien conocidos a nivel<br />

de especies tanto en Perú como en Bolivia. Por lo tanto<br />

restringimos la lista a grupos con monografías recientes<br />

que describieran las características y la distribución de<br />

cada especie. La publicación de una monografía en general<br />

significó que los especímenes del grupo albergados en<br />

herbarios estuvieran identificados con bastante precisión.<br />

Era necesario que el conocimiento fuera parejo con respecto<br />

a las especies localizadas en ambos países para evitar sesgar<br />

los resultados hacia cualquiera de éstos. Por esta razón, por<br />

ejemplo, no incluimos las orquídeas (Orchidaceae), pues<br />

aunque son muy conocidas en Bolivia (p. ej.; Müller et al.<br />

2003), su taxonomía es menos conocida en Perú.<br />

2. Distribución general. Los grupos seleccionados debían<br />

mostrar ejemplos de endemismo en el área de estudio. Por<br />

razones obvias, no incluimos familias que tienen pocas, o no<br />

tienen, especies endémicas en el área de estudio.<br />

3. Información disponible acerca de la distribución.<br />

Los grupos que seleccionamos ya tenían datos disponibles<br />

de localidad en los especímenes de herbarios o en literatura,<br />

que podíamos utilizar en los modelos de distribución.<br />

Debido a este factor eliminamos grupos tales como los<br />

cactos (Cactaceae) para los cuales muchas especies han sido<br />

descritas a partir de información muy vaga acerca de su<br />

distribución. En general, los grupos tratados en monografías<br />

recientes satisficieron esta condición.<br />

. Diversidad de formas de vida. Entre los grupos<br />

candidatos, seleccionamos una colección que junta representa<br />

el espectro de formas de vida de las plantas en el área de estudio,<br />

e incluimos hierbas, enredaderas, lianas, arbustos, arbolitos y<br />

árboles. La lista incluye especies que se enraízan en el suelo así<br />

como las que viven como epifitas o como semiepifitas.<br />

. Diversidad de elevación. La serie de grupos que<br />

seleccionamos tiene especies endémicas que tienden a<br />

localizarse a través del rango de elevaciones representadas en<br />

nuestra área de estudio.<br />

. Diversidad de hábitat. El grupo que seleccionamos<br />

también tiene especies con afinidad de hábitat que incluyen<br />

todos los más importantes que se localizan en el área de<br />

estudio. Así, la lista incluye grupos ubicados en los bosques<br />

de las montañas de las Yungas, bosques húmedos de tierras<br />

bajas, sabanas y valles secos.<br />

. Usos económicos. Incluimos grupos con especies con<br />

valor económico para ayudar a que los resultados fueran<br />

más relevantes para el público en general, y porque las<br />

especies con valor económico pueden verse amenazadas<br />

debido a la sobreexplotación.<br />

En función de estos criterios, desarrollamos una lista de doce<br />

familias focales, además de tres géneros focales de dos familias<br />

que incluimos en nuestro estudio (Tabla 2). Además de no<br />

tener en cuenta a las familias que podrían haber sido candidatas<br />

obvias como las Orchidaceae y las Cactaceae, tal como se<br />

aclaró anteriormente, no incluimos a ninguna Pteridophyta<br />

que no fuesen las Cyatheaceae ya que aún no se ha completado<br />

una revisión de las especies bolivianas, ni las Araceae dado<br />

que todavía se tienen que describir muchas de las especies,<br />

tampoco a las Amaryllidaceae puesto que los recolectores en<br />

nuestra área de estudios les han dedicado relativamente muy<br />

poca atención y tampoco las Aristolochiaceae debido a que<br />

su centro de distribución está ubicado al sur de nuestra área<br />

de estudio. En síntesis, la lista incluye 435 especies (la lista<br />

completa de las especies figura en el Apéndice 2).<br />

Compilación de registros de los herbarios. Reunimos<br />

registros de herbarios para las especies focales revisando<br />

sistemáticamente las colecciones de los herbarios más grandes<br />

dentro del área de estudio y la base de datos TRÓPICOS, del<br />

Jardín Botánico de Missouri (ver en los Agradecimientos la lista<br />

completa de los herbarios que contribuyeron). Aumentamos<br />

las muestras incluyendo registros de herbarios en los que<br />

trabajaron especialistas en familias particulares y buscando en


Tabla 2. Características de los grupos focales de plantas vasculares.<br />

Cantidad de Altura de las<br />

especies elevaciones<br />

endémicas en las que la<br />

en el área del diversidad llegó<br />

Grupo proyecto † Forma de vida al punto más alto Hábitat<br />

Acanthaceae 157 Hierbas, arbustos, media Sabanas, Yungas,<br />

bosques de tierras bajas<br />

Anacardiaceae 5 Árboles, arbustos baja Bosques de tierras bajas,<br />

valles secos<br />

Aquifoliaceae 14 Árboles, arbustos alta Yungas, bosques de<br />

tierras bajas<br />

Bruneliaceae 10 Árboles alta Yungas<br />

Campanulaceae 45 Arbustos, enredaderas alta Yungas<br />

Chrysobalanaceae 13 Árboles baja Bosques de tierras bajas<br />

Cyathaceae 5 Helechos arbóreos alta Yungas<br />

Ericaceae 47 Arbustos, enredaderas, epifitas baja Yungas<br />

Fabaceae-Inga 16 Árboles, arbustos baja Bosques de tierras bajas<br />

Fabaceae- Mimosa 7 Arbustos baja Valles secos<br />

Loasaceae 19 Hierbas, arbustos media, alta Yungas<br />

Malpighiaceae 25 Árboles, enredaderas media, alta Valles secos, Yungas<br />

Marcgraviaceae 7 Arbustos, hemiepifitas media Bosques de tierras bajas<br />

Onagraceae–Fuchsia 33 Arbustos, enredaderas, arbolitos alta Yungas<br />

Passifloraceae 32 Lianas alta Yungas<br />

† No incluye las especies cuya validez taxonómica no es segura o las especies no conocidas al menos en una localidad específica.<br />

la literatura. Debido a que la mayoría de las etiquetas de los<br />

especímenes no incluían coordenadas sobre las ubicaciones<br />

donde fueron recolectados, georreferenciamos las localidades<br />

utilizando diccionarios geográficos y mapas digitales. Para<br />

controlar la exactitud de la georreferenciación, enviamos a<br />

revisión los mapas de las localidades registradas para cada una<br />

de las especies a especialistas en la taxonomía de cada grupo<br />

(ver en el Apéndice 3 la lista de especialistas consultados).<br />

Ejecución de los modelos y revisiones. Luego de incorporar<br />

los comentarios de los revisores en el conjunto de datos,<br />

corrimos los modelos de Maxent para cada una de las especies<br />

tal como ya se describió en Métodos para crear los modelos de<br />

distribución, con la excepción de aquellas especies conocidas<br />

solo en una localidad. Luego convocamos a un grupo de ocho<br />

botánicos peruanos y nueve bolivianos familiarizados con las<br />

especies y el área de estudio para que revisaran los modelos<br />

de distribución resultantes (ver en el Apéndice 3 la lista de<br />

revisores). Salvo en un caso, los revisores fueron distintos de<br />

los especialistas en taxonomía que controlaron los datos de<br />

localización. Excepto por dos de los revisores, ninguno de los<br />

demás participó en ningún otro aspecto del estudio y por lo<br />

tanto es poco probable que su opinión estuviese influida a la<br />

hora de evaluar los modelos. Para cada una de las especies, los<br />

botánicos eligieron, si había, cuál de los cuatro modelos de<br />

Maxent reflejaba una descripción de la distribución razonable.<br />

En los casos en los que un modelo de Maxent era razonable,<br />

los botánicos seleccionaron un umbral de corte para convertir<br />

las predicciones continuas de Maxent en mapas de presenciaausencia.<br />

Una vez más, la elección se basó en la experiencia<br />

de los botánicos con las especies en el campo. Por último,<br />

eliminaron de las predicciones de Maxent áreas de predicción<br />

tales como cadenas de montañas aisladas donde se sabe que las<br />

especies no están localizadas.<br />

Para los casos en los que ningún modelo de Maxent produjo<br />

una representación lógica del rango de distribución de una<br />

especie, los botánicos sugirieron criterios para producir<br />

un modelo deductivo. En la mayoría de los casos, los<br />

criterios incluyeron distribuciones en altura en el área de<br />

las recolecciones conocidas aunque en otros utilizamos los<br />

límites de sistemas ecológicos donde se localizan las especies.<br />

Para algunas especies con rangos de distribución amplios, los<br />

modelos de Maxent produjeron resultados satisfactorios para<br />

la mayoría de la distribución, pero no para toda. Para estas<br />

especies, produjimos modelos híbridos utilizando partes<br />

de las predicciones de Maxent en una porción del rango de<br />

distribución y un modelo deductivo para la parte restante.<br />

21


22<br />

Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />

En el caso de las especies conocidas en una sola localidad,<br />

los botánicos nuevamente seleccionaron rangos de altura<br />

para la especie en la vecindad de la localidad. En los casos<br />

de las especies de tierras bajas o para aquellas sin una<br />

distribución en elevación conocida, simplemente dibujamos<br />

un círculo alrededor de la localidad con un radio apropiado a<br />

la distancia de dispersión de la forma de planta involucrada.<br />

Por ejemplo, en general utilizamos un radio de 5 km para los<br />

árboles y de 2 km para las hierbas.<br />

Resultados<br />

Modelos de distribución. Compilamos un total de 3.040<br />

registros de localidades singulares de 435 especies de plantas<br />

endémicas en los 15 grupos tratados (Figura 3, Tabla 3). El<br />

conjunto de datos abarca desde un mínimo de 1 (N = 125<br />

especies) a un máximo de 84 registros (para Fuchsia sanctaerosae)<br />

por especie, con un promedio de 7,0 registros por<br />

especie. El grupo con más registros fue Mimosa (promedio<br />

= 16,0 registros por especie) mientras que Anacardiaceae y<br />

Malpighiaceae tuvieron la menor cantidad (promedio = 3,4<br />

por cada grupo). La distribución de las especies endémicas<br />

fue desde los 2 km 2 (Ilex trachyphylla y Centropogon bangii)<br />

hasta los 237.600 km 2 para Inga steinbachii con un promedio<br />

de 17.484 km 2 . Las Loasaceae tuvieron el tamaño de rango<br />

de distribución promedio más pequeño (5.357 km 2 ) mientras<br />

que la Aquifoliaceae fueron el grupo con la distribución más<br />

grande (media = 46.131 km 2 ).<br />

Figura 3. Distribución de las localidades de recolección<br />

de plantas en el área de estudio.<br />

Maxent produjo resultados adecuados para 264 especies (61%).<br />

Utilizamos modelos híbridos para 18 especies (4%) y modelos<br />

deductivos para 153 de las especies (35%), incluidas todas las<br />

especies conocidas en una sola localización. Concentrándonos<br />

en las especies conocidas en más de una localización, Máxent<br />

proporcionó un modelo completo o híbrido para el 85% de<br />

las especies. No hubo diferencias detectables entre las familias<br />

para la utilidad de Maxent. Los revisores consideraron que<br />

el procedimiento de modelado inductivo produjo resultados<br />

satisfactorios para, al menos, dos tercios de las especies en<br />

cada familia. Para las especies con al menos dos localidades<br />

aisladas, la utilidad de Maxent no fue diferente para las especies<br />

de tierras bajas (las que tienen la mayor parte de las localidades<br />

por debajo de los 800 m) en contraste con las de tierras altas<br />

(X2 = 0,009, d.f. = 2, P > 0,90). La mayoría de los modelos<br />

Maxent utilizados (79%) para las plantas fueron el modelo<br />

3 (con datos MODIS de satélite generalizados a 2 km) o el<br />

modelo 4 (con datos MODIS generalizados a 5 km), aunque<br />

algunas (16%) utilizaron datos MODIS no generalizados y<br />

pocas (6%) funcionaron mejor sin datos MODIS.<br />

Abundancia de las especies endémicas. La localización de<br />

las especies endémicas de cada grupo focal están registradas<br />

en las Figuras 4 a 18. La cantidad y grado de coexistencia de<br />

especies endémicas varió significativamente entre las familias,<br />

dando como resultado “picos” de endemismo que van de 2<br />

a 20 especies.


Tabla 3. Síntesis de los datos de localidades, métodos utilizados para hacer los modelos y tamaño de las<br />

distribuciones predichas.<br />

Grupos<br />

Plantas vasculares<br />

Acanthaceae 157 814 82 49 5,2 78 10 70 13 204.251 16.969<br />

Anacardiaceae 5 17 5 2 3,4 2 0 3 82 105.975 25.216<br />

Aquifoliaceae 14 104 18 1 7.4 13 0 1 77 143.572 46.131<br />

Brunelliaceae 10 69 29 6 6.9 3 0 7 34 23.186 5.896<br />

Campanulaceae 45 377 44 4 8,4 38 1 6 2 117.044 14.925<br />

Chrysobalanaceae 13 45 12 6 3,5 5 1 7 9 76.618 12.146<br />

Cyatheaceae 5 34 24 2 6,8 3 0 2 49 25.155 6.366<br />

Ericaceae 47 457 59 14 9,7 31 0 16 22 71.814 11.839<br />

Fabaceae (Inga) 16 121 28 4 7,6 9 2 5 78 237.600 37.291<br />

Fabaceae (Mimosa) 7 112 54 1 16,0 6 0 1 4 34.667 11.294<br />

Loasaceae 19 85 38 9 4,5 10 0 9 28 24.174 5.357<br />

Malpighiaceae 25 84 19 10 3,4 15 0 10 14 71.171 7.727<br />

Marcgraviaceae 7 68 20 0 9,7 6 1 0 8,072 77.737 38.949<br />

Onagraceae (Fuchsia) 33 477 84 3 14,5 29 1 3 25 72.659 15.469<br />

Passiflora 32 176 32 12 5,5 16 2 14 19 34.353 6.687<br />

Plantas vasculares<br />

subtotal 3 3.0 0 123 ,0 2 1 1 3 2 23 . 00 1 .<br />

Vertebrados<br />

Cant. de especies<br />

Datos de Localidades<br />

Cant. de localidades<br />

aisladas<br />

Cant, máxima de<br />

localidades<br />

Cant. de especies con<br />

una localidad<br />

Cant. promedio de<br />

localidades por especie<br />

Métodos utilizados<br />

para hacer los<br />

modelos<br />

Anfibios 177 1.060 64 65 6,0 85 8 84 13 690.992 18.935<br />

Mamíferos 55 618 70 4 11,2 47 0 8 33 344.920 47.800<br />

Aves 115 2.436 94 3 21,2 99 6 10 78 309.168 33.544<br />

Total 2 .1 1 ,1 32 2 2 0. 2 20.1 1<br />

Cant. de especies<br />

modeladas inductivamente<br />

Cant. de especies con<br />

modelos híbridos<br />

Cant. de especies con<br />

modelos deductivos<br />

Área mínima (km2)<br />

Tamaños predichos<br />

de las distribuciones<br />

Área máxima (km2)<br />

Área promedio (km2)<br />

23


2<br />

Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />

Acanthaceae. Las especies endémicas<br />

están estrechamente concentradas en<br />

la cordillera de Carpish y en la región<br />

Tingo María del Departamento de<br />

Huánuco, Perú, y ampliamente en los<br />

Andes en el Departamento de La Paz,<br />

Bolivia (Figura 4). Cantidades más<br />

pequeñas de especies endémicas se<br />

localizan en los piedemontes más bajos<br />

del límite entre los departamentos de<br />

Cusco y Madre de Dios, Perú. Las áreas<br />

endémicas, definidas como los lugares<br />

con al menos dos tercios de la máxima<br />

cantidad de especies coexistentes para<br />

el grupo, tienen al menos 13 especies<br />

que se coexisten y cubren 18.095 km 2<br />

en una elevación promedio de 1.080 m.<br />

Anacardiaceae. Las especies<br />

endémicas de esta familia se localizan<br />

en las tierras bajas y no presentaron<br />

coexistencias (Figura 5).<br />

Figura . Abundancia de las especies endémicas de Acanthaceae.<br />

Figura . Abundancia de las especies endémicas de Anacardiaceae.


Figura . Abundancia de las especies endémicas de Aquifoliaceae.<br />

Figura . Abundancia de las especies endémicas de Brunelliaceae.<br />

Aquifoliaceae. La abundancia de<br />

especies endémicas es más alta en el<br />

oeste de San Martín, en las laderas<br />

más bajas de la Cordillera Central y la<br />

cordillera de Carpish en Huánuco, y<br />

continua hacia el sur en las porciones<br />

adyacentes del Departamento de<br />

Pasco (Figura 6). Las concentraciones<br />

menores se localizan a lo largo del<br />

Río Paucartambo en el límite entre los<br />

departamentos de Cusco y Madre de<br />

Dios y cerca de La Paz, Bolivia. Las<br />

áreas endémicas tienen al menos cinco<br />

especies localizadas que coexisten y<br />

cubren 15.632 km 2 en un promedio<br />

de elevación de 2.340 m.<br />

Brunelliaceae. La abundancia de<br />

las especies endémicas es más alta<br />

en las cordilleras cerca de La Paz y la<br />

Cordillera de Cocapata-Tiraqui en el<br />

Departmento de Cochabamba donde<br />

hasta tres especies son endémicas<br />

(Figura 7). Las áreas endémicas<br />

tienen al menos dos especies que<br />

coexisten y cubren 15.470 km 2 en un<br />

promedio de elevación de 2.372 m.<br />

2


2<br />

Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />

Campanulaceae. La abundancia<br />

de las especies endémicas en esta<br />

familia alcanza hasta las 18 especies<br />

que coexisten en un área de evidente<br />

endemismo para esta familia en<br />

la ladera este de la cordillera en el<br />

Departamento de La Paz (Figura 8).<br />

Las áreas endémicas tienen al menos<br />

12 especies que coexisten y cubren<br />

2.458 km 2 en una elevación promedio<br />

de 2.539 m.<br />

Chrysobalanaceae. La más alta<br />

densidad de Chrysobalanaceae<br />

endémicas se localiza cerca de Iquitos,<br />

en el Departamento de Loreto, Perú<br />

(Figura 9). Las áreas endémicas tienen<br />

al menos tres especies que coexisten<br />

y cubren 3.199 km 2 en una elevación<br />

promedio de 105 m.<br />

Figura . Abundancia de las especies endémicas de Campanulaceae.<br />

Figura . Abundancia de las especies endémicas de Chrysobalanaceae.


Figura 10. Abundancia de las especies endémicas de Cyatheaceae.<br />

Figura 11. Abundancia de las especies endémicas de Ericaceae.<br />

Cyatheaceae. Solo cinco helechos<br />

arbóreos son endémicos en el área<br />

de estudio. Las áreas de coexistencia<br />

entre dos especies se localizan en los<br />

departamentos de Cusco y La Paz,<br />

en Perú y Bolivia respectivamente<br />

(Figura 10).<br />

Ericaceae. Las áreas endémicas de<br />

este grupo son similares a las de la<br />

Campanulaceae, y corren a lo largo<br />

de la ladera este de la cordillera en<br />

el Departamento de La Paz (Figura<br />

11). Concentraciones más pequeñas<br />

de especies endémicas se localizan en<br />

Cusco, Puno y Cochabama. Las áreas<br />

endémicas tiene al menos diez especies<br />

que coexisten y cubren 5.606 km 2 en<br />

una elevación promedio de 2.621 m.<br />

2


2<br />

Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />

Inga. Aunque el estudio incluyó<br />

16 especies de Inga, no más de<br />

cinco coexisten. Las más altas<br />

concentraciones de esta especie están<br />

en Tarapoto, Iquitos y Cocha Cashu,<br />

Perú (Figura 12). Las áreas endémicas<br />

tienen, al menos, tres especies que<br />

coexisten y cubren 4.491 km 2 en una<br />

elevación promedio de 287 m.<br />

Mimosa. Siete especies de Mimosa<br />

son endémicas en el área de estudio.<br />

Hasta cuatro de estas son simpátricas<br />

en las cordilleras en el sureste del<br />

departamento de La Paz, Bolivia<br />

(Figura 13). Las áreas endémicas<br />

tienen al menos tres especies que<br />

coexisten y cubren 4.290 km 2 en una<br />

elevación promedio de 2.278 m.<br />

Figura 12. Abundancia de las especies endémicas de Inga.<br />

Figura 13. Abundancia de las especies endémicas de Mimosa.


Figura 1 . Abundancia de las especies endémicas de Loasaceae.<br />

Figura 1 . Abundancia de las especies endémicas de Malpighiaceae.<br />

Loasaceae. Las únicas<br />

concentraciones significativas de<br />

especies de Loasaceae se localizan en<br />

el sur del Departamento de Amazonas,<br />

Perú, cerca de Chachapoyas (Figura<br />

14). Las áreas endémicas tienen al<br />

menos tres especies que coexisten<br />

y cubren 375 km 2 en una elevación<br />

promedio de 2.643 m.<br />

Malpighiaceae. El estudio incluyó<br />

25 especies de Malpighiaceae, pero<br />

éstas están ampliamente dispersadas<br />

a través del área de estudio. Las<br />

concentraciones de especies endémicas<br />

se localizan cerca de Tarapoto y cerca<br />

de Iquitos en el norte de Perú (Figura<br />

15). Las áreas endémicas tienen al<br />

menos tres especies que coexisten y<br />

cubren 2.529 km 2 en una elevación<br />

promedio de 348 m.<br />

2


30<br />

Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />

Marcgraviaceae. Hasta cuatro<br />

especies de Marcgraviaceae se<br />

localizan en las cordilleras alrededor<br />

de La Paz (Figura 16). Las áreas<br />

endémicas tienen al menos tres<br />

especies que coexisten y cubren<br />

19.067 km 2 en una elevación<br />

promedio de 2.005 m.<br />

Fuchsia. Las concentraciones<br />

más altas de especies endémicas<br />

se localizan en las laderas de las<br />

montañas entre Paucartambo y<br />

Marcapata en Cusco, con cantidades<br />

menores en las regiones de las<br />

cordilleras de Carpish-Pasco central<br />

y Cochabamba (Figura 17). Las áreas<br />

endémicas tienen al menos ocho<br />

especies que coexisten y cubren 6.011<br />

km 2 en una elevación promedio de<br />

2.861 m.<br />

Figura 1 . Abundancia de las especies endémicas de Marcgraviaceae.<br />

Figura 1 . Abundancia de las especies endémicas de Fuchsia.


