Juan Palacios Bonilla (Píllaro, Ecuador, 1998) es un aventurero que se escapó de casa a la edad de 13 años para cumplir con su sueño de ser torero. Huyó a la sierra, donde vivían sus abuelos para estar cerca de lasierra. Allí se celebran al año un alto número de festejos no reglados con el toro como protagonista.
Por el color de su tez y por su agilidad ante los toros y vacas resabiadas sus amigos le empezaron a llamar Pantera, y así se ha quedado. "Con lo que ganábamos dando una vuelta con el capote después de torear podíamos vivir una semana cuatro amigos. Ya no volví a casa de mis abuelitos porque sufrían demasiado con mis escapadas a torear".
Pantera atiende a LOC desde México, donde recientemente cortó una oreja en el ruedo de Guadalajara. Interpretó una suerte hasta ahora inédita: salto al potro en banderillas. "En esos años de las capeas hubo un concurso para niños que queríamos ser toreros. El premio era un capote. Como no sabía torear, me pedí banderillear a la vaquilla. Para llamar la atención la salté abriendo las piernas y le dejé el par de banderillas en lo alto. Gustó mucho. Desde entonces, lo he ido perfeccionando", explica el torero. Heterodoxa interpretación que ha hecho que su imagen circule por todo el mundo. Una suerte inédita inspirada en el salto al potro que oscila entre la genialidad y la excentricidad.
No siente que haya racismo en el mundo del toro. "Lo considero una ventaja porque en el toreo se premia lo distinto y está claro que yo soy diferente. Ahora trabajo por tener mi sello propio como torero, mi personalidad. Quiero ser el mejor. Mis apoderados -los empresarios Pablo Moreno y José Luis Cobo- me han enseñado la tauromaquia de otros toreros de color como los maestros Morenito de Maracay o Ricardo Chibanga. Me fijo mucho en ellos y me voy a hacer algún vestido como los que ellos llevaban, de colores claros", explica con entusiasmo.
Con una complexión física más propia de un atleta que de un torero ha conocido la dureza de la falta de oportunidades en la marginación de Ecuador. De aquella dura realidad salió en busca de un sueño.
Así relata sus pasos: "De niño caminaba durante horas para llegar a los pueblos donde echaban toros en las capeas. Toreaba vacas toreadas, trataba de dar espectáculo, hacer recortes, divertir a la gente. Después mis amigos y yo pasábamos el capote para que la gente nos lanzara dinero". En esa zona de Ecuador, la sierra, hay innumerables fiestas en las que el toro es el principal protagonista. Festejos no reglados, casi capeas, en las que los toreros se juegan la vida a cambio de una propina.
El Pantera hizo el recorrido de showman a torero, pasando por recortador y torero bufo pero con el claro objetivo de salir de las dificultades que le había planteado la vida y ser alguien en el mundo del toro: "Me contrataron de payaso en un espectáculo cómico, también hice de recortador en algunos concursos. Me fui dando a conocer en Ecuador hasta que un día me vio José Luis Cobo -matador retirado, ganadero, empresario de éxito quien fuera yerno de Antonio Ordóñez- que me dio una oportunidad de verdad: me envió a México con el empresario Pablo Moreno, quien me incluyó en un certamen con 60 chavales que queríamos ser toreros provenientes de todo el mundo", recuerda.
No quedó en buen lugar, reconoce, "ya que no sabía mucho de la técnica del toreo. Cuando terminó le pedí a Pablo Moreno trabajar en su finca como un vaquero más de su ganadería. Me dio un techo donde vivir y un sueldo. También intentaba torear en los tentaderos. Después de varios meses trabajando allí Pablo Moreno me envió a España al centro de alto rendimiento que está en Guadalajara. Gracias a esta experiencia pude debutar en público en varias clases prácticas y debuté sin caballos en Arles (Francia) en septiembre de 2022".
Después se presentó de luces en Colombia, en Perú y en su país natal, Ecuador, cosechando triunfos en las plazas de Riobamba y Latacunga donde se encontró con su familia que llevaba más de tres años sin verle. Es hijo de madre soltera y cuenta con tres hermanos de un segundo matrimonio. Desde hace unos meses está en México toreando ya novilladas picadas.
Sueña con conquistar la gloria en España, en Francia, en Portugal y en todos los países con tradición taurina de Iberoamérica. "He aprendido mucho en estos últimos años, la experiencia en estos países me ha servido para crecer y voy a luchar hasta el final por cumplir mi sueño porque el toro no distingue al blanco del negro, ni al rico del pobre", asegura convencido.