DISTRIBUCIÓN DE LAS ESPECIES ENDÉMICAS - NatureServe
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<strong>DISTRIBUCIÓN</strong> <strong>DE</strong> <strong>LAS</strong><br />
<strong>ESPECIES</strong> <strong>ENDÉMICAS</strong><br />
en la vertiente oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />
Publicado por
Distribución de las especies endémicas<br />
en la vertiente oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />
Editado por Bruce E. Young<br />
Colección<br />
Boliviana de Fauna<br />
<br />
Museo<br />
de Historia Natural<br />
Universidad Mayor<br />
de San Marcos<br />
Museo Nacional<br />
de Historia Natural<br />
Bolivia
Coordinación Editorial<br />
Cristiane Nascimento<br />
Fotografía de portada<br />
VIREO<br />
Producción editorial<br />
Wust Ediciones / www.walterwust.com<br />
Impresión<br />
Gráfica Biblos<br />
© <strong>NatureServe</strong> 2007<br />
ISBN: 0-97-11053-5-9<br />
Los textos pueden ser utilizados total o parcialmente citando la fuente.<br />
Cítese la publicación como:<br />
Young, B. 2007. Distribucion de las especies endemicas en la vertiente oriental de los<br />
Andes en Peru y Bolivia. <strong>NatureServe</strong>, Arlington, Virginia, EE UU.<br />
Cítese un capítulo como:<br />
Beck, S. G., P. A. Hernandez, P. M. Jørgensen, L. Paniagua, M. E. Timaná<br />
y B. E. Young. 2007. Plantas vasculares. Pp. 18-34 en B. E. Young (editor),<br />
Distribución de las especies endémicas en la vertiente oriental de los Andes en Perú y<br />
Bolivia. <strong>NatureServe</strong>, Arlington, Virginia, EE UU.<br />
Esta publicación ha sido financiada por
Contenido<br />
I. Resumen<br />
II. Introducción (Bruce E. Young)<br />
III. Área de estudio (Bruce E. Young)<br />
IV. Métodos para crear los modelos de distribución (Pilar A. Hernandez)<br />
V. Plantas vasculares (Stephan G. Beck, Pilar A. Hernandez, Peter M.<br />
Jørgensen, Lily Paniagua, Martín E. Timaná, y Bruce E. Young)<br />
VI. Anfibios (César Aguilar, Lourdes Arangüena, Jesús H. Córdova, Dirk<br />
Embert, Pilar A. Hernandez, Lily Paniagua, Carolina Tovar, y<br />
Bruce E. Young)<br />
VII. Mamíferos (Víctor Pacheco, Heidi L. Quintana, Pilar A. Hernandez,<br />
Lily Paniagua, Julieta Vargas, y Bruce E. Young)<br />
VIII. Aves (Irma Franke, Pilar A. Hernandez, Sebastian K. Herzog, Lily<br />
Paniagua, Aldo Soto, Carolina Tovar, Thomas Valqui, y Bruce E. Young)<br />
IX. Síntesis (Pilar A. Hernandez y Bruce E. Young)<br />
X. Utilización de los datos<br />
XI. Agradecimientos<br />
XII. Direcciones de los Autores<br />
XIII. Bibliografía citada<br />
Apéndice 1. Fuentes de datos acerca de las localidades<br />
Apéndice 2. Lista de especies focales incluidas en el estudio<br />
Apéndice 3. Revisores de los datos de localización y de los borradores de<br />
mapas de distribución<br />
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Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />
I. Resumen<br />
Para proporcionar una amplia contribución para la<br />
conservación, hemos mapeado la distribución de plantas y<br />
animales endémicos en un área de estudio que comprende, a<br />
grandes rasgos, las laderas de los Andes que están por debajo<br />
de la línea de bosque en Perú y Bolivia. Utilizamos Maxent<br />
como método inductivo para hacer los modelos predictivos<br />
de la distribución en los casos en los que fue posible y<br />
métodos deductivos para las demás especies. Estos modelos<br />
de distribución facilitaron la predicción de las distribuciones<br />
incluso en áreas en las que no se han realizado estudios<br />
de campo, evitando así, hasta cierto punto, el prejuicio<br />
causado por una distribución despareja de los esfuerzos<br />
de recolección. Los datos ambientales que formaron la<br />
base de los modelos incluyeron variables climáticas, datos<br />
topográficos y de elevación, e índices de vegetación derivados<br />
de imágenes satelitales MODIS (Moderate Resolution Imaging<br />
Spectroradiometer). Los datos de más de 7.150 localidades<br />
únicas contribuyeron a producir mapas de distribución de<br />
782 especies endémicas en el área de estudio. Las especies<br />
abarcan todos los miembros de 15 familias o géneros de<br />
plantas vasculares y todos los anfibios, mamíferos y aves<br />
endémicos en el área de estudio. Seleccionamos los grupos<br />
de plantas en función de la uniformidad y la aceptación<br />
general del conocimiento taxonómico y de la diversidad de<br />
formas de vida y hábitat representados.<br />
Los resultados muestran áreas claras de endemismo de cada<br />
uno de los 18 grupos taxonómicos estudiados. Tres grupos de<br />
plantas (Chrysobalanaceae, Inga, y Malpighiaceae) resultaron<br />
ser endémicas en las tierras bajas; los anfibios y Acanthaceae<br />
alcanzaron su punto más alto de endemismo en elevaciones<br />
medias; las aves, los mamíferos y nueve grupos de plantas<br />
mostraron su punto más alto de endemismo en elevaciones<br />
por encima de los 2.000 metros. Dos familias de plantas,<br />
Anacardiaceae y Cyatheaceae, no tuvieron una coexistencia<br />
significativa de especies endémicas. Los grupos de plantas<br />
variaron significativamente en la localización geográfica de<br />
centros de alto endemismo a lo largo de los límites norte<br />
y sur del área de estudio. Los anfibios mostraron un pico<br />
de mayor diversidad en el centro del Departamento de<br />
Cochabamba, Bolivia. Sin embargo, el análisis total de la<br />
irreemplazabilidad de las especies (irreplaceability analysis)<br />
hizo evidente la existencia de áreas de igual importancia<br />
en los departamentos de Amazonas y San Martín en el<br />
norte del Perú, donde existe una gran cantidad de especies<br />
microendémicas. La abundancia de las especies endémicas<br />
de mamíferos fue más alta en una larga franja de elevación<br />
alta en los Andes desde Cusco, Peru hasta Cochabamba, en<br />
Bolivia. El análisis total de irreemplazabilidad de las especies<br />
también destacó la importancia de la región de la frontera<br />
departamental entre La Libertad-San Martín, en la Cordillera<br />
Central, para las especies endémicas de distribución acotada.<br />
El endemismo de las aves alcanzó su punto más alto en<br />
seis áreas de que van desde la región de la cordillera de<br />
Carpish en el Departamento de Huánuco, en Perú, hasta<br />
la Cordillera de Cocapata-Tiraque en Cochabamba, Bolivia.<br />
Aunque las aves han sido el tema de numerosos análisis<br />
previos de endemismo en los Andes, nuestros métodos para<br />
hacer modelos predictivos de distribución identificaron dos<br />
áreas previamente no reconocidas –el oeste de la Cordillera<br />
de Vilcabamba y la región a lo largo del Río Mapacho-<br />
Yavero, al este del Cusco, ambas ubicadas en Perú-. Aunque<br />
estas dos localidades han sido pobremente exploradas<br />
ornitológicamente, los modelos predijeron que existen<br />
muchas especies endémicas en ambos lugares.<br />
Tomados en conjunto, los grupos taxonómicos focales<br />
presentaron doce áreas de endemismo en las que al menos<br />
un grupo mostró su punto más alto. Las cordilleras cercanas<br />
a La Paz, Bolivia, tuvieron el mayor endemismo de diversos<br />
grupos taxonómicos. Ocho grupos de plantas así como<br />
las aves y los mamíferos presentan allí concentraciones<br />
de especies endémicas. Las áreas protegidas nacionales<br />
cubren al menos porciones de nueve de las doce áreas de<br />
endemismo. Sin embargo, grandes segmentos de las áreas de<br />
endemismo identificadas en nuestro análisis, en la actualidad,<br />
están desprotegidas a nivel nacional.
II. Introducción<br />
Por Bruce E. Young<br />
Importancia de las especies endémicas<br />
para la conservación<br />
Más que nunca, los conservacionistas utilizan datos de la<br />
geografía de la biodiversidad para establecer prioridades para<br />
localizar áreas protegidas (Brooks et al. 2006). Los datos acerca<br />
de las especies endémicas y en peligro son una contribución<br />
clave para estos análisis. Por definición, las especies en<br />
peligro exigen acciones concretas o desaparecerán para<br />
siempre. Las especies endémicas también requieren atención<br />
debido a sus distribuciones frecuentemente limitadas y a que<br />
en consecuencia, pueden estar en riesgo de extinción. Si sus<br />
necesidades de hábitat no son satisfechas en las regiones en<br />
las que se localizan, irán disminuyendo y desaparecerán. Para<br />
ayudar a prevenir la pérdida de la biodiversidad, por lo tanto,<br />
debemos proteger el hábitat tanto de las especies en peligro<br />
como de las endémicas.<br />
La existencia del endemismo en muchas partes del mundo,<br />
especialmente en los trópicos montanos, es un factor de<br />
confusión para los conservacionistas. En estas regiones,<br />
incluso la estrategia de crear grandes reservas para proteger<br />
ecosistemas completos no siempre es suficiente para proteger<br />
a todas las especies endémicas ya que algunas de éstas pueden<br />
restringirse a las cimas de las montañas o a los valles localizados<br />
entre grandes reservas. Los anfibios endémicos de México<br />
son un buen ejemplo. Aunque México tiene abundantes<br />
reservas de la biosfera de gran tamaño, tal como ha mostrado<br />
un análisis reciente solo el 33% de las especies amenazadas de<br />
anfibios del país se localizan en al menos un área protegida<br />
(Young et al. 2004). Es muy importante concentrarse en<br />
las grandes reservas para mantener el funcionamiento de<br />
los ecosistemas, pero en las áreas con muchas especies<br />
endémicas, es necesario que los conservacionistas consideren<br />
medidas adicionales para asegurar la protección de todos los<br />
elementos de la biodiversidad.<br />
Al reconocer la importancia del endemismo para la<br />
conservación, un número de conservacionistas ha analizado<br />
la distribución de especies endémicas para proporcionar<br />
lineamientos acerca de los lugares donde una pequeña<br />
inversión en conservación puede llevar a grandes resultados,<br />
en términos de cantidad de especies salvadas de la extinción.<br />
Por ejemplo, Myers (1988, 1990) examinó especies de plantas<br />
endémicas en todo el mundo y mostró que proteger 746.400<br />
km 2 , un área que representa el 0.5% de la superficie terrestre<br />
del planeta Tierra, en 18 sitios en todo el mundo, conservaría<br />
50.000 especies de plantas endémicas (el 20% de todas las<br />
especies de plantas conocidas). Este estudio introdujo el<br />
concepto de “sitios de alta biodiversidad” (hotspots) que aún se<br />
utiliza como principio guía para la conservación (Mittermeier<br />
et al. 2000, Mittermeier et al. 2005, pero ver también Ceballos<br />
y Ehrlich 2006). Un análisis similar sobre las aves ha centrado<br />
su atención en los lugares en los que las aves endémicas<br />
del mundo necesitan protección (Stattersfield et al. 1998).<br />
Una estrategia abarcadora de conservación para una región<br />
requiere de este tipo de análisis acerca de un amplio espectro<br />
de entidades taxonómicas, que incluya idealmente grupos<br />
con diferentes afinidades de hábitat (Young et al. 2002). Este<br />
informe describe precisamente este tipo de estudios.<br />
Definiciones de endemismo<br />
Aunque mucha gente considera que conoce intuitivamente la<br />
definición del término endémico, la confusión histórica acerca<br />
de sus aplicaciones en la conservación biológica hace pensar<br />
que es útil una breve reflexión acerca de este término (Young<br />
et al. 2002). Una especie endémica es la que se limita a un<br />
área geográfica particular. El área geográfica puede definirse<br />
por los límites políticos, tales como países o departamentos<br />
o por límites ecológicos tales como una especie endémica a<br />
los bosques de Polylepis. Los aspectos geográficos también<br />
pueden servir como puntos de referencia, así una especie<br />
puede ser endémica en América del Sur o en la Isla Isabella,<br />
en las Islas Galápagos. El contexto es importante cuando<br />
se considera a las especies endémicas debido a la habilidad<br />
que tienen los conceptos de contraerse y expandirse. Por lo<br />
tanto, llamar “endémica” a una especie puede no resultar<br />
verdaderamente iluminador: ¿endémica en dónde?<br />
Un concepto relacionado es el de especies de distribución<br />
restringida, o con una distribución acotada. El autor debe<br />
definir un tamaño de umbral de distribución debajo del<br />
cual una especie es considerada como de distribución<br />
restringida. Por ejemplo, BirdLife establece un corte de<br />
50.000 km 2 para definir las aves de distribución restringida<br />
(Stattersfeld et al. 1998). Las especies endémicas, por lo<br />
tanto, no son necesariamente las mismas que las especies de<br />
distribución restringida, aunque puede haber superposiciones<br />
considerables. Por ejemplo, el trompetero de ala oscura<br />
(Psophia viridis) es endémico en Brasil, al sur del tronco<br />
principal del río Amazonas. Pero con una distribución<br />
estimada en 1.4 millones de km 2 (calculados a partir de<br />
Ridgely et al. 2005), esta ave, en general, no calificaría como<br />
especie de distribución restringida. Un ejemplo contrario<br />
es la rana arborícola Duellmanohyla lythrodes, una especie que
Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />
no es endémica en ningún país pero cuya distribución es de<br />
solo 1.340 km 2 en América Central (IUCN et al. 2006). Por<br />
supuesto que muchas especies son endémicas en un país o<br />
en una ecorregión y tienen distribuciones restringidas. Lo<br />
importante es que los términos no son sinónimos.<br />
En este informe, consideramos a las especies de distribución<br />
restringida a nuestra área de estudio, en la ladera oriental de<br />
los Andes de Perú y Bolivia, como especies endémicas (ver<br />
capitulo III: Área de estudio, para una descripción completa).<br />
Aunque muchas especies tienen distribuciones restringidas<br />
según aproximadamente cualquier umbral realista, otras se<br />
distribuyen ampliamente a lo largo de los 1.500 km de la<br />
Cordillera de los Andes en esta área.<br />
Combinando información acerca de la distribución de<br />
muchas especies endémicas de un grupo taxonómico,<br />
podemos identificar áreas de endemismo. Tradicionalmente,<br />
los ecólogos han superpuesto mapas de especies endémicas<br />
y han denominado áreas de endemismo a las áreas en las que<br />
se superponen varias distribuciones (p. ej., Cracraft 1985,<br />
Ridgely y Tudor 1989). Ésta es esencialmente la definición<br />
que utilizamos aquí, aunque exploramos diferentes modos<br />
de superponer las distribuciones y de ponderar de distintas<br />
maneras las especies con distribuciones más grandes o<br />
más pequeñas. Investigaciones recientes en biogeografía<br />
han aprovechado la cada vez mayor disponibilidad de<br />
árboles filogenéticos para combinar análisis geográficos de<br />
distribución con relaciones evolutivas entre las especies para<br />
desarrollar hipótesis acerca de los centros de origen de los<br />
grupos de especies (p. ej. Barker et al. 2004). Debido a la falta<br />
de información filogenética acerca de muchas de las especies<br />
de nuestro estudio, no abordamos el origen de grupos de<br />
especies más que para comentar algunas hipótesis existentes<br />
en la literatura.<br />
Modelos de distribución<br />
Conservar las especies exige primero saber dónde viven.<br />
Durante cientos de años los biólogos han realizado inventarios<br />
de campo para mapear la distribución de plantas y animales.<br />
A pesar de esto nuestro conocimiento de la distribución de<br />
la mayoría de las especies, especialmente en regiones lejanas,<br />
es aún incompleto. El trabajo de campo puede demandar<br />
mucho tiempo, ser costoso e incluso arriesgado. Los buenos<br />
inventarios nos dicen dónde han sido encontradas especies<br />
particulares, pero no dónde más es probable que existan.<br />
Combinando datos confiables de localización con<br />
herramientas tecnológicas y analíticas, podemos<br />
aprender más acerca de la distribución de las especies. El<br />
desarrollo de computadoras veloces y de programas para<br />
cartografía geográfica ahora nos permite hacer modelos<br />
de la distribución de una especie particular analizando las<br />
características ambientales de sus localidades conocidas<br />
(Guisan y Zimmermann 2000, Elith y Burgman 2003, Guisan<br />
y Thuiller 2005). Estos modelos definidos matemáticamente<br />
luego pueden combinarse con restricciones conocidas en<br />
función de la historia de vida de la especie para predecir<br />
en qué otros paisajes podría localizarse. Para estos modelos<br />
matemáticos, se utiliza como base una variedad de datos<br />
medioambientales, algunos de los cuales están disponibles<br />
desde hace muy poco tiempo. Estos incluyen modelos<br />
digitales de elevación (y otras descripciones topográficas<br />
tales como terreno, pendientes y aspectos pueden derivarse<br />
de estos datos), la cubierta de vegetación actual en función<br />
del análisis de imágenes satelitales, y capas digitales de<br />
datos que proporcionan estimaciones de condiciones de<br />
precipitaciones, temperatura y otros factores climáticos.<br />
Los modelos de distribución de especies generados de esta<br />
manera cuantitativa son mucho más detallados que las tan<br />
familiares representaciones poligonales de las distribuciones<br />
de las especies que se encontraban en las guías de campo. Otro<br />
beneficio es que permiten controlar los sesgos causados por<br />
el efecto de recolectores que trabajan principalmente cerca<br />
de las ciudades o a lo largo de carreteras o ríos (c.f. Nelson<br />
et al. 1990). Si uno simplemente examinara las localidades<br />
en donde ha sido recolectada una planta en particular,<br />
podría creer que ésta se restringe a los lados de los caminos<br />
(donde los recolectores acceden fácilmente). Los modelos de<br />
distribución de las especies identifican las áreas naturales más<br />
alejadas en las cuales es probable que se localice una especie,<br />
debido a las características que comparte con los sitios en<br />
donde han trabajado los recolectores. Con la utilización de<br />
estos modelos esperamos mejorar nuestro conocimiento de<br />
la distribución de especies de plantas y animales endémicos<br />
en nuestra área de estudio. Los análisis de estos datos ayudan<br />
a señalar las áreas de endemismo de diferentes tipos de<br />
organismos así como a identificar las concentraciones de<br />
especies endémicas que se localizan fuera del sistema de<br />
áreas protegidas existente.<br />
Objetivos e importancia del estudio<br />
Hemos llevado adelante este estudio como parte de un proyecto<br />
más grande, cuyo objetivo es llenar los vacíos de conocimiento,<br />
para apoyar la planificación para la conservación en la ladera<br />
este de los Andes en Perú y Bolivia. Aunque durante un tiempo<br />
se han realizado ejercicios de establecimiento de prioridades<br />
para la región, la falta de información amplia y detallada<br />
acerca de la distribución de las especies ha llevado a confiar<br />
en datos de mapas de vegetación y en la opinión de expertos<br />
más que en el análisis cuantitativo de patrones de distribución<br />
de grupos taxonómicos diversos (Rodríguez y Young 2000,<br />
Ibisch y Mérida. 2004, Müller et al. 2004). Gracias a los datos<br />
incorporados que proporcionamos aquí, futuros estudios<br />
acerca de las prioridades para la conservación estarán mejor<br />
informados y proporcionarán detalles aún más útiles acerca de<br />
dónde son más necesarias las acciones para la conservación.<br />
Los objetivos de este estudio son tres:
• Producir mapas en formato digital de la distribución de<br />
aves, mamíferos, anfibios y plantas endémicos en la ladera<br />
oriental de los Andes centrales, para que sean utilizados en<br />
la planificación para la conservación;<br />
• Identificar los focos de especies endémicas en el área de<br />
estudio, y<br />
• Hacer que la información acerca de las distribuciones<br />
esté ampliamente disponible para científicos académicos,<br />
conservacionistas y planificadores gubernamentales.<br />
Elegimos las tres clases de vertebrados porque éstas eran las<br />
únicas con información taxonómica amplia, e información<br />
digital acerca de su distribución disponible para permitir una<br />
selección eficaz de las especies endémicas (Patterson et al.<br />
2005, Ridgely et al. 2005, IUCN et al. 2006). Aun limitando<br />
el análisis a estas tres clases podemos cubrir hábitat terrestres<br />
(aves y mamíferos) y acuáticos (anfibios). Dado que la<br />
diversidad de las plantas vasculares es alta en esta área de<br />
estudio, limitamos nuestro análisis a doce familias y tres<br />
géneros de plantas representativas. Para los grupos focales de<br />
vertebrados, examinamos todas las especies de estas familias<br />
que son endémicas en el área de estudio.<br />
Este estudio es uno de los primeros en utilizar de modo<br />
extensivo las técnicas para confeccionar modelos de distribución<br />
con el objetivo de planificar la conservación en América<br />
del Sur. Aunque muchos estudios han realizado modelos<br />
de distribución de especies para ayudar a su conservación<br />
en varias partes del mundo (Chen y Peterson 2002, Engler<br />
et al. 2004, Loiselle et al. 2003, Raxworthy et al. 2003), la<br />
mayoría no ha producido mapas en escala fina, de múltiples<br />
especies, que puedan utilizarse individual y/o colectivamente<br />
para la conservación regional. Partiendo de estudios previos,<br />
refinando los algoritmos para los modelos y comparando sus<br />
rendimientos bajo diferentes condiciones (Elith et al. 2006,<br />
Hernandez et al. 2006, Phillips et al. 2006), pudimos hacer<br />
modelos de distribución de más de 600 especies.<br />
Ejecutar estos procesos exigió la compilación de un<br />
conjunto de datos de más de 6.400 registros de museo y de<br />
observaciones de las especies focales. Adquirimos estos datos<br />
contactándonos con curadores de 61 herbarios y 19 museos<br />
de historia natural (Apéndice 1). Luego georreferenciamos los<br />
registros que no tenían coordenadas geográficas y sometimos<br />
los datos a una detallada revisión para asegurar el alto nivel<br />
de exactitud de los datos ingresados en los modelos. Este<br />
esfuerzo, por lo tanto, implica una colaboración sustancial<br />
entre las comunidades conservacionista y de los museos que<br />
se benefician con los datos de los resultados y los análisis.<br />
Además de utilizar datos estándar acerca de la elevación y<br />
el clima, incorporamos datos de MODIS (Moderate Resolution<br />
Imaging Spectroradiometer) en los modelos. Estos datos<br />
representan la cubierta de vegetación actual y, por lo tanto,<br />
nos ayudan a asegurar que las predicciones muestran lugares<br />
donde es probable que una especie se localice en la actualidad,<br />
teniendo en cuenta deforestaciones recientes. También<br />
utilizamos técnicas nuevas para adaptar los modelos que<br />
combinan imágenes satelitales de alta precisión con datos<br />
de localidades de baja precisión, algunos de los cuales son<br />
derivados de recolecciones hechas hace entre 50 y 100 años.<br />
Los mapas de distribución obtenidos proporcionan<br />
una resolución espacial mucho mejor que la de los<br />
disponibles previamente. Las compilaciones anteriores de<br />
la distribución de los vertebrados de América del Sur (p. ej.<br />
Ridgely et al. 2005, Patterson et al. 2005, IUCN et al. 2006)<br />
se basan en polígonos dibujados, a menudo a ojo, en mapas<br />
en escalas con frecuencia excesivas de 1:1,000,000. Si bien<br />
estos mapas de polígonos representan un avance enorme<br />
y proporcionan la base para importantes análisis globales<br />
y hemisféricos (Rodrigues et al. 2004, Stuart et al. 2004,<br />
Young et al. 2004, Orme et al. 2005, Brooks et al. 2006), no<br />
proporcionan la precisión necesaria para la conservación<br />
regional dentro de países extensos. Los mapas refinados<br />
de distribución proporcionados por este estudio, y los<br />
análisis basados en ellos, brindan un aporte a escala fina no<br />
disponible hasta este momento para la planificación de la<br />
conservación a este nivel.
Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />
III. Área de estudio<br />
Por Bruce E. Young<br />
Límites geográficos<br />
Este estudio se concentra en las Yungas y los ecosistemas<br />
asociados de las laderas que descienden hacia las tierras bajas<br />
del Amazonas, incluidas éstas mismas, en los Andes centrales<br />
del Perú y del norte de Bolivia (Figura 1). Las Yungas son un<br />
cinturón de bosque montano húmedo tropical que se localiza<br />
a lo largo de la mayoría de la ladera oriental de los Andes,<br />
desde Perú hasta Argentina. En Perú y Bolivia, las Yungas se<br />
extienden aproximadamente entre los 500 y 1.200 hasta los<br />
2.800 y 3.500 metros sobre el nivel del mar. Por encima de las<br />
Yungas existe un ecosistema de pastizales llamado puna, que<br />
varía desde húmedo en el norte (donde cambia al todavía más<br />
húmedo páramo en Ecuador y aún más al norte) hasta seco en<br />
el sur. El área de estudio comprende por completo las Yungas<br />
de Perú y Bolivia, los bosques húmedos de las tierras bajas en<br />
las laderas descendentes de las Yungas, y las sabanas del Beni<br />
del norte de Bolivia. Los límites norte y este del área de estudio<br />
están marcados por las fronteras nacionales de estos países.<br />
El límite sur está establecido por la división entre las Yungas<br />
del norte y las del sur. Las Yungas del sur están fuertemente<br />
influidas por los frentes fríos que las barren desde la Patagonia,<br />
mientras que las Yungas centrales lo están menos. La zona de<br />
transición entre estas dos regiones se corresponde a grandes<br />
rasgos con la zona donde la Cordillera de los Andes se tuerce<br />
de la orientación noroeste-sureste a la dirección norte-sur en<br />
Bolivia. Hemos excluido los bosques secos del norte del valle<br />
del Río Marañón, en Perú, porque representan el borde de un<br />
área fitogeográfica que se extiende al norte y al oeste por fuera<br />
de nuestra área de concentración en Ecuador. En general, el<br />
área de estudio se extiende desde los 5º 23’ hasta los 18º 15’ de<br />
latitud sur, y desde los 60º 23’ hasta los 79º 26’ longitud oeste,<br />
y cubre 1.249.282 km 2 .<br />
Ecorregiones y hábitat más importantes<br />
El área de estudio se extiende a través de siete ecorregiones<br />
completas, o de algunas porciones, según la definición de<br />
Olson et al. (2001): Yungas peruanas, Yungas bolivianas,<br />
Bosques húmedos de Napo, Bosques húmedos de Ucayali,<br />
Bosques húmedos del sureste del Amazonas, Sabana del<br />
Beni y Várzea de Iquitos (Figura 2). Las dos ecorregiones<br />
de Yungas tienen condiciones ambientales y estructuras<br />
boscosas similares pero difieren un poco en la composición<br />
de las especies. Las tres ecorregiones amazónicas de bosques<br />
húmedos también comparten características físicas pero se<br />
diferencian por los grupos de especies que le son exclusivos<br />
a cada una de ellas. La siguiente es una descripción de estos<br />
cuatro tipos de ecorregiones más importantes según la<br />
información proporcionada principalmente por Olson et al.<br />
(2001) y el sitio web de ecorregiones de WWF-US . Detalles<br />
acerca de otros sistemas ecológicos en escala más fina están<br />
disponibles en otro sitio (Josse et al. 2007).<br />
Las Yungas. Las dos ecorregiones de Yungas se extienden<br />
a lo largo de la ladera este de los Andes y comprenden los<br />
bosques montanos que se localizan por encima de los bosques<br />
de tierras bajas y por debajo de los hábitat de los páramos y la<br />
puna. El clima de este área compleja en su topografía va desde<br />
seco (500 mm de precipitación anual) en unos pocos valles a<br />
húmedo (hasta 6.000 mm) a través de la mayor parte del área<br />
(Killeen et al. 2007). Las ecorregiones de Yungas incluyen<br />
bosques nublados en los que una importante porción de las<br />
precipitaciones anuales llegan en forma de niebla arrastrada<br />
por el viento que se interseca con la vegetación y gotea hacia<br />
el suelo, causando condiciones constantes de humedad<br />
alta. Los bosques nublados se localizan en bandas de altura<br />
diferente en función de aspectos topográficos locales y de<br />
los vientos prevalentes. Las temperaturas en las Yungas van<br />
desde los 6º a 12º C en el norte hasta los 8º a 22º C en el sur.<br />
Salvo por valles secos ocasionales en los que muchos árboles<br />
son caducifolios, la mayoría de los árboles son perennifolios.<br />
La estatura de los bosques disminuye con el aumento de<br />
la elevación y, especialmente en los bosques nublados, los<br />
árboles están cubiertos característicamente con musgos y<br />
otras plantas epifitas. La diversidad de árboles es mayor en<br />
las elevaciones bajas y disminuye a medida que aumenta la<br />
altitud. El bambú (Chusquea spp.) y los helechos arbóreos<br />
(Cyathea spp.) son conspicuos en elevaciones más altas.<br />
El límite superior de las ecorregiones de Yungas a menudo<br />
consiste de un bosque dominado por árboles bajos del<br />
género Polylepis (Rosaceae). Los bosques de Polylepis también<br />
se encuentran en zonas rodeadas por la puna, mucho más<br />
alta que la actual línea de bosque. Este patrón puede ser el<br />
resultado de milenios de perturbaciones antropogénicas, tales<br />
como el fuego y el pastoreo excesivo, que han convertido<br />
la mayoría de la cubierta de Polylepis en pastizales de puna<br />
(Ellenberg 1979).<br />
Bosques húmedos amazónicos. Los bosques húmedos<br />
amazónicos se localizan por debajo de las Yungas, desde el
Figura 1. Mapa del área de estudio que muestra los aspectos políticos y geográficos más importantes.<br />
norte de Bolivia hasta el límite norte del área de estudio. La<br />
topografía es relativamente llana con una suave pendiente<br />
desde los límites más bajos de los bosques de Yungas hasta los<br />
100 m de elevación en el este. La precipitación anual es mayor<br />
en el norte, va desde los 2.500 a 3.000 mm en el este, hasta<br />
los 4.000 mm en la base de los piedemontes de los Andes, y<br />
es moderada en el sur (1.500 a 2.000 mm). Las temperaturas<br />
en general son altas excepto en las épocas más frescas del año<br />
en las secciones sureñas. Las temperaturas medias mensuales<br />
van de los 12º C a los 38º C. Los bosques son perennifolios<br />
y se caracterizan por una alta diversidad y doseles altos (los<br />
doseles alcanzan los 40 m de altura, con emergentes aún más<br />
altos). La región incluye bosques de terra firme por encima de<br />
los niveles de inundación, algunos bosques várzea sujetos a<br />
inundaciones estacionales o permanentes de los ríos de aguas<br />
blancas, y bosques igapó sujetos a inundaciones estacionales<br />
o permanentes por ríos de aguas negras. Pequeños segmentos<br />
de bosques várzea se localizan a lo largo de los ríos en toda<br />
esta ecorregión. Una gran extensión de várzea en la porción<br />
noreste del área de estudio es clasificada como una ecorregión
10<br />
Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />
Figura 2. Mapa del área de estudio que muestra la ubicación de<br />
las siete ecorregiones de WWF.<br />
diferente, la Várzea de Iquitos. Aunque la diversidad de los<br />
bosques húmedos amazónicos está generalmente entre<br />
las más altas de cualquier tipo de bosque en el mundo, se<br />
desarrollan zonas monodominantes en algunas áreas donde<br />
ya sea grandes bambúes (Gadua spp.) o palmeras (Mauritia<br />
flexuosa o Jessenia bataua) suprimen exitosamente el crecimiento<br />
de otras especies.<br />
Un rasgo distintivo de algunas secciones de la porción<br />
más baja del área de estudio es el bosque de arenas<br />
blancas que se localiza en suelos pobres. Estos bosques<br />
son característicos por sus árboles de alturas más bajas, la<br />
menor densidad de árboles y por su escaso sotobosque. Los<br />
bosques de arenas blancas de nuestra área de estudio son<br />
florística y faunísticamente similares al extenso bosque de<br />
arenas blancas del Escudo de Guyana (Stotz et al. 1996).<br />
Mientras que muchas partes de los bosques húmedos<br />
amazónicos albergan especies con distribuciones amplias<br />
en la cuenca del Amazonas, los bosques de arenas blancas<br />
contienen una cantidad de especies, algunas aún en proceso<br />
de descubrimiento, restringidas a estos hábitat (Alvarez y<br />
Whitney 2003, Whitney et al. 2004).<br />
Várzea de Iquitos. La Várzea de Iquitos comprende un<br />
área grande de bosques sujetos a inundaciones estacionales<br />
de los ríos de aguas blancas. La región está en el centro de la<br />
confluencia de los Ríos Ucayali y Marañón cerca de la ciudad<br />
peruana de Iquitos a una elevación entre los 75 y los 150 m. La<br />
deposición estacional de sedimentos hace que los suelos tengan<br />
un contenido de nutrientes más alto que lo típico en las tierras<br />
bajas del Amazonas. Las precipitaciones varían entre los 2.400<br />
y los 3.000 mm anualmente, y las temperaturas promedian<br />
los 26º C con pequeñas variaciones estacionales. Los bosques<br />
de Várzeas en general presentan una estatura similar a la de<br />
los bosques de terra firme pero tienen una diversidad menor<br />
de árboles. Los árboles maduros con frecuencia tienen fustes<br />
entablonados extensos y sostienen grandes comunidades<br />
epifitas (Prance 1989). Debido al continuo cambio del curso<br />
de los ríos que abundan en esta ecoregión, los bosques están<br />
frecuentemente en estado de sucesión.<br />
Sabana del Beni. En contraste con la mayoría del resto del<br />
área de estudio, la Sabana del Beni es un pastizal formado por<br />
sabanas y humedales estacionales. Los bosques se desarrollan<br />
solo a lo largo de los ríos y en áreas aisladas. La sabana del<br />
Beni se localiza en el norte de Bolivia y en la región de las<br />
Pampas del Heath del sur de Perú, en una gran planicie que va<br />
desde los 130 a los 235 m de altura. Las precipitaciones varían<br />
desde los 2.000 mm en el oeste hasta los 1.300 mm en el este.<br />
Las inundaciones estacionales de vastas áreas son producto<br />
más de la afluencia de los desbordes de las orillas de los ríos<br />
de los Andes que de la caída de lluvia local. La temperatura<br />
media anual es de alrededor de los 25º C, aunque las máximas<br />
diarias pueden llegar a más de 30º C. La vegetación dominante<br />
son las cortaderas (Cyperaceae) y los pastos. Pueden formarse<br />
islas de bosques en los sitios en los que el suelo se vuelve<br />
elevado por la actividad humana, la animal (p. ej.: las termitas),<br />
o por eventos naturales (p. ej.: formación de orillas de ríos). La<br />
dispersión de las especies de árboles realizada por vertebrados<br />
móviles explica cómo es que los bosques se establecen lejos<br />
de las fuentes de semillas.<br />
Importancia para la conservación<br />
Desde donde quiera que se la observe, el área de estudio<br />
aloja parte de la biodiversidad más importante de cualquier<br />
lugar de la Tierra. Ya sea que se la evalúe por la abundancia<br />
de las especies o por la densidad de las especies endémicas,<br />
el área de estudio justifica la importante atención de los<br />
conservacionistas. Por ejemplo, el área de estudio incluye tres<br />
de las ecorregiones de “Global 200”, de WWF, consideradas<br />
como las más importantes para preservar ejemplos<br />
representativos de la biodiversidad del planeta Tierra (Olson<br />
y Dinerstein 2002). La porción de Yungas del área de estudio<br />
está ubicada dentro del sitio de alta biodiversidad de los<br />
Andes Tropicales, una de las 34 regiones de más alta prioridad<br />
propuestas por Mittermeier et al. (2005) para la conservación<br />
de la biodiversidad. Esta misma área ha sido identificada como<br />
la que tiene el más alto nivel de endemismo de vertebrados<br />
terrestres en todo el mundo (Lamoreux et al. 2005).<br />
Examinar los datos de entidades taxonómicas individuales<br />
ayuda a explicar porqué esta región es de importancia global<br />
para la conservación. La mayor diversidad de anfibios se localiza
en los bosques del alto Amazonas, dentro del área de estudio<br />
(Young et al. 2004). Un análisis global de la distribución de las<br />
aves puso de manifiesto que el área de estudio está entre las más<br />
ricas del mundo por la diversidad y el endemismo (Orme et al.<br />
2005). La porción peruana de la distribución también se apunta<br />
entre las más altas del mundo por la diversidad de mamíferos<br />
(Ceballos y Ehrlich 2006). En cuanto a la diversidad de plantas<br />
vasculares, el patrón es el mismo. Los Andes tropicales, que<br />
incluyen la porción de Yungas del área de estudio, es una de<br />
las solo cinco áreas del mundo que alcanza una abundancia de<br />
más de 5.000 especies por 10.000 km 2 (Barthlott et al. 2005,<br />
Mutke y Barthlott 2005). Aún no se ha realizado un análisis<br />
amplio y detallado, a escala global, de grupos de invertebrados<br />
terrestres, pero los datos de las plantas y los vertebrados<br />
sugieren que el área de estudio también contiene importantes<br />
niveles de diversidad de invertebrados.<br />
Porciones significativas de la región permanecen relativamente<br />
inalteradas y algunas están legalmente protegidas por grandes<br />
parques nacionales. Sin embargo, grandes áreas ya han sido<br />
deforestadas y otras están amenazadas por una cantidad de<br />
factores. La expansión de las fronteras agrícolas para obtener<br />
dinero por las cosechas, tanto de cítricos como de café, así<br />
como la agricultura de subsistencia continúan degradando<br />
los hábitats. Las Yungas más bajas son devastadas para<br />
las plantaciones de coca (Erythroxylum coca y Erythroxylum<br />
novogranatense) tanto para consumo local como para el<br />
comercio internacional de drogas, y los bosques de mayores<br />
alturas son devastados cada vez más para la producción de<br />
marihuana (Cannabis sativa) y opio (Papaver somniferum) (Fjeldså et al.<br />
2005). Grandes proyectos internacionales de infraestructura,<br />
tales como gasoductos y redes de transporte, promovidos<br />
por la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura<br />
Regional Suramericana y otros, también dan como resultado<br />
la degradación del hábitat y proporcionan corredores para la<br />
expansión colonizadora.<br />
En Perú, el 38% de las Yungas de los departamentos<br />
de San Martín y Amazonas; el 25% de las Yungas de<br />
los departamentos de Pasco y Junín, y el 15% de las del<br />
Departamento de Cusco ya han sido deforestadas (CDC-<br />
UNALM y TNC 2006). El ritmo de la deforestación se ha<br />
acelerado en el este de Bolivia a ~2.900 km 2 año -1 , y continúa<br />
aumentando incluso dentro de áreas protegidas reconocidas<br />
(Killeen et al. 2007). Estas amenazas subrayan la urgencia<br />
de la planificación regional para la conservación, y de la<br />
implementación de estrategias efectivas para preservar esta<br />
enorme riqueza de biodiversidad para le futuro.<br />
Identificación de las especies que son endémicas en el<br />
área de estudio<br />
Para este proyecto definimos las especies focales como<br />
aquellas que son endémicas en nuestra área de estudio. Dado<br />
que los límites ecológicos son escasamente tan precisos<br />
como los representados en un mapa de ecorregiones, hemos<br />
mantenido cierta flexibilidad en nuestro criterio de inclusión.<br />
Por ejemplo, las especies asociadas a bosques montanos<br />
de dosel cerrado pueden localizarse en bosques ralos y<br />
aislados de Polylepis a distancias sustanciales de la línea de<br />
bosque actualmente reconocida, y por lo tanto fuera de una<br />
definición estricta de nuestra área de estudio. Por el contrario,<br />
muchas de estas especies están restringidas a nuestra área de<br />
estudio. De modo similar, quisimos evitar la exclusión de<br />
especies con distribución restringida en las tierras bajas del<br />
Amazonas dentro del área de estudio y que tuvieran uno o<br />
dos registros de áreas adyacentes (y ecológicamente idénticas)<br />
de Brasil o Ecuador. Debido a la afinidad ecológica que las<br />
especies tienen con las ecorregiones incluidas en el estudio,<br />
ideamos un conjunto de criterios que nos permitiera incluir<br />
estas especies.<br />
Los criterios fueron:<br />
1. Todas las especies de grupos focales (aves, mamíferos,<br />
anfibios, y doce familias más tres géneros de plantas) con<br />
distribuciones completas dentro de nuestra área de estudio,<br />
amortiguada por 100 km en todas las direcciones.<br />
2. De la lista de especies resultante, eliminamos todas las que<br />
se restringían al área de amortiguamiento y por lo tanto no<br />
existían en nuestra área de estudio.<br />
3. De las especies localizadas tanto en el área de<br />
amortiguamiento como en el área de estudio, eliminamos las<br />
que se restringían a tipos de hábitat tales como la puna, ya que<br />
éste no existe en cantidades sustanciales dentro de nuestra<br />
área de estudio. Además, de las especies de bosques húmedos<br />
de los límites norte y este del área de estudio, eliminamos las<br />
especies de las que la mayoría de las localidades conocidas se<br />
encuentra fuera del área de estudio.<br />
4. En el caso de las especies de plantas, no se incluyeron<br />
aquellas en las que los taxónomos han reconocido varias<br />
entidades infra-específicas (v.g. subespecies, variedades) y<br />
en la cual, alguna de estas entidades se distribuyen fuera del<br />
área de estudio definido para este proyecto. Por esta razón,<br />
algunas especies tales como Cavendishia noblis (Ericaceae)<br />
y Justicia kuntzei (Acanthaceae) entre muchas otras, no han<br />
sido incluidas en el estudio.<br />
También eliminamos las especies cuyo estatus taxonómico es<br />
incierto y para las cuales las localidades reportadas podrían<br />
referirse a más de una especie biológica (p. ej.: la comadrejita<br />
marsupial Marmosa quichua, familia Didelphidae). No tuvimos<br />
más alternativa que eliminar especies endémicas válidas para<br />
el área de estudio pero de las cuales no se conocen localidades<br />
claramente distinguibles cuya existencia esté confirmada.<br />
Por ejemplo, el picaflor Discosura letitiae (Trochilidae) es<br />
conocido en dos localidades en Bolivia, pero las recolecciones<br />
11
12<br />
Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />
fueron hechas mucho antes de que se acostumbrara a<br />
proporcionar información precisa acerca de la localización<br />
en las etiquetas de los especímenes. Si no conocemos detalles<br />
acerca de dónde fue encontrada esta especie, no podemos<br />
predecir cuál puede ser su distribución.<br />
En la práctica, para los tres grupos de vertebrados<br />
desarrollamos un algoritmo en SIG (Sistema de Información<br />
Geográfica) para seleccionar las especies cuya distribución<br />
satisficiera los criterios de inclusión. Los mapas de<br />
distribución en SIG de estos grupos están disponibles en<br />
el sitio web de <strong>NatureServe</strong> . El algoritmo comparó estos<br />
mapas con el área de estudio amortiguada para desarrollar<br />
una lista de especies candidatas. Nosotros refinamos la lista<br />
examinando las afinidades de hábitat de las especies en los<br />
casos límite y consultamos a especialistas en taxonomía para<br />
agregar especies descritas recientemente o para eliminar<br />
aquellas cuyo estatus taxonómico fuera dudoso.<br />
Seleccionar las especies de plantas endémicas fue mucho<br />
más dificultoso debido a la falta de datos de distribución<br />
geoespacialmente explícitos, amplios y detallados acerca<br />
de los grupos focales. Por lo tanto, confiamos en las listas<br />
borrador de especies endémicas nacionales y en los aportes<br />
de especialistas en taxonomía. En los casos en los cuales no<br />
estábamos seguros acerca de la distribución de una especie,<br />
compilamos localidades de registros de herbarios y los<br />
representamos en mapas del área de estudio. En cuanto a<br />
las especies localizadas tanto en el área de estudio como en<br />
la zona de amortiguamiento, nuevamente confiamos en la<br />
información acerca del hábitat para determinar si incluir las<br />
especies o no. La lista de especies focales resultante incluyó<br />
115 aves, 55 mamiferos, 177 anfibio y 435 plantas.
IV. Métodos para crear<br />
los modelos de distribución<br />
Por Pilar A. Hernandez<br />
En años recientes se vienen utilizando con mayor frecuencia<br />
los modelos de predicción de distribución (Predictive<br />
distribution modeling-PDM) en estudios de ecología,<br />
biogeografía, evolución y conservación para investigar<br />
los procesos vinculados con los patrones de distribución<br />
de las especies y para predecir en qué áreas no estudiadas<br />
previamente podrían localizarse éstas (Guisan y Thuiller<br />
2005). Estos modelos son herramientas valiosas para la<br />
conservación: pueden guiar las investigaciones de biología<br />
hacia los lugares donde es probable que se encuentren<br />
las especies, proporcionar líneas de base para predecir la<br />
respuesta de las especies a las alteraciones del paisaje y/o<br />
a los cambios climáticos, y a identificar los sitios de alta<br />
prioridad para la conservación.<br />
El PDM se sustenta en la relación de la especie con su medio<br />
ambiente para describir áreas dentro de una región de interés<br />
donde es probable que se localice dicha especie. La relación<br />
especie-medio ambiente puede ser definida tanto por un<br />
biólogo familiarizado con la especie, como en el PDM<br />
deductivo, como desarrollado inductivamente. Los métodos<br />
inductivos aplican un análisis estadístico a las condiciones<br />
ambientales de puntos en los que existe una localidad para<br />
construir una definición de la relación de la especie con su<br />
medio ambiente. Las capas SIG proporcionan la descripción<br />
de las condiciones ambientales en las localidades conocidas<br />
y son utilizadas por igual en los PDM deductivo e inductivo<br />
para predecir los patrones de distribución de las especies, a<br />
través de la región relevante. Los abordajes inductivos, con<br />
frecuencia, son más prácticos que los métodos deductivos<br />
porque pueden ser desarrollados en cualquier escala espacial<br />
y pueden utilizarse para hacer modelos sobre especies<br />
cuyos requisitos de hábitat son poco conocidos. Solo están<br />
limitados por la disponibilidad de datos ambientales y por<br />
los datos de localización de la especie. Por lo tanto, frente<br />
a la tarea de mapear la distribución de cientos de especies<br />
endémicas de plantas y animales de la ladera oriental de los<br />
Andes y de las tierras bajas de la cuenca del Amazonas en<br />
Perú y Bolivia, decidimos utilizar PDM inductivos tanto<br />
como fuera posible.<br />
Datos de localización de las especies<br />
Obtuvimos los datos de localización de las especies<br />
endémicas de museos de historia natural, herbarios,<br />
bibliografía publicada y datos confiables de observaciones<br />
(solo de aves y de mamíferos). Cuando las coordenadas<br />
geográficas específicas no fueron proporcionadas, utilizamos<br />
mapas digitales y diccionarios geográficos para asignar las<br />
coordenadas geográficas a estos registros. Continuando<br />
nuestro control de calidad inicial para resolver errores obvios,<br />
científicos familiarizados con las especies revisaron los datos<br />
de localización para identificar y corregir los errores en la<br />
georreferenciación, así como en corregir errores y omisiones<br />
en general. Para obtener más detalles acerca de los métodos<br />
utilizados para cada grupo, vea las secciones de taxonomía<br />
incluidas más adelante.<br />
Datos ambientales<br />
Utilizamos capas ambientales de SIG que describieran las<br />
condiciones climáticas, topográficas y de la cobertura vegetal<br />
dentro de nuestra área de estudio para desarrollar modelos de<br />
distribución de las especies. Estos datos ambientales fueron<br />
tomados de cuatro fuentes disponibles y luego desarrollados<br />
para que los utilizáramos en nuestros PDM. Cada capa fue<br />
convertida a la proyección geográfica de nuestro estudio (una<br />
versión personalizada de la Proyección azimutal de Lambert),<br />
vuelta a muestrear en una resolución de 1 km (si había sido<br />
proporcionada en una resolución más fina) y pegada al área<br />
de estudio amortiguada por 100 km, asegurándonos de que<br />
las coordenadas geográficas de los límites del pixel fueran<br />
idénticas entre las capas. Aun cuando una cantidad de datos<br />
ambientales estaban disponibles en una resolución más fina,<br />
se eligió un pixel de 1 km para los PDM porque la precisión<br />
espacial para los datos de localización de las especies, en la<br />
mayoría de los casos, es baja y por lo tanto mejor adaptada a<br />
los datos ambientales representados en un pixel de resolución<br />
más gruesa (es decir, 1 km). Las capas ambientales obtenidas<br />
y/o derivadas de las cuatro fuentes de datos se describen más<br />
adelante en el trabajo. Toda la preparación de estas capas de<br />
datos fue realizada utilizando ESRI ArcInfo (9.1) a menos<br />
que se indique de otro modo.<br />
Modelo de elevación digital de 0 m, versión 2, obtenido<br />
de SRTM (Shuttle Radar Topographic Mission) con<br />
corrección de llenado de vacíos de información.<br />
Derivamos tres capas topográficas del conjunto de datos de<br />
STRM. Los mosaicos de datos que cubren el área de estudio<br />
de los PDM fueron obtenidos de CGIAR , versión 3, actualmente disponible, combinado en<br />
13
1<br />
Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />
una sola capa raster y vuelto a muestrear en un pixel de 1<br />
km de resolución. Obtuvimos los datos para la pendiente de<br />
esta capa de elevación calculando el grado de pendiente (es<br />
decir, la máxima variación del cambio en la elevación de cada<br />
pixel con respecto a sus vecinos) utilizando la orden SLOPE<br />
de Arc Info GRID. La tercera capa topográfica, llamada<br />
exposición topográfica, expresa la posición relativa de cada<br />
pixel en una ladera de montaña (es decir, fondo del valle,<br />
pie de la pendiente, ladera y cima de la colina). Se calcula<br />
determinando la diferencia entre la elevación promedio<br />
dentro de un conjunto de pixeles vecinos y el pixel central.<br />
La diferencia es determinada sobre un número de ventanas<br />
vecinas y promediado en un modo jerárquico (se le da mayor<br />
peso a la ventana más pequeña) para producir una medida<br />
estandarizada de exposición topográfica. Calculamos la<br />
exposición topográfica utilizando la aplicación ArcInfo de<br />
Zimmerman (2000) en los datos digitales de elevaciones<br />
utilizando tres ventanas vecinas de 3x3, 6x6 y 9x9.<br />
Base de datos bioclimáticos “Worldclim” . Worldclim proporciona 19 síntesis de<br />
variables climáticas de precipitaciones y temperatura para<br />
el período 1950-2000 (Hijmans 2005). No es aconsejable<br />
utilizar todas estas variables porque la colinealidad en las<br />
capas de predicción de los PDM puede tener efectos adversos<br />
en el desempeño del modelo. En un esfuerzo por identificar<br />
y quitar la información redundante de la capa ambiental de<br />
nuestra base de datos, realizamos un análisis de correlación<br />
para identificar un subconjunto de variables climáticas que no<br />
estuvieran correlacionadas entre sí y tampoco correlacionadas<br />
con la elevación. Este análisis fue realizado por separado para<br />
la región montana (de una elevación mayor a los 800 metros)<br />
y para la región de tierras bajas de nuestra área de estudio,<br />
para derivar una lista de variables no correlacionadas para las<br />
dos regiones en los aportes de PDM (Tabla 1).<br />
Campos continuos de vegetación global de 00m<br />
obtenidos con MODIS (Moderate Resolution Imaging<br />
Spectroradiometer)(Hansen et al. 2003, http://glcf.<br />
umiacs.umd.edu/data/modis/vcf/data.shtml).<br />
Utilizamos las capas porcentuales de cobertura de árboles<br />
para América del Sur, en proyección geográfica.<br />
Índices de vegetación MODIS/Terra,1 Días, L3 Global<br />
de 1km (datos de NASA EOS: http://edcimswww.<br />
cr.usgs.gov/pub/imswelcome). Obtuvimos los mosaicos<br />
de datos que incluían nuestra área de estudio durante los años<br />
2001-2003. Elegimos el EVI (Enhanced Vegetation Index) en<br />
vez del tradicional NDVI (también disponible en este conjunto<br />
de datos) porque EVI ha resultado ser menos propenso a<br />
la saturación en las áreas boscosas húmedas (Huete et al.,<br />
2002) y por lo tanto más sensible a las variaciones de doseles<br />
que NDVI. Los mosaicos de datos EVI fueron proyectados,<br />
combinados y exportados a imágenes geotif utilizando la<br />
herramienta “Reprojection” de MODIS (3.2a, disponible en<br />
http://edcdaac.usgs.gov/landdaac/tools/modis/index.asp)<br />
para crear una imagen única para cada uno de los 16 días<br />
del período. Estas imágenes geotif de EVI fueron ingresadas<br />
a un análisis de componentes principales (PCA-Principle<br />
Components Analysis) estandarizado utilizando una matriz<br />
de correlación. Para este análisis utilizamos el programa de<br />
sensor remoto ENVI (4.2). PCA es una técnica de imágenes<br />
multitemporales tomadas remotamente, comúnmente<br />
utilizada para la reducción de datos. Utilizamos los dos<br />
primeros ejes de PCA para los PDM, dado que pueden ser<br />
interpretados para representar la estructura de la vegetación<br />
y la dinámica temporal respectivamente.<br />
Creamos seis capas ambientales de predicción adicionales<br />
sintetizando las tres capas de datos MODIS dentro de<br />
una ventana móvil de 2 km o 5 km utilizando el mandato<br />
FOCALMEAN de ArcInfo GRID. Un desajuste espacial<br />
entre la baja precisión de los datos de localización de las<br />
especies y la alta precisión de los datos satelitales de MODIS<br />
puede reducir la utilidad del producto de los datos de MODIS<br />
para predecir la distribución de nuestras especies endémicas.<br />
Sintetizar cada capa MODIS dentro de una ventana espacial<br />
móvil fue un intento de compensar este desajuste. Además,<br />
sintetizar los datos de la cobertura de vegetación de este modo<br />
puede ser ecológicamente más relevante ya que los factores<br />
que influyen la selección del hábitat no están restringidos<br />
al sitio de localización de una especie sino que incluyen las<br />
condiciones del paisaje circundante.<br />
PDM Inductivo<br />
Una cantidad de métodos inductivos de PDM están<br />
disponibles y otros más están en proceso de desarrollo (Guisan<br />
y Thuiller 2005; Elith et al. 2006). Nuestro estudio requirió<br />
mapear la distribución de todos los anfibios, mamíferos, aves<br />
y plantas (doce familias más tres géneros) endémicos en la<br />
cuenca del Amazonas por debajo de la línea del bosque en<br />
Perú y Bolivia. La gran cantidad de especies impidió que<br />
seleccionáramos más de un método para hacer modelos.<br />
Necesitábamos un modelo que funcionara consistentemente<br />
bien con una gran cantidad de especies y con datos de<br />
localización no siempre perfectos. Compilamos los datos de<br />
localización de estas especies en un modo ad hoc, a partir<br />
de numerosas fuentes diferentes. La mayoría de los registros<br />
fueron obtenidos antes del uso ampliamente conocido de<br />
los sistemas globales de posicionamiento (GPS) y por lo<br />
tanto no pueden ser georreferenciados con altos niveles<br />
de precisión espacial. Debido a que las especies a modelar<br />
son endémicas, en general tienen distribuciones espaciales<br />
relativamente limitadas. Sus distribuciones restringidas, la<br />
escasez de recolección de especímenes y de los procesos de<br />
observación a través del área de estudio dan como resultado<br />
la disponibilidad de pocos puntos de localización conocidos<br />
para los modelos de PDM.
Tabla 1. Variables climáticas y topográficas seleccionadas para las regiones montanas y de tierras bajas.<br />
Montanas Tierras bajas<br />
Rango diurno medio Temperatura media anual<br />
Isotermalidad Estacionalidad de las temperaturas<br />
Precipitación del mes más húmedo Temperatura máxima del mes más cálido<br />
Precipitación del mes más seco Precipitación del mes más húmedo<br />
Época de precipitaciones Época de precipitaciones<br />
Elevación Elevación<br />
Pendiente Pendiente<br />
Índice de posición topográfica Índice de posición topográfica<br />
La modalidad de mecánica estadística de Maxent fue una<br />
candidata obvia dado que estudios comparativos previos<br />
demostraron que se desempeña bien incluso con muestras de<br />
tamaños pequeños (Hernandez et al. 2006, Elith et al., 2006,<br />
Phillips et al. 2006). El que la aplicación estuviera disponible<br />
libremente también facilita que se puedan hacer modelos de<br />
muchas especies al mismo tiempo. Para asegurar que Maxent<br />
fuera el más apropiado para hacer modelos de distribución<br />
de las especies de los Andes, comparamos el éxito de Maxent<br />
con dos métodos prometedores: “Mahalanobis Typicalities”<br />
(un método adoptado del análisis de percepción remota), y<br />
“Random Forests” (un modelo de abordaje promedio para<br />
la clasificación y la regresión de árboles). Probamos cada<br />
método para predecir los rangos de distribución de ocho<br />
especies de aves y ocho especies de mamíferos utilizando<br />
los datos de localización y los ambientales reunidos para<br />
nuestro estudio. Llegamos a la conclusión de que Maxent<br />
se desempeñaba muy bien, y que producía resultados que<br />
eran más consistentes para las especies con condiciones que<br />
variaban ampliamente (Hernández et al., manuscrito inédito).<br />
Los resultados de este análisis comparativo sustentaron<br />
nuestra elección de Maxent como el método PDM inductivo<br />
para nuestro estudio.<br />
Los modelos PDM inductivos fueron desarrollados<br />
utilizando Maxent para todas las especies con dos o<br />
más localidades aisladas. Maxent se basa en un abordaje<br />
de mecánica estadística denominado entropía máxima<br />
(maximum entropy) cuyo propósito es hacer predicciones a<br />
partir de información incompleta. Estima las distribuciones<br />
más uniformes (entropía máxima) a través del área de estudio<br />
con la restricción de que el valor esperado de cada variable<br />
de predicción ambiental bajo esta distribución estimada<br />
concuerde con su promedio empírico (valores promedio<br />
para los datos de localización del grupo de “solo presentes”).<br />
En Phillips et al. (2004 y 2006) se pueden encontrar<br />
descripciones detalladas de los métodos Maxent. El algoritmo<br />
es implementado en una aplicación autónoma, disponible<br />
gratuitamente . Solo consideramos rasgos lineales y cuadráticos<br />
debido a la escasa cantidad de localidades de las especies<br />
de nuestro estudio. Si dos o más localidades se encuentran<br />
en el mismo pixel de análisis, Maxent las considera como<br />
un único registro. Las predicciones de Maxent son “valores<br />
acumulativos”, que representan como porcentaje los valores<br />
de probabilidad para el pixel de análisis actual y para todos los<br />
demás pixeles con valores de probabilidad iguales o menores.<br />
El pixel con un valor de 100 es el más apropiado, mientras<br />
que pixeles cercanos a 0 son los menos apropiados dentro<br />
del área de estudio.<br />
Se desarrollaron cuatro modelos Maxent para cada una de las<br />
especies, utilizando todos los datos de localidades disponibles<br />
pero variando las capas ambientales. Los productos de datos<br />
MODIS no han sido utilizados extensamente en PDM hasta<br />
la fecha. Por lo tanto, creamos cuatro modelos para cada<br />
especie para probar la utilidad de incorporar productos de<br />
datos MODIS como predictores PDM y para determinar<br />
la mejor manera de utilizar estos datos. El modelo 1<br />
estuvo formado por las variables climáticas o topográficas<br />
seleccionadas para las regiones montanas o de tierras bajas<br />
(Tabla 1) según donde se distribuyeran fundamentalmente<br />
las especies. El resto de los modelos incluyeron las mismas<br />
capas climáticas o topográficas que el modelo 1. El modelo 2<br />
además incluyó las capas MODIS no sintetizadas, el modelo<br />
3 incluyó las capas MODIS sintetizadas dentro de una<br />
ventana móvil de 2 km, y el modelo 4 incluyó capas MODIS<br />
sintetizadas dentro de una ventana móvil de 5 km.<br />
No intentamos dividir los datos en registros utilizados para<br />
entrenar el modelo ni los utilizados para una evaluación<br />
estadística del modelo debido a la escasez y a la baja<br />
precisión espacial de los datos de localización disponibles.<br />
En ausencia de un conjunto de datos independientes para<br />
la evaluación con una suficiente cantidad de registros de<br />
localización altamente precisos, consideramos que la revisión<br />
de los expertos es la única manera de determinar cuál de los<br />
procedimientos para hacer modelos produce los mapas de<br />
distribución predictivos más realistas. Buscamos la revisión<br />
externa de especialistas familiarizados con las especies<br />
endémicas para producir mapas de presencia-ausencia de<br />
las especies. Hicimos esto pidiéndole a cada revisor que (1)<br />
1
1<br />
Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />
seleccionara el mejor modelo de Maxent generado según los<br />
cuatro modos diferentes de incorporar los datos MODIS,<br />
(2) eligiera un umbral (valor de predicción por encima del<br />
cual los modelos de predicción serán considerados positivos)<br />
para el modelo seleccionado que mejor represente la<br />
distribución de la especie, y por último que (3) identificara<br />
las áreas predichas que deberían ser quitadas porque se sabe<br />
que la especie no se localiza allí. Esto se logró en la mayoría<br />
de los casos dibujando un polígono alrededor de las áreas<br />
predichas en las que los expertos consideraban que era<br />
probable que la especie se encontrara. Luego recortamos<br />
todas las demás áreas de la distribución predicha. En unos<br />
pocos casos utilizamos la capa de elevación para quitar áreas<br />
con elevaciones por encima o por debajo de lo que sería<br />
esperable para la especie.<br />
Durante la revisión de los mapas de predicción de la<br />
distribución se volvió evidente que Maxent en ocasiones<br />