Figura 18. Abundancia de las especies endémicas de Passifloraceae.<br />

Passifloraceae. Las densidades de<br />

especies endémicas en este género<br />

son mayores en las laderas de los<br />

Andes cerca de La Paz (Figura 18).<br />

Las áreas endémicas tienen al menos<br />

cinco especies que coexisten y cubren<br />

658 km 2 en una elevación promedio<br />

de 2.373 m.<br />

31


32<br />

Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />

Irreemplazabilidad total (Summed Irreplaceability).<br />

Debido a que muchos de los grupos focales tenían<br />

muestras pequeñas de especies endémicas, calculamos la<br />

irreemplazabilidad total (summed irreplaceability) para toda<br />

la muestra de plantas vasculares. Las especies conocidas en<br />

localidades aisladas eran comunes y por lo tanto recibieron<br />

un peso ponderado debido a sus minúsculas distribuciones.<br />

El resultado es un mapa que muestra pequeños picos de<br />

irreemplazabilidad cerca de Iquitos, Perú, y a lo largo de la<br />

porción superior del área del estudio en la Cordillera de los<br />

Andes (Figura 19). Los picos en Iquitos reflejan la localización<br />

de pocas especies de Chrysobalanaceae restringida a los<br />

bosques de con suelos de arenas blancas.<br />

Áreas de endemismo subestudiadas. Una vez más,<br />

combinamos datos de todas las especies para este análisis.<br />

Los análisis predijeron que las áreas que tienen especies<br />

endémicas pero que están alejadas de las zonas en las<br />

que las especies fueron recolectadas incluyen el norte de<br />

Cochabamba, las cordilleras del norte de La Paz, la región<br />

de Paucartambo en el límite Cusco-Madre de Dios, y otras<br />

pocas localidades distribuidas hacia el norte (Figura 20).<br />

Discusión<br />

Nuestros resultados agregan detalles sustanciales a los<br />

patrones de alto endemismo previamente reconocidos en la<br />

ladera oriental de los Andes centrales. Las especies endémicas<br />

no están de ninguna manera distribuidas de modo uniforme<br />

a lo largo de este corredor. Las concentraciones localizadas<br />

existen todo a lo largo, pero las afinidades taxonómicas<br />

de estas concentraciones varían. Las Aquifoliaceae,<br />

Chrysobalanaceae, Inga, Loasaceae, y Malpighiaceae son más<br />

abundantes en el norte; las Brunelliaceae, Campanulaceae,<br />

Ericaceae, Marcgraviaceae, Mimosa, y Passiflora son más<br />

abundantes en el sur; Fuchsia es más abundante en el centro<br />

del área de estudio, y Acanthaceae tienen concentraciones<br />

de especies endémicas tanto en el norte como en el sur. Los<br />

análisis previos, a menudo realizados en áreas geográficas<br />

mucho más grandes, en general no proporcionan información<br />

en una escala más fina que la de una cuadrícula de Flora<br />

Neotrópica de 1° × 1° (p. ej.: Knapp 2002, Luteyn 2002).<br />

Estos hallazgos sustentan los pocos estudios previos sobre<br />

el endemismo en algunos de los grupos focales. Hallamos<br />

la más alta densidad de Loasaceae endémicas en el rincón<br />

noroeste del área de estudio, donde previamente fueron<br />

reportadas las concentraciones de especies de esta familia<br />

(Weigend 2002). Las Ericaceae endémicas fueron más<br />

comunes en el sur de Perú y en el norte de Bolivia, como se<br />

sugirió en el pasado (Luteyn 2002). Nuestra limitada muestra<br />

confirmó aun más los patrones ampliamente informados de<br />

picos de endemismo en rangos de elevación de 2.000 a 3.000<br />

m (Gentry 1986, Kessler 2000a, van der Werff y Consiglio<br />

2004). Los grupos que elegimos deliberadamente, porque<br />

se conoce que tienen especies endémicas en las tierras bajas<br />

(Anacardiaceae, Chrysobalanaceae, Inga, Mimosa) tuvieron,<br />

por lejos, mucho menos especies endémicas que grupos tales<br />

como las Acanthaceae, Campanulaceae, y Ericaceae que<br />

tienen especies endémicas en elevaciones mayores.<br />

La ubicación variable de las concentraciones de especies<br />

endémicas puede reflejar las diferentes historias evolutivas<br />

de los grupos focales. Las entidades taxonómicas con<br />

grandes concentraciones de especies en áreas geográficas<br />

pequeñas pueden haberse diferenciado en estos lugares<br />

hace relativamente poco tiempo en la historia geológica y<br />

aún no se han dispersado lejos de los lugares en donde se<br />

originaron. Estas especies recientemente evolucionadas, con<br />

distribuciones restringidas, son denominadas neoendémicas<br />

(Young et al. 2002). Los grupos candidatos que pueden<br />

contener bastantes neoendémicas incluyen a las Acanthaceae,<br />

Campanulaceae, Fuchsia, y Passifloraceae. El agrupamiento<br />

de muchas especies endémicas en áreas geográficas pequeñas<br />

sugiere la existencia de múltiples acontecimientos de<br />

evolución unidos a una baja dispersión. Por el contrario, las<br />

especies de distribución restringida que se localizan lejos de<br />

otras especies de distribución restringida del mismo género<br />

pueden presentar poblaciones relictas de especies ancestrales<br />

que alguna vez estuvieron ampliamente distribuidas.<br />

Ejemplos posibles de estas “especies paleoendémicas” en<br />

nuestro estudio pueden incluir a miembros de Anacardiaceae.<br />

Son necesarios análisis filogenéticos detallados de estas<br />

especies para confirmar estas hipotésis, a pesar de los<br />

sugerentes datos biogeográficos que presentamos. Tanto<br />

las especies paleoendémicas como las neoendémicas de<br />

linajes cercanamente relacionados, en ocasiones se localizan<br />

simultáneamente, como se ha mostrado en el caso de las aves<br />

(Fjeldså et al. 1999), enfatizando aún más la necesidad de<br />

estudios filogenéticos.<br />

¿Podrían los resultados aquí expuestos ser el resultado de<br />

una recolección sesgada, tal como se demostró en relación a<br />

los famosos centros de endemismo de plantas del Amazonas<br />

(Nelson et al. 1990)? En un nivel, las concentraciones de<br />

especies endémicas cerca de la cordillera de Carpish, Cusco<br />

y La Paz, con seguridad reflejan hasta cierto punto el<br />

esfuerzo que los botánicos de campo han invertido en estos<br />

lugares de recolección. El uso de modelos de distribución<br />

ayuda, en cierto sentido, a controlar esta predisposición<br />

prediciendo distribuciones lejos de los lugares en los que<br />

fueron recolectadas las especies. La enorme variación en<br />

los patrones mostrada en los diferentes grupos focales, sin<br />

embargo, sugiere que los patrones más grandes deben ser<br />

reales. Por ejemplo, las empinadas laderas de los Andes de<br />

los alrededores de La Paz han sido objeto de incontables<br />

expediciones de recolección, pero el área no parece albergar<br />

muchas especies endémicas de Fuchsia (Figura 17). Fuchsia<br />

en general es una planta llamativa, y sería difícil que las


Figura 1 . Irremplazabilidad total (Summed irreplaceability) de todas las especies endémicas de<br />

plantas vasculares de este estudio.<br />

Figura 20. Áreas subestudiadas del endemismo de plantas (lugares en los que se ha predicho que<br />

existen especies endémicas pero que están a más de 50 km de la localidad confirmada más cercana).<br />

33


3<br />

Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />

legiones de recolectores de plantas que rastrillan el área<br />

desde La Paz la pasaran por alto. De modo similar, la ladera<br />

este de los Andes en el departamento de San Martín, al<br />

norte del Perú, ha recibido mucha atención por parte de los<br />

biólogos de campo. Dado que la zona está cerca del Ecuador,<br />

podríamos esperar una gran cantidad de especies endémicas.<br />

Y efectivamente encontramos muchas especies endémicas<br />

de Aquifoliaceae (Figura 16), pero muy pocas especies<br />

endémicas de cualquier otro grupo taxonómico estudiada<br />

aquí, lo que nuevamente sugiere que las Aquifoliaceae son<br />

verdaderamente más diversas en el norte de Perú que en<br />

ningún otro lado de nuestra área de estudio, y que otros<br />

grupos taxonómicos son menos diversos en el norte de Perú<br />

que más hacia el sur.<br />

Maxent demostró ser un algoritmo versátil para hacer modelos<br />

de nuestra muestra de especies de plantas de los Andes<br />

centrales. A pesar de que los altos niveles de diversidad, los<br />

bajos esfuerzos de recolección relacionados con la extensión<br />

del territorio, la dificultad para acceder, y el microendemismo<br />

contribuyeron a que una gran cantidad de especies sean<br />

conocidas por una sola o por pocas localidades, pudimos sin<br />

embargo, elaborar modelos de distribución exitosos de casi<br />

dos tercios de las especies. Las distribuciones modeladas en<br />

muchos casos produjeron resultados satisfactorios, según el<br />

juicio de los revisores externos, incluso cuando una especie<br />

era conocida tan solo en dos localidades. La distribución<br />

de muchas plantas montanas pueden estar limitadas por<br />

la adaptación fisiológica a condiciones climáticas limitadas<br />

(Kessler 2000a, 2001c). Los datos ambientales que utilizamos<br />

en los modelos pueden haber capturado exitosamente estas<br />

condiciones, dando como resultado una descripción precisa<br />

de la distribución de las especies.<br />

Los datos acerca de la vegetación de MODIS mejoraron<br />

significativamente los modelos de Maxent en un 94% de las<br />

especies cuyos modelos se hicieron inductivamente. Para la<br />

mayoría de estos, los datos de MODIS funcionaron mejor<br />

cuando se los generalizó en un radio de 2 a 5 km para cada<br />

celda de análisis de 1 km 2 . Generalizar los datos de MODIS<br />

fue evidentemente efectivo para controlar la naturaleza<br />

aproximada de la mayoría de las coordenadas asignadas a las<br />

localidades de recolección.


VI. Anfibios<br />

Por César Aguilar, Lourdes Arangüena, Jesús H.<br />

Córdova, Dirk Embert, Pilar A. Hernandez, Lily<br />

Paniagua, Carolina Tovar, y Bruce E. Young<br />

Introducción<br />

Hasta hace muy poco tiempo, los anfibios eran una de<br />

las clases de vertebrados más pobremente estudiados en<br />

América del Sur. La atención dedicada en el continente a la<br />

taxonomía de los anfibios, a su distribución y a su historia<br />

natural durante las últimas dos décadas ha mejorado<br />

sustancialmente nuestro conocimiento, pero aún hay mucho<br />

por aprender. Por ejemplo, el ritmo de descripción de las<br />

nuevas especies en la actualidad es el más rápido en toda<br />

la historia científica (Duellman 1999). Algunas áreas, como<br />

Bolivia, hace muy poco tiempo que han empezado a recibir<br />

atención. Una revisión de la diversidad de los anfibios de<br />

América del Sur publicada en 1988 y que trabajó sobre 40<br />

sitios de campo muy bien conocidos no incluyó ninguno<br />

en Bolivia (Duellman 1988). La situación mejoró pronto de<br />

allí en adelante, y en solo diez años de estudios de campo<br />

realizados por un puñado de herpetólogos, la lista de anfibios<br />

conocidos en ese país pasó de 112 a 186 (De la Riva et al.<br />

2000). Esta cantidad sigue siendo incompleta, porque unas<br />

67 especies más son conocidas en países vecinos cercanos<br />

al límite con Bolivia pero aún no han sido encontradas en el<br />

país, para no mencionar la cantidad desconocida de especies<br />

no descubiertas que están ocultas en los bosques y pantanos<br />

de Bolivia. El que los registros estén incompletos hace que<br />

cualquier análisis acerca de la biodiversidad sea preliminar.<br />

La urgente necesidad de planificar la conservación, de todos<br />

modos, exige que extraigamos tanto como sea posible de los<br />

datos disponibles (p. ej,: Ibisch y Mérida 2004).<br />

Debido a la naturaleza en desarrollo de nuestro conocimiento,<br />

la literatura que describe los patrones de endemismo de los<br />

anfibios dentro de nuestra área de estudio es escasa. Un<br />

estudio acerca de la diversidad de los anfibios en la porción<br />

brasileña de la cuenca del Amazonas halló que, aunque<br />

algunas especies son endémicas en la cuenca, muy pocas<br />

tienen distribuciones restringidas (Azevedo-Ramos y Galatti<br />

2002). Un examen de las especies del Amazonas del género<br />

Eleutherodactylus, el género de anfibios más rico en especies,<br />

presentó la más alta diversidad en la región bajo Loreto-<br />

Amazonas/San Martín en Perú (Lynch 1980). Pero otro<br />

estudio que determina las relaciones entre las faunas anuras<br />

de las tierras bajas tropicales describió dos faunas claramente<br />

distintas del Perú, una de la región de Iquitos que estaba<br />

más cercanamente alineada con el Ecuador amazónico, y<br />

otra del sur de Perú y las adyacencias de Bolivia (Ron 2000).<br />

Las investigaciones en las tierras bajas del sur de Perú han<br />

destacado la extraordinaria diversidad de la herpetofauna en<br />

ese sitio (Doan y Arizábal 2002). Incluso otro estudio dividió<br />

a América del Sur en doce regiones biogeográficas y examinó<br />

la abundancia de las especies y el endemismo en cada una<br />

de ellas (Duellman 1999). Los Andes fueron una de estas<br />

regiones y contenían la mayor cantidad de especies y la mayor<br />

cantidad de especies endémicas. Otras regiones que incluían<br />

secciones de nuestra área de estudio incluyen la región<br />

Amazonas-Guyana, que tenía un poco menos de la mitad de<br />

las especies y de las especies endémicas que los Andes, y la<br />

región Pampa-Monte (que comprende las sabanas del Beni<br />

así como las extensas áreas de pastizales de la Argentina),<br />

que tenían alrededor de un décimo de las especies y especies<br />

endémicas con respecto a los Andes. Tomados en conjunto,<br />

estos resultados sugieren que, del mismo modo que con los<br />

otros grupos taxonómicos cubiertos en nuestro estudio,<br />

deberíamos encontrar la mayoría de las especies endémicas<br />

en las regiones montanas.<br />

Métodos<br />

Selección de las especies. Seguimos los lineamientos<br />

descritos con anterioridad en Capitulo III, Área de Estudio,<br />

para elegir 177 especies de anfibios endémicas en el área<br />

de estudio (la lista completa de los anfibios está en el<br />

Apéndice 2). La lista está formada por 172 anuros (ranas y<br />

sapos), una salamandra y cuatro cecilidos. No incluimos al<br />

sapo Bufo poeppigii porque posiblemente se localiza fuera<br />

del área de estudio, en Ecuador. La confusión acerca de<br />

la diferencia entre esta especie y el Bufo marinus empaña<br />

nuestra comprensión acerca de sus límites de distribución<br />

(Córdova y Descailleaux 1996). Aunque el Colostethus<br />

melanolaemus ha sido informado como endémico en el<br />

Perú amazónico, hace poco tiempo ha sido encontrado fuera<br />

del área de estudio, en Brasil (V. Morales, comunicación<br />

personal). La especie Dendrobates amazonicus también es<br />

conocida como endémica en nuestra área de estudio cerca<br />

de Iquitos, pero no lo incluimos en nuestro estudio porque<br />

fue descrita a partir de una fotografía y no de un espécimen,<br />

limitando así la posibilidad de los científicos de averiguar<br />

si otros especímenes pertenecen a esta especie o no. En<br />

cuanto a la nomenclatura, seguimos IUCN et al. (2006). Este<br />

esquema adopta los cambios sugeridos recientemente para<br />

las ranas hílidas (Faivovich et al. 2005), pero no los cambios<br />

3


3<br />

Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />

Compilación de los registros de localización. Obtuvimos<br />

la información acerca de la localización de los especímenes de<br />

la lista de 177 especies objeto de las grandes colecciones de<br />

Perú y Bolivia, así como de todos los museos de América del<br />

Norte que poseen cantidades significativas de especímenes<br />

de América del Sur (ver en el Apéndice 1 la lista de los<br />

contribuyentes). Georeferenciamos las localidades en los<br />

casos en que las etiquetas de los especímenes no incluían<br />

coordenadas geográficas, utilizando las fuentes descritas<br />

en la sección de Plantas vasculares. Complementamos este<br />

conjunto de datos con información adicional tomada de<br />

la literatura que buscamos en Zoological Record para las<br />

especies objeto y sus sinónimos conocidos. Una vez que<br />

compilamos un borrador de la base de datos de los registros<br />

de localización, L. Rodríguez y D. Embert, herpetólogos con<br />

un amplio conocimiento de los anfibios de Perú y Bolivia,<br />

respectivamente, revisaron los datos para asegurar que<br />

estuvieran completos y fueran exactos.<br />

Realización de los modelos y revisiones. Corrimos los<br />

modelos Maxent en todas las especies que tenían al menos<br />

dos localidades. Un grupo de nueve herpetólogos de Perú<br />

y Bolivia revisó los modelos, y sugirieron criterios para<br />

derivar los modelos deductivos para las dos especies que solo<br />

se conocían a partir de una localización aislada y para las<br />

conocidas en múltiples localidades pero sobre las que Maxent<br />

no produjo un modelo significativo (ver en el Apéndice 3<br />

la lista de especialistas consultados). Los criterios utilizados<br />

para los modelos deductivos incluyeron altura, límites de<br />

cuencas hídricas, ubicación de la tierra con hábitat natural, o<br />

una distancia fija relacionada con la capacidad de dispersión<br />

de la especie involucrada. En los casos en los cuales Maxent<br />

produjo modelos útiles, los revisores seleccionaron uno<br />

de los cuatro modelos (p. ej.: utilizando los datos de la<br />

vegetación de MODIS de maneras diferentes, ver Métodos)<br />

que mejor describiera su conocimiento de la distribución, y<br />

luego identificaron el umbral más apropiado para desarrollar<br />

un mapa de distribución que predijera la ausencia-presencia.<br />

Resultados<br />

Modelos de distribución. Compilamos 1.060 registros de<br />

localización únicos para las 177 especies focales de anfibios<br />

(Figura 21, Tabla 3). Aunque las especies promediaron unas<br />

6 localidades cada una, la media fue solo dos. Una media<br />

baja refleja el hecho de que 65 anfibios (el 37% del total)<br />

del área de estudio son conocidos solo en una localidad. La<br />

especie más ampliamente recolectada fue Eleutherodactylus<br />

platydactylus, conocida en 64 localidades desde San Martín,<br />

Perú, hasta Santa Cruz, Bolivia.<br />

En cuanto a los modelos de distribución, los revisores<br />

seleccionaron Maxent para 85 especies (48% del total),<br />

modelos Maxent deductivos híbridos para 8 especies (5%)<br />

y modelos deductivos para las 84 especies restantes (47%).<br />

Figura 21. Distribución de las localidades de recolección de<br />

anfibios en el área de estudio.<br />

Teniendo en cuenta solo la muestra de especies para las cuales<br />

había al menos dos registros únicos, Maxent proporcionó<br />

un modelo total o parcial de distribución aceptable para el<br />

83% de las especies. De entre los cuatro modelos Maxent,<br />

los revisores prefirieron el modelo 1 (sin datos MODIS)<br />

para el 3% de las especies; el modelo 2 (datos MODIS sin<br />

generalizar) para el 18% de las especies; el modelo 3 (datos<br />

MODIS generalizados 2 km) para el 35% de las especies y<br />

el modelo 4 (datos MODIS generalizados 5 km) para el 43%<br />

de las especies. La especie con la distribución más amplia fue<br />

Colostethus trilineatus, que se localiza en un área estimada en<br />

más de 690.992 km 2 en tierras bajas al sur de Perú y al norte<br />

de Bolivia. La especie más restringida fue Eleutherodactylus<br />

lucida, conocida en un área de 13 km 2 a más de 3.500 m al<br />

norte de Mahuayura, departamento de Ayacucho, Perú. El<br />

tamaño promedio de distribución para todas las especies<br />

endémicas de anfibios fue de 18.935 km 2 , pero debido a la<br />

gran cantidad de especies conocidas solo en una localización,<br />

la distribución media fue de 399 km 2 .<br />

Abundancia de las especies endémicas. Las<br />

concentraciones de especies endémicas fueron mucho más<br />

grandes en el centro del Departamento de Cochabamba,<br />

donde coexisten hasta 29 especies (Figura 22). Otras regiones<br />

donde coexisten las distribuciones de especies endémicas<br />

(aunque con menos de las 21 exigidas por nuestra definición<br />

para ser consideradas áreas de endemismo) incluyen las<br />

cordilleras más abajo de La Paz, incluidas algunas de las<br />

colinas periféricas tales como la Serranía del Eslabón y la<br />

Serranía Chiru Chorincha, la región de Paucartambo, en el


Figura 22. Abundancia de las especies endémicas de anfibios.<br />

departamento de Cusco, el área norte de Ayacucho, y la<br />

región de Tarapoto en el Departamento de San Martín. El<br />

área de endemismo de los anfibios totaliza 2.798 km 2 y está<br />

localizada a una elevación promedio de 1.440 m.<br />

Irreemplazabilidad total (Summed Irreplaceability). El<br />

análisis de irreemplazabilidad total refleja una gran cantidad<br />

de anfibios con distribuciones muy pequeñas, especialmente<br />

en el norte (Figura 23). Picos aislados se localizan en muchas<br />

partes del área de estudio. Varios están agrupados en el norte<br />

del departamento de San Martín y el adyacente de Amazonas,<br />

con picos adicionales en los departamentos de Ayacucho,<br />

Cusco y Cochabamba.<br />

Abundancia de las especies de distribución restringida.<br />

86 especies focales tenían distribuciones lo suficientemente<br />

pequeñas como para considerar que tienen distribuciones<br />

restringidas. Sus distribuciones fueron tan pequeñas y tan<br />

distribuidas geográficamente que hubo coexistencias muy<br />

pequeñas entre especies. Las localidades de estas especies<br />

están en su mayoría en la mitad norte del área de estudio. Las<br />

áreas destacadas por el análisis de irreemplazabilidad total<br />

cubre la mayor parte de los lugares en los que se localizan los<br />

anfibios de distribución restringida.<br />

Áreas de endemismo subestudiadas. Este análisis destacó<br />

áreas en el sur de Perú y Bolivia que están particularmente<br />

subestudiadas (figura 24). Estos lugares son la desembocadura<br />

del Río Inambari en el noroeste de Puno, el área del límite<br />

entre Perú y Bolivia en las laderas de la Cordilleda de<br />

Apolobamba, las cordilleras del norte de La Paz, y las<br />

cordilleras en la ladera este de los Andes a lo largo del límite<br />

entre los departamentos de La Paz y Cochabamaba.<br />

Discusión<br />

Los anfibios endémicos de la ladera este de los Andes centrales<br />

se caracterizan por sus distribuciones excepcionalmente<br />

pequeñas. La mitad de las especies endémicas en nuestra área<br />

de estudio tenían rangos que estimamos menores a los 400<br />

km 2 . Estas especies tienden a localizarse en elevaciones medias<br />

en los Andes, como se sugirió con anterioridad (Duellman<br />

1999, Reichle 2004). Unas pocas especies endémicas se<br />

localizan en las tierras bajas donde la diversidad general es<br />

conocida por ser la más alta (De la Riva et al. 1990, Reichle<br />

2004, Young et al. 2004). Las concentraciones de especies<br />

endémicas más grande está en el sur cerca de Cochabamba,<br />

pero cantidades significativas de especies microendémicas se<br />

localizan a lo largo del área de estudio en elevaciones medias,<br />

especialmente en el norte (Figuras 22, 23).<br />

¿Podría ser que los patrones que vemos sean el resultado<br />

de un conocimiento incompleto acerca de la diversidad<br />

de los anfibios y de su distribución en el área de estudio?<br />

Esfuerzos de recolección adicionales en áreas previamente<br />

subestudiadas ciertamente extienden los rangos de<br />

distribución de algunas especies y revelan la existencia<br />

de nuevas especies, como sucedió en la década del 90<br />

en Bolivia (De la Riva et al. 1990). No obstante, muchas<br />

especies verdaderamente pueden ser microendémicas.<br />

Muchos anfibios muy bien estudiados en otras partes de los<br />

Neotrópicos son claramente microendémicos. Por ejemplo,<br />

el sapo dorado (Bufo periglenes) localizado a lo largo de<br />

aproximadamente 10 km en los bosques nublados de las<br />

cimas de las colinas en Costa Rica (Savage 2002). El área<br />

fue estudiada intensamente por herpetólogos durante tres<br />

décadas y la especie no apareció en ningún otro lugar. De<br />

modo similar, la rana arborícola Tepuihyla talbergae parece<br />

estar restringida a las vecindades inmediatas de la Catarata de<br />

Kaieteur, Guyana (Duellman y Yoshpa 1996), y hay muchos<br />

otros ejemplos de anfibios microendémicos de los trópicos<br />

del Nuevo Mundo. Más aún, la teoría ecológica predice que<br />

las especies que se localizan en el norte de Perú, debido a<br />

su mayor proximidad al ecuador, deben ser más pequeñas<br />

que las que están alejadas del ecuador, en Bolivia (Rappaport<br />

1982, Stephens 1989).<br />

Alternativamente, el reciente aumento en los esfuerzos de<br />

recolección en muchas partes de Bolivia puede haber llevado<br />

a un mejor conocimiento de la fauna boliviana y de ese modo<br />

a un reconocimiento de rangos de distribución de las especies<br />

más amplios que en el Perú. Este argumento es sostenible<br />

observando que al comparar las especies endémicas<br />

nacionales de nuestro muestreo, las especies endémicas de<br />

Bolivia han sido registradas en un promedio de cerca de dos<br />

3


3<br />

Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />

Figura 23. Irremplazabilidad total (Summed irreplaceability) de los anfibios endémicos.<br />

