Un joven cineasta se dispone a rodar su primera película en el Madrid en el que Berlanga filma El verdugo y se ha sentenciado a muerte a Grimau.
Estamos en Madrid en 1963. Pelayo Pelayo, lleno de dudas e ilusiones, reescribe obsesivamente un guion que está a punto de rodar. Además de cineasta en ciernes, es militante del PC, y el camarada José Antonio Bardem le pide que visite a Berlanga en el rodaje de El verdugo para que firme un manifiesto en contra de la pena de muerte a Julián Grimau. Pelayo Pelayo visita a Berlanga y recorre Madrid manteniendo una serie de encuentros: con el actor famoso que va a protagonizar su película, con el productor que la va a financiar, con su novia Laura, de la que se está distanciando, con la periodista Miriam que le cuenta novedades sobre lo de Grimau, con un acomodador de cine que hace de extra en sus ratos libres... Y en este Madrid en pleno franquismo desarrollista, Pelayo Pelayo acaba retocando su guion en un prostíbulo y teniendo un encontronazo con el infausto comisario Conesa...
«Un cineasta que domina el juego de las palabras igual que el de las imágenes» (Luis María Ansón).
«Un escritor de novelas en plena posesión de su oficio» (Manuel Hidalgo, El Mundo).
«Un gran narrador: primero fueron imágenes, ahora son palabras» (Manuel Vicent).
Manuel Gutiérrez Aragón (Torrelavega, Cantabria, 1942) ingresó en 1962 en la Escuela de Cine de Madrid, a la vez que estudiaba Filosofía y Letras.
Su primer largometraje fue Habla, mudita (1973), Premio de la Crítica en el Festival de Berlín. Entre sus películas más conocidas figuran Camada negra, Oso de Plata al mejor director en el Festival de Berlín; Maravillas;Demonios en el jardín, Premio de la Crítica en el Festival de Moscú y Premio Donatello de la Academia de Cine italiana, y La mitad del cielo, Concha de Oro en el Festival de San Sebastián. En 2005 le fue otorgado el Premio Nacional de Cinematografía. Tras su última película, Todos estamos invitados (2008), Gran Premio del Jurado en el Festival de Málaga, anunció su retirada del séptimo arte.
La vida antes de marzo, su primera novela, obtuvo el Premio Herralde en 2009: «El tono del narrador es parte principal de la fascinación que nos produce esta historia» (J. Á. Juristo, ABC); «Buena prosa y rasgos certeros» (R. Senabre, El Mundo).
La siguió Gloria mía: «Literatura de un gran narrador: primero fueron imágenes, ahora son palabras» (Manuel Vicent); «Una novela vigorosa y sorprendente, llena de humor satírico» (Juan Marsé).
Poco después llegaron Cuando el frío llegue al corazón: «Literatura auténtica, audaz y sin concesiones» (Luis María Anson, El Mundo); «Espléndida novela, breve y emocionada» (Fernando R. Lafuente, ABC) y El ojo del cielo: «Si consideré que Cuando el frío llegue al corazón era la mejor de las tres obras por él publicadas hasta entonces, hoy creo que El ojo del cielo la supera. No solo la supera, sino que reafirma y optimiza un estilo y una atmósfera en gran medida surgidos de ella» (Manuel Hidalgo, El Mundo).
En Anagrama también ha publicado A los actores, su libro sobre cine.
Brilla cuando se ancla en la realidad (el rodaje de El verdugo; el juicio y fusilamiento de Julián Grimau; el PCE y la represión franquista) y se vuelve intrascendente cuando se centra en su protagonista. Ojalá hubiera más cine.
El director Gutiérrez Aragón parece utilizar la literatura para decir que, al fin y al cabo, su gran amor siempre ha sido el cine. Si sientes lo mismo, es bonito leerle describirlo. Por lo demás, poco ambicioso.