no predijo presencia en algunas localidades de las cuales<br />
existían registros. Análisis posteriores revelaron que en<br />
la mayoría de los casos estos registros tenían errores en la<br />
georreferenciación o representaban identificaciones erróneas.<br />
Maxent destacó estos errores probables permitiéndonos<br />
corregirlos y volver a correr los modelos con los datos de<br />
ubicación actualizados.<br />
En ocasiones, ninguno de los cuatro modelos de Maxent<br />
produjo un mapa realista de distribución para la especies. Para<br />
algunas especies se seleccionó a mano un nuevo conjunto de<br />
datos medioambientales variables y esto dio como resultado<br />
un modelo mejorado para la especie. En otras instancias los<br />
revisores percibieron que Maxent había excluido erróneamente<br />
de sus predicciones una ubicación válida, así que convertimos<br />
la predicción ausente en presente en un área delineada por<br />
los expertos. Si todos los intentos por refinar el modelo de<br />
Maxent fallaron en producir un mapa de predicción adecuado<br />
de la distribución, optamos por un abordaje deductivo de<br />
PDM para determinar la distribución de la especie.<br />
PDM Deductivo<br />
Nos basamos en el enfoque deductivo del PDM cuando<br />
la especie es conocida en solo una ubicación o cuando el<br />
enfoque inductivo de Maxent no produjo un modelo de<br />
distribución realista. Con frecuencia, conocemos muy poco<br />
acerca de los requisitos de hábitat de estas especies fuera<br />
de la altura en la que fueron recolectados los especímenes.<br />
Para las especies que se localizan dentro de regiones de<br />
alta variación topográfica, bajo la dirección de especialistas,<br />
creamos mapas de presencia-ausencia definiendo la altura<br />
máxima y mínima en la que se supone que se localiza la<br />
especie. Luego los especialistas indicaron las áreas que<br />
debían removerse de las distribuciones predichas tal<br />
como se hizo en los modelos inductivos. Los rangos de<br />
elevación a menudo fueron definidos amortiguando de 100<br />
a 200 metros las elevaciones registradas en las localidades<br />
conocidas. Para las especies que se localizan en regiones<br />
con poca variación topográfica (fundamentalmente áreas de<br />
tierras bajas) o aquellas para las cuales no había información<br />
confiable acerca de la altura, los especialistas trazaron un<br />
polígono para delinear la distribución predicha. Esto se logró<br />
fundamentalmente amortiguando las ubicaciones conocidas<br />
de uno a diez kilómetros (en general 5 km), dependiendo de<br />
la habilidad para dispersarse del tipo de planta o animal cuyo<br />
modelo se estaba desarrollando, o dibujando un polígono<br />
que representara la región de distribución esperada (es decir,<br />
áreas ribereñas en un drenaje dado). Para dos especies de<br />
aves, utilizamos las capas de sistemas ecológicos desarrolladas<br />
para el proyecto como aportes a un modelo deductivo de<br />
distribución ya sea delineando polígonos para incluirlos en<br />
la predicción o identificando áreas para recortar y quitar del<br />
modelo en función del rango de altura.<br />
Modos para identificar las concentraciones<br />
de especies endémicas<br />
Se han propuesto una cantidad de índices para cuantificar y<br />
mapear patrones de endemismo (Crisp et al. 2001, Tribsch<br />
2004). Cada uno de ellos proporciona una nueva percepción<br />
de los patrones de endemismo, pero si la intensidad de las<br />
investigaciones varía a través del área en cuestión, puede<br />
estar sesgado por el tamaño del espacio. Los patrones de la<br />
abundancia total de especie y la abundancia de una especie de<br />
distribución restringida en general, aunque no siempre, están<br />
correlacionadas. Algunas regiones tienen mayor cantidad de<br />
endemismo de lo que se esperaría dada la abundancia total<br />
de especies (Crisp et al. 2001, Jetz y Rahbek 2002), y éstas<br />
son, a menudo, las áreas de mayor interés para los estudios<br />
biogeográficos y para la conservación. Estuvo más allá del<br />
alcance de nuestro estudio hacer una estimación total de la<br />
abundancia de las especies y, por lo tanto, no podemos calcular<br />
índices de diversidad que intenten expresar factorialmente<br />
su influencia en los patrones de endemismo. Aunque habrá<br />
quienes consideren esto como una debilidad en el diseño de<br />
nuestro trabajo, deseamos aclarar que es difícil obtener una<br />
estimación total de la abundancia de las especies en una escala<br />
espacial tan fina como la de nuestro estudio ya que las especies<br />
más comunes y más distribuidas, en general, no están tan<br />
bien documentadas como las especies de distribución escasa<br />
o las de distribución restringida. Un error en los cálculos<br />
de la abundancia total de las especies tendrá una influencia<br />
desconocida en los índices de endemismo corregidos por la<br />
abundancia de la especie. Sentimos que la perspectiva elegida,<br />
la de considerar solo los datos de las especies restringidas<br />
a nuestra área de estudio, es más transparente y facilita la<br />
interpretación de los patrones de endemismo resultantes.<br />
Calculamos los tres índices siguientes utilizando los datos<br />
de distribución predichos para identificar las áreas de<br />
endemismo:
1. Abundancia de las especies endémicas. Es la cantidad<br />
de especies consideradas endémicas en el área del proyecto<br />
que se predice que se localizarán en cada pixel de análisis.<br />
Esta técnica de superposición fue sugerida hace más de tres<br />
décadas por Müller (1973). Definimos las áreas de endemismo<br />
como aquellos pixeles en los cuales se localizaron al menos<br />
dos tercios de la máxima cantidad de especies endémicas<br />
coexistentes. Por ejemplo, la mayor cantidad de mamíferos<br />
endémicos coexistente fue de 24, por lo tanto las áreas de<br />
endemismo de mamíferos fueron las que tenían entre 17 y 24<br />
especies que coexistían.<br />
2. Irreemplazabilidad total (Summed Irreplaceability).<br />
Es la probabilidad de que un pixel de análisis deba<br />
ser protegido para lograr un objetivo de conservación<br />
especificado para el área de estudio (Ferrier et al. 2000).<br />
Utilizamos pixeles de análisis de 10 km 2 y fijamos como<br />
objetivo de conservación 25 de esos pixeles para cada una de<br />
las especies. Si una especie se localiza en menos de 25 de los<br />
pixeles de 10 km 2 , fijamos la cantidad de pixeles en los que<br />
la especie se localiza como el objetivo de conservación. Para<br />
cada especie, la irreemplazabilidad para cada pixel va de 0 a<br />
1. Los números más bajos indican que una especie se localiza<br />
en muchos pixeles, mientras que los valores cercanos a uno<br />
reflejan la existencia de especies con rangos de distribución<br />
muy restringidos. La irreemplazabilidad total suma los<br />
valores de irreemplazabilidad de todas las especies que se<br />
localizan en cada pixel, llamando la atención sobre los sitios<br />
(pixeles) con la mayor cantidad de especies singulares y de<br />
distribución reducida. La irremplazabilidad total incorpora el<br />
concepto de que la especie con la distribución más pequeña<br />
ofrece menos opciones para la conservación, tal como lo<br />
hace el endemismo ponderado [la suma de la inversa de<br />
la distribución de cada especie que coexiste en cada pixel,<br />
también conocida como rareza por el tamaño del área de<br />
distribución (range-size rarity); Knapp 2002], pero además<br />
incorpora la complementariedad de sitios para proteger<br />
conjuntos de especies.<br />
3. Abundancia de especies de distribución restringida.<br />
Debido al gran tamaño del área de estudio, algunas especies<br />
que tienen distribuciones relativamente grandes serán<br />
incluidas como si fueran endémicas. Para concentrarnos<br />
exclusivamente en las especies con distribuciones<br />
pequeñas, también calculamos la abundancia de especies<br />
con distribución restringida. Definimos como especies de<br />
distribución restringida a las que caen en el primer cuartil del<br />
tamaño de la distribución de especies residentes, no marinas<br />
de América del Sur, para cada grupo, calculadas de los mapas<br />
de distribución disponibles de <strong>NatureServe</strong> (Patterson et al.<br />
2005, Ridgely et al. 2005, IUCN et al. 2006). El corte del<br />
tamaño de las distribuciones calculado de este modo es de<br />
48.222 km 2 para los mamíferos, 76.096 km 2 para las aves,<br />
y de 280 km 2 para los anfibios. Los resultados obtenidos<br />
utilizando estos criterios son más comparables con los de<br />
otros estudios (p. ej.; Fjeldså et al. 1999) que si se utilizara<br />
simplemente la abundancia de todas las especies endémicas<br />
en el área de estudio. Dado que no hay datos exhaustivos de<br />
distribución de las plantas vasculares de América del Sur, no<br />
pudimos realizar este análisis acerca de las plantas.<br />
En un intento de identificar áreas importantes para futuros<br />
trabajos de campo acerca de especies endémicas, recalculamos<br />
la abundancia de las especies endémicas excluyendo las<br />
predicciones de distribución que estuvieran a menos de 50 km<br />
de las localidades conocidas. Este análisis identifica las áreas<br />
que se supone albergan muchas especies endémicas pero<br />
en las que, hasta ahora, no se han realizado investigaciones<br />
biológicas o no se han realizado en la temporada apropiada,<br />
o no se han utilizado los métodos apropiados para detectar<br />
las especies en cuestión.<br />
1
1<br />
Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />
V. Plantas vasculares<br />
Por Stephan G. Beck, Pilar A. Hernandez,<br />
Peter M. Jørgensen, Lily Paniagua, Martín E.<br />
Timaná, y Bruce E. Young<br />
Introducción<br />
Los Andes, con su enorme variedad de formaciones<br />
ecológicas a través de sus casi 8.000 km de paisaje terrestre,<br />
ofrecen un escenario geográfico fascinante para el estudio y<br />
análisis de los patrones de distribución de plantas vasculares.<br />
Los efectos combinados de los cambios climáticos, los<br />
acontecimientos geotectónicos del pasado y las interacciones<br />
ecológicas modernas han producido una flora con una historia<br />
evolutiva y afinidades biogeográficas complejas. Partiendo<br />
de los ensayos de Humboldt acerca de fitogeografía de los<br />
Andes (Barthlott et al. 2005), este sistema de montañas<br />
ha proporcionado a los biólogos un escenario singular<br />
para el estudio de la historia vegetal y de la naturaleza de<br />
los procesos biogeográficos (Gentry 1982, Simpson 1983,<br />
Young et al. 2002). Desde un punto de vista biogeográfico,<br />
la cordillera de los Andes puede servir ya sea como una vía<br />
o como una barrera para la migración de las plantas (Janzen<br />
1967, Ghalambor 2006). Por otro lado, los picos aislados y<br />
las masas de montañas separadas una de la otra por muchos<br />
kilómetros de tierras bajas, funcionan con frecuencia como<br />
islas continentales, y presentan muchas características<br />
biogeográficas de las islas oceánicas (Vuilleumier 1970,<br />
Carlquist 1974). En la actualidad reconocemos que la<br />
vegetación de los Andes fue dramáticamente afectada por los<br />
procesos orogénicos y climáticos, como los levantamientos<br />
y las glaciaciones del Plio-Pleistoceno (Simpson 1983, van<br />
der Hammen y Cleef 1983, Markgraf 1993). La evidencia<br />
sugiere que la fragmentación de los hábitats a lo largo del<br />
tiempo geológico puede haber conducido a una especiación<br />
alopátrica (Gentry 1982, Young 1995, Young et al. 2002).<br />
Además, la altura, humedad y posición topográfica también<br />
pueden haber promovido el desarrollo de gradientes<br />
fenotípicos y de la subsiguiente especiación parapátrica<br />
(Young 1995).<br />
Esta combinación de los procesos pasados y de la<br />
heterogeneidad del hábitat actual ha llevado a la formación<br />
de un bioma rico en especies de plantas. Los Andes tropicales<br />
han sido reconocidos entre los sitios de biodiversidad<br />
más importantes del planeta (Myers et al. 2000; Barthlott<br />
et al. 2005). Los Andes centrales también tienen una gran<br />
cantidad de especies que no se encuentran en ninguna otra<br />
parte del mundo (Gentry 1986, Knapp 2002, Young et al.<br />
2002), y se estiman que hay unas 20.000 especies de plantas<br />
endémicas (Myers et al. 2000). En las últimas tres décadas, el<br />
alto grado de endemismo ha sido interpretado y analizado<br />
desde perspectivas que incluyen los procesos del Pleistoceno<br />
(Prance 1973, Prance 1982, Knapp y Mallet 2003; Bonaccorso<br />
2006) y la evolución edáfica (Gentry 1986, Tuomisto et al.<br />
1995, Clarke y Funk 2005).<br />
La teoría de los refugios del Pleistoceno propone que los<br />
cambios climáticos ocurridos durante el Pleistoceno y el<br />
Holoceno causaron grandes modificaciones en la cobertura<br />
boscosa y en la distribución de las especies (Prance 1982).<br />
Los cambios climáticos fluctuantes hicieron que las áreas de<br />
bosque tropical lluvioso alternaran entre refugios dispersos<br />
durante los períodos secos y vastas expansiones durante los<br />
períodos húmedos, promoviendo la especiación alopátrica<br />
de plantas y animales (Simpson y Haffer 1978). El sustento<br />
de esta teoría dependió de la identificación de centros de<br />
endemismo. En el caso de las plantas, los investigadores<br />
examinaron el modelo en grupos tales como Polylepis<br />
(Vuilleumier 1971, Simpson 1975), Rubiaceae (Simpson<br />
1972), helechos (Tyron 1972), Hymenaea (Fabaceae,<br />
Langenheim et al. 1973), y palmeras (Arecaceae, Moore<br />
1973). G. T. Prance examinó los patrones de distribución<br />
de las familias arbóreas Caryocaraceae, Chrysobalanaceae,<br />
Dichapetalaceae, y Lecythidaceae, lo que le llevó a proponer<br />
finalmente 26 refugios del Pleistoceno (Prance 1973, 1981a,<br />
1981b, 1982).<br />
El modelo de los refugios del Pleistoceno ha sido retado<br />
continuamente (revisado por Bush 1994; ver también<br />
Knapp y Mallet 2003, Bush y De Oliveira, 2006). Una de<br />
las críticas más convincentes provino de un estudio de los<br />
datos de un herbario brasileño que mostró que muchos de<br />
los centros de endemismo propuestos podrían ser artefactos<br />
que reflejarían más la intensidad de la recolección cerca de<br />
las ciudades que los patrones biológicos sugeridos (Nelson<br />
et al. 1990). A pesar de todo, la búsqueda de evidencia para<br />
probar el modelo de los refugios contribuyó a la compilación<br />
de grandes cantidades de datos acerca de la distribución de<br />
plantas e inspiró más evaluaciones de patrones de endemismo<br />
en la cuenca del Amazonas.<br />
Un modelo alternativo de especiación y de endemismo en<br />
la cuenca del Amazonas se relaciona con la especialización<br />
edáfica (Gentry 1986). Un estudio sobre las Bignoniaceae
sugirió que hasta el 65 por ciento de las especies localmente<br />
endémicas en América Latina eran especialistas según el<br />
hábitat y se restringían a bosques de tierra firme, a sabanas<br />
de arena blanca y a bosques ribereños, entre otros (Gentry<br />
1986). Una especialización similar fue reportada para especies<br />
de Passiflora en el área de Iquitos (Gentry 1986). Basados en<br />
amplios estudios de campo, en análisis de imágenes satelitales<br />
y de la distribución de pteridophytas y Melastomataceae,<br />
Tuomiso et al. (1995) sugirieron que la heterogeneidad del<br />
paisaje terrestre de los bosques tropicales lluviosos pareciera<br />
estar relacionada con la variación de los tipos de suelo.<br />
Gentry (1992) indicó que la mayor concentración de especies<br />
endémicas locales puede encontrarse en cuatro situaciones:<br />
1) parcelas aisladas de hábitat azonales, especialmente en la<br />
Amazonia; 2) colinas de bosques nublados, especialmente a<br />
lo largo de las pendientes más bajas, de los Andes y en la<br />
zona adyacente de América Central; 3) valles inter-andinos<br />
secos y aislados, y valles del centro de México similarmente<br />
divididos; 4) las dos islas más grandes de las Antillas<br />
Mayores, Cuba y Jamaica. Más recientemente, Clark y Funk<br />
(2005) emplearon un listado estandarizado de plantas y<br />
datos de colección del escudo de las Guyanas y del área de<br />
Manaos para sostener el argumento de que los patrones de<br />
distribución son determinados en parte por la presencia de<br />
sustratos de arenisca o de arena blanca.<br />
Recientemente, estudios de biogeografía de las plantas han<br />
vuelto a enfatizar la importancia de los factores intrínsecos,<br />
tales como la forma de vida, la habilidad para dispersarse, y<br />
las limitaciones fisiológicas; y de los factores extrínsecos tales<br />
como los gradientes de elevación y el grado de perturbación<br />
humana (Kessler 2000a, 2000b, 2001a, 2001b, 2001c, 2002a,<br />
2002b; Kessler et al. 2001; Krömer et al. 2005; Krömer et al.<br />
2006). Kessler (2000a) analizó la distribución de seis familias<br />
de plantas (Acanthaceae, Araceae, Bromeliaceae, Cactaceae,<br />
Melastomataceae, y Pteridophyta) en 62 parcelas de estudio<br />
en la zona biogeográfica Tucumano-Boliviana de los Andes<br />
y llegó a la conclusión de que el endemismo aumentaba<br />
con la elevación, alcanzando un punto máximo a los 1.700<br />
m para la Pteridophyta terrestre y para las especies epifitas<br />
de Bromeliaceae y Cactaceae. Basándose en un análisis de<br />
la flora ecuatoriana, Kessler (2002a) llegó a la conclusión de<br />
que los patrones de endemismo parecían estar influenciados<br />
por rasgos intrínsecos específicos de cada taxón, tales como<br />
forma de vida, reproducción, dispersión, demografía y<br />
estructura de la población, así como también por factores<br />
ambientales tales como la fragmentación topográfica, y<br />
advirtió que no siempre un conjunto similar de condiciones<br />
ecológicas y biogeográficas conduce a patrones similares de<br />
endemismo entre entidades taxonómicas diferentes. Van der<br />
Werff y Consiglio (2004) también recomendaron no utilizar<br />
una única forma de vida (p. ej.; árboles) para determinar<br />
patrones de endemismo. En cambio, los inventarios<br />
biológicos deberían incluir todas las formas de vida para<br />
proporcionar una evaluación más precisa de endemismo.<br />
Por último, Kessler (2001b) examinó cuatro familias de<br />
plantas a lo largo de un gradiente de bosques con creciente<br />
perturbación antropogénica y descubrió que el endemismo<br />
era más alto en los bosques perturbados que en los maduros,<br />
pero declinaba en los hábitats más fuertemente perturbados.<br />
Propuso que las especies endémicas son competitivamente<br />
inferiores a otras especies que se encuentran en el mismo<br />
sitio y dependen de colonizar hábitats perturbados.<br />
Los estudios sobre endemismo se han beneficiado con<br />
los avances de la tecnología SIG y con el desarrollo de<br />
los métodos PDM (Guisan y Zimmermann 2000). Un<br />
estudio que aprovechó estas tecnologías para analizar la<br />
Araceae ecuatoriana mostró que la humedad y la altura<br />
están fuertemente correlacionadas con la diversidad, pero<br />
débilmente correlacionadas con el endemismo (Leimbeck<br />
et al. 2004). Los autores sugieren que factores históricos<br />
pueden ser más importantes para explicar patrones de<br />
endemismo. Otro estudio utilizó modelos para predecir la<br />
distribución de 83 especies de Anthurium, para identificar<br />
tres potenciales sitios de alta biodiversidad de endemismo<br />
en Ecuador (Vargas et al. 2004).<br />
Estudios anteriores que abarcaron nuestra área de estudio<br />
han identificado varios picos de diversidad y endemismo<br />
en los Andes orientales. Los niveles más altos de rareza<br />
por el tamaño del área de distribución (range-size rarity)<br />
(una medida de distribución o endemismo restringido) de<br />
especies de Solanum (Solanaceae) en nuestra área de estudio<br />
alcanzaron su punto más alto en los Andes del norte y cerca<br />
de La Paz (Knapp 2002). Las especies de Loasaceae tienen una<br />
diversidad excepcional de especies de distribución restringida<br />
en la región de Amotape-Huancabamba, en el rincón<br />
noroeste del área de estudio, y que se extiende hasta el sur<br />
del Ecuador (Weigend 2002). Gran parte de esta diversidad,<br />
sin embargo, está restringida a ambientes secos no incluidos<br />
en nuestra área de estudio. La evaluación de la distribución<br />
de Ericaceae neotropicales reveló una unidad florística de<br />
la región biogeográfica de los Andes tropicales en nuestra<br />
área de estudio, que se extiende desde el sur-centro de Perú<br />
hasta el norte de Bolivia (Luteyn 2002). Esta unidad incluye<br />
cinco géneros endémicos, Demosthenesia, Siphonandra,<br />
Pellegrinni, Rusbya, y Polyclita, y numerosas especies. En<br />
Perú, los helechos (Pteridophytas) son más diversos y tienen<br />
una cantidad mayor de especies endémicas en elevaciones<br />
de 500 a 1.500 m en la ladera oriental de los Andes (León y<br />
Young 1996). Una evaluación extensa de las angiospermas de<br />
Perú encontró la densidad más alta de las especies endémicas<br />
nacionales, expresada tanto como cantidad de especies o como<br />
densidad de especies por unidad de área, entre los 2.500 a<br />
3.000 m de elevación (van der Werff y Consiglio 2004). La<br />
forma de vida correspondiente tiene una gran influencia en la<br />
elevación en la que las especies endémicas son más comunes.<br />
1
20<br />
Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />
El endemismo de los árboles y las lianas es más alto por debajo<br />
de los 500 m; el endemismo de las hierbas, los arbustos y las<br />
enredaderas llega a su punto más alto entre los 2.000 y los<br />
3.000 m; y el endemismo de las epifitas alcanza su máximo<br />
entre los 1.500 y los 3.000 m (van der Werff y Consiglio 2004).<br />
Estos análisis no distinguen entre las laderas este y oeste de<br />
los Andes, pero debido a la diversidad mucho más grande de<br />
la vertiente oriental, el resultado probablemente no difiere<br />
significativamente para la ladera este. Estos estudios examinan<br />
el endemismo de diferentes niveles taxonómicos y en diferentes<br />
escalas, pero proporcionan puntos de referencia útiles con los<br />
cuales comparar nuestros resultados. Aquí describimos cómo<br />
utilizamos las técnicas de modelado explicadas previamente<br />
para ayudar a identificar áreas específicas donde se encuentran<br />
las concentraciones de especies de plantas endémicas en la<br />
ladera este de los Andes centrales.<br />
Métodos<br />
Criterios para la selección de los grupos de plantas<br />
focales. La diversidad abrumadoramente alta de plantas<br />
vasculares a lo largo de la parte superior de la cuenca<br />
amazónica imposibilitó que incluyéramos todas las especies<br />
en este análisis. En cambio, seleccionamos una gran cantidad<br />
de muestras de grupos de plantas para representar la flora del<br />
área de estudio. Con el término grupo nos referimos a una<br />
familia taxonómica o a un género rico en especies. Utilizamos<br />
los siguientes criterios para seleccionar los grupos de plantas<br />
a considerar en este estudio:<br />
1. Conocimiento taxonómico. Los grupos de plantas<br />
seleccionados debían ser muy bien conocidos a nivel<br />
de especies tanto en Perú como en Bolivia. Por lo tanto<br />
restringimos la lista a grupos con monografías recientes<br />
que describieran las características y la distribución de<br />
cada especie. La publicación de una monografía en general<br />
significó que los especímenes del grupo albergados en<br />
herbarios estuvieran identificados con bastante precisión.<br />
Era necesario que el conocimiento fuera parejo con respecto<br />
a las especies localizadas en ambos países para evitar sesgar<br />
los resultados hacia cualquiera de éstos. Por esta razón, por<br />
ejemplo, no incluimos las orquídeas (Orchidaceae), pues<br />
aunque son muy conocidas en Bolivia (p. ej.; Müller et al.<br />
2003), su taxonomía es menos conocida en Perú.<br />
2. Distribución general. Los grupos seleccionados debían<br />
mostrar ejemplos de endemismo en el área de estudio. Por<br />
razones obvias, no incluimos familias que tienen pocas, o no<br />
tienen, especies endémicas en el área de estudio.<br />
3. Información disponible acerca de la distribución.<br />
Los grupos que seleccionamos ya tenían datos disponibles<br />
de localidad en los especímenes de herbarios o en literatura,<br />
que podíamos utilizar en los modelos de distribución.<br />
Debido a este factor eliminamos grupos tales como los<br />
cactos (Cactaceae) para los cuales muchas especies han sido<br />
descritas a partir de información muy vaga acerca de su<br />
distribución. En general, los grupos tratados en monografías<br />
recientes satisficieron esta condición.<br />
. Diversidad de formas de vida. Entre los grupos<br />
candidatos, seleccionamos una colección que junta representa<br />
el espectro de formas de vida de las plantas en el área de estudio,<br />
e incluimos hierbas, enredaderas, lianas, arbustos, arbolitos y<br />
árboles. La lista incluye especies que se enraízan en el suelo así<br />
como las que viven como epifitas o como semiepifitas.<br />
. Diversidad de elevación. La serie de grupos que<br />
seleccionamos tiene especies endémicas que tienden a<br />
localizarse a través del rango de elevaciones representadas en<br />
nuestra área de estudio.<br />
. Diversidad de hábitat. El grupo que seleccionamos<br />
también tiene especies con afinidad de hábitat que incluyen<br />
todos los más importantes que se localizan en el área de<br />
estudio. Así, la lista incluye grupos ubicados en los bosques<br />
de las montañas de las Yungas, bosques húmedos de tierras<br />
bajas, sabanas y valles secos.<br />
. Usos económicos. Incluimos grupos con especies con<br />
valor económico para ayudar a que los resultados fueran<br />
más relevantes para el público en general, y porque las<br />
especies con valor económico pueden verse amenazadas<br />
debido a la sobreexplotación.<br />
En función de estos criterios, desarrollamos una lista de doce<br />
familias focales, además de tres géneros focales de dos familias<br />
que incluimos en nuestro estudio (Tabla 2). Además de no<br />
tener en cuenta a las familias que podrían haber sido candidatas<br />
obvias como las Orchidaceae y las Cactaceae, tal como se<br />
aclaró anteriormente, no incluimos a ninguna Pteridophyta<br />
que no fuesen las Cyatheaceae ya que aún no se ha completado<br />
una revisión de las especies bolivianas, ni las Araceae dado<br />
que todavía se tienen que describir muchas de las especies,<br />
tampoco a las Amaryllidaceae puesto que los recolectores en<br />
nuestra área de estudios les han dedicado relativamente muy<br />
poca atención y tampoco las Aristolochiaceae debido a que<br />
su centro de distribución está ubicado al sur de nuestra área<br />
de estudio. En síntesis, la lista incluye 435 especies (la lista<br />
completa de las especies figura en el Apéndice 2).<br />
Compilación de registros de los herbarios. Reunimos<br />
registros de herbarios para las especies focales revisando<br />
sistemáticamente las colecciones de los herbarios más grandes<br />
dentro del área de estudio y la base de datos TRÓPICOS, del<br />
Jardín Botánico de Missouri (ver en los Agradecimientos la lista<br />
completa de los herbarios que contribuyeron). Aumentamos<br />
las muestras incluyendo registros de herbarios en los que<br />
trabajaron especialistas en familias particulares y buscando en
Tabla 2. Características de los grupos focales de plantas vasculares.<br />
Cantidad de Altura de las<br />
especies elevaciones<br />
endémicas en las que la<br />
en el área del diversidad llegó<br />
Grupo proyecto † Forma de vida al punto más alto Hábitat<br />
Acanthaceae 157 Hierbas, arbustos, media Sabanas, Yungas,<br />
bosques de tierras bajas<br />
Anacardiaceae 5 Árboles, arbustos baja Bosques de tierras bajas,<br />
valles secos<br />
Aquifoliaceae 14 Árboles, arbustos alta Yungas, bosques de<br />
tierras bajas<br />
Bruneliaceae 10 Árboles alta Yungas<br />
Campanulaceae 45 Arbustos, enredaderas alta Yungas<br />
Chrysobalanaceae 13 Árboles baja Bosques de tierras bajas<br />
Cyathaceae 5 Helechos arbóreos alta Yungas<br />
Ericaceae 47 Arbustos, enredaderas, epifitas baja Yungas<br />
Fabaceae-Inga 16 Árboles, arbustos baja Bosques de tierras bajas<br />
Fabaceae- Mimosa 7 Arbustos baja Valles secos<br />
Loasaceae 19 Hierbas, arbustos media, alta Yungas<br />
Malpighiaceae 25 Árboles, enredaderas media, alta Valles secos, Yungas<br />
Marcgraviaceae 7 Arbustos, hemiepifitas media Bosques de tierras bajas<br />
Onagraceae–Fuchsia 33 Arbustos, enredaderas, arbolitos alta Yungas<br />
Passifloraceae 32 Lianas alta Yungas<br />
† No incluye las especies cuya validez taxonómica no es segura o las especies no conocidas al menos en una localidad específica.<br />
la literatura. Debido a que la mayoría de las etiquetas de los<br />
especímenes no incluían coordenadas sobre las ubicaciones<br />
donde fueron recolectados, georreferenciamos las localidades<br />
utilizando diccionarios geográficos y mapas digitales. Para<br />
controlar la exactitud de la georreferenciación, enviamos a<br />
revisión los mapas de las localidades registradas para cada una<br />
de las especies a especialistas en la taxonomía de cada grupo<br />
(ver en el Apéndice 3 la lista de especialistas consultados).<br />
Ejecución de los modelos y revisiones. Luego de incorporar<br />
los comentarios de los revisores en el conjunto de datos,<br />
corrimos los modelos de Maxent para cada una de las especies<br />
tal como ya se describió en Métodos para crear los modelos de<br />
distribución, con la excepción de aquellas especies conocidas<br />
solo en una localidad. Luego convocamos a un grupo de ocho<br />
botánicos peruanos y nueve bolivianos familiarizados con las<br />
especies y el área de estudio para que revisaran los modelos<br />
de distribución resultantes (ver en el Apéndice 3 la lista de<br />
revisores). Salvo en un caso, los revisores fueron distintos de<br />
los especialistas en taxonomía que controlaron los datos de<br />
localización. Excepto por dos de los revisores, ninguno de los<br />
demás participó en ningún otro aspecto del estudio y por lo<br />
tanto es poco probable que su opinión estuviese influida a la<br />
hora de evaluar los modelos. Para cada una de las especies, los<br />
botánicos eligieron, si había, cuál de los cuatro modelos de<br />
Maxent reflejaba una descripción de la distribución razonable.<br />
En los casos en los que un modelo de Maxent era razonable,<br />
los botánicos seleccionaron un umbral de corte para convertir<br />
las predicciones continuas de Maxent en mapas de presenciaausencia.<br />
Una vez más, la elección se basó en la experiencia<br />
de los botánicos con las especies en el campo. Por último,<br />
eliminaron de las predicciones de Maxent áreas de predicción<br />
tales como cadenas de montañas aisladas donde se sabe que las<br />
especies no están localizadas.<br />
Para los casos en los que ningún modelo de Maxent produjo<br />
una representación lógica del rango de distribución de una<br />
especie, los botánicos sugirieron criterios para producir<br />
un modelo deductivo. En la mayoría de los casos, los<br />
criterios incluyeron distribuciones en altura en el área de<br />
las recolecciones conocidas aunque en otros utilizamos los<br />
límites de sistemas ecológicos donde se localizan las especies.<br />
Para algunas especies con rangos de distribución amplios, los<br />
modelos de Maxent produjeron resultados satisfactorios para<br />
la mayoría de la distribución, pero no para toda. Para estas<br />
especies, produjimos modelos híbridos utilizando partes<br />
de las predicciones de Maxent en una porción del rango de<br />
distribución y un modelo deductivo para la parte restante.<br />
21
22<br />
Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />
En el caso de las especies conocidas en una sola localidad,<br />
los botánicos nuevamente seleccionaron rangos de altura<br />
para la especie en la vecindad de la localidad. En los casos<br />
de las especies de tierras bajas o para aquellas sin una<br />
distribución en elevación conocida, simplemente dibujamos<br />
un círculo alrededor de la localidad con un radio apropiado a<br />
la distancia de dispersión de la forma de planta involucrada.<br />
Por ejemplo, en general utilizamos un radio de 5 km para los<br />
árboles y de 2 km para las hierbas.<br />
Resultados<br />
Modelos de distribución. Compilamos un total de 3.040<br />
registros de localidades singulares de 435 especies de plantas<br />
endémicas en los 15 grupos tratados (Figura 3, Tabla 3). El<br />
conjunto de datos abarca desde un mínimo de 1 (N = 125<br />
especies) a un máximo de 84 registros (para Fuchsia sanctaerosae)<br />
por especie, con un promedio de 7,0 registros por<br />
especie. El grupo con más registros fue Mimosa (promedio<br />
= 16,0 registros por especie) mientras que Anacardiaceae y<br />
Malpighiaceae tuvieron la menor cantidad (promedio = 3,4<br />
por cada grupo). La distribución de las especies endémicas<br />
fue desde los 2 km 2 (Ilex trachyphylla y Centropogon bangii)<br />
hasta los 237.600 km 2 para Inga steinbachii con un promedio<br />
de 17.484 km 2 . Las Loasaceae tuvieron el tamaño de rango<br />
de distribución promedio más pequeño (5.357 km 2 ) mientras<br />
que la Aquifoliaceae fueron el grupo con la distribución más<br />
grande (media = 46.131 km 2 ).<br />
Figura 3. Distribución de las localidades de recolección<br />
de plantas en el área de estudio.<br />
Maxent produjo resultados adecuados para 264 especies (61%).<br />
Utilizamos modelos híbridos para 18 especies (4%) y modelos<br />
deductivos para 153 de las especies (35%), incluidas todas las<br />
especies conocidas en una sola localización. Concentrándonos<br />
en las especies conocidas en más de una localización, Máxent<br />
proporcionó un modelo completo o híbrido para el 85% de<br />
las especies. No hubo diferencias detectables entre las familias<br />
para la utilidad de Maxent. Los revisores consideraron que<br />
el procedimiento de modelado inductivo produjo resultados<br />
satisfactorios para, al menos, dos tercios de las especies en<br />
cada familia. Para las especies con al menos dos localidades<br />
aisladas, la utilidad de Maxent no fue diferente para las especies<br />
de tierras bajas (las que tienen la mayor parte de las localidades<br />
por debajo de los 800 m) en contraste con las de tierras altas<br />
(X2 = 0,009, d.f. = 2, P > 0,90). La mayoría de los modelos<br />
Maxent utilizados (79%) para las plantas fueron el modelo<br />
3 (con datos MODIS de satélite generalizados a 2 km) o el<br />
modelo 4 (con datos MODIS generalizados a 5 km), aunque<br />
algunas (16%) utilizaron datos MODIS no generalizados y<br />
pocas (6%) funcionaron mejor sin datos MODIS.<br />
Abundancia de las especies endémicas. La localización de<br />
las especies endémicas de cada grupo focal están registradas<br />
en las Figuras 4 a 18. La cantidad y grado de coexistencia de<br />
especies endémicas varió significativamente entre las familias,<br />
dando como resultado “picos” de endemismo que van de 2<br />
a 20 especies.
Tabla 3. Síntesis de los datos de localidades, métodos utilizados para hacer los modelos y tamaño de las<br />
distribuciones predichas.<br />
Grupos<br />
Plantas vasculares<br />
Acanthaceae 157 814 82 49 5,2 78 10 70 13 204.251 16.969<br />
Anacardiaceae 5 17 5 2 3,4 2 0 3 82 105.975 25.216<br />
Aquifoliaceae 14 104 18 1 7.4 13 0 1 77 143.572 46.131<br />
Brunelliaceae 10 69 29 6 6.9 3 0 7 34 23.186 5.896<br />
Campanulaceae 45 377 44 4 8,4 38 1 6 2 117.044 14.925<br />
Chrysobalanaceae 13 45 12 6 3,5 5 1 7 9 76.618 12.146<br />
Cyatheaceae 5 34 24 2 6,8 3 0 2 49 25.155 6.366<br />
Ericaceae 47 457 59 14 9,7 31 0 16 22 71.814 11.839<br />
Fabaceae (Inga) 16 121 28 4 7,6 9 2 5 78 237.600 37.291<br />
Fabaceae (Mimosa) 7 112 54 1 16,0 6 0 1 4 34.667 11.294<br />
Loasaceae 19 85 38 9 4,5 10 0 9 28 24.174 5.357<br />
Malpighiaceae 25 84 19 10 3,4 15 0 10 14 71.171 7.727<br />
Marcgraviaceae 7 68 20 0 9,7 6 1 0 8,072 77.737 38.949<br />
Onagraceae (Fuchsia) 33 477 84 3 14,5 29 1 3 25 72.659 15.469<br />
Passiflora 32 176 32 12 5,5 16 2 14 19 34.353 6.687<br />
Plantas vasculares<br />
subtotal 3 3.0 0 123 ,0 2 1 1 3 2 23 . 00 1 .<br />
Vertebrados<br />
Cant. de especies<br />
Datos de Localidades<br />
Cant. de localidades<br />
aisladas<br />
Cant, máxima de<br />
localidades<br />
Cant. de especies con<br />
una localidad<br />
Cant. promedio de<br />
localidades por especie<br />
Métodos utilizados<br />
para hacer los<br />
modelos<br />
Anfibios 177 1.060 64 65 6,0 85 8 84 13 690.992 18.935<br />
Mamíferos 55 618 70 4 11,2 47 0 8 33 344.920 47.800<br />
Aves 115 2.436 94 3 21,2 99 6 10 78 309.168 33.544<br />
Total 2 .1 1 ,1 32 2 2 0. 2 20.1 1<br />
Cant. de especies<br />
modeladas inductivamente<br />
Cant. de especies con<br />
modelos híbridos<br />
Cant. de especies con<br />
modelos deductivos<br />
Área mínima (km2)<br />
Tamaños predichos<br />
de las distribuciones<br />
Área máxima (km2)<br />
Área promedio (km2)<br />
23
2<br />
Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />
Acanthaceae. Las especies endémicas<br />
están estrechamente concentradas en<br />
la cordillera de Carpish y en la región<br />
Tingo María del Departamento de<br />
Huánuco, Perú, y ampliamente en los<br />
Andes en el Departamento de La Paz,<br />
Bolivia (Figura 4). Cantidades más<br />
pequeñas de especies endémicas se<br />
localizan en los piedemontes más bajos<br />
del límite entre los departamentos de<br />
Cusco y Madre de Dios, Perú. Las áreas<br />
endémicas, definidas como los lugares<br />
con al menos dos tercios de la máxima<br />
cantidad de especies coexistentes para<br />
el grupo, tienen al menos 13 especies<br />
que se coexisten y cubren 18.095 km 2<br />
en una elevación promedio de 1.080 m.<br />
Anacardiaceae. Las especies<br />
endémicas de esta familia se localizan<br />
en las tierras bajas y no presentaron<br />
coexistencias (Figura 5).<br />
Figura . Abundancia de las especies endémicas de Acanthaceae.<br />
Figura . Abundancia de las especies endémicas de Anacardiaceae.