localidades aisladas más que las especies endémicas peruanas,<br />

una diferencia estadísticamente significativa (Prueba T con<br />

variancias desiguales, g.l. = 155, P = 0,02). Por otro lado,<br />

Perú ha sido objeto de estudios herpetológicos de campo con<br />

una tradición mucho más larga, y es poco probable que no<br />

haya recolecciones suficientes comparado con Bolivia (ver,<br />

por ejemplo, los estudios mencionados en Duellman 1988).<br />

Las recolecciones continúan rápidamente, como lo demostró<br />

por ejemplo el trabajo de los herpetólogos del Museo San<br />

Marcos y del Museo de Historia Natural de Dresden (Lehr<br />

y Aguilar 2002, Lehr et al. 2001, 2002, 2004a, 2004b, 2005).<br />

Incluso las colecciones producto de grandes trabajos de<br />

campo realizados durante los años 70 aún continúan siendo<br />

estudiadas (Duellman 2004). Tal vez el gran tamaño del país<br />

ocasione que las distancias entre las localidades de recolección<br />

sean más grandes que en Bolivia, y esto dé como resultado<br />

menos coexistencia en la composición de las especies y, por<br />

lo tanto, parezca que muchas de las especies están restringidas<br />

a localidades singulares. Para poder responder esta pregunta<br />

se requiere esperar más estudios amplios y trabajos de<br />

inventario en toda el área de estudio.<br />

Nuestro análisis sugiere que las prioridades para futuros<br />

trabajos de campo podrían ser más aprovechables si se<br />

concentraran en el sur de Perú y Bolivia. Tal como se describió<br />

en Modelos de distribución, utilizamos áreas de predicción<br />

que estaban a más de 50 km de las localidades más cercanas<br />

como una indicación de en qué lugares es más necesaria la<br />

información acerca de la distribución. Dado que tantos rangos<br />

de distribución fueron tan pequeños, especialmente para las<br />

especies del norte del Perú, hubo muy pocas secciones de<br />

rangos de distribución más allá de los 50 km de las localidades<br />

confirmadas. Los resultados están por lo tanto, fuertemente<br />

influenciados por la distribución de una limitada cantidad de<br />

especies ampliamente distribuidas que son endémicas en el<br />

área de estudio. Si bien muchas especies se localizan como<br />

microendémicas en el norte de Perú, tal como se indicó en<br />

el análisis total de irreemplazabilidad, nuestro método para<br />

identificar las áreas subestudiadas no destacó especialmente<br />

esta región. Sin embargo, tal como se señaló en la discusión<br />

de si el análisis de las áreas de endemismo está influenciado<br />

por una recolección sesgada, más trabajos de campo en el<br />

norte de Perú también son urgentemente necesarios para<br />

aclarar la distribución de especies endémicas en esa región<br />

(Duellman 2004).<br />

Los patrones de distribución de los anfibios endémicos en<br />

el área de estudio presentan un desafío de conservación<br />

parecido al problema descrito con respecto a México. Las<br />

especies endémicas se localizan en bolsones aislados en un


Figura 24. Áreas subestudiadas de endemismo de anfibios.<br />

área geográfica grande. Ningún sistema del tipo de reservas<br />

de la biosfera podría asegurar la supervivencia de todas las<br />

especies a menos que casi todos los Andes de altura media<br />

fueran incluidos en una u otra reserva. Las grandes reservas<br />

son claramente necesarias para mantener funcionando los<br />

ecosistemas. Sin embargo, una extensa red de pequeñas<br />

reservas, tal vez a nivel departamental o municipal, es<br />

necesaria para mantener los hábitats de muchas especies<br />

microendémicas que se localizan entre las grandes reservas.<br />

Esperamos que los datos presentados en este trabajo y que<br />

están a disposición del público (ver Capitulo X. Utilización<br />

de los datos) ayuden a inspirar el establecimiento de estas<br />

áreas protegidas tan necesarias.<br />

3


0<br />

Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />

VII. Mamíferos<br />

Por Víctor Pacheco, Heidi L. Quintana, Pilar<br />

A. Hernandez, Lily Paniagua, Julieta Vargas y<br />

Bruce E. Young<br />

Introducción<br />

Aunque los mastozoólogos han debatido el origen de la<br />

diversidad de América del Sur durante décadas, pocos han<br />

intentado identificar la ubicación de las áreas de endemismo<br />

en el continente. Las especies e incluso los géneros continúan<br />

siendo descubiertos a un ritmo notable y las extensiones de<br />

los rangos de distribución de las especies conocidas siguen<br />

siendo comunes (Anderson 1997, Patterson 2000, Salazar-<br />

Bravo et al. 2002, Salazar-Bravo et al. 2003, Pacheco y Hocking<br />

2006, Villalpando et al. 2006). Teniendo en cuenta este estado<br />

inestable de la taxonomía y un conocimiento menos que<br />

satisfactorio acerca de las distribuciones, no sorprende que<br />

pocos científicos hayan intentado realizar análisis amplios del<br />

endemismo de los mamíferos en el continente.<br />

Hershkovitz (1972) describió la biogeografía de los<br />

mamíferos de América del Sur, pero no se aventuró a<br />

especificar áreas de endemismo. Sugirió que los orígenes<br />

de la fauna que se localiza en la ladera este de los Andes<br />

centrales son las especies de tierras bajas de la cuenca<br />

amazónica adyacente. En términos de diversidad, describió<br />

un patrón general de declinación de la abundancia de las<br />

especies a lo largo de las laderas de los Andes al sur del<br />

ecuador. No sugirió que algún área en particular tuviera<br />

sustancialmente más especies endémicas que ninguna otra.<br />

En la época en la que él escribió, la fauna aún era muy<br />

poco conocida. Hershkovitz reconoció 810 especies para<br />

América del Sur en 1972, mientras que hoy reconocemos<br />

1.355 especies (<strong>NatureServe</strong> 2004). El conocimiento acerca<br />

de la distribución de estas especies ha mejorado de modo<br />

similar, pero aún está lejos de ser completo.<br />

En los años 80, Reig (1986) proporcionó una revisión<br />

actualizada de la biogeografía de los roedores altoandinos.<br />

Aunque su análisis se restringió a las especies que se<br />

localizan en el páramo y en la puna, algunas conclusiones<br />

son relevantes porque especies relacionadas habitan en<br />

nuestra área de estudio en la ladera oriental de los Andes<br />

de Perú y Bolivia (Figura 1). Por ejemplo, Reig (1986)<br />

propuso que los akodontinos se originaron de los cricétidos<br />

de América el Norte, se dispersaron hasta los Andes altos<br />

de Bolivia, y luego se diversificaron y esparcieron desde<br />

allí. Este proceso sugiere que deberíamos ver grandes<br />

concentraciones de roedores akodontinos en Bolivia y<br />

cantidades menores en otras partes. En contraste, los<br />

roedores echimíidos y abrocómidos se diversificaron en la<br />

Amazonia y en las pampas argentinas, respectivamente, y<br />

luego se dispersaron hacia las tierras altas. Si este fuera el<br />

caso, no deberíamos esperar encontrar concentraciones de<br />

estos grupos dentro del área de estudio.<br />

Un estudio más reciente utilizó un análisis de parsimonia de<br />

la endemicidad (parsimony analysis of endemicity), una técnica<br />

que examina la similitud de las faunas en diferentes áreas<br />

(Rosen y Smith 1988), para buscar áreas de endemismo de<br />

marsupiales, primates y roedores de América del Sur (Costa<br />

et al. 2000). El análisis se basó en especies que se localizan<br />

en 69 cuadrículas, que medían 550 km x 550 km cada una,<br />

ubicadas sobre el continente. Los autores no encontraron<br />

indicaciones de un agrupamiento de especies similares<br />

dentro de nuestra área de estudio en los Andes del este en<br />

Perú y Bolivia. Sin embargo, uno puede argumentar que<br />

los rangos de distribución de las especies endémicas son<br />

pequeños comparados con el tamaño de las cuadrículas<br />

utilizadas en el análisis. Una sola celda puede incluir hábitats<br />

tan diferentes como los bosques húmedos del Amazonas<br />

y las altas elevaciones de la puna. Teniendo en cuenta las<br />

diferencias en las comunidades de mamíferos en estos<br />

hábitats tan distintos, no es sorprendente que los autores<br />

no encontraran similitudes en las celdas cercanas.<br />

Los esfuerzos más recientes para mapear el endemismo de<br />

los mamíferos analizó, entre otros factores, la distribución<br />

de especies de mamíferos de distribución restringida en todo<br />

el mundo (Ceballos y Ehrlich 2006). Los autores definieron<br />

como mamíferos de distribución restringida a aquellos con<br />

distribuciones de menos de 250.000 km 2 . Su unidad de<br />

análisis fue una cuadrícula de 100 x 100 km. El resultado<br />

muestra una concentración relativa de estas especies a lo<br />

largo del lado este de los Andes en Perú y dentro del norte<br />

de Bolivia. La escala global de su análisis y el consiguiente<br />

gran tamaño de la cuadrícula proporcionan una comparación<br />

intercontinental valiosa, pero no es apropiada para identificar<br />

la localización de áreas de endemismo en una escala más<br />

local. El análisis que proporcionamos aquí acerca de la<br />

distribución de mamíferos endémicos en la ladera este de los<br />

Andes en Perú y Bolivia es, por lo tanto, el primero en su tipo<br />

en mostrar patrones de abundancia en escala fina acerca de la<br />

alta diversidad de la región.


Métodos<br />

Selección de las especies. Seguimos los lineamientos<br />

descritos con anterioridad en “Identificación de las especies<br />

que son endémicas en el área de estudio” para seleccionar las 55<br />

especies de mamíferos endémicos en el área de estudio (la lista<br />

completa de las especies está en el Apéndice 2). Otras especies<br />

consideradas pero rechazadas incluyen la rata chinchilla<br />

boliviana (Abrocoma boliviensis) porque se localiza justo fuera<br />

de nuestra área de estudio; la comadrejita marsupial quechua<br />

(Marmosa quichua) y la comadrejita marsupial minidentada<br />

(Marmosops juninensis) debido a dudas taxonómicas sobre<br />

especímenes atribuidos a estas especies; el murciélago<br />

orejudo de Matses (Micronycteris matses) porque estudios de<br />

campo más avanzados mostrarán, casi con certeza, que esta<br />

especie voladora se localiza fuera de nuestra área de estudio,<br />

en el cercano Brasil; la rata espinosa boliviana (Proechimys<br />

bolivianus) porque ahora se la considera sinónimo de P.<br />

brevicauda (Wilson y Reeder 2005); la rata de agua Nectomys<br />

garleppii porque ahora se la considera sinónimo de la N. apicalis<br />

(Patton et al. 2000); y el ratón espinoso del Ucayali (Scolomys<br />

ucayalensis) porque ahora incluye la forma juruaense y por lo<br />

tanto no es endémico en el área de estudio (Gómez-Laverde<br />

et al. 2004). Para la nomenclatura y el estatus taxonómico,<br />

seguimos a Wilson y Reeder (2005).<br />

Compilación de los registros de localización. Solicitamos<br />

información acerca de la localización de las especies objeto a los<br />

museos de historia natural locales más importantes así como<br />

a los museos de América del Norte que tienen importantes<br />

colecciones de especímenes de América del Sur (ver en el<br />

Apéndice 2 la lista de contribuyentes). Georreferenciamos<br />

todas las localidades de los especímenes cuyas etiquetas<br />

no incluían coordenadas geográficas utilizando las fuentes<br />

descritas en la sección Plantas vasculares.<br />

Complementamos este conjunto de datos con información<br />

adicional extraída de la bibliografía consultada en Zoological<br />

Record en cuanto a las especies focales y sus sinónimos. Los<br />

grandes mamíferos son escasos en las colecciones debido<br />

tanto al tiempo como al costo involucrados en la recolección,<br />

preparación y almacenamiento de los especímenes y a las<br />

dificultades para conseguir los permisos de recolección. Por lo<br />

tanto, complementamos nuestra muestra de grandes mamíferos<br />

con observaciones de campo o con rastros identificados de<br />

manera confiable. Estas observaciones son parte de la base de<br />

datos mantenida en el Centro de Datos para la Conservación<br />

de la Universidad Nacional Agraria La Molina en Lima,<br />

Perú. V. Pacheco y J. Vargas, dos mastozoólogos con gran<br />

experiencia en trabajo de campo y de museo en Perú y Bolivia,<br />

respectivamente, revisaron los mapas de las localidades de la<br />

base de datos para asegurar la precisión antes de correr los<br />

modelos. Además, V. Pacheco visitó la Colección Boliviana de<br />

Fauna en La Paz, Bolivia, para asegurar la consistencia en la<br />

identificación de pequeños roedores.<br />

Realización de los modelos y revisiones. Ejecutamos los<br />

modelos Maxent utilizando los datos de localización revisados<br />

para todas las especies con al menos dos localidades singulares.<br />

Además de las variables citados en “Métodos para crear modelos<br />

de distribución”, utilizamos, para las especies montanas, una<br />

variable que reflejó el rango de elevaciones que hay a través de<br />

cada píxel de 1 km 2 . V. Pacheco revisó los resultados de Perú y J.<br />

Vargas los de Bolivia. Estos revisores determinaron si alguno de<br />

los modelos Maxent produjo resultados razonables y si así fue,<br />

identificaron los modelos y el umbral que produjo el mapa más<br />

razonable para las especies según nuestro actual conocimiento<br />

de las distribuciones y de los hábitats. Los revisores también<br />

identificaron las áreas de distribución predichas en las que se<br />

sabe que las especies no se localizan. En los casos en los que<br />

el modelo Maxent no produjo una predicción útil, utilizamos<br />

modelos deductivos. En los casos de especies montanas con un<br />

solo registro tal como para Thomasomys rosalinda, utilizamos<br />

un amortiguamiento de 100 m de altura por encima y por debajo<br />

del registro conocido, reflejando así de manera conservadora el<br />

rango posible del área de la especie. Para las especies de las tierras<br />

bajas, amortiguamos las localidades conocidas con distancias que<br />

reflejaran las áreas probables sobre la cuales se podrían dispersar<br />

los tipos particulares de especies. Por ejemplo, amortiguamos las<br />

dos localidades para el primate Callicebus ollalae en 20 km.<br />

Resultados<br />

Modelos de distribución. En total, compilamos 618 localidades<br />

únicas de 55 especies endémicas de mamíferos (Figura 25, Tabla<br />

3). Cuatro especies (12% del total) son conocidas a partir de una<br />

sola localidad: Cuscomys ashaninka, Rhipidomys ochrogaster,<br />

Thomasomys onkiro, y Thomasomys rosalinda. La especie<br />

más ampliamente recolectada fue el ratón campestre cobrizo<br />

(Akodon aerosus), conocido en 70 localidades. En promedio, las<br />

especies fueron reconocidas en 11,2 localidades. Vente especies<br />

(36%) son conocidas a partir de diez localidades y solo siete<br />

(13%) son conocidas a partir de 25 o más localidades.<br />

Utilizamos modelos Maxent para 47 especies (85%) y modelos<br />

deductivos para las especies restantes. La fracción modelada<br />

utilizando Maxent aumenta al 92% cuando se considera<br />

solo las especies conocidas a partir de más de una localidad<br />

distinguible. Los revisores eligieron el modelo 4 (incorporando<br />

datos MODIS generalizados en 5 km) para 42 especies (89%<br />

de las especies modeladas inductivamente) y el modelo 3 (datos<br />

MODIS generalizados en 2 km) para las especies restantes.<br />

El tamaño de los rangos de distribución para los mamíferos<br />

fue en promedio más grande en comparación con los de<br />

otros vertebrados examinados en este estudio. El tamaño<br />

promedio fue de 47.800 km 2 . La rata trepadora de vientre ocre<br />

(Rhipidomys ochrogaster), conocida a partir de una localidad<br />

aislada en el departamento de Puno, Perú, tuvo el rango más<br />

pequeño de todas las especies objeto, con solo 33 km 2 . El<br />

1


2<br />

Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />

Figura 2 . Distribución de las localidades de recolección de<br />

mamíferos en el área de estudio.<br />

ratón hocicudo incaico (Oxymycterus inca) tuvo el rango más<br />

grande, 344.920 km 2 , desde el extremo sur del Ecuador hasta<br />

el centro de Bolivia.<br />

Abundancia de las especies endémicas. La combinación de<br />

los rangos de distribución de todos los mamíferos focales revela<br />

una banda angosta de una cantidad relativamente elevada de<br />

especies endémicas que se localizan justo por debajo de la línea de<br />

bosque y se extiende desde el Departamento de Cusco en Perú,<br />

hasta el departamento de La Paz, Bolivia (Figura 26). Densidades<br />

similares de especies endémicas se localizan separadamente<br />

más al sur en la Cordillera de Tunari-Tiraque, departamento de<br />

Cochabamba. A lo largo de todas estas áreas, la abundancia de<br />

especies endémicas fue de entre 17 a 20 especies. En el centro<br />

de Cusco y en el noroeste de Puno, áreas localizadas albergaron<br />

hasta 25 especies, o casi la mitad de todas las especies endémicas<br />

examinadas en este estudio. Estas fueron las únicas dos áreas<br />

restringidas que tuvieron significativamente más especies<br />

endémicas que en otros lugares. Los picos de endemismo del<br />

norte de Cusco, nuevamente localizados justo debajo de la línea<br />

de bosque, promediaron alrededor de 10 especies simpátricas.<br />

Relativamente pocas especies endémicas en el nivel de nuestro<br />

estudio se localizan en las tierras bajas del Amazonas. Todas las<br />

áreas con al menos 17 especies endémicas de mamíferos cubren<br />

un total de 12.538 km 2 en una elevación promedio de 2.809 m.<br />

Irreemplazabilidad total (Summed Irreplaceability).<br />

La ponderación del análisis para destacar las áreas en las<br />

que se localizan las especies con distribuciones pequeñas<br />

produjo un resultado ligeramente diferente (Figura 27). La<br />

banda angosta de Cusco a La Paz y dentro de Cochabamba,<br />

desaparece. Sin embargo, se destacan cinco áreas como<br />

particularmente importantes:<br />

1. El límite entre La Libertad-San Martín en la Cordillera<br />

Central. Ubicación del Parque Nacional Río Abiseo y hogar de<br />

especies endémicas tales como Thomasomys apeco, y T. macrotis.<br />

2. El lado oeste del Río Apurímac en Ayacucho hasta la<br />

parte suroeste de Madre de Dios. El área se extiende desde<br />

el pendiente arriba del río, donde se encuentran las localidades<br />

de Huanhuachallo y Río Santa Rosa, que son los únicos lugares<br />

en los que se conoce que se localizan los murciélagos Sturnira<br />

nana y Mimon koepckea, hacia el este a Madre de Dios.<br />

3. Las cumbres del norte de la Cordillera de Vilcabamba.<br />

Una colina aislada en el Parque Nacional Otishi, departamento<br />

de Junín, Perú, en el que fueron descubiertas la rata chinchilla<br />

arborícola Ashaninka (Cuscomys ashaninka) y la Thomasomys<br />

onkiro (Emmons 1999, Luna y Pacheco 2002).<br />

. Oeste del departamento de Beni, Bolivia. Un área<br />

pequeña cerca del límite con el departamento de La Paz, donde<br />

se localizan el microendémico mono tití de Olalla (Callicebus<br />

olallae) y el Mono Tití del Río Beni (Callicebus modestus).<br />

. Las Cordilleras cercanas a La Paz, Bolivia. En esta<br />

pequeña área existen muchas especies endémicas, incluidas<br />

muchas con rangos de distribución relativamente grandes y<br />

unas pocas con distribuciones más restringidas, tales como el<br />

ratón arborícola Rhagomys longilingua.<br />

Abundancia de las especies de distribución restringida.<br />

Se considera que 38 de las especies de mamíferos tienen<br />

rangos de distribución restringidos. La distribución de estos<br />

subgrupos refleja la distribución de todos los mamíferos<br />

endémicos a excepción de un pico adicional en la Cordillera de<br />

Colán en el departamento de Amazonas, Perú.<br />

Áreas de endemismo subestudiadas. El análisis de las<br />

áreas en las que se predijo que se localizarían las especies, pero<br />

que están lejos de los registros actuales, identifica cinco áreas<br />

valiosas para estudios de campo sobre mamíferos (Figura 28).<br />

1. El noroeste de Huánuco. En las laderas más bajas de la<br />

Cordillera de Turco.<br />

2. La Cordillera occidental de Vilcabamba. El área entre<br />

el Río Apurímac y el Cerro Pumasillo en el Departamento de<br />

Cusco.<br />

3. La Cordillera de Paucartambo. El área a lo largo de<br />

ambos lados de la Cordillera, que forma el límite entre los<br />

departamentos de Cusco y Madre de Dios.


Figura 2 . Abundancia de especies endémicas de mamíferos.<br />

Figura 2 . Irremplazabilidad total (Summed irreplaceability) de mamíferos endémicos.<br />

3


Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />

Figura 2 . Áreas subestudiadas de endemismo de mamíferos.<br />

. Los piedemontes por encima del Río Inambari. Un<br />

área lejana en el noroeste del departamento de Puno.<br />

. Las Yungas Centrales de Bolivia. La parte oriental del<br />

Departamento de La Paz, cerca del límite con Cochabamba.<br />

Discusión<br />

Como las otras entidades taxonómicas de animales y plantas<br />

en el área de estudio, el endemismo de los mamíferos es,<br />

mayormente, un fenómeno de las elevaciones medias a<br />

altas en la ladera oriental de los Andes (Pacheco 2002). Las<br />

concentraciones más altas de especies endémicas están en<br />

una banda estrecha justo por debajo de la línea de bosque<br />

en los bosques de Yungas, en un patrón también reportado<br />

para las aves de los Andes (Graves 1988). Un patrón<br />

digno de atención es la falta general de áreas aisladas con<br />

altos niveles de endemismo. En cambio, encontramos una<br />

densidad uniformemente alta de especies endémicas todo a<br />

lo largo desde Cusco a Cochabamba. Esta observación fue<br />

el resultado de muchas especies con distribuciones que se<br />

esparcieron en porciones significativas de esta área y a la falta<br />

de especies microendémicas. En consecuencia, el tamaño<br />

promedio de los rangos de distribución fue más grande para<br />

los mamíferos que para otros grupos taxonómicos (Tabla<br />

3). Sin embargo, la descripción de Marmosops creightoni<br />

(Voss et al. 2004) y el descubrimiento de varias entidades<br />

taxonómicas no descritas del Thomasomys (Pacheco<br />

2003) resaltan la posibilidad de que algunas de las especies<br />

tratadas aquí represente complejos de especies. El patrón de<br />

tamaños de rangos de distribución que observamos podría<br />

cambiar cuando los complejos de especies reciban la revisión<br />

sistemática apropiada. El análisis de irreemplazabilidad<br />

total destacó áreas que tienen muchas especies endémicas<br />

en el área de estudio, pero también microendémicas como<br />

las Cuscomys ashaninka, Mimon koepke, y Thomasomys<br />

macroti que contribuyeron enormemente a la ponderación.<br />

Unas pocas especies endémicas se localizan en las tierras<br />

bajas, pero en densidades que están en un orden de magnitud<br />

más bajo que en las elevaciones más altas (Figura 26), como<br />

se observó previamente (Pacheco 2002). Esta observación<br />

concuerda con los patrones observados para otras entidades<br />

taxonómicas con respecto a que las especies de las tierras bajas<br />

del Amazonas tienden a estar distribuidas más ampliamente que<br />

las especies montanas (Stotz et al. 1996, Duellman 1999). Los<br />

próximos trabajos de campo que se realicen en las tierras bajas<br />

podrán reducir aún más las densidades de especies endémicas<br />

demostrando que algunas especies que hoy consideramos<br />

endémicas están, en realidad, ampliamente distribuidas.<br />

A través de los 13 grados de latitud cubiertos en este estudio,<br />

hallamos una mayor abundancia de especies endémicas de


mamíferos en el sur que en el norte (Figura 26). Aunque no<br />

incluimos especies ampliamente distribuidas, los resultados<br />

de nuestro muestreo no correspondieron con los patrones<br />

generales de disminución de la diversidad con la mayor<br />

distancia del ecuador (Pagel et al. 1991). Nuestros resultados<br />

tampoco concordaron con las predicciones de Hershkovitz<br />

(1972) acerca de la disminución de la diversidad de los<br />

mamíferos de los Andes hacia el sur del ecuador. La Regla<br />

de Rappaport, que establece que los tamaños de los rangos<br />

de distribución aumentan con el aumento de la distancia<br />

con respecto al Ecuador, ha sido invocada para explicar los<br />

gradientes latitudinales en la diversidad (Rappaport 1982,<br />

Stephens 1989). Nuestro hallazgo de una mayor diversidad de<br />

especies endémicas (con rangos de distribución relativamente<br />

pequeños) en los dos tercios de la zona sur de nuestra área de<br />

estudio no sustentan esta regla. La hipótesis de Reig (1986)<br />

acerca de la diversificación de los roedores akodintinos puede<br />

ayudar a explicar porqué nuestros resultados contradicen estas<br />

reglas prácticas de biogeografía. Las especies que componen los<br />

picos de endemismo de Cusco a Cochabamba están dominadas<br />

por akodontinos. Reig predijo que deberíamos registrar más de<br />

estas especies en Bolivia y en el sur de Perú que en el norte de<br />

Perú, y ese es precisamente el patrón que encontramos. Por lo<br />

tanto nuestros resultados sustentan más un modelo de origen<br />

centralizado que un modelo de diversificación de las especies<br />

en función de un gradiente latitudinal.<br />

La uniformidad relativa y la gran extensión de las áreas de<br />

picos de endemismo sugieren que los resultados no están<br />

fuertemente influenciados por una recolección sesgada.<br />

Aunque una de las dos grandes concentraciones de especies<br />

endémicas está en el área bien conocida de Cusco (incluida<br />

la Reserva de la Biosfera de Manu, Solari et al. 2006), la otra<br />

área del noroeste de Puno está muy poco estudiada –nuestra<br />

base de datos registra solo dos registros de Akodon aerosus<br />

en ese lugar. Además, no hay otros picos evidentes en las<br />

cercanías de ciudades en toda nuestra área de estudio. Los<br />

inventarios de las cinco localidades identificadas como áreas<br />

de endemismo subestudiadas serán útiles para determinar<br />

si los patrones de áreas de endemismo descritos aquí se<br />

mantienen o si se descubren cantidades sustanciales de<br />

especies microendémicas.


Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />

VIII. Aves<br />

Por Irma Franke, Pilar A. Hernandez,<br />

Sebastian K. Herzog, Lily Paniagua, Aldo Soto,<br />

Carolina Tovar, Thomas Valqui,<br />

y Bruce E. Young<br />

Introducción<br />

Debido a sus hábitos fundamentalmente diurnos, a lo<br />

fácil que es identificarlas, y tal vez a su atracción estética,<br />

las aves han recibido una enorme atención por parte de<br />

los taxónomos y los biogeógrafos. Los descubrimientos<br />

regulares de nuevas especies continúan sorprendiendo a los<br />

ornitólogos (p. ej.: Valqui y Fjeldså 1999, O’Neill et al. 2000),<br />

pero el ritmo de descripción de las nuevas especies está muy<br />

lejos del de otros grupos simplemente porque hay mucho<br />

menos especies de aves por encontrar. Los investigadores de<br />

campo hoy se concentran más en proporcionar información<br />

detallada acerca de la ecología y la distribución que acerca de<br />

la taxonomía. En consecuencia sabemos más acerca de los<br />

patrones de distribución de las aves que virtualmente acerca<br />

de cualquier otra clase de organismo.<br />

Los biogeógrafos han estado analizando la avifauna de<br />

América del Sur durante un buen tiempo (p. ej.: Hellmayr<br />

1912, Mayr 1964). Las aves, en particular, han sido utilizadas<br />

para respaldar la hipótesis de que los cambios de clima en<br />

el pasado llevaron a los refugios del Pleistoceno donde las<br />

aves de los bosques húmedos se volvieron restringidas en<br />

los períodos secos, y luego se diversificaron y dispersaron<br />

a medida que el clima se volvió húmedo (Haffer 1969).<br />

Un primer intento amplio de mapear áreas de endemismo<br />

en América del Sur apareció a mediados de los años 80<br />

(Cracraft 1985), precisamente después de un estudio de las<br />

aves de distribución restringida en los Andes de Colombia y<br />

Ecuador (Terborgh y Winter 1983). Cracraft (1985) definió<br />

las áreas de endemismo como lugares donde la distribución<br />

de las especies son congruentes, e identificó 33 áreas de este<br />

tipo en América del Sur. Definió el Centro Andino Peruano<br />

como una región que corre a lo largo de los Andes en Perú y<br />

dentro del norte de Bolivia. El área está separada del Centro<br />

Andino del Norte por la Depresión de Huancabamba en el<br />

valle seco del Río Marañón en el norte de Perú, y en el sur,<br />

por los valles secos que están entre las ciudades bolivianas<br />

de Sucre y Cochabamba. El Centro Andino Peruano incluye<br />

toda la porción superior de nuestro actual estudio. En la<br />

época en la que escribió Cracraft, la información acerca<br />

de las distribuciones era muy fragmentaria para describir<br />

divisiones a escala fina, salvo para mostrar que el Río<br />

Apurímac, en Perú, divide la fauna de los Andes orientales.<br />

Unos pocos años más tarde, Ridgely y Tudor (1989) también<br />

mapearon áreas de endemismo de aves de América del Sur y<br />

describieron un centro Andino Peruano esencialmente con<br />

la misma circunscripción que identificó Cracraft (1985).<br />

Un intento posterior definió las “áreas de aves endémicas”<br />

como los lugares que comprenden los rangos de distribución<br />

completos de al menos dos especies con distribuciones<br />

restringidas, definidas éstas últimas como las que tienen<br />

menos de 50.000 km 2 (Stattersfield et al. 1998). Las áreas<br />

endémicas resultantes están delineadas en una escala más<br />

fina que la de análisis previos. Nuestra área de estudio incluye<br />

cinco de estas áreas de aves endémicas: los bosques de las<br />

cimas de los Andes; las cordilleras peruanas del noreste; los<br />

piedemontes de los Andes peruanos del este; las Yungas más<br />

bajas de Perú y Bolivia; las Yungas peruanas altas, y partes de<br />

otras seis áreas. Stattersfield et al. (1998) recopilaron registros<br />

de aves de distribución restringida a partir de la literatura y<br />

de una red de trabajadores de campo, y luego utilizaron la<br />

extensión de hábitat relevantes o de rasgos geográficos tales<br />

como contornos de elevación, ríos, o líneas costeras para<br />

desarrollar mapas de distribución para cada especie.<br />

Fjeldså y sus colegas (1999, 2005) tomaron una perspectiva<br />

diferente para mapear la distribución de las aves de los<br />

Andes. Utilizando los datos publicados y los resultados de<br />

un trabajo de campo de gran alcance, construyeron una<br />

base de datos en la que registraron la presencia de cada una<br />

de las especies en cada una de las celdas de una cuadrícula<br />

de un cuarto de grado, ubicada sobre los Andes. Marcar la<br />

cantidad de especies en cada celda proporciona una imagen<br />

de la abundancia ya sea de todas las especies o de las especies<br />

que tienen las distribuciones más pequeñas, definidas éstas<br />

como las que están en el cuartil más bajo de los tamaños de<br />

distribución jerarquizados. Este método permite una visión<br />

a escala más fina de la ubicación de concentraciones de las<br />

especies que tienen las distribuciones más pequeñas. Fjeldså<br />

et al. (1999, 2005) hallaron las densidades más altas de<br />

especies de distribución restringida cerca del Río Marañón<br />

en el norte del Perú, en la ladera este de la cordillera en<br />

Huanuco en el centro del Perú, en la región de Cusco y a lo<br />

largo de los Andes cerca de La Paz.<br />

La perspectiva de los modelos de distribución que nosotros<br />

hemos tomado, proporciona mapas más detallados que los<br />

disponibles anteriormente que, a su vez, permiten un análisis


más detallado de las localidades de las áreas de endemismo.<br />

La escala de los resultados, por lo tanto, es más útil para la<br />

planificación regional de la conservación que los análisis a<br />

escala continental anteriores. En vez de resaltar grandes áreas<br />

que cubren miles de kilómetros cuadrados que necesitan<br />

protección, podemos determinar lugares específicos como<br />

alternativas para establecer áreas protegidas a nivel nacional<br />

o departamental. También podemos comparar nuestros<br />

resultados con los de Stattersfield et al. (1998) y con los<br />

de Fjeldså et al. (1999, 2005) para determinar si los análisis<br />

previos cubrieron completamente todas las áreas con altos<br />

niveles de endemismo.<br />

Métodos<br />

Selección de las especies. Seguimos los lineamientos descritos<br />

con anterioridad en “Identificación de las especies que son<br />

endémicas en el área de estudio” para elegir las 115 especies de<br />

aves consideradas en este estudio (la lista completa de las especies<br />

está en el Apéndice 2). Eliminamos varias especies candidatas,<br />

incluidas Aglaeactis aliciae, Cranioleuca albicapilla, Asthenes<br />

ottonis, Grallaria andicolus, y Incaspiza laeta, que se localizan<br />

cerca de los límites del área de estudio, pero están restringidas<br />

ya sea a hábitat de bosques secos o a pastizales que están en<br />

gran parte fuera del área de estudio. Para la nomenclatura<br />

y la designación del estatus de las especies, seguimos las<br />

recomendaciones del Comité de Clasificación para América<br />

del Sur de la American Ornithologists’ Union (Remsen et al.<br />

2006). La única excepción es Hemispingus auricularis, a la que<br />

consideramos diferente de Hemispingus atropileus siguiendo la<br />

recomendación de García-Moreno et al. (2001).<br />

Compilación de los registros de localización. Solicitamos<br />

información acerca de la localización de los especímenes<br />

para las especies objeto de los museos locales de historia<br />

natural más importantes, así como de los museos de<br />

América del Norte que poseen colecciones importantes de<br />

especímenes de América del Sur (ver en el Apéndice 1 la lista<br />

de contribuyentes). Georreferenciamos todas las localidades<br />

en los casos en los que las etiquetas de los especímenes<br />

no incluían coordenadas geográficas utilizando las fuentes<br />

descritas en la sección Plantas Vasculares. Complementamos<br />

este conjunto de datos con información adicional extraída<br />

de la bibliografía consultada en Zoological Record en cuanto<br />

a las especies objeto y sus sinónimos. Además, trabajamos<br />

sobre los registros de los reportes del Rapid Assessment<br />

Program (RAP), del Conservation International; el Rapid<br />

Biological Inventory (RBI), del Field Museum; y del<br />

programa Monitoring and Assessment of Biodiversity de la<br />

Smithsonian Institution (SI/MAB). Dado que la mayoría de<br />

las especies de aves pueden ser identificadas por observadores<br />

experimentados a simple vista o por los sonidos que emiten,<br />

incluimos registros de observaciones compilados por la<br />

Asociación Armonía (BirdLife International en Bolivia) y<br />

observaciones extensamente representativas realizadas en<br />

Bolivia por S. K. Herzog y A. B. Hennessey. Durante el<br />

proceso de revisión agregamos registros inéditos adicionales<br />

proporcionados por M. Anciães, J. Fjeldså, D. F. Lane,<br />

J. P. O’Neil y T. Valqui. Para asegurar la precisión de las<br />

coordenadas asignadas a cada localidad, dos ornitólogos<br />

con amplia experiencia en Perú (D. F. Lane y J. P. O’Neil)<br />

revisaron los mapas que presentaban las localidades para<br />

cada una de las especies que existen en ese país. El personal<br />

de la Asociación Armonía realizó la misma tarea con los<br />

datos de Bolivia.<br />

Realización de los modelos y revisiones. Corrimos los<br />

modelos Maxent utilizando los datos de las localidades<br />

revisados para todas las especies que tenían al menos<br />

dos localidades claramente distinguibles. Tres revisores<br />

familiarizados con el área de estudio y con las especies<br />

evaluaron los resultados (ver en el Apéndice 3 la lista de los<br />

especialistas consultados). Estos revisores determinaron si<br />

alguno de los modelos Maxent produjo resultados razonables,<br />

y en esos casos, identificaron el modelo y el umbral que<br />

produjo el mapa más razonable para las especies de acuerdo<br />

con nuestro conocimiento actual de las distribuciones y de<br />

los hábitats. Los revisores también identificaron las áreas<br />

predichas en las que se sabe que las especies no existen.<br />

Para la mayoría de los casos en los que Maxent produjo<br />

resultados inutilizables, usamos modelos deductivos, en<br />

función de rangos de altitud, para describir las distribuciones.<br />

En dos casos, volvimos a correr Maxent con una cantidad<br />

reducida de variables ambientales para mejorar la predicción.<br />

Solo tres de las especies, el barbudo de pecho escarlata (Capito<br />

wallacei), el tapaculo de Vilcabamba (Scytalopus urubambae) y la<br />

tangara del sira (Tangara phillipsi), son conocidas en una sola<br />

localidad. Hicimos un modelo de sus distribuciones utilizando<br />

el rango de elevación en el que han sido registradas<br />

Resultados<br />

Modelos de distribución. Compilamos un total de 2.436<br />

registros de localidades únicas para las 115 especies de aves<br />

endémicas (Figura 29, Tabla 3). La cantidad de localidades<br />

fue de una (para Capito wallacei) a 94 (Atlapetes rufinucha),<br />

y el promedio fue de 21,2. Treinta y siete especies (32%<br />

del total) tuvieron al menos 25 localidades únicas y 76<br />

especies (66%) tuvieron al menos 10 localidades únicas.<br />

Los revisores eligieron los modelos de Maxent para 99<br />

especies (86%), modelos híbridos para seis especies (5%) y<br />

modelos deductivos para diez especies (9%). Los revisores<br />

prefirieron, con más frecuencia, los resultados de Maxent<br />

obtenidos utilizando el modelo 4 (incorporando datos<br />

MODIS generalizados en 5 km) (74 ó 70%), luego el modelo<br />

3 (datos MODIS generalizados 2 km) para el 17% de las<br />

especies cuyos modelos fueron realizados deductivamente.<br />

Los demás modelos, ya sea no utilizar los datos MODIS o<br />

utilizar los datos MODIS sin generalizar, fueron elegidos solo


Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />

Figura 2 . Distribución de las localidades de recolección de<br />

aves en el área de estudio.<br />

para el 10% de estas especies. El tamaño de las distribuciones<br />

en los mapas de distribución resultantes varió de 78 km 2<br />

(Scytalopus urubambae) a 309.168 km 2 (Grallaria eludens),<br />

con un promedio de 33.544 km 2 .<br />

No hubo una marca taxonómica obvia en los resultados.<br />

Entre las familias con varias especies objeto, hubo ejemplos<br />

en cada una de ellas de especies de distribuciones amplias<br />

y de distribuciones acotadas. Por ejemplo, los tángaras<br />

(Thraupidae) incluyen tanto especies endémicas ampliamente<br />

distribuidas (Conirostrum ferrugineiventre, 82.401 km 2 )<br />

como especies endémicas de distribución acotada (Tangara<br />

meyerdeschauenseei, 2.734 km 2 ). El mismo patrón se<br />

sostiene para otras familias con al menos cinco especies<br />

objeto, incluidas los picaflores (Trochilidae), los furnáridos<br />

(Furnariidae), las grallarias (Formicariidae), los hormigueros<br />

(Thamnophilidae), los tapaculos (Rhinocryptidae), los<br />

tiránidos (Tyrannidae) y los gorriones (Emberizidae).<br />

Abundancia de las especies endémicas. La superposición<br />

de las distribuciones de todas las especies consideradas en<br />

este estudio revela tres áreas mayores y tres menores, con<br />

concentraciones de especies de aves endémicas (Figura 30)<br />

• Áreas Mayores (con 31-3 especies por cada celda de la<br />

cuadrícula de 1 km 2 )<br />

1. Cusco Central. La región se extiende desde la orilla derecha<br />

del este del Río Apurimac hasta las Yungas del Refugio<br />

Nacional Megantoni y del Parque Nacional Manú, incluidas<br />

las Cordilleras suroccidentales de Vilcabamba, Machu Picchu<br />

y los valles de Ocobamba, Yanatile y Mapacho-Yavero.<br />

2. Cordillera de Apolobamba. La porción del la ladera este<br />

de los Andes en Bolivia, justo al sur del límite peruano en el<br />

Parque Nacional Madidi.<br />

3. Cordillera de Cocapata-Tiraque. Una sección de los Andes<br />

cerca de la ciudad de Cochabamba.<br />

4. Sur de Huánuco. La porción de la ladera este de los Andes<br />

peruanos en la mitad sur del Departamento de Huánuco<br />

incluida el área de la cordillera de Carpish, a lo largo de la<br />

ruta a Tingo María y que se extiende hacia el sur hasta el<br />

rincón noroeste del Parque Nacional Yanachaga-Chemillén<br />

en el Departamento de Pasco.<br />

• Áreas menores (con 2 -30 especies por cada celda de<br />

la cuadrícula de 1 km 2 )<br />

1. Cordillera de La Paz. También conocida como Cordillera<br />

Real, cerca de la ciudad capital de Bolivia, La Paz.<br />

2. Cordillera de Tres Cruces. Cerca del límite departamental<br />

entre La Paz y Cochabamba.<br />

Estas seis regiones cubren un total de 24.788 km 2 . Todas se<br />

localizan a lo largo del límite de altura del área de estudio en<br />

la ladera este de los Andes a una altura promedio de 2.540 m.<br />

Muy pocas especies endémicas, en general menos de cinco,<br />

se localizan en otros lugares dentro del área de estudio por<br />

debajo de los 1.500 m de elevación.<br />

Irreemplazabilidad total (Summed Irreplaceability). La<br />

irreemplazabilidad total, ponderada para darle mayor énfasis<br />

a las especies con distribuciones más pequeñas, destaca la<br />

Cordillera de Colán y el Alto Mayo, dos áreas de tierras altas<br />

que representan la extensión más al norte de los Andes del<br />

este en Perú antes de la precipitada ladera descendente hacia<br />

el valle del Río Marañón (Figura 31). Este es el único lugar<br />

donde se localiza la lechucita bigotuda (Xenoglaux loweryi)<br />

que está en peligro.<br />

Abundancia de las especies de distribución restringida.<br />

Los picos de endemismo exhibidos por las 103 especies de<br />

aves con distribuciones restringidas fueron virtualmente<br />

idénticos a los mostrados por el conjunto completo de<br />

especies endémicas mostradas en la Figura 30.<br />

Áreas de endemismo subestudiadas. El mapa que muestra<br />

las áreas en las que se predijo que se localizarían especies<br />

endémicas de aves, pero que no han sido registradas dentro<br />

de los 50 km, identifica una larga sección de los Andes desde<br />

el centro del Departamento de Huánuco, Perú, hasta el sur de


Figura 30. Abundancia de las especies endémicas de aves.<br />

Figura 31. Irremplazabilidad total (Summed irreplaceability) de las especies de aves.