Figura . Abundancia de las especies endémicas de Aquifoliaceae.<br />
Figura . Abundancia de las especies endémicas de Brunelliaceae.<br />
Aquifoliaceae. La abundancia de<br />
especies endémicas es más alta en el<br />
oeste de San Martín, en las laderas<br />
más bajas de la Cordillera Central y la<br />
cordillera de Carpish en Huánuco, y<br />
continua hacia el sur en las porciones<br />
adyacentes del Departamento de<br />
Pasco (Figura 6). Las concentraciones<br />
menores se localizan a lo largo del<br />
Río Paucartambo en el límite entre los<br />
departamentos de Cusco y Madre de<br />
Dios y cerca de La Paz, Bolivia. Las<br />
áreas endémicas tienen al menos cinco<br />
especies localizadas que coexisten y<br />
cubren 15.632 km 2 en un promedio<br />
de elevación de 2.340 m.<br />
Brunelliaceae. La abundancia de<br />
las especies endémicas es más alta<br />
en las cordilleras cerca de La Paz y la<br />
Cordillera de Cocapata-Tiraqui en el<br />
Departmento de Cochabamba donde<br />
hasta tres especies son endémicas<br />
(Figura 7). Las áreas endémicas<br />
tienen al menos dos especies que<br />
coexisten y cubren 15.470 km 2 en un<br />
promedio de elevación de 2.372 m.<br />
2
2<br />
Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />
Campanulaceae. La abundancia<br />
de las especies endémicas en esta<br />
familia alcanza hasta las 18 especies<br />
que coexisten en un área de evidente<br />
endemismo para esta familia en<br />
la ladera este de la cordillera en el<br />
Departamento de La Paz (Figura 8).<br />
Las áreas endémicas tienen al menos<br />
12 especies que coexisten y cubren<br />
2.458 km 2 en una elevación promedio<br />
de 2.539 m.<br />
Chrysobalanaceae. La más alta<br />
densidad de Chrysobalanaceae<br />
endémicas se localiza cerca de Iquitos,<br />
en el Departamento de Loreto, Perú<br />
(Figura 9). Las áreas endémicas tienen<br />
al menos tres especies que coexisten<br />
y cubren 3.199 km 2 en una elevación<br />
promedio de 105 m.<br />
Figura . Abundancia de las especies endémicas de Campanulaceae.<br />
Figura . Abundancia de las especies endémicas de Chrysobalanaceae.
Figura 10. Abundancia de las especies endémicas de Cyatheaceae.<br />
Figura 11. Abundancia de las especies endémicas de Ericaceae.<br />
Cyatheaceae. Solo cinco helechos<br />
arbóreos son endémicos en el área<br />
de estudio. Las áreas de coexistencia<br />
entre dos especies se localizan en los<br />
departamentos de Cusco y La Paz,<br />
en Perú y Bolivia respectivamente<br />
(Figura 10).<br />
Ericaceae. Las áreas endémicas de<br />
este grupo son similares a las de la<br />
Campanulaceae, y corren a lo largo<br />
de la ladera este de la cordillera en<br />
el Departamento de La Paz (Figura<br />
11). Concentraciones más pequeñas<br />
de especies endémicas se localizan en<br />
Cusco, Puno y Cochabama. Las áreas<br />
endémicas tiene al menos diez especies<br />
que coexisten y cubren 5.606 km 2 en<br />
una elevación promedio de 2.621 m.<br />
2
2<br />
Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />
Inga. Aunque el estudio incluyó<br />
16 especies de Inga, no más de<br />
cinco coexisten. Las más altas<br />
concentraciones de esta especie están<br />
en Tarapoto, Iquitos y Cocha Cashu,<br />
Perú (Figura 12). Las áreas endémicas<br />
tienen, al menos, tres especies que<br />
coexisten y cubren 4.491 km 2 en una<br />
elevación promedio de 287 m.<br />
Mimosa. Siete especies de Mimosa<br />
son endémicas en el área de estudio.<br />
Hasta cuatro de estas son simpátricas<br />
en las cordilleras en el sureste del<br />
departamento de La Paz, Bolivia<br />
(Figura 13). Las áreas endémicas<br />
tienen al menos tres especies que<br />
coexisten y cubren 4.290 km 2 en una<br />
elevación promedio de 2.278 m.<br />
Figura 12. Abundancia de las especies endémicas de Inga.<br />
Figura 13. Abundancia de las especies endémicas de Mimosa.
Figura 1 . Abundancia de las especies endémicas de Loasaceae.<br />
Figura 1 . Abundancia de las especies endémicas de Malpighiaceae.<br />
Loasaceae. Las únicas<br />
concentraciones significativas de<br />
especies de Loasaceae se localizan en<br />
el sur del Departamento de Amazonas,<br />
Perú, cerca de Chachapoyas (Figura<br />
14). Las áreas endémicas tienen al<br />
menos tres especies que coexisten<br />
y cubren 375 km 2 en una elevación<br />
promedio de 2.643 m.<br />
Malpighiaceae. El estudio incluyó<br />
25 especies de Malpighiaceae, pero<br />
éstas están ampliamente dispersadas<br />
a través del área de estudio. Las<br />
concentraciones de especies endémicas<br />
se localizan cerca de Tarapoto y cerca<br />
de Iquitos en el norte de Perú (Figura<br />
15). Las áreas endémicas tienen al<br />
menos tres especies que coexisten y<br />
cubren 2.529 km 2 en una elevación<br />
promedio de 348 m.<br />
2
30<br />
Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />
Marcgraviaceae. Hasta cuatro<br />
especies de Marcgraviaceae se<br />
localizan en las cordilleras alrededor<br />
de La Paz (Figura 16). Las áreas<br />
endémicas tienen al menos tres<br />
especies que coexisten y cubren<br />
19.067 km 2 en una elevación<br />
promedio de 2.005 m.<br />
Fuchsia. Las concentraciones<br />
más altas de especies endémicas<br />
se localizan en las laderas de las<br />
montañas entre Paucartambo y<br />
Marcapata en Cusco, con cantidades<br />
menores en las regiones de las<br />
cordilleras de Carpish-Pasco central<br />
y Cochabamba (Figura 17). Las áreas<br />
endémicas tienen al menos ocho<br />
especies que coexisten y cubren 6.011<br />
km 2 en una elevación promedio de<br />
2.861 m.<br />
Figura 1 . Abundancia de las especies endémicas de Marcgraviaceae.<br />
Figura 1 . Abundancia de las especies endémicas de Fuchsia.
Figura 18. Abundancia de las especies endémicas de Passifloraceae.<br />
Passifloraceae. Las densidades de<br />
especies endémicas en este género<br />
son mayores en las laderas de los<br />
Andes cerca de La Paz (Figura 18).<br />
Las áreas endémicas tienen al menos<br />
cinco especies que coexisten y cubren<br />
658 km 2 en una elevación promedio<br />
de 2.373 m.<br />
31
32<br />
Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />
Irreemplazabilidad total (Summed Irreplaceability).<br />
Debido a que muchos de los grupos focales tenían<br />
muestras pequeñas de especies endémicas, calculamos la<br />
irreemplazabilidad total (summed irreplaceability) para toda<br />
la muestra de plantas vasculares. Las especies conocidas en<br />
localidades aisladas eran comunes y por lo tanto recibieron<br />
un peso ponderado debido a sus minúsculas distribuciones.<br />
El resultado es un mapa que muestra pequeños picos de<br />
irreemplazabilidad cerca de Iquitos, Perú, y a lo largo de la<br />
porción superior del área del estudio en la Cordillera de los<br />
Andes (Figura 19). Los picos en Iquitos reflejan la localización<br />
de pocas especies de Chrysobalanaceae restringida a los<br />
bosques de con suelos de arenas blancas.<br />
Áreas de endemismo subestudiadas. Una vez más,<br />
combinamos datos de todas las especies para este análisis.<br />
Los análisis predijeron que las áreas que tienen especies<br />
endémicas pero que están alejadas de las zonas en las<br />
que las especies fueron recolectadas incluyen el norte de<br />
Cochabamba, las cordilleras del norte de La Paz, la región<br />
de Paucartambo en el límite Cusco-Madre de Dios, y otras<br />
pocas localidades distribuidas hacia el norte (Figura 20).<br />
Discusión<br />
Nuestros resultados agregan detalles sustanciales a los<br />
patrones de alto endemismo previamente reconocidos en la<br />
ladera oriental de los Andes centrales. Las especies endémicas<br />
no están de ninguna manera distribuidas de modo uniforme<br />
a lo largo de este corredor. Las concentraciones localizadas<br />
existen todo a lo largo, pero las afinidades taxonómicas<br />
de estas concentraciones varían. Las Aquifoliaceae,<br />
Chrysobalanaceae, Inga, Loasaceae, y Malpighiaceae son más<br />
abundantes en el norte; las Brunelliaceae, Campanulaceae,<br />
Ericaceae, Marcgraviaceae, Mimosa, y Passiflora son más<br />
abundantes en el sur; Fuchsia es más abundante en el centro<br />
del área de estudio, y Acanthaceae tienen concentraciones<br />
de especies endémicas tanto en el norte como en el sur. Los<br />
análisis previos, a menudo realizados en áreas geográficas<br />
mucho más grandes, en general no proporcionan información<br />
en una escala más fina que la de una cuadrícula de Flora<br />
Neotrópica de 1° × 1° (p. ej.: Knapp 2002, Luteyn 2002).<br />
Estos hallazgos sustentan los pocos estudios previos sobre<br />
el endemismo en algunos de los grupos focales. Hallamos<br />
la más alta densidad de Loasaceae endémicas en el rincón<br />
noroeste del área de estudio, donde previamente fueron<br />
reportadas las concentraciones de especies de esta familia<br />
(Weigend 2002). Las Ericaceae endémicas fueron más<br />
comunes en el sur de Perú y en el norte de Bolivia, como se<br />
sugirió en el pasado (Luteyn 2002). Nuestra limitada muestra<br />
confirmó aun más los patrones ampliamente informados de<br />
picos de endemismo en rangos de elevación de 2.000 a 3.000<br />
m (Gentry 1986, Kessler 2000a, van der Werff y Consiglio<br />
2004). Los grupos que elegimos deliberadamente, porque<br />
se conoce que tienen especies endémicas en las tierras bajas<br />
(Anacardiaceae, Chrysobalanaceae, Inga, Mimosa) tuvieron,<br />
por lejos, mucho menos especies endémicas que grupos tales<br />
como las Acanthaceae, Campanulaceae, y Ericaceae que<br />
tienen especies endémicas en elevaciones mayores.<br />
La ubicación variable de las concentraciones de especies<br />
endémicas puede reflejar las diferentes historias evolutivas<br />
de los grupos focales. Las entidades taxonómicas con<br />
grandes concentraciones de especies en áreas geográficas<br />
pequeñas pueden haberse diferenciado en estos lugares<br />
hace relativamente poco tiempo en la historia geológica y<br />
aún no se han dispersado lejos de los lugares en donde se<br />
originaron. Estas especies recientemente evolucionadas, con<br />
distribuciones restringidas, son denominadas neoendémicas<br />
(Young et al. 2002). Los grupos candidatos que pueden<br />
contener bastantes neoendémicas incluyen a las Acanthaceae,<br />
Campanulaceae, Fuchsia, y Passifloraceae. El agrupamiento<br />
de muchas especies endémicas en áreas geográficas pequeñas<br />
sugiere la existencia de múltiples acontecimientos de<br />
evolución unidos a una baja dispersión. Por el contrario, las<br />
especies de distribución restringida que se localizan lejos de<br />
otras especies de distribución restringida del mismo género<br />
pueden presentar poblaciones relictas de especies ancestrales<br />
que alguna vez estuvieron ampliamente distribuidas.<br />
Ejemplos posibles de estas “especies paleoendémicas” en<br />
nuestro estudio pueden incluir a miembros de Anacardiaceae.<br />
Son necesarios análisis filogenéticos detallados de estas<br />
especies para confirmar estas hipotésis, a pesar de los<br />
sugerentes datos biogeográficos que presentamos. Tanto<br />
las especies paleoendémicas como las neoendémicas de<br />
linajes cercanamente relacionados, en ocasiones se localizan<br />
simultáneamente, como se ha mostrado en el caso de las aves<br />
(Fjeldså et al. 1999), enfatizando aún más la necesidad de<br />
estudios filogenéticos.<br />
¿Podrían los resultados aquí expuestos ser el resultado de<br />
una recolección sesgada, tal como se demostró en relación a<br />
los famosos centros de endemismo de plantas del Amazonas<br />
(Nelson et al. 1990)? En un nivel, las concentraciones de<br />
especies endémicas cerca de la cordillera de Carpish, Cusco<br />
y La Paz, con seguridad reflejan hasta cierto punto el<br />
esfuerzo que los botánicos de campo han invertido en estos<br />
lugares de recolección. El uso de modelos de distribución<br />
ayuda, en cierto sentido, a controlar esta predisposición<br />
prediciendo distribuciones lejos de los lugares en los que<br />
fueron recolectadas las especies. La enorme variación en<br />
los patrones mostrada en los diferentes grupos focales, sin<br />
embargo, sugiere que los patrones más grandes deben ser<br />
reales. Por ejemplo, las empinadas laderas de los Andes de<br />
los alrededores de La Paz han sido objeto de incontables<br />
expediciones de recolección, pero el área no parece albergar<br />
muchas especies endémicas de Fuchsia (Figura 17). Fuchsia<br />
en general es una planta llamativa, y sería difícil que las
Figura 1 . Irremplazabilidad total (Summed irreplaceability) de todas las especies endémicas de<br />
plantas vasculares de este estudio.<br />
Figura 20. Áreas subestudiadas del endemismo de plantas (lugares en los que se ha predicho que<br />
existen especies endémicas pero que están a más de 50 km de la localidad confirmada más cercana).<br />
33
3<br />
Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />
legiones de recolectores de plantas que rastrillan el área<br />
desde La Paz la pasaran por alto. De modo similar, la ladera<br />
este de los Andes en el departamento de San Martín, al<br />
norte del Perú, ha recibido mucha atención por parte de los<br />
biólogos de campo. Dado que la zona está cerca del Ecuador,<br />
podríamos esperar una gran cantidad de especies endémicas.<br />
Y efectivamente encontramos muchas especies endémicas<br />
de Aquifoliaceae (Figura 16), pero muy pocas especies<br />
endémicas de cualquier otro grupo taxonómico estudiada<br />
aquí, lo que nuevamente sugiere que las Aquifoliaceae son<br />
verdaderamente más diversas en el norte de Perú que en<br />
ningún otro lado de nuestra área de estudio, y que otros<br />
grupos taxonómicos son menos diversos en el norte de Perú<br />
que más hacia el sur.<br />
Maxent demostró ser un algoritmo versátil para hacer modelos<br />
de nuestra muestra de especies de plantas de los Andes<br />
centrales. A pesar de que los altos niveles de diversidad, los<br />
bajos esfuerzos de recolección relacionados con la extensión<br />
del territorio, la dificultad para acceder, y el microendemismo<br />
contribuyeron a que una gran cantidad de especies sean<br />
conocidas por una sola o por pocas localidades, pudimos sin<br />
embargo, elaborar modelos de distribución exitosos de casi<br />
dos tercios de las especies. Las distribuciones modeladas en<br />
muchos casos produjeron resultados satisfactorios, según el<br />
juicio de los revisores externos, incluso cuando una especie<br />
era conocida tan solo en dos localidades. La distribución<br />
de muchas plantas montanas pueden estar limitadas por<br />
la adaptación fisiológica a condiciones climáticas limitadas<br />
(Kessler 2000a, 2001c). Los datos ambientales que utilizamos<br />
en los modelos pueden haber capturado exitosamente estas<br />
condiciones, dando como resultado una descripción precisa<br />
de la distribución de las especies.<br />
Los datos acerca de la vegetación de MODIS mejoraron<br />
significativamente los modelos de Maxent en un 94% de las<br />
especies cuyos modelos se hicieron inductivamente. Para la<br />
mayoría de estos, los datos de MODIS funcionaron mejor<br />
cuando se los generalizó en un radio de 2 a 5 km para cada<br />
celda de análisis de 1 km 2 . Generalizar los datos de MODIS<br />
fue evidentemente efectivo para controlar la naturaleza<br />
aproximada de la mayoría de las coordenadas asignadas a las<br />
localidades de recolección.
VI. Anfibios<br />
Por César Aguilar, Lourdes Arangüena, Jesús H.<br />
Córdova, Dirk Embert, Pilar A. Hernandez, Lily<br />
Paniagua, Carolina Tovar, y Bruce E. Young<br />
Introducción<br />
Hasta hace muy poco tiempo, los anfibios eran una de<br />
las clases de vertebrados más pobremente estudiados en<br />
América del Sur. La atención dedicada en el continente a la<br />
taxonomía de los anfibios, a su distribución y a su historia<br />
natural durante las últimas dos décadas ha mejorado<br />
sustancialmente nuestro conocimiento, pero aún hay mucho<br />
por aprender. Por ejemplo, el ritmo de descripción de las<br />
nuevas especies en la actualidad es el más rápido en toda<br />
la historia científica (Duellman 1999). Algunas áreas, como<br />
Bolivia, hace muy poco tiempo que han empezado a recibir<br />
atención. Una revisión de la diversidad de los anfibios de<br />
América del Sur publicada en 1988 y que trabajó sobre 40<br />
sitios de campo muy bien conocidos no incluyó ninguno<br />
en Bolivia (Duellman 1988). La situación mejoró pronto de<br />
allí en adelante, y en solo diez años de estudios de campo<br />
realizados por un puñado de herpetólogos, la lista de anfibios<br />
conocidos en ese país pasó de 112 a 186 (De la Riva et al.<br />
2000). Esta cantidad sigue siendo incompleta, porque unas<br />
67 especies más son conocidas en países vecinos cercanos<br />
al límite con Bolivia pero aún no han sido encontradas en el<br />
país, para no mencionar la cantidad desconocida de especies<br />
no descubiertas que están ocultas en los bosques y pantanos<br />
de Bolivia. El que los registros estén incompletos hace que<br />
cualquier análisis acerca de la biodiversidad sea preliminar.<br />
La urgente necesidad de planificar la conservación, de todos<br />
modos, exige que extraigamos tanto como sea posible de los<br />
datos disponibles (p. ej,: Ibisch y Mérida 2004).<br />
Debido a la naturaleza en desarrollo de nuestro conocimiento,<br />
la literatura que describe los patrones de endemismo de los<br />
anfibios dentro de nuestra área de estudio es escasa. Un<br />
estudio acerca de la diversidad de los anfibios en la porción<br />
brasileña de la cuenca del Amazonas halló que, aunque<br />
algunas especies son endémicas en la cuenca, muy pocas<br />
tienen distribuciones restringidas (Azevedo-Ramos y Galatti<br />
2002). Un examen de las especies del Amazonas del género<br />
Eleutherodactylus, el género de anfibios más rico en especies,<br />
presentó la más alta diversidad en la región bajo Loreto-<br />
Amazonas/San Martín en Perú (Lynch 1980). Pero otro<br />
estudio que determina las relaciones entre las faunas anuras<br />
de las tierras bajas tropicales describió dos faunas claramente<br />
distintas del Perú, una de la región de Iquitos que estaba<br />
más cercanamente alineada con el Ecuador amazónico, y<br />
otra del sur de Perú y las adyacencias de Bolivia (Ron 2000).<br />
Las investigaciones en las tierras bajas del sur de Perú han<br />
destacado la extraordinaria diversidad de la herpetofauna en<br />
ese sitio (Doan y Arizábal 2002). Incluso otro estudio dividió<br />
a América del Sur en doce regiones biogeográficas y examinó<br />
la abundancia de las especies y el endemismo en cada una<br />
de ellas (Duellman 1999). Los Andes fueron una de estas<br />
regiones y contenían la mayor cantidad de especies y la mayor<br />
cantidad de especies endémicas. Otras regiones que incluían<br />
secciones de nuestra área de estudio incluyen la región<br />
Amazonas-Guyana, que tenía un poco menos de la mitad de<br />
las especies y de las especies endémicas que los Andes, y la<br />
región Pampa-Monte (que comprende las sabanas del Beni<br />
así como las extensas áreas de pastizales de la Argentina),<br />
que tenían alrededor de un décimo de las especies y especies<br />
endémicas con respecto a los Andes. Tomados en conjunto,<br />
estos resultados sugieren que, del mismo modo que con los<br />
otros grupos taxonómicos cubiertos en nuestro estudio,<br />
deberíamos encontrar la mayoría de las especies endémicas<br />
en las regiones montanas.<br />
Métodos<br />
Selección de las especies. Seguimos los lineamientos<br />
descritos con anterioridad en Capitulo III, Área de Estudio,<br />
para elegir 177 especies de anfibios endémicas en el área<br />
de estudio (la lista completa de los anfibios está en el<br />
Apéndice 2). La lista está formada por 172 anuros (ranas y<br />
sapos), una salamandra y cuatro cecilidos. No incluimos al<br />
sapo Bufo poeppigii porque posiblemente se localiza fuera<br />
del área de estudio, en Ecuador. La confusión acerca de<br />
la diferencia entre esta especie y el Bufo marinus empaña<br />
nuestra comprensión acerca de sus límites de distribución<br />
(Córdova y Descailleaux 1996). Aunque el Colostethus<br />
melanolaemus ha sido informado como endémico en el<br />
Perú amazónico, hace poco tiempo ha sido encontrado fuera<br />
del área de estudio, en Brasil (V. Morales, comunicación<br />
personal). La especie Dendrobates amazonicus también es<br />
conocida como endémica en nuestra área de estudio cerca<br />
de Iquitos, pero no lo incluimos en nuestro estudio porque<br />
fue descrita a partir de una fotografía y no de un espécimen,<br />
limitando así la posibilidad de los científicos de averiguar<br />
si otros especímenes pertenecen a esta especie o no. En<br />
cuanto a la nomenclatura, seguimos IUCN et al. (2006). Este<br />
esquema adopta los cambios sugeridos recientemente para<br />
las ranas hílidas (Faivovich et al. 2005), pero no los cambios<br />
3
3<br />
Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />
Compilación de los registros de localización. Obtuvimos<br />
la información acerca de la localización de los especímenes de<br />
la lista de 177 especies objeto de las grandes colecciones de<br />
Perú y Bolivia, así como de todos los museos de América del<br />
Norte que poseen cantidades significativas de especímenes<br />
de América del Sur (ver en el Apéndice 1 la lista de los<br />
contribuyentes). Georeferenciamos las localidades en los<br />
casos en que las etiquetas de los especímenes no incluían<br />
coordenadas geográficas, utilizando las fuentes descritas<br />
en la sección de Plantas vasculares. Complementamos este<br />
conjunto de datos con información adicional tomada de<br />
la literatura que buscamos en Zoological Record para las<br />
especies objeto y sus sinónimos conocidos. Una vez que<br />
compilamos un borrador de la base de datos de los registros<br />
de localización, L. Rodríguez y D. Embert, herpetólogos con<br />
un amplio conocimiento de los anfibios de Perú y Bolivia,<br />
respectivamente, revisaron los datos para asegurar que<br />
estuvieran completos y fueran exactos.<br />
Realización de los modelos y revisiones. Corrimos los<br />
modelos Maxent en todas las especies que tenían al menos<br />
dos localidades. Un grupo de nueve herpetólogos de Perú<br />
y Bolivia revisó los modelos, y sugirieron criterios para<br />
derivar los modelos deductivos para las dos especies que solo<br />
se conocían a partir de una localización aislada y para las<br />
conocidas en múltiples localidades pero sobre las que Maxent<br />
no produjo un modelo significativo (ver en el Apéndice 3<br />
la lista de especialistas consultados). Los criterios utilizados<br />
para los modelos deductivos incluyeron altura, límites de<br />
cuencas hídricas, ubicación de la tierra con hábitat natural, o<br />
una distancia fija relacionada con la capacidad de dispersión<br />
de la especie involucrada. En los casos en los cuales Maxent<br />
produjo modelos útiles, los revisores seleccionaron uno<br />
de los cuatro modelos (p. ej.: utilizando los datos de la<br />
vegetación de MODIS de maneras diferentes, ver Métodos)<br />
que mejor describiera su conocimiento de la distribución, y<br />
luego identificaron el umbral más apropiado para desarrollar<br />
un mapa de distribución que predijera la ausencia-presencia.<br />
Resultados<br />
Modelos de distribución. Compilamos 1.060 registros de<br />
localización únicos para las 177 especies focales de anfibios<br />
(Figura 21, Tabla 3). Aunque las especies promediaron unas<br />
6 localidades cada una, la media fue solo dos. Una media<br />
baja refleja el hecho de que 65 anfibios (el 37% del total)<br />
del área de estudio son conocidos solo en una localidad. La<br />
especie más ampliamente recolectada fue Eleutherodactylus<br />
platydactylus, conocida en 64 localidades desde San Martín,<br />
Perú, hasta Santa Cruz, Bolivia.<br />
En cuanto a los modelos de distribución, los revisores<br />
seleccionaron Maxent para 85 especies (48% del total),<br />
modelos Maxent deductivos híbridos para 8 especies (5%)<br />
y modelos deductivos para las 84 especies restantes (47%).<br />
Figura 21. Distribución de las localidades de recolección de<br />
anfibios en el área de estudio.<br />
Teniendo en cuenta solo la muestra de especies para las cuales<br />
había al menos dos registros únicos, Maxent proporcionó<br />
un modelo total o parcial de distribución aceptable para el<br />
83% de las especies. De entre los cuatro modelos Maxent,<br />
los revisores prefirieron el modelo 1 (sin datos MODIS)<br />
para el 3% de las especies; el modelo 2 (datos MODIS sin<br />
generalizar) para el 18% de las especies; el modelo 3 (datos<br />
MODIS generalizados 2 km) para el 35% de las especies y<br />
el modelo 4 (datos MODIS generalizados 5 km) para el 43%<br />
de las especies. La especie con la distribución más amplia fue<br />
Colostethus trilineatus, que se localiza en un área estimada en<br />
más de 690.992 km 2 en tierras bajas al sur de Perú y al norte<br />
de Bolivia. La especie más restringida fue Eleutherodactylus<br />
lucida, conocida en un área de 13 km 2 a más de 3.500 m al<br />
norte de Mahuayura, departamento de Ayacucho, Perú. El<br />
tamaño promedio de distribución para todas las especies<br />
endémicas de anfibios fue de 18.935 km 2 , pero debido a la<br />
gran cantidad de especies conocidas solo en una localización,<br />
la distribución media fue de 399 km 2 .<br />
Abundancia de las especies endémicas. Las<br />
concentraciones de especies endémicas fueron mucho más<br />
grandes en el centro del Departamento de Cochabamba,<br />
donde coexisten hasta 29 especies (Figura 22). Otras regiones<br />
donde coexisten las distribuciones de especies endémicas<br />
(aunque con menos de las 21 exigidas por nuestra definición<br />
para ser consideradas áreas de endemismo) incluyen las<br />
cordilleras más abajo de La Paz, incluidas algunas de las<br />
colinas periféricas tales como la Serranía del Eslabón y la<br />
Serranía Chiru Chorincha, la región de Paucartambo, en el
Figura 22. Abundancia de las especies endémicas de anfibios.<br />
departamento de Cusco, el área norte de Ayacucho, y la<br />
región de Tarapoto en el Departamento de San Martín. El<br />
área de endemismo de los anfibios totaliza 2.798 km 2 y está<br />
localizada a una elevación promedio de 1.440 m.<br />
Irreemplazabilidad total (Summed Irreplaceability). El<br />
análisis de irreemplazabilidad total refleja una gran cantidad<br />
de anfibios con distribuciones muy pequeñas, especialmente<br />
en el norte (Figura 23). Picos aislados se localizan en muchas<br />
partes del área de estudio. Varios están agrupados en el norte<br />
del departamento de San Martín y el adyacente de Amazonas,<br />
con picos adicionales en los departamentos de Ayacucho,<br />
Cusco y Cochabamba.<br />
Abundancia de las especies de distribución restringida.<br />
86 especies focales tenían distribuciones lo suficientemente<br />
pequeñas como para considerar que tienen distribuciones<br />
restringidas. Sus distribuciones fueron tan pequeñas y tan<br />
distribuidas geográficamente que hubo coexistencias muy<br />
pequeñas entre especies. Las localidades de estas especies<br />
están en su mayoría en la mitad norte del área de estudio. Las<br />
áreas destacadas por el análisis de irreemplazabilidad total<br />
cubre la mayor parte de los lugares en los que se localizan los<br />
anfibios de distribución restringida.<br />
Áreas de endemismo subestudiadas. Este análisis destacó<br />
áreas en el sur de Perú y Bolivia que están particularmente<br />
subestudiadas (figura 24). Estos lugares son la desembocadura<br />
del Río Inambari en el noroeste de Puno, el área del límite<br />
entre Perú y Bolivia en las laderas de la Cordilleda de<br />
Apolobamba, las cordilleras del norte de La Paz, y las<br />
cordilleras en la ladera este de los Andes a lo largo del límite<br />
entre los departamentos de La Paz y Cochabamaba.<br />
Discusión<br />
Los anfibios endémicos de la ladera este de los Andes centrales<br />
se caracterizan por sus distribuciones excepcionalmente<br />
pequeñas. La mitad de las especies endémicas en nuestra área<br />
de estudio tenían rangos que estimamos menores a los 400<br />
km 2 . Estas especies tienden a localizarse en elevaciones medias<br />
en los Andes, como se sugirió con anterioridad (Duellman<br />
1999, Reichle 2004). Unas pocas especies endémicas se<br />
localizan en las tierras bajas donde la diversidad general es<br />
conocida por ser la más alta (De la Riva et al. 1990, Reichle<br />
2004, Young et al. 2004). Las concentraciones de especies<br />
endémicas más grande está en el sur cerca de Cochabamba,<br />
pero cantidades significativas de especies microendémicas se<br />
localizan a lo largo del área de estudio en elevaciones medias,<br />
especialmente en el norte (Figuras 22, 23).<br />
¿Podría ser que los patrones que vemos sean el resultado<br />
de un conocimiento incompleto acerca de la diversidad<br />
de los anfibios y de su distribución en el área de estudio?<br />
Esfuerzos de recolección adicionales en áreas previamente<br />
subestudiadas ciertamente extienden los rangos de<br />
distribución de algunas especies y revelan la existencia<br />
de nuevas especies, como sucedió en la década del 90<br />
en Bolivia (De la Riva et al. 1990). No obstante, muchas<br />
especies verdaderamente pueden ser microendémicas.<br />
Muchos anfibios muy bien estudiados en otras partes de los<br />
Neotrópicos son claramente microendémicos. Por ejemplo,<br />
el sapo dorado (Bufo periglenes) localizado a lo largo de<br />
aproximadamente 10 km en los bosques nublados de las<br />
cimas de las colinas en Costa Rica (Savage 2002). El área<br />
fue estudiada intensamente por herpetólogos durante tres<br />
décadas y la especie no apareció en ningún otro lugar. De<br />
modo similar, la rana arborícola Tepuihyla talbergae parece<br />
estar restringida a las vecindades inmediatas de la Catarata de<br />
Kaieteur, Guyana (Duellman y Yoshpa 1996), y hay muchos<br />
otros ejemplos de anfibios microendémicos de los trópicos<br />
del Nuevo Mundo. Más aún, la teoría ecológica predice que<br />
las especies que se localizan en el norte de Perú, debido a<br />
su mayor proximidad al ecuador, deben ser más pequeñas<br />
que las que están alejadas del ecuador, en Bolivia (Rappaport<br />
1982, Stephens 1989).<br />
Alternativamente, el reciente aumento en los esfuerzos de<br />
recolección en muchas partes de Bolivia puede haber llevado<br />
a un mejor conocimiento de la fauna boliviana y de ese modo<br />
a un reconocimiento de rangos de distribución de las especies<br />
más amplios que en el Perú. Este argumento es sostenible<br />
observando que al comparar las especies endémicas<br />
nacionales de nuestro muestreo, las especies endémicas de<br />
Bolivia han sido registradas en un promedio de cerca de dos<br />
3
3<br />
Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />
Figura 23. Irremplazabilidad total (Summed irreplaceability) de los anfibios endémicos.<br />
localidades aisladas más que las especies endémicas peruanas,<br />
una diferencia estadísticamente significativa (Prueba T con<br />
variancias desiguales, g.l. = 155, P = 0,02). Por otro lado,<br />
Perú ha sido objeto de estudios herpetológicos de campo con<br />
una tradición mucho más larga, y es poco probable que no<br />
haya recolecciones suficientes comparado con Bolivia (ver,<br />
por ejemplo, los estudios mencionados en Duellman 1988).<br />
Las recolecciones continúan rápidamente, como lo demostró<br />
por ejemplo el trabajo de los herpetólogos del Museo San<br />
Marcos y del Museo de Historia Natural de Dresden (Lehr<br />
y Aguilar 2002, Lehr et al. 2001, 2002, 2004a, 2004b, 2005).<br />
Incluso las colecciones producto de grandes trabajos de<br />
campo realizados durante los años 70 aún continúan siendo<br />
estudiadas (Duellman 2004). Tal vez el gran tamaño del país<br />
ocasione que las distancias entre las localidades de recolección<br />
sean más grandes que en Bolivia, y esto dé como resultado<br />
menos coexistencia en la composición de las especies y, por<br />
lo tanto, parezca que muchas de las especies están restringidas<br />
a localidades singulares. Para poder responder esta pregunta<br />
se requiere esperar más estudios amplios y trabajos de<br />
inventario en toda el área de estudio.<br />
Nuestro análisis sugiere que las prioridades para futuros<br />
trabajos de campo podrían ser más aprovechables si se<br />
concentraran en el sur de Perú y Bolivia. Tal como se describió<br />
en Modelos de distribución, utilizamos áreas de predicción<br />
que estaban a más de 50 km de las localidades más cercanas<br />
como una indicación de en qué lugares es más necesaria la<br />
información acerca de la distribución. Dado que tantos rangos<br />
de distribución fueron tan pequeños, especialmente para las<br />
especies del norte del Perú, hubo muy pocas secciones de<br />
rangos de distribución más allá de los 50 km de las localidades<br />
confirmadas. Los resultados están por lo tanto, fuertemente<br />
influenciados por la distribución de una limitada cantidad de<br />
especies ampliamente distribuidas que son endémicas en el<br />
área de estudio. Si bien muchas especies se localizan como<br />
microendémicas en el norte de Perú, tal como se indicó en<br />
el análisis total de irreemplazabilidad, nuestro método para<br />
identificar las áreas subestudiadas no destacó especialmente<br />
esta región. Sin embargo, tal como se señaló en la discusión<br />
de si el análisis de las áreas de endemismo está influenciado<br />
por una recolección sesgada, más trabajos de campo en el<br />
norte de Perú también son urgentemente necesarios para<br />
aclarar la distribución de especies endémicas en esa región<br />
(Duellman 2004).<br />
Los patrones de distribución de los anfibios endémicos en<br />
el área de estudio presentan un desafío de conservación<br />
parecido al problema descrito con respecto a México. Las<br />
especies endémicas se localizan en bolsones aislados en un
Figura 24. Áreas subestudiadas de endemismo de anfibios.<br />
área geográfica grande. Ningún sistema del tipo de reservas<br />
de la biosfera podría asegurar la supervivencia de todas las<br />
especies a menos que casi todos los Andes de altura media<br />
fueran incluidos en una u otra reserva. Las grandes reservas<br />
son claramente necesarias para mantener funcionando los<br />
ecosistemas. Sin embargo, una extensa red de pequeñas<br />
reservas, tal vez a nivel departamental o municipal, es<br />
necesaria para mantener los hábitats de muchas especies<br />
microendémicas que se localizan entre las grandes reservas.<br />
Esperamos que los datos presentados en este trabajo y que<br />
están a disposición del público (ver Capitulo X. Utilización<br />
de los datos) ayuden a inspirar el establecimiento de estas<br />
áreas protegidas tan necesarias.<br />
3
0<br />
Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />
VII. Mamíferos<br />
Por Víctor Pacheco, Heidi L. Quintana, Pilar<br />
A. Hernandez, Lily Paniagua, Julieta Vargas y<br />
Bruce E. Young<br />
Introducción<br />
Aunque los mastozoólogos han debatido el origen de la<br />
diversidad de América del Sur durante décadas, pocos han<br />
intentado identificar la ubicación de las áreas de endemismo<br />
en el continente. Las especies e incluso los géneros continúan<br />
siendo descubiertos a un ritmo notable y las extensiones de<br />
los rangos de distribución de las especies conocidas siguen<br />
siendo comunes (Anderson 1997, Patterson 2000, Salazar-<br />
Bravo et al. 2002, Salazar-Bravo et al. 2003, Pacheco y Hocking<br />
2006, Villalpando et al. 2006). Teniendo en cuenta este estado<br />
inestable de la taxonomía y un conocimiento menos que<br />
satisfactorio acerca de las distribuciones, no sorprende que<br />
pocos científicos hayan intentado realizar análisis amplios del<br />
endemismo de los mamíferos en el continente.<br />
Hershkovitz (1972) describió la biogeografía de los<br />
mamíferos de América del Sur, pero no se aventuró a<br />
especificar áreas de endemismo. Sugirió que los orígenes<br />
de la fauna que se localiza en la ladera este de los Andes<br />
centrales son las especies de tierras bajas de la cuenca<br />
amazónica adyacente. En términos de diversidad, describió<br />
un patrón general de declinación de la abundancia de las<br />
especies a lo largo de las laderas de los Andes al sur del<br />
ecuador. No sugirió que algún área en particular tuviera<br />
sustancialmente más especies endémicas que ninguna otra.<br />
En la época en la que él escribió, la fauna aún era muy<br />
poco conocida. Hershkovitz reconoció 810 especies para<br />
América del Sur en 1972, mientras que hoy reconocemos<br />
1.355 especies (<strong>NatureServe</strong> 2004). El conocimiento acerca<br />
de la distribución de estas especies ha mejorado de modo<br />
similar, pero aún está lejos de ser completo.<br />
En los años 80, Reig (1986) proporcionó una revisión<br />
actualizada de la biogeografía de los roedores altoandinos.<br />
Aunque su análisis se restringió a las especies que se<br />
localizan en el páramo y en la puna, algunas conclusiones<br />
son relevantes porque especies relacionadas habitan en<br />
nuestra área de estudio en la ladera oriental de los Andes<br />
de Perú y Bolivia (Figura 1). Por ejemplo, Reig (1986)<br />
propuso que los akodontinos se originaron de los cricétidos<br />
de América el Norte, se dispersaron hasta los Andes altos<br />
de Bolivia, y luego se diversificaron y esparcieron desde<br />
allí. Este proceso sugiere que deberíamos ver grandes<br />
concentraciones de roedores akodontinos en Bolivia y<br />
cantidades menores en otras partes. En contraste, los<br />
roedores echimíidos y abrocómidos se diversificaron en la<br />
Amazonia y en las pampas argentinas, respectivamente, y<br />
luego se dispersaron hacia las tierras altas. Si este fuera el<br />
caso, no deberíamos esperar encontrar concentraciones de<br />
estos grupos dentro del área de estudio.<br />
Un estudio más reciente utilizó un análisis de parsimonia de<br />
la endemicidad (parsimony analysis of endemicity), una técnica<br />
que examina la similitud de las faunas en diferentes áreas<br />
(Rosen y Smith 1988), para buscar áreas de endemismo de<br />
marsupiales, primates y roedores de América del Sur (Costa<br />
et al. 2000). El análisis se basó en especies que se localizan<br />
en 69 cuadrículas, que medían 550 km x 550 km cada una,<br />
ubicadas sobre el continente. Los autores no encontraron<br />
indicaciones de un agrupamiento de especies similares<br />
dentro de nuestra área de estudio en los Andes del este en<br />
Perú y Bolivia. Sin embargo, uno puede argumentar que<br />
los rangos de distribución de las especies endémicas son<br />
pequeños comparados con el tamaño de las cuadrículas<br />
utilizadas en el análisis. Una sola celda puede incluir hábitats<br />
tan diferentes como los bosques húmedos del Amazonas<br />
y las altas elevaciones de la puna. Teniendo en cuenta las<br />
diferencias en las comunidades de mamíferos en estos<br />
hábitats tan distintos, no es sorprendente que los autores<br />
no encontraran similitudes en las celdas cercanas.<br />
Los esfuerzos más recientes para mapear el endemismo de<br />
los mamíferos analizó, entre otros factores, la distribución<br />
de especies de mamíferos de distribución restringida en todo<br />
el mundo (Ceballos y Ehrlich 2006). Los autores definieron<br />
como mamíferos de distribución restringida a aquellos con<br />
distribuciones de menos de 250.000 km 2 . Su unidad de<br />
análisis fue una cuadrícula de 100 x 100 km. El resultado<br />
muestra una concentración relativa de estas especies a lo<br />
largo del lado este de los Andes en Perú y dentro del norte<br />
de Bolivia. La escala global de su análisis y el consiguiente<br />
gran tamaño de la cuadrícula proporcionan una comparación<br />
intercontinental valiosa, pero no es apropiada para identificar<br />
la localización de áreas de endemismo en una escala más<br />
local. El análisis que proporcionamos aquí acerca de la<br />
distribución de mamíferos endémicos en la ladera este de los<br />
Andes en Perú y Bolivia es, por lo tanto, el primero en su tipo<br />
en mostrar patrones de abundancia en escala fina acerca de la<br />
alta diversidad de la región.
Métodos<br />
Selección de las especies. Seguimos los lineamientos<br />
descritos con anterioridad en “Identificación de las especies<br />
que son endémicas en el área de estudio” para seleccionar las 55<br />
especies de mamíferos endémicos en el área de estudio (la lista<br />
completa de las especies está en el Apéndice 2). Otras especies<br />
consideradas pero rechazadas incluyen la rata chinchilla<br />
boliviana (Abrocoma boliviensis) porque se localiza justo fuera<br />
de nuestra área de estudio; la comadrejita marsupial quechua<br />
(Marmosa quichua) y la comadrejita marsupial minidentada<br />
(Marmosops juninensis) debido a dudas taxonómicas sobre<br />
especímenes atribuidos a estas especies; el murciélago<br />
orejudo de Matses (Micronycteris matses) porque estudios de<br />
campo más avanzados mostrarán, casi con certeza, que esta<br />
especie voladora se localiza fuera de nuestra área de estudio,<br />
en el cercano Brasil; la rata espinosa boliviana (Proechimys<br />
bolivianus) porque ahora se la considera sinónimo de P.<br />
brevicauda (Wilson y Reeder 2005); la rata de agua Nectomys<br />
garleppii porque ahora se la considera sinónimo de la N. apicalis<br />
(Patton et al. 2000); y el ratón espinoso del Ucayali (Scolomys<br />
ucayalensis) porque ahora incluye la forma juruaense y por lo<br />
tanto no es endémico en el área de estudio (Gómez-Laverde<br />
et al. 2004). Para la nomenclatura y el estatus taxonómico,<br />
seguimos a Wilson y Reeder (2005).<br />
Compilación de los registros de localización. Solicitamos<br />
información acerca de la localización de las especies objeto a los<br />
museos de historia natural locales más importantes así como<br />
a los museos de América del Norte que tienen importantes<br />
colecciones de especímenes de América del Sur (ver en el<br />
Apéndice 2 la lista de contribuyentes). Georreferenciamos<br />
todas las localidades de los especímenes cuyas etiquetas<br />
no incluían coordenadas geográficas utilizando las fuentes<br />
descritas en la sección Plantas vasculares.<br />
Complementamos este conjunto de datos con información<br />
adicional extraída de la bibliografía consultada en Zoological<br />
Record en cuanto a las especies focales y sus sinónimos. Los<br />
grandes mamíferos son escasos en las colecciones debido<br />
tanto al tiempo como al costo involucrados en la recolección,<br />
preparación y almacenamiento de los especímenes y a las<br />
dificultades para conseguir los permisos de recolección. Por lo<br />
tanto, complementamos nuestra muestra de grandes mamíferos<br />
con observaciones de campo o con rastros identificados de<br />
manera confiable. Estas observaciones son parte de la base de<br />
datos mantenida en el Centro de Datos para la Conservación<br />
de la Universidad Nacional Agraria La Molina en Lima,<br />
Perú. V. Pacheco y J. Vargas, dos mastozoólogos con gran<br />
experiencia en trabajo de campo y de museo en Perú y Bolivia,<br />
respectivamente, revisaron los mapas de las localidades de la<br />
base de datos para asegurar la precisión antes de correr los<br />
modelos. Además, V. Pacheco visitó la Colección Boliviana de<br />
Fauna en La Paz, Bolivia, para asegurar la consistencia en la<br />
identificación de pequeños roedores.<br />
Realización de los modelos y revisiones. Ejecutamos los<br />
modelos Maxent utilizando los datos de localización revisados<br />
para todas las especies con al menos dos localidades singulares.<br />
Además de las variables citados en “Métodos para crear modelos<br />
de distribución”, utilizamos, para las especies montanas, una<br />
variable que reflejó el rango de elevaciones que hay a través de<br />
cada píxel de 1 km 2 . V. Pacheco revisó los resultados de Perú y J.<br />
Vargas los de Bolivia. Estos revisores determinaron si alguno de<br />
los modelos Maxent produjo resultados razonables y si así fue,<br />
identificaron los modelos y el umbral que produjo el mapa más<br />
razonable para las especies según nuestro actual conocimiento<br />
de las distribuciones y de los hábitats. Los revisores también<br />
identificaron las áreas de distribución predichas en las que se<br />
sabe que las especies no se localizan. En los casos en los que<br />
el modelo Maxent no produjo una predicción útil, utilizamos<br />
modelos deductivos. En los casos de especies montanas con un<br />
solo registro tal como para Thomasomys rosalinda, utilizamos<br />
un amortiguamiento de 100 m de altura por encima y por debajo<br />
del registro conocido, reflejando así de manera conservadora el<br />
rango posible del área de la especie. Para las especies de las tierras<br />
bajas, amortiguamos las localidades conocidas con distancias que<br />
reflejaran las áreas probables sobre la cuales se podrían dispersar<br />
los tipos particulares de especies. Por ejemplo, amortiguamos las<br />
dos localidades para el primate Callicebus ollalae en 20 km.<br />
Resultados<br />
Modelos de distribución. En total, compilamos 618 localidades<br />
únicas de 55 especies endémicas de mamíferos (Figura 25, Tabla<br />
3). Cuatro especies (12% del total) son conocidas a partir de una<br />
sola localidad: Cuscomys ashaninka, Rhipidomys ochrogaster,<br />
Thomasomys onkiro, y Thomasomys rosalinda. La especie<br />
más ampliamente recolectada fue el ratón campestre cobrizo<br />
(Akodon aerosus), conocido en 70 localidades. En promedio, las<br />
especies fueron reconocidas en 11,2 localidades. Vente especies<br />
(36%) son conocidas a partir de diez localidades y solo siete<br />
(13%) son conocidas a partir de 25 o más localidades.<br />
Utilizamos modelos Maxent para 47 especies (85%) y modelos<br />
deductivos para las especies restantes. La fracción modelada<br />
utilizando Maxent aumenta al 92% cuando se considera<br />
solo las especies conocidas a partir de más de una localidad<br />
distinguible. Los revisores eligieron el modelo 4 (incorporando<br />
datos MODIS generalizados en 5 km) para 42 especies (89%<br />
de las especies modeladas inductivamente) y el modelo 3 (datos<br />
MODIS generalizados en 2 km) para las especies restantes.<br />
El tamaño de los rangos de distribución para los mamíferos<br />
fue en promedio más grande en comparación con los de<br />
otros vertebrados examinados en este estudio. El tamaño<br />
promedio fue de 47.800 km 2 . La rata trepadora de vientre ocre<br />
(Rhipidomys ochrogaster), conocida a partir de una localidad<br />
aislada en el departamento de Puno, Perú, tuvo el rango más<br />
pequeño de todas las especies objeto, con solo 33 km 2 . El<br />
1
2<br />
Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />
Figura 2 . Distribución de las localidades de recolección de<br />
mamíferos en el área de estudio.<br />
ratón hocicudo incaico (Oxymycterus inca) tuvo el rango más<br />
grande, 344.920 km 2 , desde el extremo sur del Ecuador hasta<br />
el centro de Bolivia.<br />
Abundancia de las especies endémicas. La combinación de<br />
los rangos de distribución de todos los mamíferos focales revela<br />
una banda angosta de una cantidad relativamente elevada de<br />
especies endémicas que se localizan justo por debajo de la línea de<br />
bosque y se extiende desde el Departamento de Cusco en Perú,<br />
hasta el departamento de La Paz, Bolivia (Figura 26). Densidades<br />
similares de especies endémicas se localizan separadamente<br />
más al sur en la Cordillera de Tunari-Tiraque, departamento de<br />
Cochabamba. A lo largo de todas estas áreas, la abundancia de<br />
especies endémicas fue de entre 17 a 20 especies. En el centro<br />
de Cusco y en el noroeste de Puno, áreas localizadas albergaron<br />
hasta 25 especies, o casi la mitad de todas las especies endémicas<br />
examinadas en este estudio. Estas fueron las únicas dos áreas<br />
restringidas que tuvieron significativamente más especies<br />
endémicas que en otros lugares. Los picos de endemismo del<br />
norte de Cusco, nuevamente localizados justo debajo de la línea<br />
de bosque, promediaron alrededor de 10 especies simpátricas.<br />
Relativamente pocas especies endémicas en el nivel de nuestro<br />
estudio se localizan en las tierras bajas del Amazonas. Todas las<br />
áreas con al menos 17 especies endémicas de mamíferos cubren<br />
un total de 12.538 km 2 en una elevación promedio de 2.809 m.<br />
Irreemplazabilidad total (Summed Irreplaceability).<br />
La ponderación del análisis para destacar las áreas en las<br />
que se localizan las especies con distribuciones pequeñas<br />
produjo un resultado ligeramente diferente (Figura 27). La<br />
banda angosta de Cusco a La Paz y dentro de Cochabamba,<br />
desaparece. Sin embargo, se destacan cinco áreas como<br />
particularmente importantes:<br />
1. El límite entre La Libertad-San Martín en la Cordillera<br />
Central. Ubicación del Parque Nacional Río Abiseo y hogar de<br />
especies endémicas tales como Thomasomys apeco, y T. macrotis.<br />
2. El lado oeste del Río Apurímac en Ayacucho hasta la<br />
parte suroeste de Madre de Dios. El área se extiende desde<br />
el pendiente arriba del río, donde se encuentran las localidades<br />
de Huanhuachallo y Río Santa Rosa, que son los únicos lugares<br />
en los que se conoce que se localizan los murciélagos Sturnira<br />
nana y Mimon koepckea, hacia el este a Madre de Dios.<br />
3. Las cumbres del norte de la Cordillera de Vilcabamba.<br />
Una colina aislada en el Parque Nacional Otishi, departamento<br />
de Junín, Perú, en el que fueron descubiertas la rata chinchilla<br />
arborícola Ashaninka (Cuscomys ashaninka) y la Thomasomys<br />
onkiro (Emmons 1999, Luna y Pacheco 2002).<br />
. Oeste del departamento de Beni, Bolivia. Un área<br />
pequeña cerca del límite con el departamento de La Paz, donde<br />
se localizan el microendémico mono tití de Olalla (Callicebus<br />
olallae) y el Mono Tití del Río Beni (Callicebus modestus).<br />
. Las Cordilleras cercanas a La Paz, Bolivia. En esta<br />
pequeña área existen muchas especies endémicas, incluidas<br />
muchas con rangos de distribución relativamente grandes y<br />
unas pocas con distribuciones más restringidas, tales como el<br />
ratón arborícola Rhagomys longilingua.<br />
Abundancia de las especies de distribución restringida.<br />
Se considera que 38 de las especies de mamíferos tienen<br />
rangos de distribución restringidos. La distribución de estos<br />
subgrupos refleja la distribución de todos los mamíferos<br />
endémicos a excepción de un pico adicional en la Cordillera de<br />
Colán en el departamento de Amazonas, Perú.<br />
Áreas de endemismo subestudiadas. El análisis de las<br />
áreas en las que se predijo que se localizarían las especies, pero<br />
que están lejos de los registros actuales, identifica cinco áreas<br />
valiosas para estudios de campo sobre mamíferos (Figura 28).<br />
1. El noroeste de Huánuco. En las laderas más bajas de la<br />
Cordillera de Turco.<br />
2. La Cordillera occidental de Vilcabamba. El área entre<br />
el Río Apurímac y el Cerro Pumasillo en el Departamento de<br />
Cusco.<br />
3. La Cordillera de Paucartambo. El área a lo largo de<br />
ambos lados de la Cordillera, que forma el límite entre los<br />
departamentos de Cusco y Madre de Dios.
Figura 2 . Abundancia de especies endémicas de mamíferos.<br />
Figura 2 . Irremplazabilidad total (Summed irreplaceability) de mamíferos endémicos.<br />
3
Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />
Figura 2 . Áreas subestudiadas de endemismo de mamíferos.<br />
. Los piedemontes por encima del Río Inambari. Un<br />
área lejana en el noroeste del departamento de Puno.<br />
. Las Yungas Centrales de Bolivia. La parte oriental del<br />
Departamento de La Paz, cerca del límite con Cochabamba.<br />
Discusión<br />
Como las otras entidades taxonómicas de animales y plantas<br />
en el área de estudio, el endemismo de los mamíferos es,<br />
mayormente, un fenómeno de las elevaciones medias a<br />
altas en la ladera oriental de los Andes (Pacheco 2002). Las<br />
concentraciones más altas de especies endémicas están en<br />
una banda estrecha justo por debajo de la línea de bosque<br />
en los bosques de Yungas, en un patrón también reportado<br />
para las aves de los Andes (Graves 1988). Un patrón<br />
digno de atención es la falta general de áreas aisladas con<br />
altos niveles de endemismo. En cambio, encontramos una<br />
densidad uniformemente alta de especies endémicas todo a<br />
lo largo desde Cusco a Cochabamba. Esta observación fue<br />
el resultado de muchas especies con distribuciones que se<br />
esparcieron en porciones significativas de esta área y a la falta<br />
de especies microendémicas. En consecuencia, el tamaño<br />
promedio de los rangos de distribución fue más grande para<br />
los mamíferos que para otros grupos taxonómicos (Tabla<br />
3). Sin embargo, la descripción de Marmosops creightoni<br />
(Voss et al. 2004) y el descubrimiento de varias entidades<br />
taxonómicas no descritas del Thomasomys (Pacheco<br />
2003) resaltan la posibilidad de que algunas de las especies<br />
tratadas aquí represente complejos de especies. El patrón de<br />
tamaños de rangos de distribución que observamos podría<br />
cambiar cuando los complejos de especies reciban la revisión<br />
sistemática apropiada. El análisis de irreemplazabilidad<br />
total destacó áreas que tienen muchas especies endémicas<br />
en el área de estudio, pero también microendémicas como<br />
las Cuscomys ashaninka, Mimon koepke, y Thomasomys<br />
macroti que contribuyeron enormemente a la ponderación.<br />
Unas pocas especies endémicas se localizan en las tierras<br />
bajas, pero en densidades que están en un orden de magnitud<br />
más bajo que en las elevaciones más altas (Figura 26), como<br />
se observó previamente (Pacheco 2002). Esta observación<br />
concuerda con los patrones observados para otras entidades<br />
taxonómicas con respecto a que las especies de las tierras bajas<br />
del Amazonas tienden a estar distribuidas más ampliamente que<br />
las especies montanas (Stotz et al. 1996, Duellman 1999). Los<br />
próximos trabajos de campo que se realicen en las tierras bajas<br />
podrán reducir aún más las densidades de especies endémicas<br />
demostrando que algunas especies que hoy consideramos<br />
endémicas están, en realidad, ampliamente distribuidas.<br />
A través de los 13 grados de latitud cubiertos en este estudio,<br />
hallamos una mayor abundancia de especies endémicas de
mamíferos en el sur que en el norte (Figura 26). Aunque no<br />
incluimos especies ampliamente distribuidas, los resultados<br />
de nuestro muestreo no correspondieron con los patrones<br />
generales de disminución de la diversidad con la mayor<br />
distancia del ecuador (Pagel et al. 1991). Nuestros resultados<br />
tampoco concordaron con las predicciones de Hershkovitz<br />
(1972) acerca de la disminución de la diversidad de los<br />
mamíferos de los Andes hacia el sur del ecuador. La Regla<br />
de Rappaport, que establece que los tamaños de los rangos<br />
de distribución aumentan con el aumento de la distancia<br />
con respecto al Ecuador, ha sido invocada para explicar los<br />
gradientes latitudinales en la diversidad (Rappaport 1982,<br />
Stephens 1989). Nuestro hallazgo de una mayor diversidad de<br />
especies endémicas (con rangos de distribución relativamente<br />
pequeños) en los dos tercios de la zona sur de nuestra área de<br />
estudio no sustentan esta regla. La hipótesis de Reig (1986)<br />
acerca de la diversificación de los roedores akodintinos puede<br />
ayudar a explicar porqué nuestros resultados contradicen estas<br />
reglas prácticas de biogeografía. Las especies que componen los<br />
picos de endemismo de Cusco a Cochabamba están dominadas<br />
por akodontinos. Reig predijo que deberíamos registrar más de<br />
estas especies en Bolivia y en el sur de Perú que en el norte de<br />
Perú, y ese es precisamente el patrón que encontramos. Por lo<br />
tanto nuestros resultados sustentan más un modelo de origen<br />
centralizado que un modelo de diversificación de las especies<br />
en función de un gradiente latitudinal.<br />
La uniformidad relativa y la gran extensión de las áreas de<br />
picos de endemismo sugieren que los resultados no están<br />
fuertemente influenciados por una recolección sesgada.<br />
Aunque una de las dos grandes concentraciones de especies<br />
endémicas está en el área bien conocida de Cusco (incluida<br />
la Reserva de la Biosfera de Manu, Solari et al. 2006), la otra<br />
área del noroeste de Puno está muy poco estudiada –nuestra<br />
base de datos registra solo dos registros de Akodon aerosus<br />
en ese lugar. Además, no hay otros picos evidentes en las<br />
cercanías de ciudades en toda nuestra área de estudio. Los<br />
inventarios de las cinco localidades identificadas como áreas<br />
de endemismo subestudiadas serán útiles para determinar<br />
si los patrones de áreas de endemismo descritos aquí se<br />
mantienen o si se descubren cantidades sustanciales de<br />
especies microendémicas.
Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />
VIII. Aves<br />
Por Irma Franke, Pilar A. Hernandez,<br />
Sebastian K. Herzog, Lily Paniagua, Aldo Soto,<br />
Carolina Tovar, Thomas Valqui,<br />
y Bruce E. Young<br />
Introducción<br />
Debido a sus hábitos fundamentalmente diurnos, a lo<br />
fácil que es identificarlas, y tal vez a su atracción estética,<br />
las aves han recibido una enorme atención por parte de<br />
los taxónomos y los biogeógrafos. Los descubrimientos<br />
regulares de nuevas especies continúan sorprendiendo a los<br />
ornitólogos (p. ej.: Valqui y Fjeldså 1999, O’Neill et al. 2000),<br />
pero el ritmo de descripción de las nuevas especies está muy<br />
lejos del de otros grupos simplemente porque hay mucho<br />
menos especies de aves por encontrar. Los investigadores de<br />
campo hoy se concentran más en proporcionar información<br />
detallada acerca de la ecología y la distribución que acerca de<br />
la taxonomía. En consecuencia sabemos más acerca de los<br />
patrones de distribución de las aves que virtualmente acerca<br />
de cualquier otra clase de organismo.<br />
Los biogeógrafos han estado analizando la avifauna de<br />
América del Sur durante un buen tiempo (p. ej.: Hellmayr<br />
1912, Mayr 1964). Las aves, en particular, han sido utilizadas<br />
para respaldar la hipótesis de que los cambios de clima en<br />
el pasado llevaron a los refugios del Pleistoceno donde las<br />
aves de los bosques húmedos se volvieron restringidas en<br />
los períodos secos, y luego se diversificaron y dispersaron<br />
a medida que el clima se volvió húmedo (Haffer 1969).<br />
Un primer intento amplio de mapear áreas de endemismo<br />
en América del Sur apareció a mediados de los años 80<br />
(Cracraft 1985), precisamente después de un estudio de las<br />
aves de distribución restringida en los Andes de Colombia y<br />
Ecuador (Terborgh y Winter 1983). Cracraft (1985) definió<br />
las áreas de endemismo como lugares donde la distribución<br />
de las especies son congruentes, e identificó 33 áreas de este<br />
tipo en América del Sur. Definió el Centro Andino Peruano<br />
como una región que corre a lo largo de los Andes en Perú y<br />
dentro del norte de Bolivia. El área está separada del Centro<br />
Andino del Norte por la Depresión de Huancabamba en el<br />
valle seco del Río Marañón en el norte de Perú, y en el sur,<br />
por los valles secos que están entre las ciudades bolivianas<br />
de Sucre y Cochabamba. El Centro Andino Peruano incluye<br />
toda la porción superior de nuestro actual estudio. En la<br />
época en la que escribió Cracraft, la información acerca<br />
de las distribuciones era muy fragmentaria para describir<br />
divisiones a escala fina, salvo para mostrar que el Río<br />
Apurímac, en Perú, divide la fauna de los Andes orientales.<br />
Unos pocos años más tarde, Ridgely y Tudor (1989) también<br />
mapearon áreas de endemismo de aves de América del Sur y<br />
describieron un centro Andino Peruano esencialmente con<br />
la misma circunscripción que identificó Cracraft (1985).<br />
Un intento posterior definió las “áreas de aves endémicas”<br />
como los lugares que comprenden los rangos de distribución<br />
completos de al menos dos especies con distribuciones<br />
restringidas, definidas éstas últimas como las que tienen<br />
menos de 50.000 km 2 (Stattersfield et al. 1998). Las áreas<br />
endémicas resultantes están delineadas en una escala más<br />
fina que la de análisis previos. Nuestra área de estudio incluye<br />
cinco de estas áreas de aves endémicas: los bosques de las<br />
cimas de los Andes; las cordilleras peruanas del noreste; los<br />
piedemontes de los Andes peruanos del este; las Yungas más<br />
bajas de Perú y Bolivia; las Yungas peruanas altas, y partes de<br />
otras seis áreas. Stattersfield et al. (1998) recopilaron registros<br />
de aves de distribución restringida a partir de la literatura y<br />
de una red de trabajadores de campo, y luego utilizaron la<br />
extensión de hábitat relevantes o de rasgos geográficos tales<br />
como contornos de elevación, ríos, o líneas costeras para<br />
desarrollar mapas de distribución para cada especie.<br />
Fjeldså y sus colegas (1999, 2005) tomaron una perspectiva<br />
diferente para mapear la distribución de las aves de los<br />
Andes. Utilizando los datos publicados y los resultados de<br />
un trabajo de campo de gran alcance, construyeron una<br />
base de datos en la que registraron la presencia de cada una<br />
de las especies en cada una de las celdas de una cuadrícula<br />
de un cuarto de grado, ubicada sobre los Andes. Marcar la<br />
cantidad de especies en cada celda proporciona una imagen<br />
de la abundancia ya sea de todas las especies o de las especies<br />
que tienen las distribuciones más pequeñas, definidas éstas<br />
como las que están en el cuartil más bajo de los tamaños de<br />
distribución jerarquizados. Este método permite una visión<br />
a escala más fina de la ubicación de concentraciones de las<br />
especies que tienen las distribuciones más pequeñas. Fjeldså<br />
et al. (1999, 2005) hallaron las densidades más altas de<br />
especies de distribución restringida cerca del Río Marañón<br />
en el norte del Perú, en la ladera este de la cordillera en<br />
Huanuco en el centro del Perú, en la región de Cusco y a lo<br />
largo de los Andes cerca de La Paz.<br />
La perspectiva de los modelos de distribución que nosotros<br />
hemos tomado, proporciona mapas más detallados que los<br />
disponibles anteriormente que, a su vez, permiten un análisis
más detallado de las localidades de las áreas de endemismo.<br />
La escala de los resultados, por lo tanto, es más útil para la<br />
planificación regional de la conservación que los análisis a<br />
escala continental anteriores. En vez de resaltar grandes áreas<br />
que cubren miles de kilómetros cuadrados que necesitan<br />
protección, podemos determinar lugares específicos como<br />
alternativas para establecer áreas protegidas a nivel nacional<br />
o departamental. También podemos comparar nuestros<br />
resultados con los de Stattersfield et al. (1998) y con los<br />
de Fjeldså et al. (1999, 2005) para determinar si los análisis<br />
previos cubrieron completamente todas las áreas con altos<br />
niveles de endemismo.<br />
Métodos<br />
Selección de las especies. Seguimos los lineamientos descritos<br />
con anterioridad en “Identificación de las especies que son<br />
endémicas en el área de estudio” para elegir las 115 especies de<br />
aves consideradas en este estudio (la lista completa de las especies<br />
está en el Apéndice 2). Eliminamos varias especies candidatas,<br />
incluidas Aglaeactis aliciae, Cranioleuca albicapilla, Asthenes<br />
ottonis, Grallaria andicolus, y Incaspiza laeta, que se localizan<br />
cerca de los límites del área de estudio, pero están restringidas<br />
ya sea a hábitat de bosques secos o a pastizales que están en<br />
gran parte fuera del área de estudio. Para la nomenclatura<br />
y la designación del estatus de las especies, seguimos las<br />
recomendaciones del Comité de Clasificación para América<br />
del Sur de la American Ornithologists’ Union (Remsen et al.<br />
2006). La única excepción es Hemispingus auricularis, a la que<br />
consideramos diferente de Hemispingus atropileus siguiendo la<br />
recomendación de García-Moreno et al. (2001).<br />
Compilación de los registros de localización. Solicitamos<br />
información acerca de la localización de los especímenes<br />
para las especies objeto de los museos locales de historia<br />
natural más importantes, así como de los museos de<br />
América del Norte que poseen colecciones importantes de<br />
especímenes de América del Sur (ver en el Apéndice 1 la lista<br />
de contribuyentes). Georreferenciamos todas las localidades<br />
en los casos en los que las etiquetas de los especímenes<br />
no incluían coordenadas geográficas utilizando las fuentes<br />
descritas en la sección Plantas Vasculares. Complementamos<br />
este conjunto de datos con información adicional extraída<br />
de la bibliografía consultada en Zoological Record en cuanto<br />
a las especies objeto y sus sinónimos. Además, trabajamos<br />
sobre los registros de los reportes del Rapid Assessment<br />
Program (RAP), del Conservation International; el Rapid<br />
Biological Inventory (RBI), del Field Museum; y del<br />
programa Monitoring and Assessment of Biodiversity de la<br />
Smithsonian Institution (SI/MAB). Dado que la mayoría de<br />
las especies de aves pueden ser identificadas por observadores<br />
experimentados a simple vista o por los sonidos que emiten,<br />
incluimos registros de observaciones compilados por la<br />
Asociación Armonía (BirdLife International en Bolivia) y<br />
observaciones extensamente representativas realizadas en<br />
Bolivia por S. K. Herzog y A. B. Hennessey. Durante el<br />
proceso de revisión agregamos registros inéditos adicionales<br />
proporcionados por M. Anciães, J. Fjeldså, D. F. Lane,<br />
J. P. O’Neil y T. Valqui. Para asegurar la precisión de las<br />
coordenadas asignadas a cada localidad, dos ornitólogos<br />
con amplia experiencia en Perú (D. F. Lane y J. P. O’Neil)<br />
revisaron los mapas que presentaban las localidades para<br />
cada una de las especies que existen en ese país. El personal<br />
de la Asociación Armonía realizó la misma tarea con los<br />
datos de Bolivia.<br />
Realización de los modelos y revisiones. Corrimos los<br />
modelos Maxent utilizando los datos de las localidades<br />
revisados para todas las especies que tenían al menos<br />
dos localidades claramente distinguibles. Tres revisores<br />
familiarizados con el área de estudio y con las especies<br />
evaluaron los resultados (ver en el Apéndice 3 la lista de los<br />
especialistas consultados). Estos revisores determinaron si<br />
alguno de los modelos Maxent produjo resultados razonables,<br />
y en esos casos, identificaron el modelo y el umbral que<br />
produjo el mapa más razonable para las especies de acuerdo<br />
con nuestro conocimiento actual de las distribuciones y de<br />
los hábitats. Los revisores también identificaron las áreas<br />
predichas en las que se sabe que las especies no existen.<br />
Para la mayoría de los casos en los que Maxent produjo<br />
resultados inutilizables, usamos modelos deductivos, en<br />
función de rangos de altitud, para describir las distribuciones.<br />
En dos casos, volvimos a correr Maxent con una cantidad<br />
reducida de variables ambientales para mejorar la predicción.<br />
Solo tres de las especies, el barbudo de pecho escarlata (Capito<br />
wallacei), el tapaculo de Vilcabamba (Scytalopus urubambae) y la<br />
tangara del sira (Tangara phillipsi), son conocidas en una sola<br />
localidad. Hicimos un modelo de sus distribuciones utilizando<br />
el rango de elevación en el que han sido registradas<br />
Resultados<br />
Modelos de distribución. Compilamos un total de 2.436<br />
registros de localidades únicas para las 115 especies de aves<br />
endémicas (Figura 29, Tabla 3). La cantidad de localidades<br />
fue de una (para Capito wallacei) a 94 (Atlapetes rufinucha),<br />
y el promedio fue de 21,2. Treinta y siete especies (32%<br />
del total) tuvieron al menos 25 localidades únicas y 76<br />
especies (66%) tuvieron al menos 10 localidades únicas.<br />
Los revisores eligieron los modelos de Maxent para 99<br />
especies (86%), modelos híbridos para seis especies (5%) y<br />
modelos deductivos para diez especies (9%). Los revisores<br />
prefirieron, con más frecuencia, los resultados de Maxent<br />
obtenidos utilizando el modelo 4 (incorporando datos<br />
MODIS generalizados en 5 km) (74 ó 70%), luego el modelo<br />
3 (datos MODIS generalizados 2 km) para el 17% de las<br />
especies cuyos modelos fueron realizados deductivamente.<br />
Los demás modelos, ya sea no utilizar los datos MODIS o<br />
utilizar los datos MODIS sin generalizar, fueron elegidos solo
Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />
Figura 2 . Distribución de las localidades de recolección de<br />
aves en el área de estudio.<br />
para el 10% de estas especies. El tamaño de las distribuciones<br />
en los mapas de distribución resultantes varió de 78 km 2<br />
(Scytalopus urubambae) a 309.168 km 2 (Grallaria eludens),<br />
con un promedio de 33.544 km 2 .<br />
No hubo una marca taxonómica obvia en los resultados.<br />
Entre las familias con varias especies objeto, hubo ejemplos<br />
en cada una de ellas de especies de distribuciones amplias<br />
y de distribuciones acotadas. Por ejemplo, los tángaras<br />
(Thraupidae) incluyen tanto especies endémicas ampliamente<br />
distribuidas (Conirostrum ferrugineiventre, 82.401 km 2 )<br />
como especies endémicas de distribución acotada (Tangara<br />
meyerdeschauenseei, 2.734 km 2 ). El mismo patrón se<br />
sostiene para otras familias con al menos cinco especies<br />
objeto, incluidas los picaflores (Trochilidae), los furnáridos<br />
(Furnariidae), las grallarias (Formicariidae), los hormigueros<br />
(Thamnophilidae), los tapaculos (Rhinocryptidae), los<br />
tiránidos (Tyrannidae) y los gorriones (Emberizidae).<br />
Abundancia de las especies endémicas. La superposición<br />
de las distribuciones de todas las especies consideradas en<br />
este estudio revela tres áreas mayores y tres menores, con<br />
concentraciones de especies de aves endémicas (Figura 30)<br />
• Áreas Mayores (con 31-3 especies por cada celda de la<br />
cuadrícula de 1 km 2 )<br />
1. Cusco Central. La región se extiende desde la orilla derecha<br />
del este del Río Apurimac hasta las Yungas del Refugio<br />
Nacional Megantoni y del Parque Nacional Manú, incluidas<br />
las Cordilleras suroccidentales de Vilcabamba, Machu Picchu<br />
y los valles de Ocobamba, Yanatile y Mapacho-Yavero.<br />
2. Cordillera de Apolobamba. La porción del la ladera este<br />
de los Andes en Bolivia, justo al sur del límite peruano en el<br />
Parque Nacional Madidi.<br />
3. Cordillera de Cocapata-Tiraque. Una sección de los Andes<br />
cerca de la ciudad de Cochabamba.<br />
4. Sur de Huánuco. La porción de la ladera este de los Andes<br />
peruanos en la mitad sur del Departamento de Huánuco<br />
incluida el área de la cordillera de Carpish, a lo largo de la<br />
ruta a Tingo María y que se extiende hacia el sur hasta el<br />
rincón noroeste del Parque Nacional Yanachaga-Chemillén<br />
en el Departamento de Pasco.<br />
• Áreas menores (con 2 -30 especies por cada celda de<br />
la cuadrícula de 1 km 2 )<br />
1. Cordillera de La Paz. También conocida como Cordillera<br />
Real, cerca de la ciudad capital de Bolivia, La Paz.<br />
2. Cordillera de Tres Cruces. Cerca del límite departamental<br />
entre La Paz y Cochabamba.<br />
Estas seis regiones cubren un total de 24.788 km 2 . Todas se<br />
localizan a lo largo del límite de altura del área de estudio en<br />
la ladera este de los Andes a una altura promedio de 2.540 m.<br />
Muy pocas especies endémicas, en general menos de cinco,<br />
se localizan en otros lugares dentro del área de estudio por<br />
debajo de los 1.500 m de elevación.<br />
Irreemplazabilidad total (Summed Irreplaceability). La<br />
irreemplazabilidad total, ponderada para darle mayor énfasis<br />
a las especies con distribuciones más pequeñas, destaca la<br />
Cordillera de Colán y el Alto Mayo, dos áreas de tierras altas<br />
que representan la extensión más al norte de los Andes del<br />
este en Perú antes de la precipitada ladera descendente hacia<br />
el valle del Río Marañón (Figura 31). Este es el único lugar<br />
donde se localiza la lechucita bigotuda (Xenoglaux loweryi)<br />
que está en peligro.<br />
Abundancia de las especies de distribución restringida.<br />
Los picos de endemismo exhibidos por las 103 especies de<br />
aves con distribuciones restringidas fueron virtualmente<br />
idénticos a los mostrados por el conjunto completo de<br />
especies endémicas mostradas en la Figura 30.<br />
Áreas de endemismo subestudiadas. El mapa que muestra<br />
las áreas en las que se predijo que se localizarían especies<br />
endémicas de aves, pero que no han sido registradas dentro<br />
de los 50 km, identifica una larga sección de los Andes desde<br />
el centro del Departamento de Huánuco, Perú, hasta el sur de
Figura 30. Abundancia de las especies endémicas de aves.<br />
Figura 31. Irremplazabilidad total (Summed irreplaceability) de las especies de aves.