0<br />

Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />

Figura 32. Áreas subestudiadas de especies endémicas de aves.<br />

la frontera boliviana (Figura 32). Bolivia parece estar mejor<br />

estudiada y solo tiene regiones aisladas donde se predijo que<br />

existen especies que aún no han sido registradas. Las áreas<br />

subestudiadas más importantes son:<br />

1. El noroeste de Huánuco. En las laderas más bajas de la<br />

Cordillera del Turco en los valles de los ríos Chontayacu y<br />

Huamuco.<br />

2. El valle de los ríos San Fernando-Mantaro. Un área remota<br />

de los departamentos de Junín y del norte de Ayacucho a<br />

lo largo de la última sección del Río Mantaro antes de que<br />

desemboque en el Río Apurimac.<br />

3. El lado este del Río Ene. Un área ladera arriba del pueblo<br />

de Quempiri, el este del Río Ene en el sur del Departamento<br />

de Junín, que comprende la porción norte de la Cordillera de<br />

Vilcabamba y pares de la Reserva Comunal Ashaninka y el<br />

Parque Nacional Otishi.<br />

4. La Cordillera Occidental de Vilcabamba. El área entre el<br />

Río Apurímac y el Cerro Pumasillo, al este de Machu Picchu<br />

en el Departamento de Cusco.<br />

5. La Cordillera de Paucartambo. El área a lo largo de<br />

ambos lados de la Cordillera, que forma el límite entre los<br />

departamentos de Cusco y Madre de Dios, e incluye el límite<br />

occidental del Parque Nacional Manú.<br />

6. Los piedemontes por sobre el Río Inambari. Desde los<br />

valles de San Gabán hasta el Río Pararani al noroeste del<br />

Departamento de Puno.<br />

7. Los ríos Mapiri-Tupuani. Los tributarios superiores,<br />

incluidas las partes bajas del Río Consata y los ríos Ríos<br />

Mapiri y Tipuani, en el Departamento de La Paz.<br />

8. Las Cordilleras al oeste de las Yungas de Cochabamba. La<br />

parte oriental del Departamento de La Paz cerca del límite<br />

con Cochabamba.<br />

Discusión<br />

La mayoría de las especies endémicas en el área de estudio<br />

tenían características que permitieron la realización exitosa<br />

de modelos inductivos de distribución. Maxent produjo<br />

resultados favorables para el 91% de las especies estudiadas.<br />

El adecuado muestreo de localidades disponibles para la<br />

mayoría de las especies y el hecho de que la mayoría de las<br />

aves objeto tienden a distribuirse en bandas de altura puede<br />

haber contribuido a estos resultados. Los métodos inductivos<br />

de PDM tienden a funcionar mejor para las especies<br />

especialistas que para las generalistas (Elith et al. 2006), lo


Figura 33. Áreas de aves endémicas (Stattersfield 1998) superpuestas a la Figura 30.<br />

cual puede explicar porque los modelos funcionaron tan bien<br />

para nuestras especies endémicas focales, la mayoría de las<br />

cuales son especialistas.<br />

Nuestra experiencia con la lechuza del bosque nublado<br />

(Megascops marshalli) demuestra el poder de los modelos<br />

de distribución de las especies para predecir las localidades.<br />

Cuando comenzamos este estudio, esta especie era conocida<br />

en tres localidades en Pasco y el norte de Cusco, Perú.<br />

Utilizando estos puntos el modelo de Maxent predijo que<br />

la especie se localizaría en las vecindades de las localidades<br />

conocidas pero también en localidades dispersas en los<br />

Andes bolivianos al norte de los departamentos de La<br />

Paz y Cochabamba. Luego nos enteramos de grabaciones<br />

realizadas y de un espécimen de esta especie en tres áreas en<br />

Bolivia (S. K. Herzog, datos inéditos), precisamente donde<br />

Maxent predijo que se localizarían.<br />

Especies escasas de tierras bajas tales como el cacique de<br />

Koepcke (Cacicus koepckeae) fueron especialmente difíciles<br />

para modelar con las capas de datos ambientales disponibles.<br />

Esta especie es conocida solo en seis localidades dispersas<br />

y puede que se restrinja a tipos de microhábitat tales como<br />

cañaverales que no están reflejados en los datos de vegetación<br />

percibidos remotamente por MODIS. La paraba barba azul<br />

(Ara glaucogularis) fue otra especie de tierras bajas que<br />

fue difícil de modelar. El modelo de Maxent mostró una<br />

distribución mucho más amplia de la que se conoce en la<br />

actualidad sobre esta especie en peligro crítico y que está<br />

sometida a un intenso monitoreo. El área predicha fuera<br />

de la conocida, puede indicar potenciales hábitats para la<br />

especie, pero la persecución para el mercado de mascotas<br />

y otras amenazas pueden haber eliminado a esta especie de<br />

estas áreas. Alternativamente, las palmeras (Attalea phalerata,<br />

Acrocomia totai, y Scheelia princeps) que producen frutos<br />

importantes para la dieta de esta ave (Juniper y Parr 1998),<br />

pueden ser escasas o no existir en las áreas señaladas.<br />

Por alguna de estas razones, o por ambas, los modelos<br />

producidos para las especies de tierras bajas con los métodos<br />

empleados aquí exigieron recortes cuidadosos por parte de<br />

los ornitólogos familiarizados con las especies para eliminar<br />

las áreas de predicción que se excedían de las conocidas.<br />

Los mapas de áreas endémicas para las aves, probablemente,<br />

están menos sesgados que los de las otras entidades<br />

taxonómicas incluidas en este estudio. Obtuvimos muestras<br />

de tamaño suficiente para la mayoría de las especies y el<br />

tamaño promedio de las distribuciones fue más grande que<br />

el de muchos grupos de plantas y anfibios, lo que sugiere que<br />

los modelos presentaron la mayor parte de las distribuciones<br />

reales de las especies. Las aves no presentan los patrones de<br />

microendemismo observados en otros grupos taxonómicos.<br />

1


2<br />

Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />

Figura 3 . Áreas de aves endémicas (Fjeldså et al. 200 ) superpuesta a la Figura 30.<br />

Por lo tanto, hay menos posibilidades de que los datos muestren<br />

grandes concentraciones de especies endémicas cerca de los<br />

puntos de acceso para los recolectores y menos especies en<br />

otras partes. No obstante, dos de las áreas más grandes de<br />

endemismo se localizan cerca de las regiones accesibles de<br />

Cusco y Cochabamba. El estudio intenso en las cordilleras<br />

de estas áreas puede llevar a una inclinación a registrar más<br />

especies endémicas que en otras partes. Contrariamente, la<br />

otra gran área de endemismo de aves se localiza en el norte<br />

de Bolivia, en un área que en este momento es objeto de<br />

investigaciones sobre las aves. La falta de información acerca<br />

de localidades en estas áreas comparadas con otras sugiere<br />

que los modelos de distribución funcionan como se espera<br />

que lo hagan: sirviendo como documentos para estimular<br />

más esfuerzos intensos de investigación.<br />

El análisis de Stattersfield et al. (1998) acerca de las áreas de<br />

aves endémicas mostró que la mayoría de la porción superior<br />

del área de estudio se localiza en un área de aves endémicas<br />

(Figura 33). Entonces, en un sentido amplio, nuestros<br />

resultados, producidos por un proceso mucho más detallado<br />

para identificar las distribuciones de las especies avalan las<br />

conclusiones del informe de Stattersfield et al. (1998). Debido<br />

a la resolución fina de los resultados que presentamos,<br />

podemos sugerir las partes de un área de endemismo de<br />

aves en particular que alberga la mayor cantidad de especies<br />

endémicas. Por ejemplo, la porción del área de Yungas bajas<br />

de Bolivia y Perú tiene mucho más especies endémicas en<br />

Cochabamba que en La Paz (Figura 30). Una de las áreas<br />

endémicas más grandes que identificamos, la región central<br />

de Cusco, no está completamente cubierta por áreas de aves<br />

endémicas designadas. Nuestros resultados predicen que la<br />

Cordillera occidental de Vilcabamba, entre el Río Apurímac y<br />

Cerro Pumasillo, forma parte de las distribuciones de muchas<br />

especies endémicas y por lo tanto es una candidata importante<br />

para la protección. Esta región ha recibido poca atención por<br />

parte de los ornitólogos, tal como lo muestra la Figura 32,<br />

lo cual sugiere que puede haber sido pasada por alto con<br />

anterioridad. De manera similar, la región a lo largo del Río<br />

Mapacho-Yavero, al este de Cusco, tampoco fue incluida en un<br />

área endémica de aves, pero se predijo que tiene una cantidad<br />

sustancial de especies endémicas (Figura 30). Nuevamente,<br />

esta es una área pobremente explorada (Figura 32) y por lo<br />

tanto puede haber sido ignorada en el pasado.<br />

Stattersfield et al. (1998) informaron dos áreas de aves<br />

endémicas en tierras bajas dentro del área de estudio, las<br />

tierras bajas del alto Amazonas-Napo y las tierras bajas del<br />

sureste peruano. Ninguna de estas dos áreas es destacada<br />

en nuestro estudio porque los sitios de mayores elevaciones<br />

tienen muchas más especies endémicas. Además, las dos<br />

áreas de aves endémicas de tierras bajas incluyen especies


que van desde el Ecuador amazónico, a Colombia y Brasil,<br />

y no son tratadas aquí.<br />

Nuestros resultados en general están de acuerdo con los<br />

patrones de abundancia de especies endémicas descritos por<br />

Fjeldså et al. (2005). Las áreas de endemismo más grandes<br />

descritas en los dos análisis coinciden (Figura 34). Las<br />

diferencias son de énfasis. Fjeldså et al. (2005) destaca más la<br />

región de La Paz y menos la de la Cordillera de Apolobamba<br />

en su estudio. En la región de Cusco, los resultados de Fjeldså<br />

et al. (2005) son similares a los de las áreas de aves endémicas,<br />

y muestran la mayor abundancia de especies endémicas en el<br />

centro de Cusco, cerca de Machu Picchu. Otros resultados<br />

sugieren que ambas regiones al este y al oeste de ese lugar<br />

pueden tener casi la misma cantidad de estas especies. Las<br />

diferencias se deben probablemente a nuestro uso de las<br />

predicciones de distribuciones en un intento de controlar las<br />

recolecciones sesgadas que existieron en lugares tales como<br />

las regiones de Machu Picchu y La Paz.<br />

Nuestras predicciones acerca de estas áreas de endemismo<br />

previamente poco reconocidas son valiosas para la práctica de<br />

la conservación. Los espacios abiertos alrededor de las ciudades<br />

tienden a ser más valiosa debido a su potencial desarrollo. Crear<br />

áreas protegidas en estos lugares con frecuencia es complicado<br />

debido a los muchos intereses económicos que compiten entre<br />

sí. Al identificar las áreas alejadas que tienen un valor similar<br />

para la biodiversidad, los conservacionistas pueden situar las<br />

áreas protegidas en esos sitios lo cual daría como resultado<br />

costos más bajos y menos conflictos.<br />

3


Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />

IX. Síntesis<br />

Por Pilar A. Hernandez y Bruce E. Young<br />

Hasta aquí, este informe ha detallado nuestros hallazgos con<br />

respecto a cada uno de los 15 grupos de plantas y tres grupos<br />

de vertebrados que abordamos. Los conservacionistas<br />

interesados en preservar biotas completas necesitan<br />

información sobre la distribución de todos los elementos de<br />

la biodiversidad antes de tomar medidas efectivas acerca de<br />

dónde concentrar los esfuerzos para la protección. Aunque<br />

ningún estudio puede abordar de modo realista todos los<br />

niveles de la biodiversidad, aquí combinamos resultados<br />

de los grupos objeto para proporcionar una descripción<br />

amplia de la eficacia de hacer modelos, de la congruencia de<br />

las áreas de endemismo para los diferentes grupos y de las<br />

perspectivas para la conservación.<br />

Utilización de los modelos de distribución<br />

Como se demostró en nuestro estudio piloto (Hernandez<br />

et al., manuscrito inédito), Maxent resultó ser un algoritmo<br />

inductivo para hacer modelos extraordinariamente flexible<br />

en una variedad de contextos para especies tan diferentes<br />

como las plantas herbáceas y el ciervo montano. Nuestros<br />

resultados están avalados por un total de 525 modelos<br />

inductivos hechos para 782 especies de plantas y animales.<br />

Teniendo en cuenta solo las especies conocidas, en al menos<br />

dos localidades singulares, Maxent proporcionó modelos<br />

útiles para el 89% de las 587 especies en esta categoría.<br />

Maxent funcionó mejor para las aves y los mamíferos, no tan<br />

bien para los anfibios y tuvo un funcionamiento promedio<br />

para las plantas (Tabla 3). Seguramente no es casual que los<br />

grupos con las muestras más grandes de localidades, las aves<br />

y los mamíferos, fueron los grupos con el mejor desempeño.<br />

Incluso para los anfibios, Maxent funcionó para tres cuartos<br />

de las especies con múltiples localidades. Muchas especies<br />

de anfibios dependen de cuerpos de agua pequeños para sus<br />

ciclos anuales o para parte de ellos. Estos rasgos geográficos<br />

se localizan en la mayoría de los paisajes en escalas que<br />

son demasiado pequeñas para registrarlas entre los datos<br />

ambientales disponibles para hacer modelos en la actualidad.<br />

Además, las divisorias de aguas pueden representar barreras<br />

importantes para la dispersión de algunas especies de anfibios.<br />

Imposibilitados de reflejar estos rasgos en las capas de datos<br />

ambientales, ningún procedimiento inductivo para hacer<br />

modelos puede ser más exitoso para predecir distribuciones.<br />

Tal como se mencionó previamente, nuestro conocimiento<br />

acerca de la taxonomía y la sistemática de los anfibios en<br />

América del Sur es aún incompleto. La confusión acerca del<br />

estatus taxonómico de los especímenes de las colecciones<br />

puede dificultar aún más los esfuerzos por hacer modelos.<br />

Un logro destacable de Maxent es que pudo hacer<br />

modelos de las distribuciones de las especies con muy<br />

pocas localidades aisladas. Con anterioridad, Maxent había<br />

sido probado exitosamente con muestras de solo cinco<br />

localidades (Hernandez et al. 2006). Aquí mostramos que<br />

vale la pena intentar hacer modelos con Maxent para las<br />

especies que tienen incluso dos localidades, al menos en las<br />

condiciones de los Andes orientales con sus extraordinarias<br />

diferencias locales en cuanto a la altura y al clima. Nuestra<br />

muestra incluyó 90 especies conocidas en dos localidades.<br />

Los revisores especialistas estuvieron de acuerdo en que<br />

el modelo de Maxent fue útil para el 67% de las especies.<br />

Trabajar con muestras tan pequeñas claramente exige la<br />

colaboración cercana de especialistas muy bien preparados.<br />

Los resultados son valiosos para predecir los lugares que los<br />

especialistas pueden visitar para registrar las especies escasas<br />

y poco conocidas.<br />

Congruencia de las áreas de endemismo<br />

Pudimos identificar áreas de endemismo de anfibios,<br />

mamíferos, aves y de trece de los quince grupos focales<br />

de plantas. En ninguna parte Anacardiaceae y Cyatheaceae<br />

tienen más de dos especies endémicas que coexistan, por lo<br />

tanto no incluimos a estas familias en esta síntesis acerca de<br />

las áreas de endemismo. ¿Cuánto se superponen las áreas de<br />

endemismo identificadas en este estudio si consideramos<br />

todos los grupos? La Tabla 4 sintetiza las doce regiones en<br />

las que hay al menos un área de especies endémicas, y la<br />

Figura 35 representa estas áreas geográficamente. Un área<br />

(Cocha Cashu) es importante solo por las especies del género<br />

Inga, pero las once áreas restantes son importantes por la<br />

coexistencia de múltiples grupos. Dos áreas se destacan por<br />

la gran cantidad de especies endémicas de plantas, mamíferos<br />

y aves: la región de Paucartambo-Marcapata y las cordilleras<br />

cerca de La Paz. Las aves y los mamíferos presentaron la<br />

mayor coexistencia de entre cualquiera de las combinaciones<br />

de grupos, con cinco áreas de alto endemismo de mamíferos<br />

que también son importantes para las aves. Las doce regiones<br />

incluidas en la Tabla 4 son áreas de endemismo con un<br />

promedio de 3,4 grupos de especies cada una.<br />

La mayoría de las áreas de endemismo estás distribuidas a<br />

lo largo de elevación medias a elevadas en la ladera de los


Figura 35. Vista compuesta de las áreas de endemismo de aves, anfibios, mamíferos y de 13 grupos de<br />

plantas (todos excepto Anacardiaceae y Cyatheaceae, las dos familias que no tienen más de dos especies<br />

endémicas que coexisten). Los colores más oscuros indican las áreas en las que más grupos focales tienen<br />

áreas de endemismo que coexisten.<br />

Andes (Figura 35). Nueve de las doce áreas de endemismo<br />

identificadas están conformadas por laderas de elevaciones<br />

altas que se extienden desde las cimas hasta las líneas de<br />

bosque. Identificamos dos áreas de tierras bajas, Iquitos y<br />

Cocha Cashu, como resultado de la elección conciente de<br />

grupos de plantas tales como Chrysobalanaceae, Inga, y<br />

Malpighiaceae que contienen fundamentalmente especies de<br />

tierras bajas. Un sitio de altura media, Tarapoto, es importante<br />

por Inga y Malpighiaceae. El análisis de irreemplazabilidad<br />

total, que le da mayor peso a las especies con distribuciones<br />

más pequeñas y a las áreas con la combinación de especies<br />

más escasas, también destaca algunas áreas de tierras bajas,<br />

incluidas áreas de Iquitos y Yurimaguas, en Loreto, Perú,<br />

para las plantas, y una área pequeña del Beni, Bolivia, para<br />

los mamíferos (Figuras 19, 27). Aunque las tierras bajas no<br />

contienen picos de endemismo que sean tan abundantes en<br />

especies como las elevaciones más altas, de todos modos<br />

tienen al menos unas pocas áreas que contienen agrupaciones<br />

únicas de especies endémicas.<br />

Para la mayoría de los grupos, la cantidad más grande de<br />

especies endémicas se localiza en los bosques justo debajo<br />

de la línea de bosque, como ha sido descrito anteriormente<br />

(Graves 1988, Pacheco 2002, van der Werff y Consiglio 2004).<br />

Este patrón, sin embargo, de ninguna manera es universal.<br />

Hay áreas con una gran diversidad de especies endémicas de<br />

anfibios que se localizan en elevaciónes que promedian los<br />

1.531 m, más de 1.000 m por debajo que aquel para las aves<br />

o para los mamíferos. Tuvimos éxito en nuestro esfuerzo por<br />

seleccionar entidades taxonómicas de plantas con un rango de<br />

elevaciones en las que se concentran las especies endémicas.<br />

Los grupos focales tienen las mayores concentraciones de<br />

especies endémicas en elevaciones que van de los 106 a los<br />

2.861 m. Tres grupos de plantas tienen su punto más alto en<br />

cuanto a la diversidad de especies endémicas por debajo de<br />

los 1.000 m, una entre los 1.000 m y los 2.000 m, y nueve por<br />

encima de los 2.000 m.<br />

Perspectivas para la conservación<br />

Nuestros resultados resaltan la importancia de incorporar<br />

la distribución de las especies de una variedad de grupos<br />

taxonómicos cuando se realizan ejercicios de establecimiento<br />

de prioridades para la conservación. Aunque las limitaciones<br />

de presupuesto y de tiempo nos impidieron trabajar con<br />

grupos taxonómicos como los peces, los invertebrados y<br />

muchas familias de plantas, de todos modos trabajamos con


Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />

Tabla 4. Síntesis de las áreas de endemismo identificadas en este proyecto, ordenadas de norte a sur.<br />

Área Departamento País Plantas Ej. de especies Áreas<br />

vasculares endémicas Protegidas 2<br />

Iquitos Loreto Perú Chrysbalanaceae, Hirtella revillae, –<br />

Inga, Inga gereauana,<br />

Malpighiaceae Heteropterys<br />

actinoctenia<br />

Tarapoto San Martín Perú Inga, Inga cynometrifolia, –<br />

Malpighiaceae Hiraea christianeae<br />

Cordillera Central Amazonas, Perú Loasaceae, Nasa formosissima, Z. de Reserva<br />

en Amazonas y San Martín Aquifoliaceae Ilex tarapotina Cord. de Colán,<br />

San Martín P.N Río Abiseo<br />

Cordillera Huánuco Perú Acanthaceae, Aphelandra mucronata, –<br />

Carpish Aquifoliaceae, Ilex aggregate,<br />

Fuchsia Fuchsia ceracea,<br />

Nephelornis oneilli<br />

Cocha Cashu M. de Dios Perú Inga Inga megalobotrys P.N. Manu<br />

Cord. de Cusco Perú Fuchsia XX XX Fuchsia tunariensis, Santuario Histórico<br />

Vilcabamba Mormopterus phrudus, de Machu Pichu<br />

Atlapetes canigenis<br />

Paucartambo- Cusco Perú Aquifoliaceae, X XX Ilex crassifolioides, P.N. Manu,<br />

Marcapata (y los márgenes Fuchsia Fuchsia vargasiana, Santuario<br />

de M.de Dios) Rhagomys longilingua, Nacional<br />

Iridosornis reinhardti Megantoni<br />

Noroeste Puno Perú XX X Delothraupis –<br />

de Puno castaneoventris,<br />

Akodon aerosus,<br />

Cord. de La Paz Bolivia Brunelliaceae, XX Brunellia boliviana, P.N. Madidi<br />

Apolobamba Ericaceae, Thibaudia axillaries, Área Natural<br />

Marcgraviaceae Sarcopera oxystilis, Integrada de<br />

Thomasomys ladewi, Manejo de<br />

Tangara Apolobamba<br />

meyerdeschauenseei<br />

Cordilleras La Paz Bolivia Acanthaceae, X X Justicia albadenia, P.N. Cotapata<br />

cerca de La Paz Aquifoliaceae, Ilex pseudoebenacea, y Área Integrada<br />

Brunelliaceae, Brunellia coroicoana, de Manejo,<br />

Campanulaceae, Centropogon bangii, P.N. Madidi<br />

Ericaceae, Sphyrospermum<br />

Marcgraviaceae, Souroubea stichadenia,<br />

Mimosa, sessiliflorum,<br />

Passifloraceae Oryzomys levipes,<br />

Atlapetes rufinucha<br />

Cord. de Cochabamba Bolivia Brunelliaceae, X XX Brunellia rhoides, P.N. Tunari<br />

Cocapata-Tiraqui Fuchsia Fuchsia garleppiana,<br />

Akodon siberiae,<br />

Hemitriccus spodiops<br />

Centro de Cochabamba Bolivia XX X Simoxenops striatus P.N. Carrasco<br />

Cochabamba<br />

1 XX = Áreas mayores de endemismo; X = Áreas menores de endemismo<br />

2 Se han incluido solo las áreas protegidas a nivel nacional. También pueden existir reservas locales o privadas.<br />

Anfibios 1<br />

Aves 1<br />

Mamíferos 1


suficientes grupos como para mostrar que ningún grupo<br />

solo puede servir como sustituto de toda la biodiversidad.<br />

Las áreas de endemismo de los anfibios se localizan, en la<br />

mayoría de los casos, lejos de las áreas de endemismo de<br />

otros grupos de vertebrados y en elevaciones más bajas.<br />

Las familias de plantas varían ampliamente en la elevación<br />

a la que el endemismo es mayor, y las localidades específicas<br />

de las concentraciones de especies endémicas dentro de<br />

países tan grandes como Perú y Bolivia. Otros estudios han<br />

confirmado la falta de congruencia entre las distribuciones<br />

de grupos taxonómicos diferentes en una escala global, pero<br />

pocos lo han confirmado en una escala tan fina como la que<br />

utilizamos en este estudio (Prendergast et al. 1993, Dobson<br />

et al. 1997, van Jaarsveld et al. 1998, Lamoreux et al. 2006).<br />

La abundancia general de los anfibios endémicos tuvo<br />

su punto más alto en el centro de Bolivia, pero el análisis<br />

de irreemplazabilidad total mostró la importancia de los<br />

departamentos de San Martín y Amazonas, en el norte de<br />

Perú, debido al microendemismo del lugar. Si bien el mapa<br />

de abundancia de especies endémicas para las Acanthaceae<br />

muestra una cantidad pequeña de áreas bien definidas de<br />

endemismo (Figura 4), muchas especies microendémicas<br />

están dispersas a lo largo de las laderas más bajas de los<br />

Andes desde el departamento de Amazonas hasta Junín. En<br />

total, 197 de las 782 especies mapeadas en este estudio son<br />

conocidas en una sola localidad y por lo tanto representan<br />

especies microendémicas. Debido a la gran cantidad de<br />

especies microendémicas presentes en el área de estudio, los<br />

conservacionistas deberían seguir una estrategia a partir de<br />

la cual establezcan grandes reservas a nivel de ecosistemas<br />

en las áreas más grandes de endemismo y promuevan el<br />

establecimiento de reservas regionales más pequeñas que<br />

coincidan con los lugares en los que hay microendemismo.<br />

Los mapas de distribución de las especies generados en<br />

este proyecto proporcionan una base científica valiosa para<br />

determinar dónde se localizan estas especies microendémicas<br />

como parte de ejercicios de planificación para la conservación<br />

local y regional.<br />

¿Es suficiente la superposición del sistema de áreas protegidas<br />

de Perú y Bolivia con las áreas de endemismo identificadas<br />

en este estudio? Las Figuras 36 a 39 muestran que, aunque<br />

algunas áreas protegidas nacionales de los dos países protegen<br />

áreas de endemismo, la mayoría de éstas están fuera de los<br />

parques y las reservas existentes. Nueve de las doce áreas de<br />

endemismo tienen al menos un área protegida nacional que<br />

cubre una porción del área. En algunos casos, sin embargo, el<br />

área cubierta es mínima. Por ejemplo, el área de la Cordillera<br />

de Vilcabamba, importante por las aves, los mamíferos<br />

y Fuchsia, es protegida solo por el diminuto Santuario<br />

Histórico de Machu Picchu. Como santuario histórico, los<br />

objetivos de manejo están dirigidos más a preservar los<br />

artefactos culturales que la biodiversidad. La superposición<br />

más grande de áreas de endemismo en toda el área de<br />

estudio se localiza en las Cordilleras cerca de La Paz (Figura<br />

35). Solo un parque nacional pequeño (Carrasco) protege<br />

las laderas más altas de esta extensa región (Figura 39). Por<br />

otra parte, el área de Cocha Cashu está totalmente protegida<br />

por el Parque Nacional Manu y el área de Apolobamba está<br />

ampliamente contenida en el Parque Nacional Madidi. Estos<br />

resultados revelan que los conservacionistas han alcanzado<br />

importantes logros en la protección de algunas áreas clave<br />

de endemismo, pero que aún queda trabajo por hacer antes<br />

de que puedan proclamar que el endemismo de la región está<br />

bien protegido.


Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />

Figura 3 . Áreas protegidas nacionales superpuestas con las áreas de endemismo mostradas en la<br />

Figura 3 .<br />

Figura 3 . Áreas protegidas nacionales y áreas de endemismo en el norte del Perú.


Figura 3 . Áreas protegidas nacionales y áreas de endemismo en el sur de Perú.<br />

Figura 3 . Áreas protegidas nacionales y áreas de endemismo en Bolivia.


0<br />

Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />

X. Utilización de los datos<br />

Alentamos a los lectores a utilizar los datos de distribución generados en este estudio para análisis independientes de<br />

biogeografía, diversidad y planificación para la conservación. Los mapas de distribución individuales y los análisis de abundancia<br />

están disponibles para ser bajados desde Internet en www.natureserve.org/AndesAmazon. Los datos de distribución están<br />

disponibles tanto en mapas para copiar y pegar en documentos como en archivos shape que son compatibles con el software<br />

Arc ESRI. Los datos están disponibles gratuitamente para usos no comerciales. No está permitido subir los datos a otros<br />

sitios web sin la obtención previa de un permiso escrito por parte de <strong>NatureServe</strong>.<br />

XI. Agradecimientos<br />

Estamos profundamente en deuda con la Fundación Gordon y Betty Moore por el apoyo económico y la guía técnica<br />

durante este proyecto. Por su liderazgo, sus ideas y su crítica constructiva, todo lo cual mejoró sustancialmente este trabajo<br />

durante el ciclo de vida de este proyecto, agradecemos a D. Grossman, a L. Master, a B. Stein, y a J. Swenson. Agradecemos<br />

a los curadores de los museos incluidos en el Apéndice 1 por poner, con toda amabilidad, a nuestra disposición los datos<br />

de sus especímenes. Reconocemos especialmente al Museo Field de Historia Natural, al Jardín Botánico de Missouri, a la<br />

Universidad de California-Berkeley, al Museo de Historia Natural de la Universidad de Kansas, al Museo de Zoología de la<br />

Universidad de Michigan, al Museo de Biología del Suroeste de la Universidad de Nuevo México y al Museo Peabody de<br />

Yale por hacer que los datos de sus colecciones estén disponibles en Internet. Por la asistencia técnica para geo-referenciar<br />

la localización de las especies, agradecemos a B. Bassuner, J. C. Lozano, R. I. Sprem, J. Suárez, y a K. S. Ting. Los numerosos<br />

revisores de los borradores de los conjuntos de datos y de los modelos de distribución incluidos en el Apéndice 3 merecen<br />

especialmente nuestra gratitud por compartir su experiencia científica. Agradecemos los consejos útiles acerca de los modelos<br />

de distribución de las especies proporcionados por D. Armenteras, R. Caballero, R. Eastman, C. Graham, K. Naoki, J. Parra, S.<br />

Phillips, y por F. Sangermano. Agradecemos a D. Díaz por poner a nuestra disposición los datos de Áreas de Aves Endémicas<br />

de BirdLife. Por proporcionarnos datos geográficos básicos, agradecemos a N. Araujo de FAN-Bolivia. R. Mobarec coordinó<br />

diestramente la logística de muchos de los talleres realizados con los colaboradores y revisores. D. Steere, C. Shaw, M. Rosen,<br />

y sus maravillosos colegas de la Biblioteca de Historia Natural del Instituto Smithsonian que con excelente predisposición<br />

nos facilitaron el acceso a la bibliografía en nuestras muchas visitas. Le agradecemos a J. Dyson, C. Nascimento, H. Prado,<br />

y a R. Riordan por sus esfuerzos y talento creativo en las fases de corrección, diseño y producción de esta publicación; a C.<br />

Josse por mejorar el borrador del capítulo que describe el área de estudio; a C. Klimovsky por traducir el texto al español, y<br />

a T. Howe por colocar los datos en Internet.


XII. Direcciones de los Autores<br />

César Aguilar<br />

Museo de Historia Natural<br />

Universidad Nacional Mayor<br />

de San Marcos<br />

Apartado 140434<br />

Lima-14, Perú<br />

http://museohn.unmsm.edu.pe/<br />

Lourdes Arangüena<br />

Centro de Datos para la<br />

Conservación<br />

Dpto. Manejo Forestal<br />

Facultad de Ciencias Forestales<br />

Universidad Nacional Agraria La<br />

Molina<br />

Aptdo. 456, Lima 100, Perú<br />

Stephan Beck<br />

Herbario Nacional de Bolivia<br />

Calle 27, Cotacota<br />

La Paz, Bolivia<br />

Jesús H. Córdova<br />

Museo de Historia Natural<br />

Universidad Nacional Mayor de<br />

San Marcos<br />

Apartado 140434<br />

Lima-14, Perú<br />

Dirk Embert<br />

Fundación Amigos de la<br />

Naturaleza<br />

Km. 7 y 1/2 carretera antigua a<br />

Cochabamba<br />

Santa Cruz de la Sierra, Bolivia<br />

Irma Franke<br />

Museo de Historia Natural<br />

Universidad Nacional Mayor de San<br />

Marcos<br />

Apartado 140434<br />

Lima-14, Perú<br />

Pilar A. Hernandez<br />

<strong>NatureServe</strong><br />

1101 Wilson Blvd., 15th floor<br />

Arlington, VA 22209, EEUU<br />

Sebastian K. Herzog<br />

Asociación Armonía-BirdLife<br />

International<br />

Av. Lomas de Arena 400<br />

Casilla 3566<br />

Santa Cruz de la Sierra, Bolivia<br />

Peter M. Jørgensen<br />

Missouri Botanical Garden<br />

P.O. Box 299<br />

Saint Louis, Missouri 63166-0299,<br />

EEUU<br />

Víctor Pacheco<br />

Museo de Historia Natural<br />

Universidad Nacional Mayor<br />

de San Marcos<br />

Apartado 140434<br />

Lima-14, Perú<br />

Lily Paniagua<br />

<strong>NatureServe</strong><br />

1101 Wilson Blvd., 15th floor<br />

Arlington, VA 22209, USA<br />

Heidi L. Quintana<br />

Museo de Historia Natural<br />

Universidad Nacional Mayor<br />

de San Marcos<br />

Apartado 140434<br />

Lima-14, Perú<br />

Aldo Soto<br />

Centro de Datos para la<br />

Conservación<br />

Dpto. Manejo Forestal<br />

Facultad de Ciencias Forestales<br />

Universidad Nacional Agraria La<br />

Molina<br />

Aptdo. 456, Lima 100, Perú<br />

Martín E. Timaná<br />

<strong>NatureServe</strong><br />

1101 Wilson Blvd., 15th floor<br />

Arlington, VA 22209, EEUU<br />

Carolina Tovar<br />

Centro de Datos para la<br />

Conservación<br />

Dpto. Manejo Forestal<br />

Facultad de Ciencias Forestales<br />

Universidad Nacional Agraria La<br />

Molina<br />

Aptdo. 456, Lima 100, Perú<br />

Thomas Valqui<br />

Museum of Natural Science<br />

Louisiana State University<br />

119 Foster Hall<br />

Baton Rouge, LA 70803, EEUU<br />

CORBIDI<br />

Calle Sta. Rita 117<br />

Urb. Huetares de San Antonio<br />

Surco<br />

Lima, Peru<br />

Julieta Vargas<br />

Colección Boliviana de Fauna<br />

Museo Nacional de Historia<br />

Natural<br />

Calle 26 Cota Cota s/n<br />

Casilla 8706<br />

La Paz, Bolivia<br />

Bruce E. Young<br />

<strong>NatureServe</strong><br />

1101 Wilson Blvd., 15th floor<br />

Arlington, VA 22209, EEUU<br />

1


2<br />

Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />

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Anexos<br />

Apéndice 1. Fuentes de datos acerca de las localidades<br />

Apéndice 1A: Museos de historia natural que contribuyeron registros de localidades para los animales.<br />

Colección<br />

Institución Aves Mamíferos Anfibios<br />

American Natural History Museum x x x<br />

Asociación Armonía x<br />

Carnegie Museum of Natural History x x<br />

Centro de Biodiversidad y Genética (Cochabamba, Bolivia) x<br />

Centro de Datos para la Conservación (CDC)<br />

de la Universidad Nacional Agraria La Molina x<br />

Colección Boliviana de Fauna<br />

Museo Nacional de Historia Natural x x<br />

Delaware Museum of Natural History x<br />

Field Museum x x x<br />

Lousiana State University, Museum of Natural Science x x x<br />

Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado (Santa Cruz, Bolivia) x x<br />

Museo de Historia Natural, Universidad Nacional Mayor de San Marcos x x x<br />

The Academy of Natural Sciences x<br />

United States National Museum of Natural History x x x<br />

University of California, Berkeley, Museum of Vertebrate Zoology x x x<br />

University of Kansas, Museum of Natural History x<br />

University of Michigan, Museum of Zoology x x x<br />

University of New Mexico, Museum of Southwestern Biology x x<br />

Yale Peabody Museum x<br />

Apéndice 1B: Los herbarios que contribuyeron registros de localidades para las plantas.<br />

Albion R. Hodgdon Herbarium. University of New Hampshire. Durham, New Hampshire.<br />

Bailey Hortorium Herbarium, Cornell University. Ithaca, New York.<br />

Botanical Museum. Lund, Sweden.<br />

Botanischer Garten und Botanisches Museum Berlin-Dahlem. Berlin, Germany<br />

Conservatoire et Jardin botaniques de la Ville de Genève. Geneve, Switzerland.<br />

Daubeny Herbarium. University of Oxford. Oxford,England, U.K.<br />

Dudley Herbarium. California Academy of Sciences. San Francisco, California.<br />

Field Museum of Natural History. Chicago, Illinois.<br />

Fielding-Druce Herbarium. University of Oxford. Oxford, England, U.K.<br />

Harvard University Herbaria. Cambridge, Massachusetts.<br />

Herbario Amazonense. Universidad Nacional de la Amazónia Perúana. Iquitos, Perú<br />

Herbario del Oriente Boliviano. Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado. Universidad Autónoma Gabriel René Moreno.<br />

Santa Cruz, Bolivia.<br />

Herbario Nacional Colombiano. Universidad Nacional de Colombia. Bogota, Colombia.<br />

Herbario Nacional de Bolivia. La Paz, Bolivia.<br />

Herbario Nacional del Ecuador. Museo Ecuatoriano de Ciencias Naturales. Quito, Ecuador.<br />

Herbario Nacional Forestal Martín Cárdenas. Cochabamba, Bolivia.<br />

Herbario Nacional. Universidad Nacional Autónoma de México. Mexico City, Mexico.<br />

Herbario Selva Central. Oxapampa, Perú.<br />

Herbario Vargas. Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco. Cusco, Perú.<br />

Herbario. Museo de Historia Natural, Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima, Perú.<br />

Herbario. Fundación Miguel Lillo. Tucuman, Argentina.


0<br />

Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />

Herbario. Instituto de Botánica Darwinion. Buenos Aires, Argentina.<br />

Herbario. Instituto de Botánica del Nordeste. Corrientes, Argentina.<br />

Herbario. Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria. Buenos Aires, Argentina<br />

Herbario. Proyecto BOLFOR. Santa Cruz, Bolivia.<br />

Herbario. Real Jardín Botánico. Madrid, Spain.<br />

Herbario. Universidad Nacional Agraria La Molina. Lima, Perú.<br />

Herbario. Universidad Nacional de Cajamarca. Cajamarca, Perú.<br />

Herbario. Universidad Nacional de Córdoba. Cordoba, Argentina.<br />

Herbário. Universidade de São Paulo. São Paulo, Brazil.<br />

Herbarium of the University of Arizona. Tucson, Arizona.<br />

Herbarium Senckenbergianum. Forschungsinstitut Senckenberg. Frankfurt, Germany.<br />

Herbarium Truxillense. Universidad Nacional de La Libertad-Trujillo. Trujillo, Perú.<br />

Herbarium. Naturhistorisches Museum Wien. Vienna, Austria.<br />

Herbarium. Pomona College. Claremont, California.<br />

Herbarium. Royal Botanic Gardens, Kew. Richmond, England, U.K.<br />

Herbarium. University of Michigan. Ann Arbor, Michigan.<br />

Herbarium. Uppsala University. Uppsala, Sweden.<br />

Herbarium. Academy of Natural Sciences. Philadelphia, Pennsylvania.<br />

Herbarium. Albrecht-von-Haller-Institut für Pflanzenwissenschaften. Universität Göttingen. Göttingen, Germany.<br />

Herbarium. California Academy of Sciences. San Francisco, California.<br />

Herbarium. Heidelberger Institut für Pflanzenwissenschaften. Universität Heidelberg. Heidelberg, Germany.<br />

Herbarium. Institut für Systematische Botanik. Universität Zürich. Zürich. Switzerland.<br />

Herbarium. Marie Selby Botanical Gardens. Sarasota, Florida.<br />

Herbarium. Missouri Botanical Garden. St. Louis, Missouri.<br />

Herbarium. National Museum in Prague. Prague, Czech Republic.<br />

Herbarium. Natural History Museum of Los Angeles County. Los Angeles, California.<br />

Herbarium. Rancho Santa Ana Botanic Garden. Claremont, California.<br />

Herbarium. Royal Botanic Garden. Edinburgh, Scotland, U.K.<br />

Herbarium. Swedish Museum of Natural History. Stockholm, Sweden.<br />

Herbarium. The Natural History Museum. London,England, U.K.<br />

Herbarium. United States National Arboretum. Washington D.C.<br />

Herbarium. University of California. Los Angeles, California.<br />

Herbarium. University of Copenhagen. Copenhagen, Denmark.<br />

Herbarium. University of Texas at Austin. Austin, Texas.<br />

Herbarium. V. L. Komarov Botanical Institute. Saint Petersburg, Russia.<br />

Herbier National de Paris. Muséum National d’Histoire Naturelle. Paris, France.<br />

Nationaal Herbarium Nederland, Leiden University branch. Leiden, Netherlands<br />

United States National Herbarium. Smithsonian Institution. Washington D.C.<br />

University Herbarium. University of California. Berkeley, California.<br />

University of Aarhus Herbarium Jutlandicum. Aarhus, Denmark.<br />

William and Lynda Steere Herbarium. New York Botanical Garden. Bronx, New York.<br />

Apéndice 1C. Fuentes de registros de localidades en la literatura científica.<br />

Visite la pagina web www.natureserve.org/AndesAmazon para leer una lista de referencias que proporcionaron registros de<br />

localidades.