0<br />
Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />
Figura 32. Áreas subestudiadas de especies endémicas de aves.<br />
la frontera boliviana (Figura 32). Bolivia parece estar mejor<br />
estudiada y solo tiene regiones aisladas donde se predijo que<br />
existen especies que aún no han sido registradas. Las áreas<br />
subestudiadas más importantes son:<br />
1. El noroeste de Huánuco. En las laderas más bajas de la<br />
Cordillera del Turco en los valles de los ríos Chontayacu y<br />
Huamuco.<br />
2. El valle de los ríos San Fernando-Mantaro. Un área remota<br />
de los departamentos de Junín y del norte de Ayacucho a<br />
lo largo de la última sección del Río Mantaro antes de que<br />
desemboque en el Río Apurimac.<br />
3. El lado este del Río Ene. Un área ladera arriba del pueblo<br />
de Quempiri, el este del Río Ene en el sur del Departamento<br />
de Junín, que comprende la porción norte de la Cordillera de<br />
Vilcabamba y pares de la Reserva Comunal Ashaninka y el<br />
Parque Nacional Otishi.<br />
4. La Cordillera Occidental de Vilcabamba. El área entre el<br />
Río Apurímac y el Cerro Pumasillo, al este de Machu Picchu<br />
en el Departamento de Cusco.<br />
5. La Cordillera de Paucartambo. El área a lo largo de<br />
ambos lados de la Cordillera, que forma el límite entre los<br />
departamentos de Cusco y Madre de Dios, e incluye el límite<br />
occidental del Parque Nacional Manú.<br />
6. Los piedemontes por sobre el Río Inambari. Desde los<br />
valles de San Gabán hasta el Río Pararani al noroeste del<br />
Departamento de Puno.<br />
7. Los ríos Mapiri-Tupuani. Los tributarios superiores,<br />
incluidas las partes bajas del Río Consata y los ríos Ríos<br />
Mapiri y Tipuani, en el Departamento de La Paz.<br />
8. Las Cordilleras al oeste de las Yungas de Cochabamba. La<br />
parte oriental del Departamento de La Paz cerca del límite<br />
con Cochabamba.<br />
Discusión<br />
La mayoría de las especies endémicas en el área de estudio<br />
tenían características que permitieron la realización exitosa<br />
de modelos inductivos de distribución. Maxent produjo<br />
resultados favorables para el 91% de las especies estudiadas.<br />
El adecuado muestreo de localidades disponibles para la<br />
mayoría de las especies y el hecho de que la mayoría de las<br />
aves objeto tienden a distribuirse en bandas de altura puede<br />
haber contribuido a estos resultados. Los métodos inductivos<br />
de PDM tienden a funcionar mejor para las especies<br />
especialistas que para las generalistas (Elith et al. 2006), lo
Figura 33. Áreas de aves endémicas (Stattersfield 1998) superpuestas a la Figura 30.<br />
cual puede explicar porque los modelos funcionaron tan bien<br />
para nuestras especies endémicas focales, la mayoría de las<br />
cuales son especialistas.<br />
Nuestra experiencia con la lechuza del bosque nublado<br />
(Megascops marshalli) demuestra el poder de los modelos<br />
de distribución de las especies para predecir las localidades.<br />
Cuando comenzamos este estudio, esta especie era conocida<br />
en tres localidades en Pasco y el norte de Cusco, Perú.<br />
Utilizando estos puntos el modelo de Maxent predijo que<br />
la especie se localizaría en las vecindades de las localidades<br />
conocidas pero también en localidades dispersas en los<br />
Andes bolivianos al norte de los departamentos de La<br />
Paz y Cochabamba. Luego nos enteramos de grabaciones<br />
realizadas y de un espécimen de esta especie en tres áreas en<br />
Bolivia (S. K. Herzog, datos inéditos), precisamente donde<br />
Maxent predijo que se localizarían.<br />
Especies escasas de tierras bajas tales como el cacique de<br />
Koepcke (Cacicus koepckeae) fueron especialmente difíciles<br />
para modelar con las capas de datos ambientales disponibles.<br />
Esta especie es conocida solo en seis localidades dispersas<br />
y puede que se restrinja a tipos de microhábitat tales como<br />
cañaverales que no están reflejados en los datos de vegetación<br />
percibidos remotamente por MODIS. La paraba barba azul<br />
(Ara glaucogularis) fue otra especie de tierras bajas que<br />
fue difícil de modelar. El modelo de Maxent mostró una<br />
distribución mucho más amplia de la que se conoce en la<br />
actualidad sobre esta especie en peligro crítico y que está<br />
sometida a un intenso monitoreo. El área predicha fuera<br />
de la conocida, puede indicar potenciales hábitats para la<br />
especie, pero la persecución para el mercado de mascotas<br />
y otras amenazas pueden haber eliminado a esta especie de<br />
estas áreas. Alternativamente, las palmeras (Attalea phalerata,<br />
Acrocomia totai, y Scheelia princeps) que producen frutos<br />
importantes para la dieta de esta ave (Juniper y Parr 1998),<br />
pueden ser escasas o no existir en las áreas señaladas.<br />
Por alguna de estas razones, o por ambas, los modelos<br />
producidos para las especies de tierras bajas con los métodos<br />
empleados aquí exigieron recortes cuidadosos por parte de<br />
los ornitólogos familiarizados con las especies para eliminar<br />
las áreas de predicción que se excedían de las conocidas.<br />
Los mapas de áreas endémicas para las aves, probablemente,<br />
están menos sesgados que los de las otras entidades<br />
taxonómicas incluidas en este estudio. Obtuvimos muestras<br />
de tamaño suficiente para la mayoría de las especies y el<br />
tamaño promedio de las distribuciones fue más grande que<br />
el de muchos grupos de plantas y anfibios, lo que sugiere que<br />
los modelos presentaron la mayor parte de las distribuciones<br />
reales de las especies. Las aves no presentan los patrones de<br />
microendemismo observados en otros grupos taxonómicos.<br />
1
2<br />
Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />
Figura 3 . Áreas de aves endémicas (Fjeldså et al. 200 ) superpuesta a la Figura 30.<br />
Por lo tanto, hay menos posibilidades de que los datos muestren<br />
grandes concentraciones de especies endémicas cerca de los<br />
puntos de acceso para los recolectores y menos especies en<br />
otras partes. No obstante, dos de las áreas más grandes de<br />
endemismo se localizan cerca de las regiones accesibles de<br />
Cusco y Cochabamba. El estudio intenso en las cordilleras<br />
de estas áreas puede llevar a una inclinación a registrar más<br />
especies endémicas que en otras partes. Contrariamente, la<br />
otra gran área de endemismo de aves se localiza en el norte<br />
de Bolivia, en un área que en este momento es objeto de<br />
investigaciones sobre las aves. La falta de información acerca<br />
de localidades en estas áreas comparadas con otras sugiere<br />
que los modelos de distribución funcionan como se espera<br />
que lo hagan: sirviendo como documentos para estimular<br />
más esfuerzos intensos de investigación.<br />
El análisis de Stattersfield et al. (1998) acerca de las áreas de<br />
aves endémicas mostró que la mayoría de la porción superior<br />
del área de estudio se localiza en un área de aves endémicas<br />
(Figura 33). Entonces, en un sentido amplio, nuestros<br />
resultados, producidos por un proceso mucho más detallado<br />
para identificar las distribuciones de las especies avalan las<br />
conclusiones del informe de Stattersfield et al. (1998). Debido<br />
a la resolución fina de los resultados que presentamos,<br />
podemos sugerir las partes de un área de endemismo de<br />
aves en particular que alberga la mayor cantidad de especies<br />
endémicas. Por ejemplo, la porción del área de Yungas bajas<br />
de Bolivia y Perú tiene mucho más especies endémicas en<br />
Cochabamba que en La Paz (Figura 30). Una de las áreas<br />
endémicas más grandes que identificamos, la región central<br />
de Cusco, no está completamente cubierta por áreas de aves<br />
endémicas designadas. Nuestros resultados predicen que la<br />
Cordillera occidental de Vilcabamba, entre el Río Apurímac y<br />
Cerro Pumasillo, forma parte de las distribuciones de muchas<br />
especies endémicas y por lo tanto es una candidata importante<br />
para la protección. Esta región ha recibido poca atención por<br />
parte de los ornitólogos, tal como lo muestra la Figura 32,<br />
lo cual sugiere que puede haber sido pasada por alto con<br />
anterioridad. De manera similar, la región a lo largo del Río<br />
Mapacho-Yavero, al este de Cusco, tampoco fue incluida en un<br />
área endémica de aves, pero se predijo que tiene una cantidad<br />
sustancial de especies endémicas (Figura 30). Nuevamente,<br />
esta es una área pobremente explorada (Figura 32) y por lo<br />
tanto puede haber sido ignorada en el pasado.<br />
Stattersfield et al. (1998) informaron dos áreas de aves<br />
endémicas en tierras bajas dentro del área de estudio, las<br />
tierras bajas del alto Amazonas-Napo y las tierras bajas del<br />
sureste peruano. Ninguna de estas dos áreas es destacada<br />
en nuestro estudio porque los sitios de mayores elevaciones<br />
tienen muchas más especies endémicas. Además, las dos<br />
áreas de aves endémicas de tierras bajas incluyen especies
que van desde el Ecuador amazónico, a Colombia y Brasil,<br />
y no son tratadas aquí.<br />
Nuestros resultados en general están de acuerdo con los<br />
patrones de abundancia de especies endémicas descritos por<br />
Fjeldså et al. (2005). Las áreas de endemismo más grandes<br />
descritas en los dos análisis coinciden (Figura 34). Las<br />
diferencias son de énfasis. Fjeldså et al. (2005) destaca más la<br />
región de La Paz y menos la de la Cordillera de Apolobamba<br />
en su estudio. En la región de Cusco, los resultados de Fjeldså<br />
et al. (2005) son similares a los de las áreas de aves endémicas,<br />
y muestran la mayor abundancia de especies endémicas en el<br />
centro de Cusco, cerca de Machu Picchu. Otros resultados<br />
sugieren que ambas regiones al este y al oeste de ese lugar<br />
pueden tener casi la misma cantidad de estas especies. Las<br />
diferencias se deben probablemente a nuestro uso de las<br />
predicciones de distribuciones en un intento de controlar las<br />
recolecciones sesgadas que existieron en lugares tales como<br />
las regiones de Machu Picchu y La Paz.<br />
Nuestras predicciones acerca de estas áreas de endemismo<br />
previamente poco reconocidas son valiosas para la práctica de<br />
la conservación. Los espacios abiertos alrededor de las ciudades<br />
tienden a ser más valiosa debido a su potencial desarrollo. Crear<br />
áreas protegidas en estos lugares con frecuencia es complicado<br />
debido a los muchos intereses económicos que compiten entre<br />
sí. Al identificar las áreas alejadas que tienen un valor similar<br />
para la biodiversidad, los conservacionistas pueden situar las<br />
áreas protegidas en esos sitios lo cual daría como resultado<br />
costos más bajos y menos conflictos.<br />
3
Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />
IX. Síntesis<br />
Por Pilar A. Hernandez y Bruce E. Young<br />
Hasta aquí, este informe ha detallado nuestros hallazgos con<br />
respecto a cada uno de los 15 grupos de plantas y tres grupos<br />
de vertebrados que abordamos. Los conservacionistas<br />
interesados en preservar biotas completas necesitan<br />
información sobre la distribución de todos los elementos de<br />
la biodiversidad antes de tomar medidas efectivas acerca de<br />
dónde concentrar los esfuerzos para la protección. Aunque<br />
ningún estudio puede abordar de modo realista todos los<br />
niveles de la biodiversidad, aquí combinamos resultados<br />
de los grupos objeto para proporcionar una descripción<br />
amplia de la eficacia de hacer modelos, de la congruencia de<br />
las áreas de endemismo para los diferentes grupos y de las<br />
perspectivas para la conservación.<br />
Utilización de los modelos de distribución<br />
Como se demostró en nuestro estudio piloto (Hernandez<br />
et al., manuscrito inédito), Maxent resultó ser un algoritmo<br />
inductivo para hacer modelos extraordinariamente flexible<br />
en una variedad de contextos para especies tan diferentes<br />
como las plantas herbáceas y el ciervo montano. Nuestros<br />
resultados están avalados por un total de 525 modelos<br />
inductivos hechos para 782 especies de plantas y animales.<br />
Teniendo en cuenta solo las especies conocidas, en al menos<br />
dos localidades singulares, Maxent proporcionó modelos<br />
útiles para el 89% de las 587 especies en esta categoría.<br />
Maxent funcionó mejor para las aves y los mamíferos, no tan<br />
bien para los anfibios y tuvo un funcionamiento promedio<br />
para las plantas (Tabla 3). Seguramente no es casual que los<br />
grupos con las muestras más grandes de localidades, las aves<br />
y los mamíferos, fueron los grupos con el mejor desempeño.<br />
Incluso para los anfibios, Maxent funcionó para tres cuartos<br />
de las especies con múltiples localidades. Muchas especies<br />
de anfibios dependen de cuerpos de agua pequeños para sus<br />
ciclos anuales o para parte de ellos. Estos rasgos geográficos<br />
se localizan en la mayoría de los paisajes en escalas que<br />
son demasiado pequeñas para registrarlas entre los datos<br />
ambientales disponibles para hacer modelos en la actualidad.<br />
Además, las divisorias de aguas pueden representar barreras<br />
importantes para la dispersión de algunas especies de anfibios.<br />
Imposibilitados de reflejar estos rasgos en las capas de datos<br />
ambientales, ningún procedimiento inductivo para hacer<br />
modelos puede ser más exitoso para predecir distribuciones.<br />
Tal como se mencionó previamente, nuestro conocimiento<br />
acerca de la taxonomía y la sistemática de los anfibios en<br />
América del Sur es aún incompleto. La confusión acerca del<br />
estatus taxonómico de los especímenes de las colecciones<br />
puede dificultar aún más los esfuerzos por hacer modelos.<br />
Un logro destacable de Maxent es que pudo hacer<br />
modelos de las distribuciones de las especies con muy<br />
pocas localidades aisladas. Con anterioridad, Maxent había<br />
sido probado exitosamente con muestras de solo cinco<br />
localidades (Hernandez et al. 2006). Aquí mostramos que<br />
vale la pena intentar hacer modelos con Maxent para las<br />
especies que tienen incluso dos localidades, al menos en las<br />
condiciones de los Andes orientales con sus extraordinarias<br />
diferencias locales en cuanto a la altura y al clima. Nuestra<br />
muestra incluyó 90 especies conocidas en dos localidades.<br />
Los revisores especialistas estuvieron de acuerdo en que<br />
el modelo de Maxent fue útil para el 67% de las especies.<br />
Trabajar con muestras tan pequeñas claramente exige la<br />
colaboración cercana de especialistas muy bien preparados.<br />
Los resultados son valiosos para predecir los lugares que los<br />
especialistas pueden visitar para registrar las especies escasas<br />
y poco conocidas.<br />
Congruencia de las áreas de endemismo<br />
Pudimos identificar áreas de endemismo de anfibios,<br />
mamíferos, aves y de trece de los quince grupos focales<br />
de plantas. En ninguna parte Anacardiaceae y Cyatheaceae<br />
tienen más de dos especies endémicas que coexistan, por lo<br />
tanto no incluimos a estas familias en esta síntesis acerca de<br />
las áreas de endemismo. ¿Cuánto se superponen las áreas de<br />
endemismo identificadas en este estudio si consideramos<br />
todos los grupos? La Tabla 4 sintetiza las doce regiones en<br />
las que hay al menos un área de especies endémicas, y la<br />
Figura 35 representa estas áreas geográficamente. Un área<br />
(Cocha Cashu) es importante solo por las especies del género<br />
Inga, pero las once áreas restantes son importantes por la<br />
coexistencia de múltiples grupos. Dos áreas se destacan por<br />
la gran cantidad de especies endémicas de plantas, mamíferos<br />
y aves: la región de Paucartambo-Marcapata y las cordilleras<br />
cerca de La Paz. Las aves y los mamíferos presentaron la<br />
mayor coexistencia de entre cualquiera de las combinaciones<br />
de grupos, con cinco áreas de alto endemismo de mamíferos<br />
que también son importantes para las aves. Las doce regiones<br />
incluidas en la Tabla 4 son áreas de endemismo con un<br />
promedio de 3,4 grupos de especies cada una.<br />
La mayoría de las áreas de endemismo estás distribuidas a<br />
lo largo de elevación medias a elevadas en la ladera de los
Figura 35. Vista compuesta de las áreas de endemismo de aves, anfibios, mamíferos y de 13 grupos de<br />
plantas (todos excepto Anacardiaceae y Cyatheaceae, las dos familias que no tienen más de dos especies<br />
endémicas que coexisten). Los colores más oscuros indican las áreas en las que más grupos focales tienen<br />
áreas de endemismo que coexisten.<br />
Andes (Figura 35). Nueve de las doce áreas de endemismo<br />
identificadas están conformadas por laderas de elevaciones<br />
altas que se extienden desde las cimas hasta las líneas de<br />
bosque. Identificamos dos áreas de tierras bajas, Iquitos y<br />
Cocha Cashu, como resultado de la elección conciente de<br />
grupos de plantas tales como Chrysobalanaceae, Inga, y<br />
Malpighiaceae que contienen fundamentalmente especies de<br />
tierras bajas. Un sitio de altura media, Tarapoto, es importante<br />
por Inga y Malpighiaceae. El análisis de irreemplazabilidad<br />
total, que le da mayor peso a las especies con distribuciones<br />
más pequeñas y a las áreas con la combinación de especies<br />
más escasas, también destaca algunas áreas de tierras bajas,<br />
incluidas áreas de Iquitos y Yurimaguas, en Loreto, Perú,<br />
para las plantas, y una área pequeña del Beni, Bolivia, para<br />
los mamíferos (Figuras 19, 27). Aunque las tierras bajas no<br />
contienen picos de endemismo que sean tan abundantes en<br />
especies como las elevaciones más altas, de todos modos<br />
tienen al menos unas pocas áreas que contienen agrupaciones<br />
únicas de especies endémicas.<br />
Para la mayoría de los grupos, la cantidad más grande de<br />
especies endémicas se localiza en los bosques justo debajo<br />
de la línea de bosque, como ha sido descrito anteriormente<br />
(Graves 1988, Pacheco 2002, van der Werff y Consiglio 2004).<br />
Este patrón, sin embargo, de ninguna manera es universal.<br />
Hay áreas con una gran diversidad de especies endémicas de<br />
anfibios que se localizan en elevaciónes que promedian los<br />
1.531 m, más de 1.000 m por debajo que aquel para las aves<br />
o para los mamíferos. Tuvimos éxito en nuestro esfuerzo por<br />
seleccionar entidades taxonómicas de plantas con un rango de<br />
elevaciones en las que se concentran las especies endémicas.<br />
Los grupos focales tienen las mayores concentraciones de<br />
especies endémicas en elevaciones que van de los 106 a los<br />
2.861 m. Tres grupos de plantas tienen su punto más alto en<br />
cuanto a la diversidad de especies endémicas por debajo de<br />
los 1.000 m, una entre los 1.000 m y los 2.000 m, y nueve por<br />
encima de los 2.000 m.<br />
Perspectivas para la conservación<br />
Nuestros resultados resaltan la importancia de incorporar<br />
la distribución de las especies de una variedad de grupos<br />
taxonómicos cuando se realizan ejercicios de establecimiento<br />
de prioridades para la conservación. Aunque las limitaciones<br />
de presupuesto y de tiempo nos impidieron trabajar con<br />
grupos taxonómicos como los peces, los invertebrados y<br />
muchas familias de plantas, de todos modos trabajamos con
Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />
Tabla 4. Síntesis de las áreas de endemismo identificadas en este proyecto, ordenadas de norte a sur.<br />
Área Departamento País Plantas Ej. de especies Áreas<br />
vasculares endémicas Protegidas 2<br />
Iquitos Loreto Perú Chrysbalanaceae, Hirtella revillae, –<br />
Inga, Inga gereauana,<br />
Malpighiaceae Heteropterys<br />
actinoctenia<br />
Tarapoto San Martín Perú Inga, Inga cynometrifolia, –<br />
Malpighiaceae Hiraea christianeae<br />
Cordillera Central Amazonas, Perú Loasaceae, Nasa formosissima, Z. de Reserva<br />
en Amazonas y San Martín Aquifoliaceae Ilex tarapotina Cord. de Colán,<br />
San Martín P.N Río Abiseo<br />
Cordillera Huánuco Perú Acanthaceae, Aphelandra mucronata, –<br />
Carpish Aquifoliaceae, Ilex aggregate,<br />
Fuchsia Fuchsia ceracea,<br />
Nephelornis oneilli<br />
Cocha Cashu M. de Dios Perú Inga Inga megalobotrys P.N. Manu<br />
Cord. de Cusco Perú Fuchsia XX XX Fuchsia tunariensis, Santuario Histórico<br />
Vilcabamba Mormopterus phrudus, de Machu Pichu<br />
Atlapetes canigenis<br />
Paucartambo- Cusco Perú Aquifoliaceae, X XX Ilex crassifolioides, P.N. Manu,<br />
Marcapata (y los márgenes Fuchsia Fuchsia vargasiana, Santuario<br />
de M.de Dios) Rhagomys longilingua, Nacional<br />
Iridosornis reinhardti Megantoni<br />
Noroeste Puno Perú XX X Delothraupis –<br />
de Puno castaneoventris,<br />
Akodon aerosus,<br />
Cord. de La Paz Bolivia Brunelliaceae, XX Brunellia boliviana, P.N. Madidi<br />
Apolobamba Ericaceae, Thibaudia axillaries, Área Natural<br />
Marcgraviaceae Sarcopera oxystilis, Integrada de<br />
Thomasomys ladewi, Manejo de<br />
Tangara Apolobamba<br />
meyerdeschauenseei<br />
Cordilleras La Paz Bolivia Acanthaceae, X X Justicia albadenia, P.N. Cotapata<br />
cerca de La Paz Aquifoliaceae, Ilex pseudoebenacea, y Área Integrada<br />
Brunelliaceae, Brunellia coroicoana, de Manejo,<br />
Campanulaceae, Centropogon bangii, P.N. Madidi<br />
Ericaceae, Sphyrospermum<br />
Marcgraviaceae, Souroubea stichadenia,<br />
Mimosa, sessiliflorum,<br />
Passifloraceae Oryzomys levipes,<br />
Atlapetes rufinucha<br />
Cord. de Cochabamba Bolivia Brunelliaceae, X XX Brunellia rhoides, P.N. Tunari<br />
Cocapata-Tiraqui Fuchsia Fuchsia garleppiana,<br />
Akodon siberiae,<br />
Hemitriccus spodiops<br />
Centro de Cochabamba Bolivia XX X Simoxenops striatus P.N. Carrasco<br />
Cochabamba<br />
1 XX = Áreas mayores de endemismo; X = Áreas menores de endemismo<br />
2 Se han incluido solo las áreas protegidas a nivel nacional. También pueden existir reservas locales o privadas.<br />
Anfibios 1<br />
Aves 1<br />
Mamíferos 1
suficientes grupos como para mostrar que ningún grupo<br />
solo puede servir como sustituto de toda la biodiversidad.<br />
Las áreas de endemismo de los anfibios se localizan, en la<br />
mayoría de los casos, lejos de las áreas de endemismo de<br />
otros grupos de vertebrados y en elevaciones más bajas.<br />
Las familias de plantas varían ampliamente en la elevación<br />
a la que el endemismo es mayor, y las localidades específicas<br />
de las concentraciones de especies endémicas dentro de<br />
países tan grandes como Perú y Bolivia. Otros estudios han<br />
confirmado la falta de congruencia entre las distribuciones<br />
de grupos taxonómicos diferentes en una escala global, pero<br />
pocos lo han confirmado en una escala tan fina como la que<br />
utilizamos en este estudio (Prendergast et al. 1993, Dobson<br />
et al. 1997, van Jaarsveld et al. 1998, Lamoreux et al. 2006).<br />
La abundancia general de los anfibios endémicos tuvo<br />
su punto más alto en el centro de Bolivia, pero el análisis<br />
de irreemplazabilidad total mostró la importancia de los<br />
departamentos de San Martín y Amazonas, en el norte de<br />
Perú, debido al microendemismo del lugar. Si bien el mapa<br />
de abundancia de especies endémicas para las Acanthaceae<br />
muestra una cantidad pequeña de áreas bien definidas de<br />
endemismo (Figura 4), muchas especies microendémicas<br />
están dispersas a lo largo de las laderas más bajas de los<br />
Andes desde el departamento de Amazonas hasta Junín. En<br />
total, 197 de las 782 especies mapeadas en este estudio son<br />
conocidas en una sola localidad y por lo tanto representan<br />
especies microendémicas. Debido a la gran cantidad de<br />
especies microendémicas presentes en el área de estudio, los<br />
conservacionistas deberían seguir una estrategia a partir de<br />
la cual establezcan grandes reservas a nivel de ecosistemas<br />
en las áreas más grandes de endemismo y promuevan el<br />
establecimiento de reservas regionales más pequeñas que<br />
coincidan con los lugares en los que hay microendemismo.<br />
Los mapas de distribución de las especies generados en<br />
este proyecto proporcionan una base científica valiosa para<br />
determinar dónde se localizan estas especies microendémicas<br />
como parte de ejercicios de planificación para la conservación<br />
local y regional.<br />
¿Es suficiente la superposición del sistema de áreas protegidas<br />
de Perú y Bolivia con las áreas de endemismo identificadas<br />
en este estudio? Las Figuras 36 a 39 muestran que, aunque<br />
algunas áreas protegidas nacionales de los dos países protegen<br />
áreas de endemismo, la mayoría de éstas están fuera de los<br />
parques y las reservas existentes. Nueve de las doce áreas de<br />
endemismo tienen al menos un área protegida nacional que<br />
cubre una porción del área. En algunos casos, sin embargo, el<br />
área cubierta es mínima. Por ejemplo, el área de la Cordillera<br />
de Vilcabamba, importante por las aves, los mamíferos<br />
y Fuchsia, es protegida solo por el diminuto Santuario<br />
Histórico de Machu Picchu. Como santuario histórico, los<br />
objetivos de manejo están dirigidos más a preservar los<br />
artefactos culturales que la biodiversidad. La superposición<br />
más grande de áreas de endemismo en toda el área de<br />
estudio se localiza en las Cordilleras cerca de La Paz (Figura<br />
35). Solo un parque nacional pequeño (Carrasco) protege<br />
las laderas más altas de esta extensa región (Figura 39). Por<br />
otra parte, el área de Cocha Cashu está totalmente protegida<br />
por el Parque Nacional Manu y el área de Apolobamba está<br />
ampliamente contenida en el Parque Nacional Madidi. Estos<br />
resultados revelan que los conservacionistas han alcanzado<br />
importantes logros en la protección de algunas áreas clave<br />
de endemismo, pero que aún queda trabajo por hacer antes<br />
de que puedan proclamar que el endemismo de la región está<br />
bien protegido.
Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />
Figura 3 . Áreas protegidas nacionales superpuestas con las áreas de endemismo mostradas en la<br />
Figura 3 .<br />
Figura 3 . Áreas protegidas nacionales y áreas de endemismo en el norte del Perú.
Figura 3 . Áreas protegidas nacionales y áreas de endemismo en el sur de Perú.<br />
Figura 3 . Áreas protegidas nacionales y áreas de endemismo en Bolivia.
0<br />
Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />
X. Utilización de los datos<br />
Alentamos a los lectores a utilizar los datos de distribución generados en este estudio para análisis independientes de<br />
biogeografía, diversidad y planificación para la conservación. Los mapas de distribución individuales y los análisis de abundancia<br />
están disponibles para ser bajados desde Internet en www.natureserve.org/AndesAmazon. Los datos de distribución están<br />
disponibles tanto en mapas para copiar y pegar en documentos como en archivos shape que son compatibles con el software<br />
Arc ESRI. Los datos están disponibles gratuitamente para usos no comerciales. No está permitido subir los datos a otros<br />
sitios web sin la obtención previa de un permiso escrito por parte de <strong>NatureServe</strong>.<br />
XI. Agradecimientos<br />
Estamos profundamente en deuda con la Fundación Gordon y Betty Moore por el apoyo económico y la guía técnica<br />
durante este proyecto. Por su liderazgo, sus ideas y su crítica constructiva, todo lo cual mejoró sustancialmente este trabajo<br />
durante el ciclo de vida de este proyecto, agradecemos a D. Grossman, a L. Master, a B. Stein, y a J. Swenson. Agradecemos<br />
a los curadores de los museos incluidos en el Apéndice 1 por poner, con toda amabilidad, a nuestra disposición los datos<br />
de sus especímenes. Reconocemos especialmente al Museo Field de Historia Natural, al Jardín Botánico de Missouri, a la<br />
Universidad de California-Berkeley, al Museo de Historia Natural de la Universidad de Kansas, al Museo de Zoología de la<br />
Universidad de Michigan, al Museo de Biología del Suroeste de la Universidad de Nuevo México y al Museo Peabody de<br />
Yale por hacer que los datos de sus colecciones estén disponibles en Internet. Por la asistencia técnica para geo-referenciar<br />
la localización de las especies, agradecemos a B. Bassuner, J. C. Lozano, R. I. Sprem, J. Suárez, y a K. S. Ting. Los numerosos<br />
revisores de los borradores de los conjuntos de datos y de los modelos de distribución incluidos en el Apéndice 3 merecen<br />
especialmente nuestra gratitud por compartir su experiencia científica. Agradecemos los consejos útiles acerca de los modelos<br />
de distribución de las especies proporcionados por D. Armenteras, R. Caballero, R. Eastman, C. Graham, K. Naoki, J. Parra, S.<br />
Phillips, y por F. Sangermano. Agradecemos a D. Díaz por poner a nuestra disposición los datos de Áreas de Aves Endémicas<br />
de BirdLife. Por proporcionarnos datos geográficos básicos, agradecemos a N. Araujo de FAN-Bolivia. R. Mobarec coordinó<br />
diestramente la logística de muchos de los talleres realizados con los colaboradores y revisores. D. Steere, C. Shaw, M. Rosen,<br />
y sus maravillosos colegas de la Biblioteca de Historia Natural del Instituto Smithsonian que con excelente predisposición<br />
nos facilitaron el acceso a la bibliografía en nuestras muchas visitas. Le agradecemos a J. Dyson, C. Nascimento, H. Prado,<br />
y a R. Riordan por sus esfuerzos y talento creativo en las fases de corrección, diseño y producción de esta publicación; a C.<br />
Josse por mejorar el borrador del capítulo que describe el área de estudio; a C. Klimovsky por traducir el texto al español, y<br />
a T. Howe por colocar los datos en Internet.
XII. Direcciones de los Autores<br />
César Aguilar<br />
Museo de Historia Natural<br />
Universidad Nacional Mayor<br />
de San Marcos<br />
Apartado 140434<br />
Lima-14, Perú<br />
http://museohn.unmsm.edu.pe/<br />
Lourdes Arangüena<br />
Centro de Datos para la<br />
Conservación<br />
Dpto. Manejo Forestal<br />
Facultad de Ciencias Forestales<br />
Universidad Nacional Agraria La<br />
Molina<br />
Aptdo. 456, Lima 100, Perú<br />
Stephan Beck<br />
Herbario Nacional de Bolivia<br />
Calle 27, Cotacota<br />
La Paz, Bolivia<br />
Jesús H. Córdova<br />
Museo de Historia Natural<br />
Universidad Nacional Mayor de<br />
San Marcos<br />
Apartado 140434<br />
Lima-14, Perú<br />
Dirk Embert<br />
Fundación Amigos de la<br />
Naturaleza<br />
Km. 7 y 1/2 carretera antigua a<br />
Cochabamba<br />
Santa Cruz de la Sierra, Bolivia<br />
Irma Franke<br />
Museo de Historia Natural<br />
Universidad Nacional Mayor de San<br />
Marcos<br />
Apartado 140434<br />
Lima-14, Perú<br />
Pilar A. Hernandez<br />
<strong>NatureServe</strong><br />
1101 Wilson Blvd., 15th floor<br />
Arlington, VA 22209, EEUU<br />
Sebastian K. Herzog<br />
Asociación Armonía-BirdLife<br />
International<br />
Av. Lomas de Arena 400<br />
Casilla 3566<br />
Santa Cruz de la Sierra, Bolivia<br />
Peter M. Jørgensen<br />
Missouri Botanical Garden<br />
P.O. Box 299<br />
Saint Louis, Missouri 63166-0299,<br />
EEUU<br />
Víctor Pacheco<br />
Museo de Historia Natural<br />
Universidad Nacional Mayor<br />
de San Marcos<br />
Apartado 140434<br />
Lima-14, Perú<br />
Lily Paniagua<br />
<strong>NatureServe</strong><br />
1101 Wilson Blvd., 15th floor<br />
Arlington, VA 22209, USA<br />
Heidi L. Quintana<br />
Museo de Historia Natural<br />
Universidad Nacional Mayor<br />
de San Marcos<br />
Apartado 140434<br />
Lima-14, Perú<br />
Aldo Soto<br />
Centro de Datos para la<br />
Conservación<br />
Dpto. Manejo Forestal<br />
Facultad de Ciencias Forestales<br />
Universidad Nacional Agraria La<br />
Molina<br />
Aptdo. 456, Lima 100, Perú<br />
Martín E. Timaná<br />
<strong>NatureServe</strong><br />
1101 Wilson Blvd., 15th floor<br />
Arlington, VA 22209, EEUU<br />
Carolina Tovar<br />
Centro de Datos para la<br />
Conservación<br />
Dpto. Manejo Forestal<br />
Facultad de Ciencias Forestales<br />
Universidad Nacional Agraria La<br />
Molina<br />
Aptdo. 456, Lima 100, Perú<br />
Thomas Valqui<br />
Museum of Natural Science<br />
Louisiana State University<br />
119 Foster Hall<br />
Baton Rouge, LA 70803, EEUU<br />
CORBIDI<br />
Calle Sta. Rita 117<br />
Urb. Huetares de San Antonio<br />
Surco<br />
Lima, Peru<br />
Julieta Vargas<br />
Colección Boliviana de Fauna<br />
Museo Nacional de Historia<br />
Natural<br />
Calle 26 Cota Cota s/n<br />
Casilla 8706<br />
La Paz, Bolivia<br />
Bruce E. Young<br />
<strong>NatureServe</strong><br />
1101 Wilson Blvd., 15th floor<br />
Arlington, VA 22209, EEUU<br />
1
2<br />
Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />
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Anexos<br />
Apéndice 1. Fuentes de datos acerca de las localidades<br />
Apéndice 1A: Museos de historia natural que contribuyeron registros de localidades para los animales.<br />
Colección<br />
Institución Aves Mamíferos Anfibios<br />
American Natural History Museum x x x<br />
Asociación Armonía x<br />
Carnegie Museum of Natural History x x<br />
Centro de Biodiversidad y Genética (Cochabamba, Bolivia) x<br />
Centro de Datos para la Conservación (CDC)<br />
de la Universidad Nacional Agraria La Molina x<br />
Colección Boliviana de Fauna<br />
Museo Nacional de Historia Natural x x<br />
Delaware Museum of Natural History x<br />
Field Museum x x x<br />
Lousiana State University, Museum of Natural Science x x x<br />
Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado (Santa Cruz, Bolivia) x x<br />
Museo de Historia Natural, Universidad Nacional Mayor de San Marcos x x x<br />
The Academy of Natural Sciences x<br />
United States National Museum of Natural History x x x<br />
University of California, Berkeley, Museum of Vertebrate Zoology x x x<br />
University of Kansas, Museum of Natural History x<br />
University of Michigan, Museum of Zoology x x x<br />
University of New Mexico, Museum of Southwestern Biology x x<br />
Yale Peabody Museum x<br />
Apéndice 1B: Los herbarios que contribuyeron registros de localidades para las plantas.<br />
Albion R. Hodgdon Herbarium. University of New Hampshire. Durham, New Hampshire.<br />
Bailey Hortorium Herbarium, Cornell University. Ithaca, New York.<br />
Botanical Museum. Lund, Sweden.<br />
Botanischer Garten und Botanisches Museum Berlin-Dahlem. Berlin, Germany<br />
Conservatoire et Jardin botaniques de la Ville de Genève. Geneve, Switzerland.<br />
Daubeny Herbarium. University of Oxford. Oxford,England, U.K.<br />
Dudley Herbarium. California Academy of Sciences. San Francisco, California.<br />
Field Museum of Natural History. Chicago, Illinois.<br />
Fielding-Druce Herbarium. University of Oxford. Oxford, England, U.K.<br />
Harvard University Herbaria. Cambridge, Massachusetts.<br />
Herbario Amazonense. Universidad Nacional de la Amazónia Perúana. Iquitos, Perú<br />
Herbario del Oriente Boliviano. Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado. Universidad Autónoma Gabriel René Moreno.<br />
Santa Cruz, Bolivia.<br />
Herbario Nacional Colombiano. Universidad Nacional de Colombia. Bogota, Colombia.<br />
Herbario Nacional de Bolivia. La Paz, Bolivia.<br />
Herbario Nacional del Ecuador. Museo Ecuatoriano de Ciencias Naturales. Quito, Ecuador.<br />
Herbario Nacional Forestal Martín Cárdenas. Cochabamba, Bolivia.<br />
Herbario Nacional. Universidad Nacional Autónoma de México. Mexico City, Mexico.<br />
Herbario Selva Central. Oxapampa, Perú.<br />
Herbario Vargas. Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco. Cusco, Perú.<br />
Herbario. Museo de Historia Natural, Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima, Perú.<br />
Herbario. Fundación Miguel Lillo. Tucuman, Argentina.
0<br />
Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />
Herbario. Instituto de Botánica Darwinion. Buenos Aires, Argentina.<br />
Herbario. Instituto de Botánica del Nordeste. Corrientes, Argentina.<br />
Herbario. Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria. Buenos Aires, Argentina<br />
Herbario. Proyecto BOLFOR. Santa Cruz, Bolivia.<br />
Herbario. Real Jardín Botánico. Madrid, Spain.<br />
Herbario. Universidad Nacional Agraria La Molina. Lima, Perú.<br />
Herbario. Universidad Nacional de Cajamarca. Cajamarca, Perú.<br />
Herbario. Universidad Nacional de Córdoba. Cordoba, Argentina.<br />
Herbário. Universidade de São Paulo. São Paulo, Brazil.<br />
Herbarium of the University of Arizona. Tucson, Arizona.<br />
Herbarium Senckenbergianum. Forschungsinstitut Senckenberg. Frankfurt, Germany.<br />
Herbarium Truxillense. Universidad Nacional de La Libertad-Trujillo. Trujillo, Perú.<br />
Herbarium. Naturhistorisches Museum Wien. Vienna, Austria.<br />
Herbarium. Pomona College. Claremont, California.<br />
Herbarium. Royal Botanic Gardens, Kew. Richmond, England, U.K.<br />
Herbarium. University of Michigan. Ann Arbor, Michigan.<br />
Herbarium. Uppsala University. Uppsala, Sweden.<br />
Herbarium. Academy of Natural Sciences. Philadelphia, Pennsylvania.<br />
Herbarium. Albrecht-von-Haller-Institut für Pflanzenwissenschaften. Universität Göttingen. Göttingen, Germany.<br />
Herbarium. California Academy of Sciences. San Francisco, California.<br />
Herbarium. Heidelberger Institut für Pflanzenwissenschaften. Universität Heidelberg. Heidelberg, Germany.<br />
Herbarium. Institut für Systematische Botanik. Universität Zürich. Zürich. Switzerland.<br />
Herbarium. Marie Selby Botanical Gardens. Sarasota, Florida.<br />
Herbarium. Missouri Botanical Garden. St. Louis, Missouri.<br />
Herbarium. National Museum in Prague. Prague, Czech Republic.<br />
Herbarium. Natural History Museum of Los Angeles County. Los Angeles, California.<br />
Herbarium. Rancho Santa Ana Botanic Garden. Claremont, California.<br />
Herbarium. Royal Botanic Garden. Edinburgh, Scotland, U.K.<br />
Herbarium. Swedish Museum of Natural History. Stockholm, Sweden.<br />
Herbarium. The Natural History Museum. London,England, U.K.<br />
Herbarium. United States National Arboretum. Washington D.C.<br />
Herbarium. University of California. Los Angeles, California.<br />
Herbarium. University of Copenhagen. Copenhagen, Denmark.<br />
Herbarium. University of Texas at Austin. Austin, Texas.<br />
Herbarium. V. L. Komarov Botanical Institute. Saint Petersburg, Russia.<br />
Herbier National de Paris. Muséum National d’Histoire Naturelle. Paris, France.<br />
Nationaal Herbarium Nederland, Leiden University branch. Leiden, Netherlands<br />
United States National Herbarium. Smithsonian Institution. Washington D.C.<br />
University Herbarium. University of California. Berkeley, California.<br />
University of Aarhus Herbarium Jutlandicum. Aarhus, Denmark.<br />
William and Lynda Steere Herbarium. New York Botanical Garden. Bronx, New York.<br />
Apéndice 1C. Fuentes de registros de localidades en la literatura científica.<br />
Visite la pagina web www.natureserve.org/AndesAmazon para leer una lista de referencias que proporcionaron registros de<br />
localidades.
Apéndice 2. Lista de especies focales incluidas en el estudio<br />
Grupo Orden Familia Especie Nº de Modelo* Tamaño de la<br />
localidades distribución<br />
singulares Km 2<br />
Plantas<br />
Filicales<br />
Cyatheaceae<br />
Cnemidaria alatissima 1 Deductivo 49<br />
Cyathea arnecornelii 6 m3 360<br />
Cyathea bettinae 1 Deductivo 388<br />
Cyathea boliviana 24 m3 25,155<br />
Cyathea multisegmenta 2 m3 5,879<br />
Celastrales<br />
Aquifoliaceae<br />
Ilex aggregata 18 m4 143,572<br />
Ilex anonoides 12 m4 120,156<br />
Ilex crassifolioides 7 m3 34,296<br />
Ilex gotardensis 5 m4 15,822<br />
Ilex herzogii 6 m4 3,035<br />
Ilex hippocrateoides 17 m4 71,456<br />
Ilex imbricata 2 m4 499<br />
Ilex loretoica 1 Deductivo 77<br />
Ilex mandonii 10 m3 26,401<br />
Ilex microsticta 6 m2 47,527<br />
Ilex pseudoebenacea 3 m4 723<br />
Ilex tarapotina 6 m3 104,227<br />
Ilex trichoclada 3 m3 8,352<br />
Ilex villosula 8 m3 69,690<br />
Campanulales<br />
Campanulaceae<br />
Centropogon bangii 1 Deductivo 2<br />
Centropogon brittonianus 17 m4 1,650<br />
Centropogon eilersii 3 m3/Híbrido 1,320<br />
Centropogon gloriosus 8 m3 2,539<br />
Centropogon incanus 18 m2 17,450<br />
Centropogon isabellinus 7 m3 1,805<br />
Centropogon magnificus 2 m4 30<br />
Centropogon mandonis 25 m3 20,980<br />
Centropogon perlongus 3 m3 6,297<br />
Centropogon reflexus 10 m2 643<br />
Centropogon roseus 11 m4 117,044<br />
Centropogon sciaphilus 11 m4 63,517<br />
Centropogon umbrosus 20 m3 35,512<br />
Centropogon unduavensis 6 m3 883<br />
Centropogon varicus 4 m4 3,913<br />
Centropogon vitifolius 1 Deductivo 78<br />
Centropogon yungasensis 13 m3 75,152<br />
Siphocampylus actinothrix 8 m3 6,638<br />
Siphocampylus andinus 21 m3 10,667<br />
Siphocampylus angustiflorus 5 m2 15,550<br />
1
2<br />
Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />
Grupo Orden Familia Especie Nº de Modelo* Tamaño de la<br />
localidades distribución<br />
singulares Km 2<br />
Ericales<br />
Ericaceae<br />
Siphocampylus arachnes 3 m3 8,180<br />
Siphocampylus ayersiae 6 m3 22,588<br />
Siphocampylus bilabiatus 11 m4 31,074<br />
Siphocampylus boliviensis 44 m4 30,895<br />
Siphocampylus comosus 7 m4 3,201<br />
Siphocampylus correoides 5 m3 4,394<br />
Siphocampylus dubius 6 m3 1,374<br />
Siphocampylus flagelliformis 13 m3 32,567<br />
Siphocampylus kuntzeanus 1 Deductivo 78<br />
Siphocampylus longior 5 m4 24,510<br />
Siphocampylus membranaceus 4 m4 11,407<br />
Siphocampylus neurotrichus 4 m4 1,643<br />
Siphocampylus oblongifolius 2 m3 865<br />
Siphocampylus plegmatocaulis 3 m3 1,178<br />
Siphocampylus radiatus 9 m3 4,142<br />
Siphocampylus reflexus 3 m4 1,941<br />
Siphocampylus rosmarinifolius 8 m2 2,677<br />
Siphocampylus rusbyanus 19 m4 58,915<br />
Siphocampylus sparsipilus 2 Deductivo 507<br />
Siphocampylus spruceanus 1 Deductivo 80<br />
Siphocampylus subcordatus 2 Deductivo 157<br />
Siphocampylus tunarensis 6 m4 7,874<br />
Siphocampylus tunicatus 9 m4 2,579<br />
Siphocampylus vatkeanus 2 m3 55<br />
Siphocampylus werdermannii 8 m3 37,077<br />
Bejaria infundibula 12 m3 9,692<br />
Cavendishia martii 59 m2 71,814<br />
Cavendishia punctata 10 m3 13,002<br />
Ceratostema ferreyrae 1 Deductivo 623<br />
Demosthenesia buxifolia 4 m4 17,759<br />
Demosthenesia cordifolia 1 Deductivo 1,077<br />
Demosthenesia dudleyi 1 Deductivo 1,271<br />
Demosthenesia mandonii 54 m3 32,211<br />
Demosthenesia oppositifolia 4 m2 4,260<br />
Demosthenesia pearcei 8 m1 15,519<br />
Demosthenesia spectabilis 18 m4 13,176<br />
Demosthenesia vilcabambensis 2 m2 5,693<br />
Demosthenesia weberbauerii 1 Deductivo 1,288<br />
Diogenesia boliviana 11 m4 10,150<br />
Diogenesia laxa 1 Deductivo 1,288<br />
Diogenesia racemosa 3 m4 4,845<br />
Diogenesia vargasiana 6 m2 2,101<br />
Disterigma ovatum 10 m4 16,288<br />
Disterigma pallidum 10 m3 5,329<br />
Disterigma pernettyoides 35 m3 43,495<br />
Polyclita turbinata 30 m4 3,611<br />
Psammisia globosa 2 Deductivo 945<br />
Satyria boliviana 8 m4 16,378<br />
Satyria neglecta 1 Deductivo 87
Grupo Orden Familia Especie Nº de Modelo* Tamaño de la<br />
localidades distribución<br />
singulares Km 2<br />
Fabales<br />
Myrtales<br />
Fabaceae<br />
Onagraceae<br />
Satyria polyantha 2 m4 3,584<br />
Satyria vargasii 2 m3 10,303<br />
Siphonandra boliviana 1 Deductivo 76<br />
Siphonandra elliptica 32 m2 69,075<br />
Sphyrospermum buesii 1 Deductivo 307<br />
Sphyrospermum sessiliflorum 2 Deductivo 158<br />
Themistoclesia peruviana 8 m2 45,897<br />
Themistoclesia unduavensis 5 m2 5,327<br />
Thibaudia axillaris 1 Deductivo 22<br />
Thibaudia biflora 1 Deductivo 13,830<br />
Thibaudia cardiophylla 1 Deductivo 51<br />
Thibaudia crenulata 49 m4 63,715<br />
Thibaudia croatii 3 m3 1,240<br />
Thibaudia densiflora 7 m2 5,196<br />
Thibaudia dudleyi 6 m1 3,034<br />
Thibaudia herrerae 1 Deductivo 659<br />
Thibaudia macrocalyx 21 m4 5,195<br />
Thibaudia rauhii 2 m2 1,017<br />
Thibaudia regularis 4 m4 14,828<br />
Thibaudia uniflora 1 Deductivo 75<br />
Vaccinium elvirae 7 m1 16,890<br />
Vaccinium mathewsii 7 m4 3,543<br />
Vaccinium sphyrospermoides 1 Deductivo 520<br />
Inga amboroensis 1 Deductivo 703<br />
Inga approximata 16 m3 29,864<br />
Inga augustii 1 Deductivo 78<br />
Inga cynometrifolia 2 m4 739<br />
Inga expansa 21 m4/Híbrido 46,174<br />
Inga fosteriana 1 Deductivo 79<br />
Inga gereauana 3 m4 8,540<br />
Inga killipiana 5 m4 35,587<br />
Inga lineata 14 m3 83,091<br />
Inga longipes 9 m2 39,581<br />
Inga maynensis 10 m4 17,710<br />
Inga megalobotrys 1 Deductivo 1,251<br />
Inga pluricarpellata 2 m3 9,629<br />
Inga porcata 5 m4 85,533<br />
Inga steinbachii 28 m4/Híbrido 237,600<br />
Inga tarapotensis 2 Deductivo 501<br />
Mimosa boliviana 54 m4 34,667<br />
Mimosa Cuscoana 5 m4 2,846<br />
Mimosa pectinatipinna 6 m4 7,218<br />
Mimosa revoluta 38 m4 27,240<br />
Mimosa rusbyana 4 m4 3,646<br />
Mimosa williamsii 1 Deductivo 4<br />
Mimosa woodii 4 m4 3,440<br />
Fuchsia abrupta 22 m3 15,121<br />
3
Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />
Grupo Orden Familia Especie Nº de Modelo* Tamaño de la<br />
localidades distribución<br />
singulares Km 2<br />
Polygalales<br />
Malpighiaceae<br />
Fuchsia apetala 79 m4 63,311<br />
Fuchsia austromontana 24 m3/Híbrido 27,433<br />
Fuchsia ceracea 1 Deductivo 79<br />
Fuchsia chloroloba 11 m4 24,355<br />
Fuchsia cochabambana 9 m3 5,600<br />
Fuchsia confertifolia 2 m2 732<br />
Fuchsia coriacifolia 1 Deductivo 43<br />
Fuchsia decussata 17 m3 42,288<br />
Fuchsia ferreyrae 7 m4 20,988<br />
Fuchsia fontinalis 12 m2 9,615<br />
Fuchsia furfuracea 23 m4 23,115<br />
Fuchsia garleppiana 7 m4 8,103<br />
Fuchsia huanucoensis 3 m4 3,894<br />
Fuchsia inflata 10 m3 11,893<br />
Fuchsia juntasensis 13 m4 26,313<br />
Fuchsia llewelynii 2 m2 613<br />
Fuchsia macropetala 7 m4 5,696<br />
Fuchsia macrophylla 37 m4 72,659<br />
Fuchsia mathewsii 18 m3 5,027<br />
Fuchsia mezae 1 Deductivo 25<br />
Fuchsia nana 9 m4 7,342<br />
Fuchsia ovalis 6 m2 9,576<br />
Fuchsia pilosa 7 m3 2,587<br />
Fuchsia rivularis 15 m4 6,629<br />
Fuchsia salicifolia 9 m4 12,095<br />
Fuchsia sanctae-rosae 84 m3 62,713<br />
Fuchsia sanmartina 4 m4 3,594<br />
Fuchsia simplicicaulis 10 m3 26,549<br />
Fuchsia tincta 9 m4 1,251<br />
Fuchsia tunariensis 8 m4 8,473<br />
Fuchsia vargasiana 6 m3 2,073<br />
Fuchsia wurdackii 4 m3 676<br />
Adelphia macrophylla 3 m4 13,830<br />
Adelphia mirabilis 1 Deductivo 77<br />
Amorimia camporum 7 m3 5,866<br />
Bunchosia berlinii 7 m3 12,242<br />
Bunchosia bonplandiana 1 Deductivo 14<br />
Diplopterys schunkei 1 Deductivo 78<br />
Diplopterys woytkowskii 3 m4 37,558<br />
Excentradenia boliviana 1 Deductivo 77<br />
Heteropterys actinoctenia 1 Deductivo 79<br />
Heteropterys andina 3 m4 553<br />
Heteropterys fulva 1 Deductivo 80<br />
Heteropterys magnifica 1 Deductivo 78<br />
Heteropterys oxenderi 2 m4 355<br />
Hiraea christianeae 1 Deductivo 77<br />
Lophopterys peruviana 3 m4 5,167<br />
Mascagnia boliviana 1 Deductivo 76
Grupo Orden Familia Especie Nº de Modelo* Tamaño de la<br />
localidades distribución<br />
singulares Km 2<br />
Rosales<br />
Sapindales<br />
Scrophulariales<br />
Mezia russellii 2 m4 2,078<br />
Stigmaphyllon aberrans 4 m3 4,415<br />
Stigmaphyllon argenteum 19 m3 71,171<br />
Stigmaphyllon coloratum 5 m4 30,698<br />
Stigmaphyllon cuzcanum 4 m4 1,265<br />
Stigmaphyllon peruvianum 7 m3 3,221<br />
Stigmaphyllon tarapotense 3 m4 2,569<br />
Stigmaphyllon yungasense 2 m3 1,474<br />
Tetrapterys stipulacea 1 Deductivo 79<br />
Brunelliaceae<br />
Brunellia boliviana 29 m3 17,914<br />
Brunellia briquetii 1 Deductivo 80<br />
Brunellia brunnea 3 m3 9,937<br />
Brunellia coroicoana 10 Deductivo 4,460<br />
Brunellia Cuscoensis 1 Deductivo 1,395<br />
Brunellia dichapetaloides 1 Deductivo 58<br />
Brunellia dulcis 1 Deductivo 34<br />
Brunellia hexasepala 1 Deductivo 61<br />
Brunellia rhoides 21 m1 23,186<br />
Brunellia weberbaueri<br />
Chrysobalanaceae<br />
1 Deductivo 1,834<br />
Hirtella aramangensis 1 Deductivo 62<br />
Hirtella beckii 1 Deductivo 9<br />
Hirtella lightioides 12 Deductivo 8,186<br />
Hirtella revillae 8 m3 21,891<br />
Hirtella standleyi 1 Deductivo 65<br />
Licania boliviensis 3 m4/Híbrido 7,019<br />
Licania bullata 1 Deductivo 323<br />
Licania cecidiophora 2 m2 2,780<br />
Licania filomenoi 2 m4 3,460<br />
Licania klugii 8 m2 76,618<br />
Licania tambopatensis 4 m4 37,330<br />
Licania trigonioides 1 Deductivo 76<br />
Licania vasquezii 1 Deductivo 80<br />
Anacardiaceae<br />
Acanthaceae<br />
Mauria boliviana 1 Deductivo 82<br />
Mauria denticulata 1 Deductivo 329<br />
Mauria killipii 5 m4 17,345<br />
Schinopsis peruviana 5 m4 2,351<br />
Thyrsodium herrerense 5 Deductivo 105,975<br />
Aphelandra campii 2 Deductivo 112<br />
Aphelandra castanifolia 24 m1 70,712<br />
Aphelandra cuscoensis 3 m4 30,513<br />
Aphelandra dasyantha 3 m3 593<br />
Aphelandra eurystoma 3 m4 14,871<br />
Aphelandra ferreyrae 5 m3 6,946
Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />
Grupo Orden Familia Especie Nº de Modelo* Tamaño de la<br />
localidades distribución<br />
singulares Km 2<br />
Aphelandra goodspeedii 17 m4 121,788<br />
Aphelandra hapala 1 Deductivo 2,334<br />
Aphelandra inaequalis 3 Deductivo 6,288<br />
Aphelandra jacobinoides 4 m1 1,987<br />
Aphelandra juninensis 1 Deductivo 56<br />
Aphelandra kolobantha 4 m4 2,588<br />
Aphelandra latibracteata 9 m3 9,727<br />
Aphelandra limbatifolia 3 m4 4,993<br />
Aphelandra luyensis 1 Deductivo 30<br />
Aphelandra macrosiphon 6 m1/Híbrido 16,092<br />
Aphelandra modesta 1 Deductivo 79<br />
Aphelandra montis-scalaris 1 Deductivo 352<br />
Aphelandra mucronata 4 m3 1,463<br />
Aphelandra neillii 5 m3 18,877<br />
Aphelandra pepe-parodii 2 Deductivo 6,359<br />
Aphelandra peruviana 2 Deductivo 3,613<br />
Aphelandra rubra 32 m2 44,965<br />
Aphelandra rusbyi 8 m3 79,719<br />
Aphelandra tillettii 1 Deductivo 1,261<br />
Aphelandra weberbaueri 1 Deductivo 406<br />
Aphelandra wurdackii 2 m2 1,374<br />
Dicliptera palmariensis 2 Deductivo 183<br />
Dicliptera purpurascens 9 m4/Híbrido 10,472<br />
Justicia albadenia 11 m3 53,467<br />
Justicia alpina 5 m1 2,977<br />
Justicia aphelandroides 2 Deductivo 207<br />
Justicia arcuata 10 m4/Híbrido 45,522<br />
Justicia beckii 5 m2 28,300<br />
Justicia boliviensis 41 m2 53,592<br />
Justicia chapareensis 2 Deductivo 141<br />
Justicia concavibracteata 4 m1 204,251<br />
Justicia cuspidulata 1 Deductivo 79<br />
Justicia Cuscoensis 3 Deductivo 13,235<br />
Justicia dryadum 6 m4 45,775<br />
Justicia elegantissima 1 Deductivo 79<br />
Justicia hylophila 3 m3 26,785<br />
Justicia iochila 1 Deductivo 79<br />
Justicia israelvargasii 2 m4 6,695<br />
Justicia kessleri 10 m4 4,827<br />
Justicia lancifolia 1 Deductivo 2,318<br />
Justicia longiacuminata 2 m3 27<br />
Justicia loretensis 1 Deductivo 352<br />
Justicia manserichensis 6 m2 20,772<br />
Justicia megalantha 2 m3 5,229<br />
Justicia mendax 3 m3 7,026<br />
Justicia miguelii 10 m4 13,969<br />
Justicia monopleurantha 9 m2 29,864<br />
Justicia pluriformis 6 m1 5,115<br />
Justicia pozuzoensis 1 Deductivo 224<br />
Justicia pyrrhostachya 2 Deductivo 159<br />
Justicia rauhii 5 m3 15,442
Grupo Orden Familia Especie Nº de Modelo* Tamaño de la<br />
localidades distribución<br />
singulares Km 2<br />
Justicia ruiziana 2 Deductivo 156<br />
Justicia rusbyana 5 m4 5,011<br />
Justicia soukupii 2 Deductivo 4,128<br />
Justicia steinbachiorum 2 m4 1,211<br />
Justicia tarapotensis 1 Deductivo 78<br />
Justicia tremulifolia 1 Deductivo 77<br />
Justicia umbricola 6 m1 4,791<br />
Justicia weberbaueri 2 Deductivo 1,258<br />
Justicia yungensis 4 m2 7,770<br />
Justicia yuyoeensis 2 m1 1,871<br />
Mendoncia aurea 1 Deductivo 76<br />
Mendoncia gigas 2 Deductivo 158<br />
Mendoncia killipii 3 Deductivo 236<br />
Mendoncia klugii 2 Deductivo 422<br />
Mendoncia peruviana 1 Deductivo 79<br />
Mendoncia robusta 3 m4 14,208<br />
Mendoncia smithii 4 m4 1,339<br />
Mendoncia tarapotana 7 m2 21,617<br />
Odontonema hookerianum 2 m4 835<br />
Oplonia grandiflora 1 Deductivo 78<br />
Orophochilus stipulaceus 2 m3 520<br />
Pachystachys badiospica 5 m4 118,156<br />
Pachystachys fosteri 1 Deductivo 78<br />
Pachystachys incarnata 1 Deductivo 78<br />
Pachystachys killipii 1 Deductivo 76<br />
Pachystachys longibracteata 4 m4 2,059<br />
Pachystachys ossolae 14 m2 58,594<br />
Pachystachys puberula 14 m2 5,714<br />
Pachystachys rosea 2 m4 1,671<br />
Pachystachys schunkei 1 Deductivo 227<br />
Pseuderanthemum weberbaueri 1 Deductivo 466<br />
Ruellia antiquorum 7 m4 2,448<br />
Ruellia beckii 1 Deductivo 286<br />
Ruellia dolichosiphon 1 Deductivo 51,039<br />
Ruellia gracilis 6 m4 16,291<br />
Ruellia haenkeana 82 m3/Híbrido 113,061<br />
Ruellia pearcei 26 m2/Híbrido 110,927<br />
Ruellia phyllocalyx 1 Deductivo 77<br />
Ruellia rauhii 1 Deductivo 77<br />
Ruellia ruiziana 17 m1 104,702<br />
Ruellia tarapotana 10 m4 168,354<br />
Ruellia tessmannii 1 Deductivo 79<br />
Ruellia yurimaguensis 15 m3/Híbrido 64,908<br />
Sanchezia arborea 1 Deductivo 77<br />
Sanchezia aurantiaca 1 Deductivo 77<br />
Sanchezia aurea 1 Deductivo 107<br />
Sanchezia bicolor 1 Deductivo 70<br />
Sanchezia capitata 1 Deductivo 74<br />
Sanchezia conferta 2 Deductivo 801<br />
Sanchezia cyathibractea 1 Deductivo 78<br />
Sanchezia dasia 1 Deductivo 76
Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />
Grupo Orden Familia Especie Nº de Modelo* Tamaño de la<br />
localidades distribución<br />
singulares Km 2<br />
Theales<br />
Marcgraviaceae<br />
Sanchezia decora 1 Deductivo 77<br />
Sanchezia ferreyrae 1 Deductivo 76<br />
Sanchezia filamentosa 4 m2 30,232<br />
Sanchezia flava 2 m4 516<br />
Sanchezia killipii 1 Deductivo 78<br />
Sanchezia klugii 3 m3 10,095<br />
Sanchezia lasia 2 Deductivo 153<br />
Sanchezia lispa 1 Deductivo 77<br />
Sanchezia loranthifolia 2 m4 4,635<br />
Sanchezia megalia 7 m2 30,333<br />
Sanchezia ovata 6 m2 115,458<br />
Sanchezia oxysepala 5 m2 11,006<br />
Sanchezia pedicellata 1 Deductivo 76<br />
Sanchezia pulchra 3 m2 151<br />
Sanchezia punicea 2 m4 3,948<br />
Sanchezia rhodochroa 1 Deductivo 78<br />
Sanchezia rosea 1 Deductivo 79<br />
Sanchezia rubriflora 4 m3 3,464<br />
Sanchezia sanmartininensis 1 Deductivo 77<br />
Sanchezia scandens 9 m3 69,165<br />
Sanchezia sprucei 3 m4 13,215<br />
Sanchezia stenantha 8 m4 23,858<br />
Sanchezia stenomacra 3 m4 13,971<br />
Sanchezia sylvestris 1 Deductivo 65<br />
Sanchezia tarapotensis 3 m3 10,893<br />
Sanchezia tigrina 3 Deductivo 229<br />
Sanchezia villosa 1 Deductivo 55<br />
Sanchezia williamsii 1 Deductivo 140<br />
Sanchezia woytkowskii 1 Deductivo 13<br />
Sanchezia wurdackii 3 m4 4,346<br />
Sanchezia xantha 1 Deductivo 39<br />
Stenostephanus cochabambensis 4 m4 641<br />
Stenostephanus crenulatus 32 m4 19,722<br />
Stenostephanus davidsonii 4 m4/Híbrido 9,309<br />
Stenostephanus krukoffii 4 m1 21,464<br />
Stenostephanus longistaminus 11 m2/Híbrido 42,355<br />
Stenostephanus lyman-smithii 16 m1 23,684<br />
tenostephanus pyramidalis 8 m3 5,855<br />
Stenostephanus spicatus 3 m3 498<br />
Stenostephanus sprucei 4 m4 44,693<br />
Stenostephanus tenellus 4 m2 25,016<br />
Streblacanthus amoenus 10 m3 72,855<br />
Suessenguthia barthleniana 12 m4/Híbrido 24,652<br />
Suessenguthia koessleri 5 m3 2,954<br />
Suessenguthia vargasii 14 m2/Híbrido 69,356<br />
Suessenguthia wenzelii 2 Deductivo 18,117<br />
Tetramerium surcubambense 1 Deductivo 57<br />
Tetramerium zeta 2 Deductivo 800<br />
Trichosanchezia chrysothrix 3 m4 3,517
Grupo Orden Familia Especie Nº de Modelo* Tamaño de la<br />
localidades distribución<br />
singulares Km 2<br />
Violales<br />
Violales<br />
Loasaceae<br />
Passifloraceae<br />
Marcgravia longifolia 8 m3 44,822<br />
Marcgravia weberbaueri 16 m4 77,737<br />
Sarcopera oxystilis 20 m4 32,314<br />
Schwartzia magnifica 10 m4 67,625<br />
Souroubea fragilis 6 m4/Híbrido 26,414<br />
Souroubea peruviana 3 m3 8,072<br />
Souroubea stichadenia 5 m4 15,661<br />
Caiophora canarinoides 38 m2 24,174<br />
Caiophora madrequisa 9 m3 20,137<br />
Caiophora vargasii 1 Deductivo 276<br />
Mentzelia heterosepala 4 m4 10,371<br />
Nasa aspiazui 1 Deductivo 80<br />
Nasa callacallensis 1 Deductivo 78<br />
Nasa colanii 1 Deductivo 54<br />
Nasa driesslei 2 m4 3,145<br />
Nasa ferruginea 7 m4 22,551<br />
Nasa formosissima 3 m3 481<br />
Nasa herzogii 3 m4 1,867<br />
Nasa kuelapensis 1 Deductivo 57<br />
Nasa limata 2 m3 6,444<br />
Nasa nubicolorum 1 Deductivo 28<br />
Nasa pascoensis 1 Deductivo 67<br />
Nasa stuebeliana 2 m4 655<br />
Nasa tingomariensis 6 m4 11,241<br />
Nasa umbraculifera 1 Deductivo 29<br />
Nasa victorii 1 Deductivo 53<br />
Passiflora amazonica 3 m3 6,611<br />
Passiflora aristulata 10 m3 13,968<br />
Passiflora buchtienii 7 m2 715<br />
Passiflora callacallensis 1 Deductivo 19<br />
Passiflora chaparensis 3 m4 1,451<br />
Passiflora cirrhipes 1 Deductivo 77<br />
Passiflora Cuscoensis 1 Deductivo 78<br />
Passiflora dalechampioides 4 m2 17,761<br />
Passiflora fernandezii 2 Deductivo 156<br />
Passiflora ferruginea 5 m3 34,353<br />
Passiflora frutescens 2 m3 482<br />
Passiflora guenteri 1 Deductivo 79<br />
Passiflora hastifolia 1 Deductivo 32<br />
Passiflora heterohelix 1 Deductivo 76<br />
Passiflora inca 4 m4 1,061<br />
Passiflora insignis 11 m3 705<br />
Passiflora leptoclada 3 m1 32,781<br />
Passiflora macropoda 12 m4 2,321<br />
Passiflora mandonii 32 m3/Híbrido 14,424<br />
Passiflora nephrodes 13 m3 4,711<br />
Passiflora parvifolia 10 m3/Híbrido 25,597
0<br />
Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />
Grupo Orden Familia Especie Nº de Modelo* Tamaño de la<br />
localidades distribución<br />
singulares Km 2<br />
Anfibios<br />
Anura<br />
Bufonidae<br />
Centrolenidae<br />
Passiflora pascoensis 5 m3 4,612<br />
Passiflora poeppigii 1 Deductivo 79<br />
Passiflora quadriflora 1 Deductivo 78<br />
Passiflora runa 1 Deductivo 78<br />
Passiflora skiantha 1 Deductivo 80<br />
Passiflora solomonii 7 m4 5,904<br />
Passiflora tarapotina 12 m3 23,475<br />
Passiflora tatei 15 m3 21,810<br />
Passiflora venosa 4 Deductivo 316<br />
assiflora weberbaueri 1 Deductivo 24<br />
Passiflora weigendii 1 Deductivo 59<br />
Atelopus andinus 3 m2 4,938<br />
Atelopus dimorphus 2 Deductivo 98<br />
Atelopus epikeisthos 1 Deductivo 80<br />
Atelopus erythropus 2 m3 2,810<br />
Atelopus pulcher 9 m3 34,999<br />
Atelopus pyrodactylus 1 Deductivo 79<br />
Atelopus reticulatus 1 Deductivo 78<br />
Atelopus seminiferus 1 Deductivo 77<br />
Atelopus siranus 1 Deductivo 79<br />
Atelopus tricolor 20 m4 60,435<br />
Bufo amboroensis 2 m4 134<br />
Bufo arborescandens 2 m4 1,336<br />
Bufo chavin 3 m4 3,302<br />
Bufo fissipes 7 m4 63,171<br />
Bufo inca 8 m4 26,413<br />
Bufo justinianoi 6 m2 7,056<br />
Bufo multiverrucosus 2 m3 428<br />
Bufo nesiotes 1 Deductivo 79<br />
Bufo quechua 5 m4 6,695<br />
Bufo stanlaii 16 m4 29,192<br />
Truebella tothastes 1 Deductivo 79<br />
Centrolene azulae 1 Deductivo 78<br />
Centrolene fernandoi 1 Deductivo 77<br />
Centrolene lemniscatum 1 Deductivo 78<br />
Centrolene mariae 1 Deductivo 79<br />
Centrolene muelleri 1 Deductivo 78<br />
Cochranella chancas 1 Deductivo 77<br />
Cochranella croceopodes 2 m4 1,121<br />
Cochranella ocellata 3 m4 9,989<br />
Cochranella phenax 1 Deductivo 77<br />
Cochranella pluvialis 3 m4 28,562<br />
Cochranella saxiscandens 1 Deductivo 79<br />
Cochranella spiculata 10 m2 7,974<br />
Cochranella tangarana 1 Deductivo 77<br />
Cochranella truebae 5 m3 212<br />
Hyalinobatrachium bergeri 20 m3 86,887
Grupo Orden Familia Especie Nº de Modelo* Tamaño de la<br />
localidades distribución<br />
singulares Km 2<br />
Dendrobatidae<br />
Hylidae<br />
Hyalinobatrachium lemur 1 Deductivo 77<br />
Colostethus aeruginosus 1 Deductivo 78<br />
Colostethus alessandroi 3 Deductivo 116<br />
Colostethus argyrogaster 5 m4 14,505<br />
Colostethus craspedoceps 1 Deductivo 76<br />
olostethus eleutherodactylus 1 Deductivo 78<br />
Colostethus idiomelas 6 Deductivo 1,633<br />
Colostethus insulatus 1 Deductivo 106<br />
Colostethus leucophaeus 1 Deductivo 79<br />
olostethus mcdiarmidi 4 m4 28,067<br />
Colostethus mittermeieri 2 m1 420<br />
Colostethus ornatus 2 Deductivo 329<br />
Colostethus patitae 1 Deductivo 79<br />
Colostethus poecilonotus 1 Deductivo 79<br />
Colostethus sordidatus 1 Deductivo 76<br />
Colostethus spilotogaster 1 Deductivo 77<br />
Colostethus trilineatus 43 me/Hibrido 690,992<br />
Colostethus utcubambensis 1 Deductivo 79<br />
Cryptophyllobates azureiventris 3 m3 9,706<br />
Dendrobates biolat 10 m4 58,003<br />
Dendrobates captivus 1 Deductivo 78<br />
Dendrobates fantasticus 5 Deductivo 275<br />
Dendrobates imitator 14 Deductivo 1,688<br />
Dendrobates lamasi 5 m4 20,861<br />
Dendrobates mysteriosus 1 Deductivo 77<br />
Dendrobates reticulatus 6 Deductivo 38,400<br />
Dendrobates sirensis 1 Deductivo 79<br />
Dendrobates variabilis 4 m4 6,446<br />
Epipedobates bassleri 13 m3 14,220<br />
Epipedobates bolivianus 5 m2 14,790<br />
Epipedobates cainarachi 4 m4 4,171<br />
Epipedobates planipaleae 1 Deductivo 79<br />
Epipedobates pongoensis 1 Deductivo 80<br />
Epipedobates rubriventris 1 Deductivo 79<br />
Epipedobates silverstonei 5 Deductivo 941<br />
Epipedobates simulans 4 m2 5,745<br />
Epipedobates smaragdinus 6 m3 22,513<br />
Dendropsophus allenorum 5 m4 3,783<br />
Dendropsophus aperomeus 6 m3 34,931<br />
Dendropsophus delarivai 9 me/Hibrido 84,968<br />
Dendropsophus joannae 2 m2 29,716<br />
Hyla chlorostea 1 Deductivo 51<br />
Hyloscirtus antoniiochoai 2 m3 63<br />
Hyloscirtus armatus 37 m2 70,957<br />
Hyloscirtus charazani 1 Deductivo 112<br />
Hypsiboas balzani 24 m2 51,568<br />
Hypsiboas callipleura 8 me/Hibrido 12,092<br />
Hypsiboas melanopleura 1 Deductivo 79<br />
Hypsiboas palaestes 3 m3 399<br />
1
2<br />
Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />
Grupo Orden Familia Especie Nº de Modelo* Tamaño de la<br />
localidades distribución<br />
singulares Km 2<br />
Leptodactylidae<br />
Phyllomedusa baltea 3 m3 1,700<br />
Phyllomedusa duellmani 2 m2 1,684<br />
Osteocephalus elkejungingerae 5 m4 33,802<br />
Osteocephalus leoniae 3 Deductivo 1,518<br />
Scinax oreites 12 m3/Híbrido 10,151<br />
Scinax pedromedinae 12 m4 44,897<br />
Edalorhina nasuta 2 m4 202<br />
Eleutherodactylus araiodactylus 1 Deductivo 77<br />
Eleutherodactylus ardalonychus 3 m3 4,752<br />
Eleutherodactylus ashkapara 3 m3 95<br />
Eleutherodactylus bearsei 5 m3 11,872<br />
Eleutherodactylus bisignatus 3 m4 414<br />
Eleutherodactylus caliginosus 1 Deductivo 78<br />
Eleutherodactylus citriogaster 5 Deductivo 243<br />
Eleutherodactylus condor 9 m4 24,190<br />
Eleutherodactylus corrugatus 3 Deductivo 744<br />
Eleutherodactylus cruralis 59 m2/Híbrido 227,134<br />
Eleutherodactylus cuneirostris 1 Deductivo 77<br />
Eleutherodactylus danae 56 m3/Híbrido 143,926<br />
Eleutherodactylus delius 1 Deductivo 77<br />
Eleutherodactylus fraudator 10 m3 2,520<br />
Eleutherodactylus imitatrix 6 m4 20,284<br />
Eleutherodactylus infraguttatus 1 Deductivo 79<br />
Eleutherodactylus lindae 3 m4 36<br />
Eleutherodactylus lirellus 6 m4 21,103<br />
Eleutherodactylus llojsintuta 5 m4 4,797<br />
Eleutherodactylus lucida 2 m4 13<br />
Eleutherodactylus luscombei 3 m3 12,382<br />
Eleutherodactylus melanogaster 2 Deductivo 88<br />
Eleutherodactylus mendax 14 m2 45,591<br />
Eleutherodactylus mercedesae 6 m4 28,399<br />
Eleutherodactylus metabates 1 Deductivo 79<br />
Eleutherodactylus olivaceus 14 m3/Híbrido 9,157<br />
Eleutherodactylus pataikos 1 Deductivo 76<br />
Eleutherodactylus percnopterus 6 m3 17,703<br />
Eleutherodactylus platydactylus 64 m2/Híbrido 91,964<br />
Eleutherodactylus pluvicanorus 15 m4 5,731<br />
Eleutherodactylus rhabdolaemus 49 m2 115,157<br />
Eleutherodactylus rufioculis 3 Deductivo 171<br />
Eleutherodactylus sagittulus 2 m3 184<br />
Eleutherodactylus salaputium 7 Deductivo 236<br />
Eleutherodactylus scitulus 1 Deductivo 79<br />
Eleutherodactylus stictoboubonis 1 Deductivo 78<br />
Eleutherodactylus toftae 45 m2 159,554<br />
Eleutherodactylus zongoensis 1 Deductivo 77<br />
Gastrotheca abdita 1 Deductivo 78<br />
Gastrotheca atympana 1 Deductivo 28<br />
Gastrotheca excubitor 13 m4 9,818<br />
Gastrotheca lauzuricae 1 Deductivo 59<br />
Gastrotheca ochoai 4 m3 1,960
Grupo Orden Familia Especie Nº de Modelo* Tamaño de la<br />
localidades distribución<br />
singulares Km 2<br />
Caudata<br />
Gymnophiona<br />
Mamíferos<br />
Didelphimorphia<br />
Microhylidae<br />
Plethodontidae<br />
Caeciliidae<br />
Rhinatrematidae<br />
Didelphidae<br />
Gastrotheca ossilaginis 2 m4 109<br />
Gastrotheca phalarosa 1 Deductivo 77<br />
Gastrotheca rebeccae 4 Deductivo 1,337<br />
Gastrotheca splendens 1 Deductivo 418<br />
Gastrotheca stictopleura 5 m3 124<br />
Gastrotheca testudinea 13 m2 130,743<br />
Gastrotheca zeugocystis 1 Deductivo 78<br />
Ischnocnema sanctaecrucis 6 m2 8,107<br />
Ischnocnema saxatilis 11 m3 5,011<br />
Leptodactylus didymus 18 Deductivo 286,791<br />
Leptodactylus griseigularis 30 m1 100,237<br />
Leptodactylus pascoensis 2 m3 27,058<br />
Leptodactylus rhodostima 1 Deductivo 77<br />
Phrynopus adenopleurus 1 Deductivo 117<br />
Phrynopus bagrecitoi 2 Deductivo 96<br />
Phrynopus bracki 2 Deductivo 90<br />
Phrynopus carpish 2 m3 11,956<br />
Phrynopus fallaciosus 1 Deductivo 40<br />
Phrynopus iatamasi 2 m4 97<br />
Phrynopus kauneorum 4 m3 102<br />
Phrynopus kempffi 2 m3 155<br />
Phrynopus laplacai 6 m3 115<br />
Phrynopus pinguis 1 Deductivo 326<br />
Phyllonastes carrascoicola 3 m3 1,068<br />
Phyllonastes duellmani 1 Deductivo 78<br />
Phyllonastes lynchi 1 Deductivo 79<br />
Phyllonastes ritarasquinae 2 m1 603<br />
Telmatobius atahualpai 4 m4 3,674<br />
Telmatobius bolivianus 8 m4 18,046<br />
Telmatobius colanensis 1 Deductivo 77<br />
Telmatobius edaphonastes 1 Deductivo 79<br />
Telmatobius necopinus 1 Deductivo 79<br />
Telmatobius sibiricus 5 m4 600<br />
Telmatobius timens 2 m4 1,971<br />
Telmatobius truebae 6 m4 3,117<br />
Telmatobius yuracare 7 m3 4,049<br />
Altigius alios 2 Deductivo 624<br />
Bolitoglossa digitigrada 1 Deductivo 78<br />
Caecilia inca 1 Deductivo 79<br />
Caecilia marcusi 6 m2 82,543<br />
Oscaecilia koepckeorum 1 Deductivo 78<br />
Epicrionops peruvianus 1 Deductivo 78<br />
3
Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />
Grupo Orden Familia Especie Nº de Modelo* Tamaño de la<br />
localidades distribución<br />
singulares Km 2<br />
Paucituberculata<br />
Cingulata<br />
Primates<br />
Rodentia<br />
Caenolestidae<br />
Dasypodidae<br />
Aotidae<br />
Pitheciidae<br />
Atelidae<br />
Sciuridae<br />
Cricetidae<br />
Gracilinanus aceramarcae 12 m4 59,084<br />
Marmosa andersoni 3 Deductivo 121,856<br />
Marmosops creightoni 3 m4 6,337<br />
Lestoros inca 25 m4 30,108<br />
Dasypus pilosus 13 m4 24,156<br />
Aotus miconax 5 m4 29,385<br />
Callicebus aureipalatii 2 m4 336<br />
Callicebus modestus 2 m4 3,890<br />
Callicebus oenanthe 8 m4 15,979<br />
Callicebus olallae 2 Deductivo 2,047<br />
Oreonax flavicauda 10 m4 41,669<br />
Sciurus pyrrhinus 17 m4 220,762<br />
Sciurus sanborni 8 m4 57,815<br />
Akodon aerosus 70 m4 155,455<br />
Akodon kofordi 8 m4 38,198<br />
Akodon mimus 32 m3 14,723<br />
Akodon orophilus 22 m4 47,267<br />
Akodon siberiae 6 m4 9,698<br />
Akodon surdus 5 m4 11,508<br />
Akodon torques 38 m4 31,515<br />
Amphinectomys savamis 2 m4 1,111<br />
Lenoxus apicalis 11 m4 33,723<br />
Neusticomys peruviensis 3 Deductivo 113,629<br />
Oecomys phaeotis 8 m4 228,897<br />
Oryzomys keaysi 46 m4 96,882<br />
Oryzomys polius 4 m3 34,961<br />
Oxymycterus hiska 7 m4 123,701<br />
Oxymycterus hucucha 4 m4 5,258<br />
Oxymycterus inca 16 m4 344,920<br />
Rhagomys longilingua 3 Deductivo 8,861<br />
Rhipidomys ochrogaster 1 Deductivo 33<br />
Thomasomys apeco 3 m4 1,294<br />
Thomasomys daphne 19 m4 17,417<br />
Thomasomys eleusis 3 m4 1,650<br />
Thomasomys gracilis 7 m4 5,939<br />
Thomasomys incanus 10 m4 23,772<br />
Thomasomys ischyurus 3 m4 17,341<br />
Thomasomys kalinowskii 13 m4 51,442<br />
Thomasomys ladewi 3 m4 19,889<br />
Thomasomys macrotis 2 m4 464
Grupo Orden Familia Especie Nº de Modelo* Tamaño de la<br />
localidades distribución<br />
singulares Km 2<br />
Aves<br />
Chiroptera<br />
Artiodactyla<br />
Tinamiformes<br />
Galliformes<br />
Psittaciformes<br />
Strigiformes<br />
Apodiformes<br />
Dasyproctidae<br />
Abrocomidae<br />
Echimyidae<br />
Molossidae<br />
Phyllostomidae<br />
Cervidae<br />
Tinamidae<br />
Cracidae<br />
Odontophoridae<br />
Psittacidae<br />
Strigidae<br />
Trochilidae<br />
Thomasomys notatus 12 m4 37,911<br />
Thomasomys onkiro 1 Deductivo 60<br />
Thomasomys oreas 18 m4 62,719<br />
Thomasomys rosalinda 1 Deductivo 35<br />
Dasyprocta kalinowskii 11 m4 91,425<br />
Cuscomys ashaninka 1 Deductivo 60<br />
Dactylomys peruanus 5 m4 46,372<br />
Makalata rhipidura 8 m3 109,091<br />
Mesomys leniceps 2 m4 8,874<br />
Mormopterus phrudus 2 m3 3,678<br />
Carollia manu 7 m4 95,677<br />
Mimon koepckeae 2 m3 316<br />
Sturnira nana 2 m4 1,150<br />
Mazama chunyi 34 m4 62,430<br />
Nothocercus nigrocapillus 26 m1 78,903<br />
Pauxi unicornis 16 m3/m4/Hibrido** 14,073<br />
Odontophorus balliviani 26 m2 46,443<br />
Ara glaucogularis 23 m4 8,914<br />
Nannopsittaca dachilleae 15 Híbrido/Reducido 101,517<br />
Hapalopsittaca melanotis 35 m4 20,210<br />
Megascops marshalli 6 m4 12,709<br />
Xenoglaux loweryi 5 m4 3,016<br />
Phaethornis koepckeae 23 m1 42,113<br />
Phaethornis stuarti 31 m4/Híbrido 52,064<br />
Leucippus viridicauda 10 m4 27,297<br />
Phlogophilus harterti 14 m4 18,036<br />
Heliodoxa branickii 15 m3 86,582<br />
Aglaeactis castelnaudii 18 m4 9,102<br />
Metallura theresiae 16 m4 20,699<br />
Metallura eupogon 12 m3 14,306<br />
Metallura aeneocauda 41 m4 28,690
Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />
Grupo Orden Familia Especie Nº de Modelo* Tamaño de la<br />
localidades distribución<br />
singulares Km 2<br />
Piciformes<br />
Passeriformes<br />
Capitonidae<br />
Ramphastidae<br />
Picidae<br />
Furnariidae<br />
Thamnophilidae<br />
Formicariidae<br />
Rhinocryptidae<br />
Loddigesia mirabilis 6 m4 3,054<br />
Capito wallacei 1 Deductivo 139<br />
Eubucco versicolor 88 m1 170,959<br />
Aulacorhynchus huallagae 3 m4 4,810<br />
Andigena cucullata 38 m3 31,107<br />
Picumnus steindachneri 7 m2 5,616<br />
Picumnus castelnau 8 m4 21,837<br />
Picumnus subtilis 8 Deductivo 18,026<br />
Cinclodes aricomae 14 Deductivo 5,641<br />
Leptasthenura xenothorax 10 m4 3,948<br />
Schizoeaca helleri 8 m3 24,629<br />
Schizoeaca harterti 26 m3 11,312<br />
Synallaxis cabanisi 50 m4 77,703<br />
Cranioleuca marcapatae 15 m4 13,291<br />
Cranioleuca albiceps 33 m4 28,748<br />
Cranioleuca henricae 12 m4 2,239<br />
Thripophaga berlepschi 7 m4 5,779<br />
Asthenes urubambensis 29 m4 35,023<br />
Asthenes berlepschi 10 Deductivo 473<br />
Simoxenops striatus 22 m4 37,130<br />
Thripadectes scrutator 25 m4 69,519<br />
Thamnophilus aroyae 34 m4 24,723<br />
Myrmotherula grisea 21 m1 29,755<br />
Herpsilochmus motacilloides 10 m4 48,064<br />
Herpsilochmus parkeri 2 m3 4,971<br />
Herpsilochmus gentryi 11 Deductivo 2,208<br />
Terenura sharpei 5 m4 26,064<br />
Myrmoborus melanurus 8 m4 59,279<br />
Percnostola arenarum 11 m4 11,045<br />
Pithys castaneus 3 m2/Híbrido 1,894<br />
Formicarius rufifrons 6 m4 83,184<br />
Grallaria eludens 5 m4 309,168<br />
Grallaria carrikeri 5 m4 19,418<br />
Grallaria przewalskii 12 m4 6,376<br />
Grallaria capitalis 8 m4 6,439<br />
Grallaria erythroleuca 11 m4 17,462<br />
Grallaria blakei 7 m4 3,832<br />
Grallaria erythrotis 45 m3 22,754<br />
Hylopezus auricularis 5 m3 1,098<br />
Grallaricula ochraceifrons 3 m3 2,086<br />
Scytalopus parvirostris 63 m3 78,423<br />
Scytalopus macropus 12 m4 10,129
Grupo Orden Familia Especie Nº de Modelo* Tamaño de la<br />
localidades distribución<br />
singulares Km 2<br />
Tyrannidae<br />
Cotingidae<br />
Pipridae<br />
Corvidae<br />
Troglodytidae<br />
Turdidae<br />
Thraupidae<br />
Scytalopus femoralis 21 m4 49,171<br />
Scytalopus altirostris 5 m2 10,044<br />
Scytalopus acutirostris 2 Deductivo 6,218<br />
Scytalopus urubambae 1 Deductivo 1<br />
Scytalopus schulenbergi 19 m4 12,922<br />
Leptopogon taczanowskii 29 m4 38,206<br />
Anairetes agraphia 16 m4 38,401<br />
Anairetes alpinus 17 m4 50,394<br />
Phylloscartes parkeri 9 m4 38,579<br />
Phyllomyias sp. nov. 9 m4 3,012<br />
Zimmerius bolivianus 54 m4 56,428<br />
Zimmerius villarejoi 3 m4/Híbrido 2,416<br />
Zimmerius viridiflavus 27 m4 41,361<br />
Pseudotriccus simplex 17 m4 43,356<br />
Myiornis albiventris 43 m4 67,211<br />
Hemitriccus spodiops 33 m4 41,720<br />
Poecilotriccus luluae 8 m4 3,950<br />
Poecilotriccus albifacies 16 Deductivo 2,924<br />
Poecilotriccus pulchellus 5 Deductivo 3,506<br />
Myiophobus inornatus 15 m3 21,416<br />
Myiotheretes fuscorufus 28 m3 45,346<br />
Doliornis sclateri 12 m4 19,922<br />
Pipreola intermedia 52 m4 52,226<br />
Pipreola pulchra 15 m1 41,514<br />
Lipaugus uropygialis 16 m4 15,436<br />
Lepidothrix coeruleocapilla 36 m3 95,078<br />
Cyanolyca viridicyanus 62 m4 133,484<br />
Thryothorus eisenmanni 8 m2 3,010<br />
Cinnycerthia peruana 33 m2 45,002<br />
Cinnycerthia fulva 32 m4 59,861<br />
Entomodestes leucotis 73 m3 121,073<br />
Creurgops dentatus 18 m4 46,287<br />
Hemispingus auricularis 37 m4 49,342<br />
Hemispingus calophrys 19 m4 13,246<br />
Hemispingus parodii 4 m4 8,201<br />
Hemispingus rufosuperciliaris 13 m4 23,017<br />
Hemispingus xanthophthalmus 36 m4 55,312<br />
Hemispingus trifasciatus 35 m4 41,490<br />
Nephelornis oneilli 12 m4 15,913<br />
Ramphocelus melanogaster 19 m4 41,659<br />
Buthraupis aureodorsalis 4 m4 2,737<br />
Delothraupis castaneoventris 83 m3 66,053<br />
Iridosornis jelskii 40 m4 68,438<br />
Iridosornis reinhardti 31 m4 34,933
Distribución de las especies endémicas en la Vertiente Oriental de los Andes en Perú y Bolivia<br />
Grupo Orden Familia Especie Nº de Modelo* Tamaño de la<br />
localidades distribución<br />
singulares Km 2<br />
Emberizidae<br />
Icteridae<br />
Tangara meyerdeschauenseei 5 m3 2,734<br />
Tangara phillipsi 1 Deductivo 117<br />
Conirostrum ferrugineiventre 49 m4 82,401<br />
Atlapetes rufinucha 94 m4 23,426<br />
Atlapetes forbesi 8 m4 10,083<br />
Atlapetes canigenis 7 m3 19,164<br />
Atlapetes melanopsis 4 m4 4,170<br />
Atlapetes melanolaemus 21 m4/Híbrido 19,619<br />
Atlapetes terborghi 4 m4 1,581<br />
Cacicus koepckeae 6 Reducido 21,075<br />
Cacicus chrysonotus 43 m4 58,121<br />
Psarocolius atrovirens 88 m4 71,706<br />
783<br />
* m1 = modelo 1 (sin datos de MODIS); m2 = modelo 2 (con datos de MODIS); m3 = modelo 3 (datos de MODIS<br />
generalizados en 2 km); m4 = modelo 4 (datos de MODIS generalizados en 5 km); Reducido = número de variables usado en el<br />
modelo reducido; Híbrido = una parte inductiva usando el modelo indicado y otra parte deductiva. Ver “Métodos para crear los<br />
modelos de distribución” para más detalles.<br />
**Se usó m3 para la parte peruana de la distribución y m4 para la parte boliviana de la distribución.
Apéndice 3. Revisores de los datos de localización<br />
y de los borradores de mapas de distribución<br />
Plantas<br />
S. Altamirano<br />
W. Anderson<br />
C. Anderson<br />
C. Antezana<br />
S. Arrazola<br />
S. Beck<br />
G. Barriera<br />
P. Berry<br />
N. de la Barra<br />
S. Dressler<br />
W. Galiano<br />
C. Hughes<br />
D. Ibañez<br />
S. Leiva<br />
B. León<br />
P.-A. Loizeau<br />
J. Luteyn<br />
R. Meneses<br />
J. Mitchell<br />
B. Mostacedo<br />
G. Navarro<br />
P. Nuñez<br />
T. Pennington<br />
G. Prance<br />
V. Quipuscoa<br />
E. Rodríguez<br />
A. Sagastegui<br />
I. Sánchez<br />
B. Stein<br />
A. Tupayachi<br />
J. Wood<br />
C. Zambrana<br />
M. Zapata<br />
Anfibios<br />
C. Aguilar<br />
W. Arízabal<br />
J. C. Chaparro<br />
J. Córdova<br />
D. Embert<br />
V. Morales<br />
D. Neira<br />
S. Reichle<br />
L. Rodríguez<br />
P. Venegas<br />
Mamíferos<br />
V. Pacheco<br />
H. Quintana<br />
R. Timm<br />
J. Vargas<br />
Aves<br />
I. Franke<br />
S. Herzog<br />
D. Lane<br />
J. O’Neill<br />
T. Valqui