Apéndice 2. Lista de especies focales incluidas en el estudio<br />

Grupo Orden Familia Especie Nº de Modelo* Tamaño de la<br />

localidades distribución<br />

singulares Km 2<br />

Plantas<br />

Filicales<br />

Cyatheaceae<br />

Cnemidaria alatissima 1 Deductivo 49<br />

Cyathea arnecornelii 6 m3 360<br />

Cyathea bettinae 1 Deductivo 388<br />

Cyathea boliviana 24 m3 25,155<br />

Cyathea multisegmenta 2 m3 5,879<br />

Celastrales<br />

Aquifoliaceae<br />

Ilex aggregata 18 m4 143,572<br />

Ilex anonoides 12 m4 120,156<br />

Ilex crassifolioides 7 m3 34,296<br />

Ilex gotardensis 5 m4 15,822<br />

Ilex herzogii 6 m4 3,035<br />

Ilex hippocrateoides 17 m4 71,456<br />

Ilex imbricata 2 m4 499<br />

Ilex loretoica 1 Deductivo 77<br />

Ilex mandonii 10 m3 26,401<br />

Ilex microsticta 6 m2 47,527<br />

Ilex pseudoebenacea 3 m4 723<br />

Ilex tarapotina 6 m3 104,227<br />

Ilex trichoclada 3 m3 8,352<br />

Ilex villosula 8 m3 69,690<br />

Campanulales<br />

Campanulaceae<br />

Centropogon bangii 1 Deductivo 2<br />

Centropogon brittonianus 17 m4 1,650<br />

Centropogon eilersii 3 m3/Híbrido 1,320<br />

Centropogon gloriosus 8 m3 2,539<br />

Centropogon incanus 18 m2 17,450<br />

Centropogon isabellinus 7 m3 1,805<br />

Centropogon magnificus 2 m4 30<br />

Centropogon mandonis 25 m3 20,980<br />

Centropogon perlongus 3 m3 6,297<br />

Centropogon reflexus 10 m2 643<br />

Centropogon roseus 11 m4 117,044<br />

Centropogon sciaphilus 11 m4 63,517<br />

Centropogon umbrosus 20 m3 35,512<br />

Centropogon unduavensis 6 m3 883<br />

Centropogon varicus 4 m4 3,913<br />

Centropogon vitifolius 1 Deductivo 78<br />

Centropogon yungasensis 13 m3 75,152<br />

Siphocampylus actinothrix 8 m3 6,638<br />

Siphocampylus andinus 21 m3 10,667<br />

Siphocampylus angustiflorus 5 m2 15,550<br />

1


2<br />

Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />

Grupo Orden Familia Especie Nº de Modelo* Tamaño de la<br />

localidades distribución<br />

singulares Km 2<br />

Ericales<br />

Ericaceae<br />

Siphocampylus arachnes 3 m3 8,180<br />

Siphocampylus ayersiae 6 m3 22,588<br />

Siphocampylus bilabiatus 11 m4 31,074<br />

Siphocampylus boliviensis 44 m4 30,895<br />

Siphocampylus comosus 7 m4 3,201<br />

Siphocampylus correoides 5 m3 4,394<br />

Siphocampylus dubius 6 m3 1,374<br />

Siphocampylus flagelliformis 13 m3 32,567<br />

Siphocampylus kuntzeanus 1 Deductivo 78<br />

Siphocampylus longior 5 m4 24,510<br />

Siphocampylus membranaceus 4 m4 11,407<br />

Siphocampylus neurotrichus 4 m4 1,643<br />

Siphocampylus oblongifolius 2 m3 865<br />

Siphocampylus plegmatocaulis 3 m3 1,178<br />

Siphocampylus radiatus 9 m3 4,142<br />

Siphocampylus reflexus 3 m4 1,941<br />

Siphocampylus rosmarinifolius 8 m2 2,677<br />

Siphocampylus rusbyanus 19 m4 58,915<br />

Siphocampylus sparsipilus 2 Deductivo 507<br />

Siphocampylus spruceanus 1 Deductivo 80<br />

Siphocampylus subcordatus 2 Deductivo 157<br />

Siphocampylus tunarensis 6 m4 7,874<br />

Siphocampylus tunicatus 9 m4 2,579<br />

Siphocampylus vatkeanus 2 m3 55<br />

Siphocampylus werdermannii 8 m3 37,077<br />

Bejaria infundibula 12 m3 9,692<br />

Cavendishia martii 59 m2 71,814<br />

Cavendishia punctata 10 m3 13,002<br />

Ceratostema ferreyrae 1 Deductivo 623<br />

Demosthenesia buxifolia 4 m4 17,759<br />

Demosthenesia cordifolia 1 Deductivo 1,077<br />

Demosthenesia dudleyi 1 Deductivo 1,271<br />

Demosthenesia mandonii 54 m3 32,211<br />

Demosthenesia oppositifolia 4 m2 4,260<br />

Demosthenesia pearcei 8 m1 15,519<br />

Demosthenesia spectabilis 18 m4 13,176<br />

Demosthenesia vilcabambensis 2 m2 5,693<br />

Demosthenesia weberbauerii 1 Deductivo 1,288<br />

Diogenesia boliviana 11 m4 10,150<br />

Diogenesia laxa 1 Deductivo 1,288<br />

Diogenesia racemosa 3 m4 4,845<br />

Diogenesia vargasiana 6 m2 2,101<br />

Disterigma ovatum 10 m4 16,288<br />

Disterigma pallidum 10 m3 5,329<br />

Disterigma pernettyoides 35 m3 43,495<br />

Polyclita turbinata 30 m4 3,611<br />

Psammisia globosa 2 Deductivo 945<br />

Satyria boliviana 8 m4 16,378<br />

Satyria neglecta 1 Deductivo 87


Grupo Orden Familia Especie Nº de Modelo* Tamaño de la<br />

localidades distribución<br />

singulares Km 2<br />

Fabales<br />

Myrtales<br />

Fabaceae<br />

Onagraceae<br />

Satyria polyantha 2 m4 3,584<br />

Satyria vargasii 2 m3 10,303<br />

Siphonandra boliviana 1 Deductivo 76<br />

Siphonandra elliptica 32 m2 69,075<br />

Sphyrospermum buesii 1 Deductivo 307<br />

Sphyrospermum sessiliflorum 2 Deductivo 158<br />

Themistoclesia peruviana 8 m2 45,897<br />

Themistoclesia unduavensis 5 m2 5,327<br />

Thibaudia axillaris 1 Deductivo 22<br />

Thibaudia biflora 1 Deductivo 13,830<br />

Thibaudia cardiophylla 1 Deductivo 51<br />

Thibaudia crenulata 49 m4 63,715<br />

Thibaudia croatii 3 m3 1,240<br />

Thibaudia densiflora 7 m2 5,196<br />

Thibaudia dudleyi 6 m1 3,034<br />

Thibaudia herrerae 1 Deductivo 659<br />

Thibaudia macrocalyx 21 m4 5,195<br />

Thibaudia rauhii 2 m2 1,017<br />

Thibaudia regularis 4 m4 14,828<br />

Thibaudia uniflora 1 Deductivo 75<br />

Vaccinium elvirae 7 m1 16,890<br />

Vaccinium mathewsii 7 m4 3,543<br />

Vaccinium sphyrospermoides 1 Deductivo 520<br />

Inga amboroensis 1 Deductivo 703<br />

Inga approximata 16 m3 29,864<br />

Inga augustii 1 Deductivo 78<br />

Inga cynometrifolia 2 m4 739<br />

Inga expansa 21 m4/Híbrido 46,174<br />

Inga fosteriana 1 Deductivo 79<br />

Inga gereauana 3 m4 8,540<br />

Inga killipiana 5 m4 35,587<br />

Inga lineata 14 m3 83,091<br />

Inga longipes 9 m2 39,581<br />

Inga maynensis 10 m4 17,710<br />

Inga megalobotrys 1 Deductivo 1,251<br />

Inga pluricarpellata 2 m3 9,629<br />

Inga porcata 5 m4 85,533<br />

Inga steinbachii 28 m4/Híbrido 237,600<br />

Inga tarapotensis 2 Deductivo 501<br />

Mimosa boliviana 54 m4 34,667<br />

Mimosa Cuscoana 5 m4 2,846<br />

Mimosa pectinatipinna 6 m4 7,218<br />

Mimosa revoluta 38 m4 27,240<br />

Mimosa rusbyana 4 m4 3,646<br />

Mimosa williamsii 1 Deductivo 4<br />

Mimosa woodii 4 m4 3,440<br />

Fuchsia abrupta 22 m3 15,121<br />

3


Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />

Grupo Orden Familia Especie Nº de Modelo* Tamaño de la<br />

localidades distribución<br />

singulares Km 2<br />

Polygalales<br />

Malpighiaceae<br />

Fuchsia apetala 79 m4 63,311<br />

Fuchsia austromontana 24 m3/Híbrido 27,433<br />

Fuchsia ceracea 1 Deductivo 79<br />

Fuchsia chloroloba 11 m4 24,355<br />

Fuchsia cochabambana 9 m3 5,600<br />

Fuchsia confertifolia 2 m2 732<br />

Fuchsia coriacifolia 1 Deductivo 43<br />

Fuchsia decussata 17 m3 42,288<br />

Fuchsia ferreyrae 7 m4 20,988<br />

Fuchsia fontinalis 12 m2 9,615<br />

Fuchsia furfuracea 23 m4 23,115<br />

Fuchsia garleppiana 7 m4 8,103<br />

Fuchsia huanucoensis 3 m4 3,894<br />

Fuchsia inflata 10 m3 11,893<br />

Fuchsia juntasensis 13 m4 26,313<br />

Fuchsia llewelynii 2 m2 613<br />

Fuchsia macropetala 7 m4 5,696<br />

Fuchsia macrophylla 37 m4 72,659<br />

Fuchsia mathewsii 18 m3 5,027<br />

Fuchsia mezae 1 Deductivo 25<br />

Fuchsia nana 9 m4 7,342<br />

Fuchsia ovalis 6 m2 9,576<br />

Fuchsia pilosa 7 m3 2,587<br />

Fuchsia rivularis 15 m4 6,629<br />

Fuchsia salicifolia 9 m4 12,095<br />

Fuchsia sanctae-rosae 84 m3 62,713<br />

Fuchsia sanmartina 4 m4 3,594<br />

Fuchsia simplicicaulis 10 m3 26,549<br />

Fuchsia tincta 9 m4 1,251<br />

Fuchsia tunariensis 8 m4 8,473<br />

Fuchsia vargasiana 6 m3 2,073<br />

Fuchsia wurdackii 4 m3 676<br />

Adelphia macrophylla 3 m4 13,830<br />

Adelphia mirabilis 1 Deductivo 77<br />

Amorimia camporum 7 m3 5,866<br />

Bunchosia berlinii 7 m3 12,242<br />

Bunchosia bonplandiana 1 Deductivo 14<br />

Diplopterys schunkei 1 Deductivo 78<br />

Diplopterys woytkowskii 3 m4 37,558<br />

Excentradenia boliviana 1 Deductivo 77<br />

Heteropterys actinoctenia 1 Deductivo 79<br />

Heteropterys andina 3 m4 553<br />

Heteropterys fulva 1 Deductivo 80<br />

Heteropterys magnifica 1 Deductivo 78<br />

Heteropterys oxenderi 2 m4 355<br />

Hiraea christianeae 1 Deductivo 77<br />

Lophopterys peruviana 3 m4 5,167<br />

Mascagnia boliviana 1 Deductivo 76


Grupo Orden Familia Especie Nº de Modelo* Tamaño de la<br />

localidades distribución<br />

singulares Km 2<br />

Rosales<br />

Sapindales<br />

Scrophulariales<br />

Mezia russellii 2 m4 2,078<br />

Stigmaphyllon aberrans 4 m3 4,415<br />

Stigmaphyllon argenteum 19 m3 71,171<br />

Stigmaphyllon coloratum 5 m4 30,698<br />

Stigmaphyllon cuzcanum 4 m4 1,265<br />

Stigmaphyllon peruvianum 7 m3 3,221<br />

Stigmaphyllon tarapotense 3 m4 2,569<br />

Stigmaphyllon yungasense 2 m3 1,474<br />

Tetrapterys stipulacea 1 Deductivo 79<br />

Brunelliaceae<br />

Brunellia boliviana 29 m3 17,914<br />

Brunellia briquetii 1 Deductivo 80<br />

Brunellia brunnea 3 m3 9,937<br />

Brunellia coroicoana 10 Deductivo 4,460<br />

Brunellia Cuscoensis 1 Deductivo 1,395<br />

Brunellia dichapetaloides 1 Deductivo 58<br />

Brunellia dulcis 1 Deductivo 34<br />

Brunellia hexasepala 1 Deductivo 61<br />

Brunellia rhoides 21 m1 23,186<br />

Brunellia weberbaueri<br />

Chrysobalanaceae<br />

1 Deductivo 1,834<br />

Hirtella aramangensis 1 Deductivo 62<br />

Hirtella beckii 1 Deductivo 9<br />

Hirtella lightioides 12 Deductivo 8,186<br />

Hirtella revillae 8 m3 21,891<br />

Hirtella standleyi 1 Deductivo 65<br />

Licania boliviensis 3 m4/Híbrido 7,019<br />

Licania bullata 1 Deductivo 323<br />

Licania cecidiophora 2 m2 2,780<br />

Licania filomenoi 2 m4 3,460<br />

Licania klugii 8 m2 76,618<br />

Licania tambopatensis 4 m4 37,330<br />

Licania trigonioides 1 Deductivo 76<br />

Licania vasquezii 1 Deductivo 80<br />

Anacardiaceae<br />

Acanthaceae<br />

Mauria boliviana 1 Deductivo 82<br />

Mauria denticulata 1 Deductivo 329<br />

Mauria killipii 5 m4 17,345<br />

Schinopsis peruviana 5 m4 2,351<br />

Thyrsodium herrerense 5 Deductivo 105,975<br />

Aphelandra campii 2 Deductivo 112<br />

Aphelandra castanifolia 24 m1 70,712<br />

Aphelandra cuscoensis 3 m4 30,513<br />

Aphelandra dasyantha 3 m3 593<br />

Aphelandra eurystoma 3 m4 14,871<br />

Aphelandra ferreyrae 5 m3 6,946


Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />

Grupo Orden Familia Especie Nº de Modelo* Tamaño de la<br />

localidades distribución<br />

singulares Km 2<br />

Aphelandra goodspeedii 17 m4 121,788<br />

Aphelandra hapala 1 Deductivo 2,334<br />

Aphelandra inaequalis 3 Deductivo 6,288<br />

Aphelandra jacobinoides 4 m1 1,987<br />

Aphelandra juninensis 1 Deductivo 56<br />

Aphelandra kolobantha 4 m4 2,588<br />

Aphelandra latibracteata 9 m3 9,727<br />

Aphelandra limbatifolia 3 m4 4,993<br />

Aphelandra luyensis 1 Deductivo 30<br />

Aphelandra macrosiphon 6 m1/Híbrido 16,092<br />

Aphelandra modesta 1 Deductivo 79<br />

Aphelandra montis-scalaris 1 Deductivo 352<br />

Aphelandra mucronata 4 m3 1,463<br />

Aphelandra neillii 5 m3 18,877<br />

Aphelandra pepe-parodii 2 Deductivo 6,359<br />

Aphelandra peruviana 2 Deductivo 3,613<br />

Aphelandra rubra 32 m2 44,965<br />

Aphelandra rusbyi 8 m3 79,719<br />

Aphelandra tillettii 1 Deductivo 1,261<br />

Aphelandra weberbaueri 1 Deductivo 406<br />

Aphelandra wurdackii 2 m2 1,374<br />

Dicliptera palmariensis 2 Deductivo 183<br />

Dicliptera purpurascens 9 m4/Híbrido 10,472<br />

Justicia albadenia 11 m3 53,467<br />

Justicia alpina 5 m1 2,977<br />

Justicia aphelandroides 2 Deductivo 207<br />

Justicia arcuata 10 m4/Híbrido 45,522<br />

Justicia beckii 5 m2 28,300<br />

Justicia boliviensis 41 m2 53,592<br />

Justicia chapareensis 2 Deductivo 141<br />

Justicia concavibracteata 4 m1 204,251<br />

Justicia cuspidulata 1 Deductivo 79<br />

Justicia Cuscoensis 3 Deductivo 13,235<br />

Justicia dryadum 6 m4 45,775<br />

Justicia elegantissima 1 Deductivo 79<br />

Justicia hylophila 3 m3 26,785<br />

Justicia iochila 1 Deductivo 79<br />

Justicia israelvargasii 2 m4 6,695<br />

Justicia kessleri 10 m4 4,827<br />

Justicia lancifolia 1 Deductivo 2,318<br />

Justicia longiacuminata 2 m3 27<br />

Justicia loretensis 1 Deductivo 352<br />

Justicia manserichensis 6 m2 20,772<br />

Justicia megalantha 2 m3 5,229<br />

Justicia mendax 3 m3 7,026<br />

Justicia miguelii 10 m4 13,969<br />

Justicia monopleurantha 9 m2 29,864<br />

Justicia pluriformis 6 m1 5,115<br />

Justicia pozuzoensis 1 Deductivo 224<br />

Justicia pyrrhostachya 2 Deductivo 159<br />

Justicia rauhii 5 m3 15,442


Grupo Orden Familia Especie Nº de Modelo* Tamaño de la<br />

localidades distribución<br />

singulares Km 2<br />

Justicia ruiziana 2 Deductivo 156<br />

Justicia rusbyana 5 m4 5,011<br />

Justicia soukupii 2 Deductivo 4,128<br />

Justicia steinbachiorum 2 m4 1,211<br />

Justicia tarapotensis 1 Deductivo 78<br />

Justicia tremulifolia 1 Deductivo 77<br />

Justicia umbricola 6 m1 4,791<br />

Justicia weberbaueri 2 Deductivo 1,258<br />

Justicia yungensis 4 m2 7,770<br />

Justicia yuyoeensis 2 m1 1,871<br />

Mendoncia aurea 1 Deductivo 76<br />

Mendoncia gigas 2 Deductivo 158<br />

Mendoncia killipii 3 Deductivo 236<br />

Mendoncia klugii 2 Deductivo 422<br />

Mendoncia peruviana 1 Deductivo 79<br />

Mendoncia robusta 3 m4 14,208<br />

Mendoncia smithii 4 m4 1,339<br />

Mendoncia tarapotana 7 m2 21,617<br />

Odontonema hookerianum 2 m4 835<br />

Oplonia grandiflora 1 Deductivo 78<br />

Orophochilus stipulaceus 2 m3 520<br />

Pachystachys badiospica 5 m4 118,156<br />

Pachystachys fosteri 1 Deductivo 78<br />

Pachystachys incarnata 1 Deductivo 78<br />

Pachystachys killipii 1 Deductivo 76<br />

Pachystachys longibracteata 4 m4 2,059<br />

Pachystachys ossolae 14 m2 58,594<br />

Pachystachys puberula 14 m2 5,714<br />

Pachystachys rosea 2 m4 1,671<br />

Pachystachys schunkei 1 Deductivo 227<br />

Pseuderanthemum weberbaueri 1 Deductivo 466<br />

Ruellia antiquorum 7 m4 2,448<br />

Ruellia beckii 1 Deductivo 286<br />

Ruellia dolichosiphon 1 Deductivo 51,039<br />

Ruellia gracilis 6 m4 16,291<br />

Ruellia haenkeana 82 m3/Híbrido 113,061<br />

Ruellia pearcei 26 m2/Híbrido 110,927<br />

Ruellia phyllocalyx 1 Deductivo 77<br />

Ruellia rauhii 1 Deductivo 77<br />

Ruellia ruiziana 17 m1 104,702<br />

Ruellia tarapotana 10 m4 168,354<br />

Ruellia tessmannii 1 Deductivo 79<br />

Ruellia yurimaguensis 15 m3/Híbrido 64,908<br />

Sanchezia arborea 1 Deductivo 77<br />

Sanchezia aurantiaca 1 Deductivo 77<br />

Sanchezia aurea 1 Deductivo 107<br />

Sanchezia bicolor 1 Deductivo 70<br />

Sanchezia capitata 1 Deductivo 74<br />

Sanchezia conferta 2 Deductivo 801<br />

Sanchezia cyathibractea 1 Deductivo 78<br />

Sanchezia dasia 1 Deductivo 76


Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />

Grupo Orden Familia Especie Nº de Modelo* Tamaño de la<br />

localidades distribución<br />

singulares Km 2<br />

Theales<br />

Marcgraviaceae<br />

Sanchezia decora 1 Deductivo 77<br />

Sanchezia ferreyrae 1 Deductivo 76<br />

Sanchezia filamentosa 4 m2 30,232<br />

Sanchezia flava 2 m4 516<br />

Sanchezia killipii 1 Deductivo 78<br />

Sanchezia klugii 3 m3 10,095<br />

Sanchezia lasia 2 Deductivo 153<br />

Sanchezia lispa 1 Deductivo 77<br />

Sanchezia loranthifolia 2 m4 4,635<br />

Sanchezia megalia 7 m2 30,333<br />

Sanchezia ovata 6 m2 115,458<br />

Sanchezia oxysepala 5 m2 11,006<br />

Sanchezia pedicellata 1 Deductivo 76<br />

Sanchezia pulchra 3 m2 151<br />

Sanchezia punicea 2 m4 3,948<br />

Sanchezia rhodochroa 1 Deductivo 78<br />

Sanchezia rosea 1 Deductivo 79<br />

Sanchezia rubriflora 4 m3 3,464<br />

Sanchezia sanmartininensis 1 Deductivo 77<br />

Sanchezia scandens 9 m3 69,165<br />

Sanchezia sprucei 3 m4 13,215<br />

Sanchezia stenantha 8 m4 23,858<br />

Sanchezia stenomacra 3 m4 13,971<br />

Sanchezia sylvestris 1 Deductivo 65<br />

Sanchezia tarapotensis 3 m3 10,893<br />

Sanchezia tigrina 3 Deductivo 229<br />

Sanchezia villosa 1 Deductivo 55<br />

Sanchezia williamsii 1 Deductivo 140<br />

Sanchezia woytkowskii 1 Deductivo 13<br />

Sanchezia wurdackii 3 m4 4,346<br />

Sanchezia xantha 1 Deductivo 39<br />

Stenostephanus cochabambensis 4 m4 641<br />

Stenostephanus crenulatus 32 m4 19,722<br />

Stenostephanus davidsonii 4 m4/Híbrido 9,309<br />

Stenostephanus krukoffii 4 m1 21,464<br />

Stenostephanus longistaminus 11 m2/Híbrido 42,355<br />

Stenostephanus lyman-smithii 16 m1 23,684<br />

tenostephanus pyramidalis 8 m3 5,855<br />

Stenostephanus spicatus 3 m3 498<br />

Stenostephanus sprucei 4 m4 44,693<br />

Stenostephanus tenellus 4 m2 25,016<br />

Streblacanthus amoenus 10 m3 72,855<br />

Suessenguthia barthleniana 12 m4/Híbrido 24,652<br />

Suessenguthia koessleri 5 m3 2,954<br />

Suessenguthia vargasii 14 m2/Híbrido 69,356<br />

Suessenguthia wenzelii 2 Deductivo 18,117<br />

Tetramerium surcubambense 1 Deductivo 57<br />

Tetramerium zeta 2 Deductivo 800<br />

Trichosanchezia chrysothrix 3 m4 3,517


Grupo Orden Familia Especie Nº de Modelo* Tamaño de la<br />

localidades distribución<br />

singulares Km 2<br />

Violales<br />

Violales<br />

Loasaceae<br />

Passifloraceae<br />

Marcgravia longifolia 8 m3 44,822<br />

Marcgravia weberbaueri 16 m4 77,737<br />

Sarcopera oxystilis 20 m4 32,314<br />

Schwartzia magnifica 10 m4 67,625<br />

Souroubea fragilis 6 m4/Híbrido 26,414<br />

Souroubea peruviana 3 m3 8,072<br />

Souroubea stichadenia 5 m4 15,661<br />

Caiophora canarinoides 38 m2 24,174<br />

Caiophora madrequisa 9 m3 20,137<br />

Caiophora vargasii 1 Deductivo 276<br />

Mentzelia heterosepala 4 m4 10,371<br />

Nasa aspiazui 1 Deductivo 80<br />

Nasa callacallensis 1 Deductivo 78<br />

Nasa colanii 1 Deductivo 54<br />

Nasa driesslei 2 m4 3,145<br />

Nasa ferruginea 7 m4 22,551<br />

Nasa formosissima 3 m3 481<br />

Nasa herzogii 3 m4 1,867<br />

Nasa kuelapensis 1 Deductivo 57<br />

Nasa limata 2 m3 6,444<br />

Nasa nubicolorum 1 Deductivo 28<br />

Nasa pascoensis 1 Deductivo 67<br />

Nasa stuebeliana 2 m4 655<br />

Nasa tingomariensis 6 m4 11,241<br />

Nasa umbraculifera 1 Deductivo 29<br />

Nasa victorii 1 Deductivo 53<br />

Passiflora amazonica 3 m3 6,611<br />

Passiflora aristulata 10 m3 13,968<br />

Passiflora buchtienii 7 m2 715<br />

Passiflora callacallensis 1 Deductivo 19<br />

Passiflora chaparensis 3 m4 1,451<br />

Passiflora cirrhipes 1 Deductivo 77<br />

Passiflora Cuscoensis 1 Deductivo 78<br />

Passiflora dalechampioides 4 m2 17,761<br />

Passiflora fernandezii 2 Deductivo 156<br />

Passiflora ferruginea 5 m3 34,353<br />

Passiflora frutescens 2 m3 482<br />

Passiflora guenteri 1 Deductivo 79<br />

Passiflora hastifolia 1 Deductivo 32<br />

Passiflora heterohelix 1 Deductivo 76<br />

Passiflora inca 4 m4 1,061<br />

Passiflora insignis 11 m3 705<br />

Passiflora leptoclada 3 m1 32,781<br />

Passiflora macropoda 12 m4 2,321<br />

Passiflora mandonii 32 m3/Híbrido 14,424<br />

Passiflora nephrodes 13 m3 4,711<br />

Passiflora parvifolia 10 m3/Híbrido 25,597


0<br />

Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />

Grupo Orden Familia Especie Nº de Modelo* Tamaño de la<br />

localidades distribución<br />

singulares Km 2<br />

Anfibios<br />

Anura<br />

Bufonidae<br />

Centrolenidae<br />

Passiflora pascoensis 5 m3 4,612<br />

Passiflora poeppigii 1 Deductivo 79<br />

Passiflora quadriflora 1 Deductivo 78<br />

Passiflora runa 1 Deductivo 78<br />

Passiflora skiantha 1 Deductivo 80<br />

Passiflora solomonii 7 m4 5,904<br />

Passiflora tarapotina 12 m3 23,475<br />

Passiflora tatei 15 m3 21,810<br />

Passiflora venosa 4 Deductivo 316<br />

assiflora weberbaueri 1 Deductivo 24<br />

Passiflora weigendii 1 Deductivo 59<br />

Atelopus andinus 3 m2 4,938<br />

Atelopus dimorphus 2 Deductivo 98<br />

Atelopus epikeisthos 1 Deductivo 80<br />

Atelopus erythropus 2 m3 2,810<br />

Atelopus pulcher 9 m3 34,999<br />

Atelopus pyrodactylus 1 Deductivo 79<br />

Atelopus reticulatus 1 Deductivo 78<br />

Atelopus seminiferus 1 Deductivo 77<br />

Atelopus siranus 1 Deductivo 79<br />

Atelopus tricolor 20 m4 60,435<br />

Bufo amboroensis 2 m4 134<br />

Bufo arborescandens 2 m4 1,336<br />

Bufo chavin 3 m4 3,302<br />

Bufo fissipes 7 m4 63,171<br />

Bufo inca 8 m4 26,413<br />

Bufo justinianoi 6 m2 7,056<br />

Bufo multiverrucosus 2 m3 428<br />

Bufo nesiotes 1 Deductivo 79<br />

Bufo quechua 5 m4 6,695<br />

Bufo stanlaii 16 m4 29,192<br />

Truebella tothastes 1 Deductivo 79<br />

Centrolene azulae 1 Deductivo 78<br />

Centrolene fernandoi 1 Deductivo 77<br />

Centrolene lemniscatum 1 Deductivo 78<br />

Centrolene mariae 1 Deductivo 79<br />

Centrolene muelleri 1 Deductivo 78<br />

Cochranella chancas 1 Deductivo 77<br />

Cochranella croceopodes 2 m4 1,121<br />

Cochranella ocellata 3 m4 9,989<br />

Cochranella phenax 1 Deductivo 77<br />

Cochranella pluvialis 3 m4 28,562<br />

Cochranella saxiscandens 1 Deductivo 79<br />

Cochranella spiculata 10 m2 7,974<br />

Cochranella tangarana 1 Deductivo 77<br />

Cochranella truebae 5 m3 212<br />

Hyalinobatrachium bergeri 20 m3 86,887


Grupo Orden Familia Especie Nº de Modelo* Tamaño de la<br />

localidades distribución<br />

singulares Km 2<br />

Dendrobatidae<br />

Hylidae<br />

Hyalinobatrachium lemur 1 Deductivo 77<br />

Colostethus aeruginosus 1 Deductivo 78<br />

Colostethus alessandroi 3 Deductivo 116<br />

Colostethus argyrogaster 5 m4 14,505<br />

Colostethus craspedoceps 1 Deductivo 76<br />

olostethus eleutherodactylus 1 Deductivo 78<br />

Colostethus idiomelas 6 Deductivo 1,633<br />

Colostethus insulatus 1 Deductivo 106<br />

Colostethus leucophaeus 1 Deductivo 79<br />

olostethus mcdiarmidi 4 m4 28,067<br />

Colostethus mittermeieri 2 m1 420<br />

Colostethus ornatus 2 Deductivo 329<br />

Colostethus patitae 1 Deductivo 79<br />

Colostethus poecilonotus 1 Deductivo 79<br />

Colostethus sordidatus 1 Deductivo 76<br />

Colostethus spilotogaster 1 Deductivo 77<br />

Colostethus trilineatus 43 me/Hibrido 690,992<br />

Colostethus utcubambensis 1 Deductivo 79<br />

Cryptophyllobates azureiventris 3 m3 9,706<br />

Dendrobates biolat 10 m4 58,003<br />

Dendrobates captivus 1 Deductivo 78<br />

Dendrobates fantasticus 5 Deductivo 275<br />

Dendrobates imitator 14 Deductivo 1,688<br />

Dendrobates lamasi 5 m4 20,861<br />

Dendrobates mysteriosus 1 Deductivo 77<br />

Dendrobates reticulatus 6 Deductivo 38,400<br />

Dendrobates sirensis 1 Deductivo 79<br />

Dendrobates variabilis 4 m4 6,446<br />

Epipedobates bassleri 13 m3 14,220<br />

Epipedobates bolivianus 5 m2 14,790<br />

Epipedobates cainarachi 4 m4 4,171<br />

Epipedobates planipaleae 1 Deductivo 79<br />

Epipedobates pongoensis 1 Deductivo 80<br />

Epipedobates rubriventris 1 Deductivo 79<br />

Epipedobates silverstonei 5 Deductivo 941<br />

Epipedobates simulans 4 m2 5,745<br />

Epipedobates smaragdinus 6 m3 22,513<br />

Dendropsophus allenorum 5 m4 3,783<br />

Dendropsophus aperomeus 6 m3 34,931<br />

Dendropsophus delarivai 9 me/Hibrido 84,968<br />

Dendropsophus joannae 2 m2 29,716<br />

Hyla chlorostea 1 Deductivo 51<br />

Hyloscirtus antoniiochoai 2 m3 63<br />

Hyloscirtus armatus 37 m2 70,957<br />

Hyloscirtus charazani 1 Deductivo 112<br />

Hypsiboas balzani 24 m2 51,568<br />

Hypsiboas callipleura 8 me/Hibrido 12,092<br />

Hypsiboas melanopleura 1 Deductivo 79<br />

Hypsiboas palaestes 3 m3 399<br />

1


2<br />

Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />

Grupo Orden Familia Especie Nº de Modelo* Tamaño de la<br />

localidades distribución<br />

singulares Km 2<br />

Leptodactylidae<br />

Phyllomedusa baltea 3 m3 1,700<br />

Phyllomedusa duellmani 2 m2 1,684<br />

Osteocephalus elkejungingerae 5 m4 33,802<br />

Osteocephalus leoniae 3 Deductivo 1,518<br />

Scinax oreites 12 m3/Híbrido 10,151<br />

Scinax pedromedinae 12 m4 44,897<br />

Edalorhina nasuta 2 m4 202<br />

Eleutherodactylus araiodactylus 1 Deductivo 77<br />

Eleutherodactylus ardalonychus 3 m3 4,752<br />

Eleutherodactylus ashkapara 3 m3 95<br />

Eleutherodactylus bearsei 5 m3 11,872<br />

Eleutherodactylus bisignatus 3 m4 414<br />

Eleutherodactylus caliginosus 1 Deductivo 78<br />

Eleutherodactylus citriogaster 5 Deductivo 243<br />

Eleutherodactylus condor 9 m4 24,190<br />

Eleutherodactylus corrugatus 3 Deductivo 744<br />

Eleutherodactylus cruralis 59 m2/Híbrido 227,134<br />

Eleutherodactylus cuneirostris 1 Deductivo 77<br />

Eleutherodactylus danae 56 m3/Híbrido 143,926<br />

Eleutherodactylus delius 1 Deductivo 77<br />

Eleutherodactylus fraudator 10 m3 2,520<br />

Eleutherodactylus imitatrix 6 m4 20,284<br />

Eleutherodactylus infraguttatus 1 Deductivo 79<br />

Eleutherodactylus lindae 3 m4 36<br />

Eleutherodactylus lirellus 6 m4 21,103<br />

Eleutherodactylus llojsintuta 5 m4 4,797<br />

Eleutherodactylus lucida 2 m4 13<br />

Eleutherodactylus luscombei 3 m3 12,382<br />

Eleutherodactylus melanogaster 2 Deductivo 88<br />

Eleutherodactylus mendax 14 m2 45,591<br />

Eleutherodactylus mercedesae 6 m4 28,399<br />

Eleutherodactylus metabates 1 Deductivo 79<br />

Eleutherodactylus olivaceus 14 m3/Híbrido 9,157<br />

Eleutherodactylus pataikos 1 Deductivo 76<br />

Eleutherodactylus percnopterus 6 m3 17,703<br />

Eleutherodactylus platydactylus 64 m2/Híbrido 91,964<br />

Eleutherodactylus pluvicanorus 15 m4 5,731<br />

Eleutherodactylus rhabdolaemus 49 m2 115,157<br />

Eleutherodactylus rufioculis 3 Deductivo 171<br />

Eleutherodactylus sagittulus 2 m3 184<br />

Eleutherodactylus salaputium 7 Deductivo 236<br />

Eleutherodactylus scitulus 1 Deductivo 79<br />

Eleutherodactylus stictoboubonis 1 Deductivo 78<br />

Eleutherodactylus toftae 45 m2 159,554<br />

Eleutherodactylus zongoensis 1 Deductivo 77<br />

Gastrotheca abdita 1 Deductivo 78<br />

Gastrotheca atympana 1 Deductivo 28<br />

Gastrotheca excubitor 13 m4 9,818<br />

Gastrotheca lauzuricae 1 Deductivo 59<br />

Gastrotheca ochoai 4 m3 1,960


Grupo Orden Familia Especie Nº de Modelo* Tamaño de la<br />

localidades distribución<br />

singulares Km 2<br />

Caudata<br />

Gymnophiona<br />

Mamíferos<br />

Didelphimorphia<br />

Microhylidae<br />

Plethodontidae<br />

Caeciliidae<br />

Rhinatrematidae<br />

Didelphidae<br />

Gastrotheca ossilaginis 2 m4 109<br />

Gastrotheca phalarosa 1 Deductivo 77<br />

Gastrotheca rebeccae 4 Deductivo 1,337<br />

Gastrotheca splendens 1 Deductivo 418<br />

Gastrotheca stictopleura 5 m3 124<br />

Gastrotheca testudinea 13 m2 130,743<br />

Gastrotheca zeugocystis 1 Deductivo 78<br />

Ischnocnema sanctaecrucis 6 m2 8,107<br />

Ischnocnema saxatilis 11 m3 5,011<br />

Leptodactylus didymus 18 Deductivo 286,791<br />

Leptodactylus griseigularis 30 m1 100,237<br />

Leptodactylus pascoensis 2 m3 27,058<br />

Leptodactylus rhodostima 1 Deductivo 77<br />

Phrynopus adenopleurus 1 Deductivo 117<br />

Phrynopus bagrecitoi 2 Deductivo 96<br />

Phrynopus bracki 2 Deductivo 90<br />

Phrynopus carpish 2 m3 11,956<br />

Phrynopus fallaciosus 1 Deductivo 40<br />

Phrynopus iatamasi 2 m4 97<br />

Phrynopus kauneorum 4 m3 102<br />

Phrynopus kempffi 2 m3 155<br />

Phrynopus laplacai 6 m3 115<br />

Phrynopus pinguis 1 Deductivo 326<br />

Phyllonastes carrascoicola 3 m3 1,068<br />

Phyllonastes duellmani 1 Deductivo 78<br />

Phyllonastes lynchi 1 Deductivo 79<br />

Phyllonastes ritarasquinae 2 m1 603<br />

Telmatobius atahualpai 4 m4 3,674<br />

Telmatobius bolivianus 8 m4 18,046<br />

Telmatobius colanensis 1 Deductivo 77<br />

Telmatobius edaphonastes 1 Deductivo 79<br />

Telmatobius necopinus 1 Deductivo 79<br />

Telmatobius sibiricus 5 m4 600<br />

Telmatobius timens 2 m4 1,971<br />

Telmatobius truebae 6 m4 3,117<br />

Telmatobius yuracare 7 m3 4,049<br />

Altigius alios 2 Deductivo 624<br />

Bolitoglossa digitigrada 1 Deductivo 78<br />

Caecilia inca 1 Deductivo 79<br />

Caecilia marcusi 6 m2 82,543<br />

Oscaecilia koepckeorum 1 Deductivo 78<br />

Epicrionops peruvianus 1 Deductivo 78<br />

3


Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />

Grupo Orden Familia Especie Nº de Modelo* Tamaño de la<br />

localidades distribución<br />

singulares Km 2<br />

Paucituberculata<br />

Cingulata<br />

Primates<br />

Rodentia<br />

Caenolestidae<br />

Dasypodidae<br />

Aotidae<br />

Pitheciidae<br />

Atelidae<br />

Sciuridae<br />

Cricetidae<br />

Gracilinanus aceramarcae 12 m4 59,084<br />

Marmosa andersoni 3 Deductivo 121,856<br />

Marmosops creightoni 3 m4 6,337<br />

Lestoros inca 25 m4 30,108<br />

Dasypus pilosus 13 m4 24,156<br />

Aotus miconax 5 m4 29,385<br />

Callicebus aureipalatii 2 m4 336<br />

Callicebus modestus 2 m4 3,890<br />

Callicebus oenanthe 8 m4 15,979<br />

Callicebus olallae 2 Deductivo 2,047<br />

Oreonax flavicauda 10 m4 41,669<br />

Sciurus pyrrhinus 17 m4 220,762<br />

Sciurus sanborni 8 m4 57,815<br />

Akodon aerosus 70 m4 155,455<br />

Akodon kofordi 8 m4 38,198<br />

Akodon mimus 32 m3 14,723<br />

Akodon orophilus 22 m4 47,267<br />

Akodon siberiae 6 m4 9,698<br />

Akodon surdus 5 m4 11,508<br />

Akodon torques 38 m4 31,515<br />

Amphinectomys savamis 2 m4 1,111<br />

Lenoxus apicalis 11 m4 33,723<br />

Neusticomys peruviensis 3 Deductivo 113,629<br />

Oecomys phaeotis 8 m4 228,897<br />

Oryzomys keaysi 46 m4 96,882<br />

Oryzomys polius 4 m3 34,961<br />

Oxymycterus hiska 7 m4 123,701<br />

Oxymycterus hucucha 4 m4 5,258<br />

Oxymycterus inca 16 m4 344,920<br />

Rhagomys longilingua 3 Deductivo 8,861<br />

Rhipidomys ochrogaster 1 Deductivo 33<br />

Thomasomys apeco 3 m4 1,294<br />

Thomasomys daphne 19 m4 17,417<br />

Thomasomys eleusis 3 m4 1,650<br />

Thomasomys gracilis 7 m4 5,939<br />

Thomasomys incanus 10 m4 23,772<br />

Thomasomys ischyurus 3 m4 17,341<br />

Thomasomys kalinowskii 13 m4 51,442<br />

Thomasomys ladewi 3 m4 19,889<br />

Thomasomys macrotis 2 m4 464


Grupo Orden Familia Especie Nº de Modelo* Tamaño de la<br />

localidades distribución<br />

singulares Km 2<br />

Aves<br />

Chiroptera<br />

Artiodactyla<br />

Tinamiformes<br />

Galliformes<br />

Psittaciformes<br />

Strigiformes<br />

Apodiformes<br />

Dasyproctidae<br />

Abrocomidae<br />

Echimyidae<br />

Molossidae<br />

Phyllostomidae<br />

Cervidae<br />

Tinamidae<br />

Cracidae<br />

Odontophoridae<br />

Psittacidae<br />

Strigidae<br />

Trochilidae<br />

Thomasomys notatus 12 m4 37,911<br />

Thomasomys onkiro 1 Deductivo 60<br />

Thomasomys oreas 18 m4 62,719<br />

Thomasomys rosalinda 1 Deductivo 35<br />

Dasyprocta kalinowskii 11 m4 91,425<br />

Cuscomys ashaninka 1 Deductivo 60<br />

Dactylomys peruanus 5 m4 46,372<br />

Makalata rhipidura 8 m3 109,091<br />

Mesomys leniceps 2 m4 8,874<br />

Mormopterus phrudus 2 m3 3,678<br />

Carollia manu 7 m4 95,677<br />

Mimon koepckeae 2 m3 316<br />

Sturnira nana 2 m4 1,150<br />

Mazama chunyi 34 m4 62,430<br />

Nothocercus nigrocapillus 26 m1 78,903<br />

Pauxi unicornis 16 m3/m4/Hibrido** 14,073<br />

Odontophorus balliviani 26 m2 46,443<br />

Ara glaucogularis 23 m4 8,914<br />

Nannopsittaca dachilleae 15 Híbrido/Reducido 101,517<br />

Hapalopsittaca melanotis 35 m4 20,210<br />

Megascops marshalli 6 m4 12,709<br />

Xenoglaux loweryi 5 m4 3,016<br />

Phaethornis koepckeae 23 m1 42,113<br />

Phaethornis stuarti 31 m4/Híbrido 52,064<br />

Leucippus viridicauda 10 m4 27,297<br />

Phlogophilus harterti 14 m4 18,036<br />

Heliodoxa branickii 15 m3 86,582<br />

Aglaeactis castelnaudii 18 m4 9,102<br />

Metallura theresiae 16 m4 20,699<br />

Metallura eupogon 12 m3 14,306<br />

Metallura aeneocauda 41 m4 28,690


Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />

Grupo Orden Familia Especie Nº de Modelo* Tamaño de la<br />

localidades distribución<br />

singulares Km 2<br />

Piciformes<br />

Passeriformes<br />

Capitonidae<br />

Ramphastidae<br />

Picidae<br />

Furnariidae<br />

Thamnophilidae<br />

Formicariidae<br />

Rhinocryptidae<br />

Loddigesia mirabilis 6 m4 3,054<br />

Capito wallacei 1 Deductivo 139<br />

Eubucco versicolor 88 m1 170,959<br />

Aulacorhynchus huallagae 3 m4 4,810<br />

Andigena cucullata 38 m3 31,107<br />

Picumnus steindachneri 7 m2 5,616<br />

Picumnus castelnau 8 m4 21,837<br />

Picumnus subtilis 8 Deductivo 18,026<br />

Cinclodes aricomae 14 Deductivo 5,641<br />

Leptasthenura xenothorax 10 m4 3,948<br />

Schizoeaca helleri 8 m3 24,629<br />

Schizoeaca harterti 26 m3 11,312<br />

Synallaxis cabanisi 50 m4 77,703<br />

Cranioleuca marcapatae 15 m4 13,291<br />

Cranioleuca albiceps 33 m4 28,748<br />

Cranioleuca henricae 12 m4 2,239<br />

Thripophaga berlepschi 7 m4 5,779<br />

Asthenes urubambensis 29 m4 35,023<br />

Asthenes berlepschi 10 Deductivo 473<br />

Simoxenops striatus 22 m4 37,130<br />

Thripadectes scrutator 25 m4 69,519<br />

Thamnophilus aroyae 34 m4 24,723<br />

Myrmotherula grisea 21 m1 29,755<br />

Herpsilochmus motacilloides 10 m4 48,064<br />

Herpsilochmus parkeri 2 m3 4,971<br />

Herpsilochmus gentryi 11 Deductivo 2,208<br />

Terenura sharpei 5 m4 26,064<br />

Myrmoborus melanurus 8 m4 59,279<br />

Percnostola arenarum 11 m4 11,045<br />

Pithys castaneus 3 m2/Híbrido 1,894<br />

Formicarius rufifrons 6 m4 83,184<br />

Grallaria eludens 5 m4 309,168<br />

Grallaria carrikeri 5 m4 19,418<br />

Grallaria przewalskii 12 m4 6,376<br />

Grallaria capitalis 8 m4 6,439<br />

Grallaria erythroleuca 11 m4 17,462<br />

Grallaria blakei 7 m4 3,832<br />

Grallaria erythrotis 45 m3 22,754<br />

Hylopezus auricularis 5 m3 1,098<br />

Grallaricula ochraceifrons 3 m3 2,086<br />

Scytalopus parvirostris 63 m3 78,423<br />

Scytalopus macropus 12 m4 10,129


Grupo Orden Familia Especie Nº de Modelo* Tamaño de la<br />

localidades distribución<br />

singulares Km 2<br />

Tyrannidae<br />

Cotingidae<br />

Pipridae<br />

Corvidae<br />

Troglodytidae<br />

Turdidae<br />

Thraupidae<br />

Scytalopus femoralis 21 m4 49,171<br />

Scytalopus altirostris 5 m2 10,044<br />

Scytalopus acutirostris 2 Deductivo 6,218<br />

Scytalopus urubambae 1 Deductivo 1<br />

Scytalopus schulenbergi 19 m4 12,922<br />

Leptopogon taczanowskii 29 m4 38,206<br />

Anairetes agraphia 16 m4 38,401<br />

Anairetes alpinus 17 m4 50,394<br />

Phylloscartes parkeri 9 m4 38,579<br />

Phyllomyias sp. nov. 9 m4 3,012<br />

Zimmerius bolivianus 54 m4 56,428<br />

Zimmerius villarejoi 3 m4/Híbrido 2,416<br />

Zimmerius viridiflavus 27 m4 41,361<br />

Pseudotriccus simplex 17 m4 43,356<br />

Myiornis albiventris 43 m4 67,211<br />

Hemitriccus spodiops 33 m4 41,720<br />

Poecilotriccus luluae 8 m4 3,950<br />

Poecilotriccus albifacies 16 Deductivo 2,924<br />

Poecilotriccus pulchellus 5 Deductivo 3,506<br />

Myiophobus inornatus 15 m3 21,416<br />

Myiotheretes fuscorufus 28 m3 45,346<br />

Doliornis sclateri 12 m4 19,922<br />

Pipreola intermedia 52 m4 52,226<br />

Pipreola pulchra 15 m1 41,514<br />

Lipaugus uropygialis 16 m4 15,436<br />

Lepidothrix coeruleocapilla 36 m3 95,078<br />

Cyanolyca viridicyanus 62 m4 133,484<br />

Thryothorus eisenmanni 8 m2 3,010<br />

Cinnycerthia peruana 33 m2 45,002<br />

Cinnycerthia fulva 32 m4 59,861<br />

Entomodestes leucotis 73 m3 121,073<br />

Creurgops dentatus 18 m4 46,287<br />

Hemispingus auricularis 37 m4 49,342<br />

Hemispingus calophrys 19 m4 13,246<br />

Hemispingus parodii 4 m4 8,201<br />

Hemispingus rufosuperciliaris 13 m4 23,017<br />

Hemispingus xanthophthalmus 36 m4 55,312<br />

Hemispingus trifasciatus 35 m4 41,490<br />

Nephelornis oneilli 12 m4 15,913<br />

Ramphocelus melanogaster 19 m4 41,659<br />

Buthraupis aureodorsalis 4 m4 2,737<br />

Delothraupis castaneoventris 83 m3 66,053<br />

Iridosornis jelskii 40 m4 68,438<br />

Iridosornis reinhardti 31 m4 34,933


Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />

Grupo Orden Familia Especie Nº de Modelo* Tamaño de la<br />

localidades distribución<br />

singulares Km 2<br />

Emberizidae<br />

Icteridae<br />

Tangara meyerdeschauenseei 5 m3 2,734<br />

Tangara phillipsi 1 Deductivo 117<br />

Conirostrum ferrugineiventre 49 m4 82,401<br />

Atlapetes rufinucha 94 m4 23,426<br />

Atlapetes forbesi 8 m4 10,083<br />

Atlapetes canigenis 7 m3 19,164<br />

Atlapetes melanopsis 4 m4 4,170<br />

Atlapetes melanolaemus 21 m4/Híbrido 19,619<br />

Atlapetes terborghi 4 m4 1,581<br />

Cacicus koepckeae 6 Reducido 21,075<br />

Cacicus chrysonotus 43 m4 58,121<br />

Psarocolius atrovirens 88 m4 71,706<br />

783<br />

* m1 = modelo 1 (sin datos de MODIS); m2 = modelo 2 (con datos de MODIS); m3 = modelo 3 (datos de MODIS<br />

generalizados en 2 km); m4 = modelo 4 (datos de MODIS generalizados en 5 km); Reducido = número de variables usado en el<br />

modelo reducido; Híbrido = una parte inductiva usando el modelo indicado y otra parte deductiva. Ver “Métodos para crear los<br />

modelos de distribución” para más detalles.<br />

**Se usó m3 para la parte peruana de la distribución y m4 para la parte boliviana de la distribución.


Apéndice 3. Revisores de los datos de localización<br />

y de los borradores de mapas de distribución<br />

Plantas<br />

S. Altamirano<br />

W. Anderson<br />

C. Anderson<br />

C. Antezana<br />

S. Arrazola<br />

S. Beck<br />

G. Barriera<br />

P. Berry<br />

N. de la Barra<br />

S. Dressler<br />

W. Galiano<br />

C. Hughes<br />

D. Ibañez<br />

S. Leiva<br />

B. León<br />

P.-A. Loizeau<br />

J. Luteyn<br />

R. Meneses<br />

J. Mitchell<br />

B. Mostacedo<br />

G. Navarro<br />

P. Nuñez<br />

T. Pennington<br />

G. Prance<br />

V. Quipuscoa<br />

E. Rodríguez<br />

A. Sagastegui<br />

I. Sánchez<br />

B. Stein<br />

A. Tupayachi<br />

J. Wood<br />

C. Zambrana<br />

M. Zapata<br />

Anfibios<br />

C. Aguilar<br />

W. Arízabal<br />

J. C. Chaparro<br />

J. Córdova<br />

D. Embert<br />

V. Morales<br />

D. Neira<br />

S. Reichle<br />

L. Rodríguez<br />

P. Venegas<br />

Mamíferos<br />

V. Pacheco<br />

H. Quintana<br />

R. Timm<br />

J. Vargas<br />

Aves<br />

I. Franke<br />

S. Herzog<br />

D. Lane<br />

J. O’Neill<br />

T. Valqui

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